Hace tiempo escribía una entrada en la que relataba que yo no he sido muy amiga de ir al parque con mis hijos cuando eran pequeños. Aunque, claro que iba. ¡Todo sea por los hijos! Sin embargo, cuando estos han ido creciendo y yo he pasado de estar literalmente detrás de ellos a observarles desde la distancia, el asunto ha mejorado considerablemente para mí. Lo que no ha cambiado es lo de llevar una bolsa para sus cosas, aunque, como imaginarás, el contenido sea completamente distinto. Y a eso vengo hoy: a contarte cuáles son nuestros imprescindibles para ir al parque con niños algo ya más mayorcitos.
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… de ir al parque con niños
Siempre pensé que yo no era madre de parques: no disfrutaba yendo con mis hijos a los columpios o a ver los patos del lago, tampoco me atraía la idea de que mis Trastos se trajeran toda la arena posible a casa. Sin embargo, ahora ya no estoy tan segura de que no me guste ir al parque con niños.
… del mini botiquín portátil
Con tres hijos que no paran quietos ni un momento y con el buen tiempo y sus pantalones cortos, una cosa que intento llevar siempre conmigo cuando salimos de casa es un mini botiquín portátil. No es que lleve media farmacia, sino lo imprescindible para curar alguna heridita o rasponazo.
Compré un estuche pequeñito y ahí dentro metí:
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suero fisiológico en monodosis (para limpiar la herida, aunque también viene bien para los mocos)
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gasas, que sirven tanto para limpiar una herida como para usar como tirita
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esparadrapo, que junto a la gasa, hace las veces de tirita.
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cristalmina en espray, que la veo más cómoda de usar que el betadine (y mancha menos también)
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gel de manos desinfectante sin necesidad de agua, así puedo limpiar mis manos antes de tocarles y curarles la herida
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arnidol, o, como la llamamos en casa, la crema mágica de los golpes. Es fantástica, me hablaron de ella en la guarde cuando iba el Mayor. Te das un golpe, te la aplicas y no hay chichones. También sirve para los moratones e incluso para las picaduras de mosquitos, pues calma el picor. Se puede aplicar siempre y cuando no haya una herida abierta
Todo esto va en el estuche y éste al bolso o la mochila que nos llevamos cuando salimos de casa. Nos es muy útil cuando se hacen un rasponazo o una heridilla. El estuche lo mantiene todo ordenado y a mano. Lo que más utilizamos es, como podréis imaginar, el arnidol.
Quizás estéis pensando por qué no incluyo agua oxigenada o tiritas. Bien, podéis incluirlo si queréis o si os cabe. La idea es llevar lo menos posible (recordad que estamos hablando de salir fuera de casa) y que, lo que llevéis, os dé mucho juego. Siguiendo esta idea, no llevo agua oxigenada, pero llevo suero fisiológico para limpiar la herida, la cristalmina también desinfecta. No llevo tiritas, pero sí gasas y esparadrapo (de ése que es de papel y se corta fácilmente), que juntos hacen de tiritas, con la salvedad de que puedo aplicarlo a la medida que necesite. Pensad en un rasponazo en el brazo. Eso no hay tirita que lo tape, pero con la gasa y el esparadrapo puedo hacer una especie de tirita gigante. Al llegar a casa, se cura otra vez la herida en condiciones si hace falta. Aunque si echáis tiritas, yo os aconsejaría pequeñitas (para un dedo, por ejemplo) y que ya vengan cortadas.
CONTRAS:
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El mini botiquín es otro cachivache más que hay que llevar al salir de casa. Pero si lo dejáis en la bolsa o la mochila donde lleváis los pañales o el agua de los niños no se os olvidará cogerlo al salir de casa.
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Tampoco es algo que se vaya a usar muy a menudo, pero cuando lo necesitéis, os alegraréis de haberlo echado. No sé vuestros hijos, pero los míos se quedan más tranquilos si les curo la herida en el momento y no esperamos a llegar a casa. Es algo psicológico, pues las heridillas que se hacen no son gran cosa. Aún no hemos tenido que salir corriendo al hospital ninguna vez 😉
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Hay que revisarlo de vez en cuando para asegurarnos de que no ha caducado nada de lo que llevamos.
PROS:
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No sólo mis hijos se quedan más tranquilos si les curo la herida o el rasponazo en el momento, sino que yo también. Teniendo en cuenta lo que se ensucian cuando salimos (si no es en el parque con la arena es en la calle con la pelota), prefiero curarles lo que sea que se hayan hecho y que sigan jugando tranquilamente.
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Seguro que hay muchas cosas en vuestras bolsas o mochilas de salir de casa que apenas usáis. Como la mía, estarán llenas de por si acasos (pañales, toallitas, mudas, algún pañito quizás…). Si llevamos un montón de cosas que apenas usamos, creo que merece la pena llevar también un mini botiquín que, aunque se use poco, es muy útil cuando se hacen una herida, por pequeña que sea.
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Aunque haya que revisarlo de vez en cuando, no son productos que caduquen pronto. Así que tampoco hay que obsesionarse. Como no se le va a dar un uso continuado, hasta podéis incluir botes que tengáis a medias y dejar los nuevos para casa.
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Ahora que llegan las vacaciones, también se puede incluir en la maleta. Vamos, que no es sólo algo para llevar al parque. Ya sabréis por experiencia que basta que se necesite algo para no llevarlo encima en ese momento 😉
Como os decía, no es algo que se use muy a menudo, pero sí me ha pasado echarlo de menos unas cuantas veces. En la última ocasión, me propuse llevar siempre conmigo algo para esas heriditas puntuales que se suelen hacer los niños. Y desde entonces lo habré usado un par de veces. ¿Vosotras lleváis algo parecido en el bolso cuando salís de casa?
… del Zoo Aquarium de Madrid
Me encanta el otoño para salir a los sitios. No hace ni mucho frío ni, en teoría, mucho calor. Porque vaya otoño más veraniego llevamos este año, ¿verdad? Así que aprovechando que el pasado fin de semana las temperaturas fueron agradables y no había amenaza de lluvia, decidimos irnos a pasar el día al Zoo Aquarium de Madrid. De nuevo, con suegros, cuñados y sobrinos.
Aunque fui de pequeña, ésta era la tercera vez que iba siendo madre. La primera vez estaba embarazada del Mayor, la segunda, el Mediano era apenas un bebé de unos seis meses y, claro está, no se acordaba. Así que esta vez fue más o menos la primera para él. Y, aunque también vino el Peque, me consta que volveremos dentro de unos años, cuando ya sea más consciente, para verlo todo como si fuera la primera vez.
En el Zoo se juntan dos elementos que nunca fallan: animales y niños. Estos animales, a diferencia de los de Faunia, se podría decir que son más salvajes. En Faunia hay cerdos, canguros, avestruces… mientras que en el Zoo hay leones, hipopótamos, jirafas… Algunos animales se repiten, como los pingüinos, pero por lo general, lo que hay en un sitio, no lo hay en otro.
Después de la experiencia en Faunia, donde se puede tocar al burro o la cabra, los niños (mis hijos y mis sobrinos) también quisieron tocar a los animales del Zoo, pero a estos no se puede. Sólo si entras en la parte de La Granja, donde hay cabras, puedes tocarlas. También se puede comprar comida para dársela de comer a las cabras. Pero, por lo general, no está permitido darles de comer a los animales. Y digo esto porque vi a gente lanzando cacahuetes a los animales justo al lado del cartel donde ponía bien clarito que no había que darles de comer.
Nosotros ya fuimos con las entradas compradas (por Internet salen más baratas que en la taquilla) y entramos sin aguardar cola. No nos preguntaron si llevábamos comida ni revisaron la mochila. Yo llevaba la comida del Peque y un par de batidos y barritas de cereales para la merienda de los mayores. Una vez dentro, llegada la hora de comer, hay dos opciones: al aire libre para la comida rápida y unos restaurantes donde se puede comer de menú o pedir a la carta. También disponen de menú infantil y microondas para calentar purés. Más menos, cuesta lo mismo si no os excedéis pidiendo a la carta.
Ahora mismo en el Zoo, hay muchas crías de animales: el elefante asiático, el hipopótamo, el oso panda, los monos de culo rojo… todos ellos tienen crías. Además, nosotros vimos el espectáculo de los delfines, el de las aves exóticas y el de las rapaces.
CONTRAS:
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El aparcamiento. Es mejor ir a principio de la mañana para encontrar un buen sitio. Pero es una zona muy extensa y no es de extrañar que haya que darse un paseo para llegar del coche al Zoo.
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La salida. Está fatal hecha y se tarda un montón en salir de las proximidades del Zoo y llegar a carretera.
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La gente lista. Para ver al panda, hay una cola que nosotros esperamos pacientemente. Sin embargo, muchas personas optaban por entrar por la salida. Esto implica que se creen más listos que los demás, pero también que retrasan el avance de la cola. A nosotros no nos hizo la más mínima gracia.
PROS:
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A los niños les encanta ver a los animales. Los míos al menos se volvieron locos porque una cosa es ver un león o un rinoceronte en la tele o en una foto y otra muy distinta ver lo grande que es en persona. Vamos, me impresiona hasta a mí, imaginaos a ellos que son más pequeños.
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A los bebés de año y medio también les llama la atención. Posiblemente no sepan lo que están viendo, pero el Peque también alucinó por ejemplo, en el espectáculo de los delfines.
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El espectáculo de los delfines va por libre, pero los dos de las aves son uno a continuación del otro. Cada uno dura aproximadamente media hora.
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Los niños acaban reventados. El Mediano se durmió nada más arrancar el coche, ¡aún no habíamos salido del aparcamiento!
Si tenéis niños pequeños, os recomiendo ir a este tipo de sitios. Ven a los animales tal como son y les encanta. También ven a las crías con sus mamás y les emociona. Es cierto que no es un sitio para ir todos los fines de semana (a menos que disfrutéis del bono-parques), pero de vez en cuando está bien hacer un esfuerzo y llevarles a ver algo más de cerca la naturaleza.
¿Vosotros habéis ido a algún zoo? ¿Qué tal la experiencia? ¿Algún pro o contra que se me haya olvidado? Contádmelo todo en los comentarios.
… del Parque Warner
Hace unos fines de semana fuimos al Parque Warner de Madrid. Al principio yo tenía mis reticencias. Las cosas claras, en verano, con tanto calor, y con tres niños (uno de ellos muy pequeño para el Parque Warner), no es la época ideal. A mí me hubiera gustado ir en primavera u otoño, cuando no hace calor excesivo pero tampoco frío. Sin embargo, allí que no fuimos. Suerte que coincidió con el fin de semana más fresco de todo lo que llevamos de verano. Tanto es así que sobre las ocho de la tarde, a la sombra y con el airecito que se levantó, tuvimos hasta frío.
Fuimos con mis cuñados, sobrinos y suegros. Que los adultos sobrepasen en número a los niños nunca viene mal. Además, yo soy de las que no les gusta montarse en las atracciones, así que cuanta más gente haya dispuesta a hacerlo, mejor, más tranquila me dejan a mí.
Los niños estaban ya emocionados desde dos días antes. Habían visto el anuncio en la tele y estaban como locos por ver a Bugs Bunny, Silvestre, Piolín y compañía. Nada más entrar, una vez soportada la primera cola de tantas, ya te invade la magia del lugar. Y eso yo lo agradezco, que una cosa es no montarme en (casi) nada y otra no poder disfrutar de la visita. Me encanta sobre todo la parte dedicada a los más pequeños y la que recrea calles de Nueva York.
También cuentan con actuaciones, como la exhibición de baloncesto o el espectáculo de Loca academia de policía. Además, puedes ver coches con los personajes de la factoría Warner recorriendo el Parque e incluso podéis haceros fotos con ellos.
Para los días de más calor, os recomiendo llevar a los niños a la atracción del Oso Yogui. Vais a salir empapados de pies a cabeza. No exagero. Así que no os vendrá mal llevaros bañador, ropa de cambio y alguna toalla. La crema solar también se hace indispensable.
CONTRAS:
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Las colas. Hay colas para todo. Unas duran más que otras y, en algunas atracciones, te ponen el tiempo estimado que vas a tardar. Otra cosa es que se ajuste a la realidad.
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Salvo agua y comida para bebés, no está permitido entrar con comida. Los restaurantes ofrecen varios tipos de comida, pero son carillos.
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Para bebés hay muy poca cosa. Nosotros fuimos por los otros dos Trastos, porque el pobre del Peque acabó un poco harto.
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Nada más entrar en el Parque, ya estás viendo carteles que te dicen que puedes ir al día siguiente. Esto no siempre es posible o viene bien. Sin embargo, pagando unos 7 euros antes de irte a casa, puedes obtener una entrada para volver otro día no consecutivo. Esto ya no está tan a la vista. Nosotros nos dimos cuenta una vez en casa.
PROS:
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En todos los restaurantes hay microondas. Así se puede calentar el puré de los peques al gusto. Bueno… eso si conseguís entender al cacharro, que hay algunos que para calentar la comida sin que salga ardiendo hay que jugársela.
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En los baños hay cambiadores para los bebés. Esto siempre viene bien.
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Una cosa que nos gustó especialmente es que hay juegos, tipo tómbolas, en los que por 3 euros se obtiene premio seguro. A nosotros nos vino muy bien para que los Trastos se trajeran un recuerdo sin gastarnos una pasta. El tamaño del muñeco depende ya de la suerte.
Independientemente de si os gustan o no las atracciones, nadie puede negarle que el ambiente te arropa nada más llegar. Si vuestros hijos tienen edad suficiente para disfrutar de algunas atracciones, el Parque Warner es otro sitio más donde hacer una escapadita de un día. Y esa noche, a dormir del tirón.
… de viajar con niños
Esta semana en Madresfera, el tema de la semana son los viajes con niños. Y como yo, trimadre, algo del asunto creo que sé, he pensado en compartir aquí mi experiencia. Además, sortean la silla Assure de Graco Baby España. Teniendo en cuenta que el Mediano va a pasar dentro de poco al grupo 2-3, nos vendría de maravilla. Así que aquí vamos.
Cuando era pequeña, irnos al pueblo significaba madrugar. Y mucho. A eso de las 4 o 5 de la mañana ya andábamos levantadas mi hermana y yo. Que no despiertas. Cuando llegábamos a casa de mi abuela, apenas se había levantado ella. Había dos razones para tal madrugón. Una era que así hacíamos el camino durmiendo y no nos mareábamos. Lo que tenía su lógica, pues antes no existían las carreteras de ahora y yo sólo recuerdo curvas y más curvas. Que yo me durmiera o no, era otra historia. La otra razón era que había menos coches. Y eso también era verdad, aunque lo que sí recuerdo son muchos camiones…
El caso es que aquello de madrugar para irnos de viaje fue algo que llegué a odiar profundamente. Suerte que al Tripadre tampoco le convence. Así que nosotros solemos salir después de desayunar. Quien crea que dicha hora es sobre las 9 anda muy errado. Siempre hay un Trasto que se descuelga. Uno que, ese día, por la razón que sea (que le venga bien a él, por ejemplo), decide que el desayuno que se suele tomar en 10 minutos, ese día va a durarle media hora larga.
Después está el tema de las maletas. Que siempre intentamos tirar… digo… meter cuidadosamente en el coche, como si estuviéramos jugando al Tetris. Vamos, que sólo nos falta la música del juego. Pero siempre hay algo que no se puede meter hasta ultimísima hora. La bolsa de la comida, por ejemplo. Teniendo un bebé de un año, todavía andamos con los purés y las rutinas de comida. Cuando llega la hora de comer, tiene que comer. Da igual si estamos en casa o en plena carretera sin un área de servicio a la vista. Porque ésa es otra. Te tiras todo el viaje viendo una tras otra hasta que necesitas una, cuando, misteriosamente, desaparecen hasta después de media hora (si hay suerte).
Tras las maletas, llega la hora de encajar, digo… sentar a los Trastos. Una vez sentados y abrochados, encajamos el resto de bolsos. Y ahí que nos vamos. Rumbo a lo desconocido. A los 10 segundos de salir, el Mayor ya está preguntando cuánto queda para llegar. Da lo mismo que vayamos al centro comercial que está a 5 minutos o a la playa, que se tardan 5 horas.
Para sobrellevar el viaje y que no se haga eterno, nosotros hemos optado por los DVDs portátiles. Hace tiempo, cuando el Mayor sólo era un mico avispado y el Mediano era el pequeño, los compramos. Una selección de películas y series para cubrir el viaje y ya. Pero no todo es de color de rosa… y en mi casa menos ;-).
CONTRAS:
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No sé porqué, pero siempre se les antoja ver la película que no está puesta. Así que tengo que sacar mis dotes de contorsionista (cero, para quienes no me conozcan) y cambiar el disco. Teniendo en cuenta que el aparatejo en cuestión va enganchado al reposacabezas y que los cables no da para ponérmelo delante y maniobrarlo a gusto, tengo que retorcerme hacia atrás y siempre acabo mareada. Aunque, ahora que lo pienso, la próxima vez conduzco yo y que se las apañe el Tripadre para cambiar el DVD :-).
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De momento, el Peque no opina, pero los otros dos mayores tienen mucho que decir. Por lo general, uno quiere ver justo lo que no quiere ver el otro y viceversa. Es un bucle infinito que creo que podría durar hasta llegar a nuestro destino.
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El sonido. Siempre parece estar bajo, aunque a mí me vaya retumbando en los oídos. Será que yo tengo el aparatejo justo detrás de la nuca y ellos no.
PROS:
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Las pelis de los viajes son las únicas que mis Trastos ven de principio a fin. Porque van abrochados a la silla, ya lo sé. Pero no por eso me dan menos ganas de meter las sillas del coche en el salón un sábado a eso de las ocho de la mañana.
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Entre que no pueden levantarse y el chacachá del coche, a veces, se dice, se comenta, se rumorea… que se quedan dormidos. Nunca más de media hora, que nadie se lleve a engaño.
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Una vez solucionado el tema de qué ver y llegados a un consenso (de nuevo me viene a la mente el rey Salomón), parece que, tras 10 minutos de recursos (que ya me río yo del Tribunal Superior de Justicia), los Trastos están dispuestos a ver la película elegida hasta el final… o hasta que se duerma el que se ha salido con la suya, circunstancia que aprovechará el otro para pedir un cambio de película (véase el contra 1).
El caso es que, aún no sé cómo, entre Dora y Lorax, conseguimos llegar a nuestro destino. Además, desde que empecé a coger el coche sola, me he dado cuenta de que, para que no me desconcentren (aún estoy verde en esto de la conducción), me vienen genial. Y como el Mayor ya ha aprendido a encenderlo él solo, ya casi ni tengo que molestarme en cambiar el disco. Espero que los DVDs portátiles no se rompan nunca porque el día que eso pase, me veo corriendo a la tienda a por otro con la misma prisa que si de la lavadora se tratara.
Por cierto, estoy segura de que, si esto lo escribiera el Tripadre, la historia cambiaría bastante… se siente, la que escribe es moi ;-).