Me he dado cuenta, y seguro que tú también, que las gran mayoría de entradas de la iniciativa de publicidad gratis de este blog son madres. Es el caso de Sonia, quien ha apostado para conseguir que su afición se convierta en su medio de vida y su proyecto de conciliación. Y, además, todos sus artículos para peques y madres te van a encantar.
Archivos de la etiqueta: ropa
… de Las cositas de Luca (publicidad gratis)
Todos los proyectos de la iniciativa de publicidad gratis me sorprenden. Será ese perseguir un sueño hasta ponerlo en marcha. Pero el de esta semana tiene una historia preciosa detrás que te va a conquistar. Y eso sin contar que vende un montón de cosas para los más peques. Pero es mejor que Jordi te lo cuente todo.
… de Iberpin (publicidad gratis)
Me encanta publicar las entradas de la iniciativa de publicidad gratis para emprendedores. ¡Estoy descubriendo cosas fantásticas! A estas alturas del curso escolar, seguro que ya tienes en casa un método para marcar la ropa de los peques. Pero, si no estás del todo convencida con el que has elegido o, simplemente estás buscando una manera original y útil de marcar la ropa para otros usos distintos al colegio, el proyecto de Irene seguro que te interesa.
… del truco³ para la ropa de la próxima temporada
Estamos apurando los últimos días del verano. Aunque con la vuelta a clase parece que se haya acabado ya. Pero el otoño está a la vuelta de la esquina. Tardaremos en sacar los abrigos lo que nos dé de margen el tiempo. Y entonces, las camisetas y pantalones de manga corta irán de vuelta al armario (o a cajas) a esperar hasta el año que viene. Pues os voy a contar mi truco³ para la ropa de la próxima temporada.
… de las pegatinas Petit-Fernand
Nos acercamos al mes de junio. No sé vosotras, pero a mí este último esfuerzo me está costando una agenda. Como os lo cuento. Estamos dejando atrás un tranquilo mayo para empezar un junio lleno de ropas que vienen y van. Me estoy refiriendo, obviamente, a las excursiones escolares. Por la edad, el Mayor se va a ir a una granja escuela algunos días. Pero es que el Mediano también se me va, aunque en su caso sólo es una noche.
… del truco³ para diferenciar las tallas rápido
Venga, que hacía tiempo que no os contaba otro truco³ de madre. Hoy voy a dedicarle la entrada a la manera que tengo yo de diferenciar las tallas rápido. Que sí, que mirando la etiqueta es muy fácil, pero no es rápido. Hay camisetas que no sé si dónde la tienen y doy vueltas para encontrarla. Incluso alguna vez le he dado completamente la vuelta. Pero, ¿y si hablamos de calcetines? Esos no tienen etiqueta. Cierto que también está el tamaño, pero a veces es complicado para mí distinguir entre una talla 26 y una 28, o entre una 28 y una 33.
… de comprar ropa por Internet (¡y sorteo!)
Suelo comprar bastantes cosas por Internet, básicamente regalos (con la venta he salido más escarmentada). Es lo que tiene haber padecido amaxofobia, que no iba a comprar sola si no podía ir andando. He descubierto que hay muchos sitios en Internet donde puedes comprar cantidad de artículos: un ex libris, una carcasa para el móvil, juguetes, álbumes, regalos varios (incluida una estrella O_o) y, por supuesto, ropa, calzado y complementos.
Ropa por Internet sólo he comprado para mis Trastos, su talla es más fácil que la mía. Quiero decir que me parece que la ropa de los niños tiene un tallaje más uniforme que la de adultos. Yo sólo he comprado ropa para mí en una ocasión, cuando estaba embarazada del Mediano y fue una falda premamá de talla única que me dio mucho juego aquel caluroso verano de 2009. No me he atrevido a más.
Creo que lo importante de una tienda online de ropa, calzado y complementos es que sea clara con las tallas y, además, dé facilidades para el cambio o la devolución. La forma de pago también es importante para mí.
Yo no tengo mucho tiempo para ir de compras y, cuando voy, es básicamente para los niños. Hace poco intenté comprarme algo para Nochevieja y teníais que haber visto la escena. Papá³ fuera del probador con el Peque, quien me llamaba insistentemente y sin pausa, los Mayores negándose a quedarse fuera con ellos, entraron conmigo en el probador. Y yo agobiada porque no se estaban quietos. El espejo se convirtió en un juguete más (como si nunca hubieran visto uno en su vida, jajaja), el asiento que había dentro del probador se convirtió por arte de birlibirloque en una especie de tobogán y el pestillo de la puerta el juguete de moda. Ahí estaba yo, medio en pelotas, con una mano en el pomo de la puerta, diciéndoles que, por favor, no tocaran el pestillo y dejaran de asomarse por debajo de la puerta mientras que con la otra mano intentaba subirme la cremallera del vestido.
No sé si fue la angustia del momento o que no me convenció del todo el vestido, pero salí de allí pensando “es la última vez que vengo con los niños a comprarme ropa”. Pero este pensamiento implica que aún voy a tardar en comprarme algo yo sola. Así que, ante este panorama, las tiendas online toman un nuevo matiz que antes no contemplaba…
CONTRAS:
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El primer contra de cualquier tienda online es que sólo tienes una referencia de la prenda, normalmente una o varias fotos. Y todas sabemos que según la marca de la ropa, te puede quedar de una u otra manera. Así que hasta que no llega el pedido no puedes estar segura de que se ajuste a tus expectativas… a menos que ya hayas comprado antes en la web y sepas qué corte tiene la ropa. Sin embargo, hay tiendas online que aportan comentarios de personas que ya han comprado ese artículo y te dicen qué les ha parecido. En mi caso, esto me ayudó mucho a decidirme en la compra.
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Hay que registrarse y crear una cuenta. Normal, ya que el pedido te lo pueden enviar a casa.
PROS:
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En algunas tiendas online, además de las notas que informan de la calidad de la ropa (tela, consejos de lavado o planchado), también aparecen indicaciones como cuánto mide la modelo que lleva puesto el pantalón, el vestido o la falta. Esto lo veo súper útil. Tanto si eres alta o bajita, siempre viene bien saber lo alta que es la modelo para hacerte una idea de si a ti te quedará igual que a ella o más arriba o más abajo.
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Muchas tiendas online ofrecen una gran variedad de marcas y artículos.
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Suelen ofrecer distintos tipos de pago (PayPal, tarjeta, contra reembolso y transferencia bancaria).
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También suele ser fácil canjear cheques regalo. Sólo hace falta poner el código en el momento de realizar la compra. Así, sin más.
Y ahora lo mejor de todo: Zalando y este blog sorteamos un cheque valorado en 30 € para que podáis comprobar por vosotras mismas mis pros y mis contras. La dinámica es casi la de siempre, a saber:
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el plazo para participar en el sorteo comienza hoy (martes 3 de junio) en el momento de publicarse esta entrada y finaliza el lunes 9 de junio a medianoche (hora peninsular española)
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la participación se hará a través del formulario que se encuentra al final de esta entrada
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puede participar cualquier persona, pero el canje del premio sólo se enviará a una dirección válida dentro del territorio español
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para participar, sólo es necesario marcar la casilla y facilitar un email de contacto, aunque agradecería también vuestro nombre 🙂
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el sorteo se realizará a través de Sortea2
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el ganador o ganadora será anunciado el viernes siguiente a la finalización del sorteo a través de la página de Facebook del blog
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además, yo le enviaré un email para informarle de que ha ganado el cheque regalo. Desde ese momento, dispone de 7 días para contestarme y reclamar el premio
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si no respondiera a mi email en esos 7 días, se volvería a repetir el sorteo
Bueno, pues más fácil imposible, ¿a qué estáis esperando para participar? Aunque os aviso, luego vendrá lo difícil: escoger un solo artículo 😉
… de las etiquetas Stikets

La pegatina es lo azul a la derecha del balón, culpa mía por no poner una más grande, jeje…
Ya sabéis que andamos de sorteo cumpleblog, que hay tres lotes con 21 marcas esperándoos y que, además, podéis ganar una lámina conmemorativa de este gran hito 😉
Pues bien, una de las marcas que colaboran en este mega sorteo es Stikets y podéis encontrarla en nuestro lote número 2 “Me crecen los enanos”. Stikets son etiquetas para ropa, calzado y casi cualquier otra cosa que necesitéis marcar con el nombre de vuestro hijo. Cuando nos pusimos en contacto con Stikets para nuestro sorteo, se apuntaron encantados. Lo que no sabía yo entonces es que iban a tener el detalle de mandarme a casa un lote de etiquetas para que yo las probara. Bueno, en honor a la verdad, yo no los he probado, han sido mis trastos. No pongo foto de las etiquetas para preservar la intimidad de mi hijos y de mi marido, pues, con tres niños en casa, en vez de poner el nombre de uno de ellos, opté por el apellido, en previsión también de la ropa que va pasando de unos a otros.
Hacer el pedido en su web es muy fácil, ellos te dan las opciones según el tipo de pack que vayas a comprar: colores, dibujos, texto, tipografía… hay hasta la opción de poner si son alérgicos a algo. Y esto me ha parecido una idea genial. Y, sí, habéis leído bien, también puedes elegir un dibujo que tienen muy bien catalogados. Yo opté por un coche de Fórmula 1, que por ahora es en lo que el Mayor y el Mediano están más de acuerdo…
En un par de días tenía el pedido en casa. Así que rápidos sí que son, casi tanto como el coche F1, jejeje… Lo primero que me llamó la atención fue que abultaban muy poco, como venían etiquetas para la ropa, creía que, al menos éstas, tendrían más relieve. Ya sabéis que las de las mercerías vienen con los nombres bordados o cosidos y, por tanto, son más gruesas. Pero no, las etiquetas para la ropa son iguales en aspecto y grosor que el resto de etiquetas. Las de la ropa vienen en una bolsita aparte con unas claras instrucciones para pegarlas a la ropa mediante la plancha. Y traen también un papel para que la plancha no roce las etiquetas. ¡Me encantó que viniera con todo lo necesario! Una pasadita de plancha y ya estaba lista la etiqueta. Yo opté por poner una naranja en el baby del Mediano. Lleva toda la semana con él puesto y la etiqueta resiste. Además, ésta tiene el dibujo del coche y le ha encantado, dice que le ha gustado mucho a sus amigos del cole 🙂
La segunda prueba fue ponerle una etiqueta de las normales al balón de fútbol e irnos todos al parque, aprovechando que por fin salía el sol en fin de semana. Estuvimos media mañana allí, patada va, patada viene. Alguna vez había optado por ponerle una pegatina al balón para saber de quién era, que luego van todos los niños del parque con el mismo balón y, aunque en realidad da igual un balón que otro, a los niños esas cosas les importan mucho. Así que nada, a marcar balones también. Bueno, pues esas otras pegatinas me habían durado un suspiro, el camino de casa al parque. A los cinco minutos ya se habían despegado del balón. Pero las de Stikets aguantaron todo el sábado y todo el domingo también. No puedo estar más encantada con ellas.
Además, también venían unas etiquetas con forma de pie para los zapatos, lo que, además de marcar el calzado, también ayuda a los niños a saber qué zapatilla va en cada pie. Y, de regalo, había unas pegatinas muy rosas con forma de corazón que van a hacer las delicias de una sobrina que me sé yo 😉
CONTRAS:
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Me mandaron un montón de etiquetas, cierto, pero con tres niños en casa creo que las voy a usar todas muy pronto. Me veo haciendo un pedido en unos meses 😉
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El pack viene con dos tags o placas para maletas (por ejemplo) y yo tengo tres niños. Puede que tenga que pedir otra aunque sólo sea por tener una tercera placa. O cruzar los dedos para que no se vayan todos de excursión a la vez, jejeje…
PROS:
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Las etiquetas de Stikets son más divertidas que las yo compraba en mercerías. Son de colores y puedes animarlas con el dibujo que quieras entre todos los que tienen.
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También son más ligeras que las de las mercerías. Yo creo que por eso se pegan mejor a la ropa y estoy segura de que, también por esta razón, aguantarán más.
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Las etiquetas que no son de la ropa se pegan perfectamente y aguantan. No se me ocurre mejor sitio donde haberlas probado que en un balón de fútbol.
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Hay de distintos tamaños, así que es difícil no encontrar una que necesites.
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Como ya he dicho, se pueden personalizar aún más con alergias, números de teléfono, etc.
Si después de leer esta entrada os han entrado ganas de comprar un pack de etiquetas Stikets, sólo tenéis que ir a la web que tiene y veréis qué fácil es hacer el pedido. O también podéis probar suerte y apuntaros al segundo lote “Me crecen los enanos” de nuestro sorteo de cumpleblogs. ¡Os recuerdo que se acaba el próximo lunes!
… de poner lavadoras (maternidad de la A a la Z)
Esta nueva entrega de mi Diccionario maternal de hoy viene de la mano de nuestra amiga la letra L, de lavadora. Y no me refiero hoy al electrodoméstico en sí, sino al hecho de poner lavadoras. Porque, siendo sincera, yo no puse una lavadora hasta irme de casa de mis padres.
Luego, con la convivencia con el futuro Tripadre, alguna pusimos y nos fuimos familiarizando con el aparato en cuestión. Pero en cuanto nació el Mayor aquel gesto de poner la lavadora fue repitiéndose cada vez más hasta que, a día de hoy, en esta casa se pone la lavadora día sí, día no. Aunque la semana en que se pone varios días seguidos tampoco nos es desconocida.
Los peores días son los del fin de semana, por aquello de lavar la ropa del cole y la del Tripadre. Y eso que ya he puesto otra con dicha ropa pocos días antes. A todo esto, hay que cruzar los dedos para que los Trastos no vengan con alguna súper mancha del cole, lo que implica un lavado exprés con el jabón de la abuela. O que no haya habido escapes indeseados por la noche, que todavía no me explico cómo puede salir un pañal medio seco y el pijama y ropa de cama empapados. Y hablando de escapes indeseados, mejor no os cuento lo que supone una caca radioactiva del Peque con escape por el lateral.
Pensaréis que después de tanta lavadora el fin de semana, empiezo el lunes sin poner ninguna. Pues no, que el lunes hay que lavar la ropa de esos dos días en casa. Os aseguro que no entiendo cómo pueden mancharse tanto en sólo un par de días.
Creo que sólo me he alegrado de poner la lavadora cuando estaba preparando la ropa de mis bebés. Me parece que se me escapó alguna lagrimilla (o un montón de ellas) cuando puse aquella lavadora con sus bodys y pijamitas. No me imaginaba yo que mi bebé venía tan grandote que la mitad de aquellas ropitas de primera puesta ni siquiera las llegó a estrenar. Sus hermanos siguieron el mismo camino. Recuerdo haber mirado toda aquella mini ropa y pensar que era mentira que un bebé pudiera entrar ahí, que eso era para una muñeca algo grandecita. Bueno, ahora que lo pienso, muy desencaminada no iba…
CONTRAS:
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Si poner la lavadora ya es tedioso, separar la ropa es algo que no soporto. ¿Qué pasa con las camisetas que son blancas y azules, por ejemplo? Vale, me diréis que va con la ropa de color. De acuerdo, pero me da por pensar… ¿el blanco seguirá ahí cuando la saque de la lavadora?
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Otra duda existencial que me asalta es ¿por qué siempre se pierde la pareja del calcetín que más les gusta? A los que le tienen más rabia siempre aparecen intactos.
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Creo que las lavadoras traen demasiados programas. Os aseguro que yo me pierdo con tanta opción. Además, yo soy de las que se lee el manual e intenta descifrar qué programa elegir con cada tipo de ropa. De verdad que lo intento, pero, al final, siempre acabo poniendo el mismo, el que mejor me funciona.
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También creo que las lavadoras tienen demasiados botones y, junto con el hecho de que hay algunas que vienen con lucecitas y sonidos, es una pelea constante para hacerle entender al Peque que aquello no es un juguete gigante.
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Muy en consonancia con el contra anterior va el hecho de que a todos los niños les encanta meter cosas en la lavadora, como nos ven a nosotras, o sacar la ropa si ya está llena. No es la primera vez que me encuentro toda la ropa esparcida por el suelo de la cocina y al Peque con una camiseta en la mano tirándola al suelo. Y dentro de lo malo, sacar es menos malo porque cuando les da por meter… que la pareja del calcetín favorito no aparecerá, pero el coche de la semana sí. El otro día batimos récord en casa cuando, entre la ropa mojada, saqué de dentro de la lavadora una vieja cámara de fotos que aún
funcionafuncionaba y la tenía guardada como oro en paño para dársela a mis hijos cuando fueran un poco más mayores e hicieran sus primeros pinitos en el mundo fotográfico. -
Poner la lavadora implica otras muchas cosas, como tender la ropa, recogerla después, doblarla, plancharla y, finalmente, colocarla en su sitio. La lavadora es sólo la punta del iceberg.
PROS:
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Poner lavadoras y andar todos los días con ropa por aquí y ropa por allá me ayuda a saber de qué prendas dispone cada uno en esta casa.
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Agacharse para meter la ropa en la lavadora, sacar la ropa mojada y cargar con ella hasta el tendedero es un ejercicio físico. La próxima vez que alguien me pregunte si hago ejercicio, ¿puedo contestarle que sí, que hago lavadoring? ¿Valdría?
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El olor de la ropa recién lavada me encanta.
Bien, me han salido poquitos pros, pero qué queréis que os diga. Tengo lavadora porque es indispensable, pero lo nuestro es una relación de amor-odio. La maternidad implica muchas cosas y una que seguro que no os dijeron es la cantidad de lavadoras que ibais a tener que poner.
“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.
Síguelo en Twitter #AZdelamaternidad.
Si estás interesada en participar, tienes toda la información a tu disposición aquí.
… de heredar ropa
He de reconocer que aún conviven en el armario de los Trastos las camisetas de interior con los pantalones cortos. Aún no me he puesto a separar la ropa por temporadas porque eso implica apartar, por un lado, la ropa del Mayor que le podría valer al Mediano y, por otro lado, la ropa del Mayor que, por ser grande, quizá le valga el verano que viene al propio Mayor. Lo mismo me toca hacer con la ropa del Mediano, pero pensando en el Peque. Me da pereza.
Así que lo voy viendo sobre la marcha. Cada vez que saco ropa del invierno pasado, empiezo a vestir al Mayor. Le pruebo el jersey o la camiseta de manga larga o el pantalón largo de turno. Si le queda bien, con eso que se queda. Si es algo corto, lo aparto. Llamo al Mediano y empiezo a vestirle con la ropa que no le vale al Mayor. Si aún le queda grande, pasa a la zona de cuarentena, esperando al año que viene. Si le queda bien, se lo dejo puesto.
Normalmente la cosa es sencilla y, si no tengo que cambiar de opción, no suele haber “no quiero ponerme eso”. Está claro que a los hombres eso de probarse ropa no les gusta desde bien pequeños. A mí me lo dejan claro cada vez que surge la ocasión.
Pero a veces, el Mayor o el Mediano tiene que ceder a su hermano inmediatamente más pequeño una camiseta o chaqueta a la que le tienen especial cariño. Y ahí empieza la batalla. El pistoletazo de salida suele venir marcado por la frase “¡eh! ¡Que eso es mío!”, a lo que sigue por mi parte un “pero es que a ti te está pequeño y ya no te cabe”. Seguidamente, mis hijos (que han heredado la cabezonería de su padre) replican con un “¡¡¡Sí que me vale!!! ¡Mira!” seguido de un por mis cojones que me entra que se traduce (no es que digan dichas palabras, para alegría de mis oídos) en un baile un tanto gracioso mientras intentan ponerse la camiseta donde, efectivamente, ya no caben el cuerpo y los brazos a la vez.
Bueno, pues llegados a este punto donde parece que va a estallar o la camiseta dichosa o el cuerpecillo del niño, se abren dos opciones. La más lógica es aquella en donde el niño se da cuenta de que mamá (o sea, servidora) tenía razón y es hora de desatascarse de la camiseta y cederla al que viene detrás. Y la más cabezota que consiste en pasearse por la casa, respirado a duras penas, y jurando y perjurando que la camiseta le queda estupendamente. En ambos casos, me toca ir a por el calzador para sacar la camiseta. Añadidle a esto una llave de judo si me ha tocado la opción más cabezota.
Pues esta segunda opción, punto por punto aquí relatado, pasó hace dos fines de semana con la camiseta de Mario Bross del Mayor. El año pasado se la puso tantas veces que aún no sé cómo conserva su color azul marino y no ha mutado en un precioso azul añil. La he lavado tantas veces que aún me sorprende que Mario conserve la gorra y no se la haya tragado la lavadora.
Ahora ha pasado a ser el tessssoro del Mediano y miedo me da cuando a éste le toque cederla al Peque. Igual que temo al invierno que viene cuando el Mayor tenga que deshacerse de la chaqueta de dinosaurios que tanto le gusta para alegría del Mediano o éste tenga que dejar de ponerse la camiseta del pato Donald y se la vea puesta al Peque.
CONTRAS:
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Básicamente, el que más estrena ropa de la casa es el Mayor. A los otros dos les toca heredar. Bueno, eso es ahora porque como el Mayor nació en primavera y el Mediano en otoño, han pasado varios años en los que el Mediano también estrenaba un montón de ropa. Así que el heredador por excelencia en casa es el Peque.
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Los adultos también tenemos prendas a las que les tenemos un especial cariño. Tanto es así que yo aún me pongo una rebeca hecha a mano por mi abuela por muchas pelotillas que le hayan salido. Es duro para un niño ceder su ropa a otro. Si además ese otro vive en la misma casa y exhibe la prenda en cuestión como un trofeo, imaginaos.
PROS:
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La parte buena de heredar es que al Mediano y al Peque nunca les faltará ropa. No como al Mayor, que en cuanto hay cambio de temperaturas nos toca salir pitando a la tienda porque no tiene nada que ponerse.
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Y ya que estamos de compras para el Mayor, he de decir que siempre cojo algo para los otros dos, aunque sólo sea una camiseta, porque también me gusta que estrenen su propia ropa.
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Igual que tienen que deshacerse de la ropa que les gusta, también tienen que deshacerse de la que les gusta menos. En este caso poco frecuente, el discurso cambia de un “que no, mamá, que no le queda bien” a un “que no, mamá, que no le está grande, mírale, la camiseta le queda bien”.
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La suerte de que sean tres niños (y no haya ninguna niña) es que absolutamente toda la ropa es objeto de herencia. Si coincide la talla y la estación, no hay más que hablar. Y digo esto porque a veces al Mediano le vale ropa del Mayor, pero es ropa de verano y estamos en invierno (o viceversa) y entonces hay que salir a comprarle ropa apropiada a él también.
La verdad es que me da pena que tengan que renunciar a la ropa que le tienen especial cariño. Como he dicho, es algo que también nos pasa a los adultos. De momento, no me había planteado qué hacer con ella porque a la cola siempre estaba el Peque. Pero éste ya tiene año y medio y va dejando tras de sí una estela de ropa que ya no le vale. Tengo claro que la voy a dar, pero la idea de perder según qué camisetas me fastidiaba, la verdad. Entonces vi en Pinterest una idea genial.
Consiste en hacer una colcha con camisetas. Y ahí vi el cielo abierto. He decidido guardar sólo las camisetas que tienen un significado especial (como las que compramos en la playa o las que les trajeron mis suegros de su último viaje o las que les compró mi madre en el pueblo o la de dinosaurios o de Mario Bross) para hacerles a cada uno, dentro de unos años, su propia colcha con sus propias camisetas. Así que desde hace poco he empezado a marcar cada camiseta con la inicial del Trasto al que perteneció originalmente. Cuando tenga las suficientes, le haré una colcha (si por fin he conseguido comprarme una máquina de coser y aprender a usarlar) o mandaré que les haga alguien que sepa. Así podrán disfrutar siempre de sus amadas camisetas aunque hayan tenido que compartirlas algún tiempo con sus hermanos.