Archivos de la etiqueta: perder peso

27Jun/14

… de la bebida refrescante para perder peso

Bebida desintoxicante para perder peso

El año pasado perdí 10 kilos y este año estoy manteniéndome, aunque me gustaría perder otros 5 kilos para alcanzar el peso que tenía antes de mis tres embarazos. Aunque esta barrigota dada de sí se vaya a quedar conmigo, me gustaría hacer las paces con mi báscula.

En fin, que una de las cosas que probé el verano pasado fue esta bebida que os cuento hoy. La encontré en Pinterest (dónde si no) y el original podéis encontrarlo aquí. Según ponía, sirve para limpiar la piel, desintoxicar el organismo y perder peso. Lo de la piel y la eliminación de toxinas no lo tengo muy claro, pero es cierto que me ayudó a perder peso durante el verano.

Es muy fácil de preparar y, perdáis o no peso con ella, lo cierto es que está muy rica y es bastante refrescante. Me parto cada vez que veo anuncios de agua con sabores (de limón, de naranja, etc.). Me parece una forma muy tonta de gastarse el dinero, ¡con lo fácil que es hacer algo parecido en casa!

Se trata de añadir, en dos litros de agua, lo siguiente:

  • 1 limón troceado

  • 1 pepino troceado

  • 1 trocito de jengibre fresco rallado o en trozos muy pequeños

  • unas 10-12 hojas de menta fresca

Esto se deja reposar unas horas (o mejor aún, toda la noche) en el frigorífico y por la mañana ya se puede beber. Hay que tomarla todos los días para que haga efecto.

CONTRAS:

  1. La cantidad que os he puesto es para dos litros de agua, así que lo primero que os aconsejo es que os compréis (si no tenéis ya) una jarra de esa capacidad que os quepa en la nevera. El limón y el pepino no entran por la boca de una botella normal, así que es mejor la jarra.

  2. El jengibre fresco. Seguro que estáis pensando que dónde se consigue eso. Bueno, yo lo he visto a veces en fruterías de barrio y en supermercados, pero es cierto que no es un ingrediente tan habitual en España como para encontrarlo sin problemas. Si no dais con él, os recomiendo que compréis jengibre rallado (en la sección de especias), que siempre hay, y echéis un poco al agua.

  3. La menta. Este ingrediente es más fácil de encontrar, pero si tampoco dais con él, no os apuréis, no lo añadáis. Eso sí, si un día veis que venden en el supermercado menta fresca, compradla, echad las hojas necesarias al agua y congelad el resto. No pasa absolutamente nada y así aprovecháis la compra.

PROS:

  1. Imaginad que esta bebida es un engañabobos, podría ser. No he encontrado estudio científico que la avale, pero sólo el hecho de beberos dos litros de agua al día ya es algo beneficioso para el cuerpo.

  2. Además del agua, lleva ingredientes naturales que, aunque no limpiaran la piel ni ayudaran a la pérdida de peso, le da sabor al agua, con lo que se bebe de forma más amena que si sólo fuera agua.

  3. No sé si será por el limón o el pepino, pero cuando tengo mucha sed, bebo un poco y me quita la sed. También he comprobado que, si tengo el estómago algo pesado, también me ayuda.

  4. Los ingredientes se pueden usar dos veces. En realidad, tantas como veáis hasta, que al rellenar la jarra, el agua no tenga sabor.

  5. Una vez que se deja el tiempo necesario para que el agua coja sabor, se puede pasar a una botellita normal y llevarla fuera de casa.

¿Os animaréis a probarla? Yo ya estoy en ello 😉

06May/13

… de perder unos kilos

No es celulitis, es la manera que tiene mi cuerpo de decir «soy sexy» en braile.

Como ya estaba en el límite de la talla extragrande y mi tripa bien parecía unos de mis embarazos a los 6 meses, las pasadas Navidades me propuse, como propósito de año nuevo, perder peso, al menos, 10 kilos (y volver a conducir, pero eso ya lo sabéis ;-)). Después de Reyes, empecé la operación kilos fuera, basada en no picar entre horas y comer menos dulces (que me encantan) y menos comida basura. No es que ésta fuera algo normal en mi dieta, pero decidí, apoyada por el Tripadre, reducirla a su máxima expresión y, en este caso, hacerla casera a poder ser. Más ensalada, menos dulces e hidratos de carbono pocos. Todo esto, basándome en una dieta que me dio el médico hace unos años. Y quiero hacer énfasis en “me dio el médico”.

También empecé a hacer algo de ejercicio en la hora que tenía desde que los Trastos mayores se iban al cole y el Peque se despertaba. Pero he de reconocer, para mi deshonra, que tuve que dejarlo en cuanto volví a dar clases de conducir y ahora con el blog no he vuelto a retomarlo.

Aún así, desde el 8 de enero, que fue mi primer día kilos fuera, hasta hoy (4 meses), he perdido 7 kilos (me quedan sólo 3 para alcanzar mi objetivo inicial :-)). Esto se traduce en que he podido volver a ponerme un pantalón que hacía mucho que no rozaba mis caderas y en que he perdido una talla (que he festejado comprándome unos pantalones nuevos porque los que solía usar ya me los podía quitar sin desabrochar). Y así andaba yo contenta este fin de semana.

Por aquello del Día de la madre, el sábado comimos con mi madre (y mi hermana) y el domingo con mi suegra (y cuñados). Y yo me calcé mis pantalones nuevos de una talla menos. Resultado: nadie se ha dado cuenta. Ni un comentario ni nada. Cero patatero.

CONTRAS:

  1. Soy realista. Sé que no se me ha quedado cuerpo de modelo (entre otras cosas porque mi tripa sigue ahí, colgandera). Pero aún así, si mis viejos pantalones se han dado cuenta, esperaba que alguien más también.

  2. Me he venido un poco abajo. No porque nadie me haya llenado de halagos (tampoco es eso), sino porque su ausencia me hace sospechar que no se me notan los kilos perdidos.

  3. Sé que mi tripa me acompañará siempre, pues ya estaba ahí antes de mi peso-sin-niños. No he tenido el vientre plano ni con 20 años ni haciendo abdominales.

PROS:

  1. El Tripadre se ha dado cuenta :-). ¿Habrán tenido algo que ver el alboroto que monté cuando me entraron los viejos pantalones? ¿O habrá sido quizá la sonrisa que se me quedó en la cara cuando me compré los últimos pantalones una talla menos?

  2. Mi salud lo agradece, pues he bajado mi índice de masa corporal (IMC), que estaba por encima de lo aconsejable.

  3. Yo me siento estupenda con una talla menos. Así que voy a seguir haciendo lo que hasta ahora. Pienso bajar los 3 kilos que me faltan para llegar a los 10. Y, si puedo, seguir bajando hasta mi peso-sin-niños. Ya os contaré.

  4. Me he encontrado en Twitter al #clubdeladieta. Nos damos ánimos entre todas y así los deslices se nos atragantan menos ;-).

Está claro que si me he propuesto perder 10 kilos es porque me sobran, no es un capricho de quinceañera en plan “me veo gorda”. Ya llevo perdidos 7 y espero no desesperarme antes de perder los 3 hasta mi objetivo. Mientras tanto, creo que algo tendré que hacer para ponerle remedio a esta tripa colgandera. Se acerca el verano (estación que nunca me gustó, por cierto) y miedo me da empezar a ponerme menos ropa porque eso implica que se ve más chicha. Pero oye, si he conseguido sacar la teta en cualquier sitio dignamente para que mis bebés se alimentaran, también podré llevar dignamente mi tripa, colgandera sí, pero no por comer bollos (aunque haya catado alguno), sino por engendrar vida.