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04Dic/13

… de poner lavadoras (maternidad de la A a la Z)

AZ de la maternidad

Esta nueva entrega de mi Diccionario maternal de hoy viene de la mano de nuestra amiga la letra L, de lavadora. Y no me refiero hoy al electrodoméstico en sí, sino al hecho de poner lavadoras. Porque, siendo sincera, yo no puse una lavadora hasta irme de casa de mis padres.

Luego, con la convivencia con el futuro Tripadre, alguna pusimos y nos fuimos familiarizando con el aparato en cuestión. Pero en cuanto nació el Mayor aquel gesto de poner la lavadora fue repitiéndose cada vez más hasta que, a día de hoy, en esta casa se pone la lavadora día sí, día no. Aunque la semana en que se pone varios días seguidos tampoco nos es desconocida.

Los peores días son los del fin de semana, por aquello de lavar la ropa del cole y la del Tripadre. Y eso que ya he puesto otra con dicha ropa pocos días antes. A todo esto, hay que cruzar los dedos para que los Trastos no vengan con alguna súper mancha del cole, lo que implica un lavado exprés con el jabón de la abuela. O que no haya habido escapes indeseados por la noche, que todavía no me explico cómo puede salir un pañal medio seco y el pijama y ropa de cama empapados. Y hablando de escapes indeseados, mejor no os cuento lo que supone una caca radioactiva del Peque con escape por el lateral.

Pensaréis que después de tanta lavadora el fin de semana, empiezo el lunes sin poner ninguna. Pues no, que el lunes hay que lavar la ropa de esos dos días en casa. Os aseguro que no entiendo cómo pueden mancharse tanto en sólo un par de días.

Creo que sólo me he alegrado de poner la lavadora cuando estaba preparando la ropa de mis bebés. Me parece que se me escapó alguna lagrimilla (o un montón de ellas) cuando puse aquella lavadora con sus bodys y pijamitas. No me imaginaba yo que mi bebé venía tan grandote que la mitad de aquellas ropitas de primera puesta ni siquiera las llegó a estrenar. Sus hermanos siguieron el mismo camino. Recuerdo haber mirado toda aquella mini ropa y pensar que era mentira que un bebé pudiera entrar ahí, que eso era para una muñeca algo grandecita. Bueno, ahora que lo pienso, muy desencaminada no iba…

CONTRAS:

  1. Si poner la lavadora ya es tedioso, separar la ropa es algo que no soporto. ¿Qué pasa con las camisetas que son blancas y azules, por ejemplo? Vale, me diréis que va con la ropa de color. De acuerdo, pero me da por pensar… ¿el blanco seguirá ahí cuando la saque de la lavadora?

  2. Otra duda existencial que me asalta es ¿por qué siempre se pierde la pareja del calcetín que más les gusta? A los que le tienen más rabia siempre aparecen intactos.

  3. Creo que las lavadoras traen demasiados programas. Os aseguro que yo me pierdo con tanta opción. Además, yo soy de las que se lee el manual e intenta descifrar qué programa elegir con cada tipo de ropa. De verdad que lo intento, pero, al final, siempre acabo poniendo el mismo, el que mejor me funciona.

  4. También creo que las lavadoras tienen demasiados botones y, junto con el hecho de que hay algunas que vienen con lucecitas y sonidos, es una pelea constante para hacerle entender al Peque que aquello no es un juguete gigante.

  5. Muy en consonancia con el contra anterior va el hecho de que a todos los niños les encanta meter cosas en la lavadora, como nos ven a nosotras, o sacar la ropa si ya está llena. No es la primera vez que me encuentro toda la ropa esparcida por el suelo de la cocina y al Peque con una camiseta en la mano tirándola al suelo. Y dentro de lo malo, sacar es menos malo porque cuando les da por meter… que la pareja del calcetín favorito no aparecerá, pero el coche de la semana sí. El otro día batimos récord en casa cuando, entre la ropa mojada, saqué de dentro de la lavadora una vieja cámara de fotos que aún funciona funcionaba y la tenía guardada como oro en paño para dársela a mis hijos cuando fueran un poco más mayores e hicieran sus primeros pinitos en el mundo fotográfico.

  6. Poner la lavadora implica otras muchas cosas, como tender la ropa, recogerla después, doblarla, plancharla y, finalmente, colocarla en su sitio. La lavadora es sólo la punta del iceberg.

PROS:

  1. Poner lavadoras y andar todos los días con ropa por aquí y ropa por allá me ayuda a saber de qué prendas dispone cada uno en esta casa.

  2. Agacharse para meter la ropa en la lavadora, sacar la ropa mojada y cargar con ella hasta el tendedero es un ejercicio físico. La próxima vez que alguien me pregunte si hago ejercicio, ¿puedo contestarle que sí, que hago lavadoring? ¿Valdría?

  3. El olor de la ropa recién lavada me encanta.

Bien, me han salido poquitos pros, pero qué queréis que os diga. Tengo lavadora porque es indispensable, pero lo nuestro es una relación de amor-odio. La maternidad implica muchas cosas y una que seguro que no os dijeron es la cantidad de lavadoras que ibais a tener que poner.

“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.
Síguelo en Twitter #AZdelamaternidad.
Si estás interesada en participar, tienes toda la información a tu disposición aquí.

 

29Nov/13

… de las fichas y vídeos de Baby Einstein

Fichas Baby Einstein

¿Qué os puedo decir de Baby Einstein además de que en casa nos encantan? Pues que hoy voy a hablaros de dos cosas que vienen a ser la misma y que son genial para hacer un regalo a un bebé o a un niño pequeño.

Nosotros conocimos primero en casa los vídeos de Baby Einstein porque una prima del Tripadre nos habló de ellos. Básicamente son imágenes y marionetas con música clásica. Hay un montón de vídeos donde elegir. Así, está Baby MacDonald que trata sobre animales de la granja; Baby Newton, sobre el universo, las estrellas y los planetas; Baby Noah, sobre animales del mundo; Baby Neptuno, sobre el agua; Baby Van Gogh, sobre colores; Baby Shakespeare, sobre poesías cortas; Baby Monet, sobre las estaciones del año; Baby Bach, Baby Mozart, Baby Beethoven con sinfonías del compositor en cuestión… y luego hay otros Baby Einstein sobre las primeras palabras del bebé, los medios de transporte, los instrumentos de la orquesta, los animales del vecindario… Vamos, que entre tantos seguro que alguno os gusta. Estos son DVDs que se pueden comprar en la página web de Baby Einstein o en tiendas como El Corte Inglés.

Pero además de estos vídeos, hay también fichas o bits de inteligencia o llamadlos como queráis, pero que están muy bien. En la primera Navidad del Mayor, los Reyes Magos le trajeron dos juegos de tarjetas. Uno era sobre animales con texturas (perro, oso, delfín, vaca…) y el otro algo más genérico que abarca cosas como piedras, atardecer, hojas, animales (cangrejo, pez…), planetas, playa… Para asombro de todos, no hemos perdido ni una sola ficha. Estas tarjetas traen una fotografía por una cara y por el reverso una pequeña descripción de lo que muestra la foto.

CONTRAS:

  1. No pretendáis comprar todos los vídeos porque os vais a arruinar. Probad con uno o dos que creáis que le pueda gustar al peque. Y el resto, que lo traigan los Reyes Magos o algún familiar en su próximo cumpleaños.

  2. Las fichas, especialmente las de los animales con texturas, tienden a romperse con el uso aunque están hechas en cartón duro. Nosotros lo hemos solucionado a base de celo ancho.

PROS:

  1. El paquete de fichas trae una donde explica cómo se puede usar y unas cuantas más en blanco, por si vosotros queréis añadir algo que no venga en la colección.

  2. Los vídeos abarcan un amplio abanico de edad. Están catalogados desde los cero meses (aunque yo creo que esto es un poco exagerado) hasta más de año y medio. Yo os puedo decir que en casa le gustan tanto al Peque (año y medio) como al Mediano (4 años) y al Mayor (6 años). Aunque bien es cierto que al Mayor ya le van llamando menos la atención, pero le sirve para adquirir vocabulario, lo que me lleva al siguiente pro.

  3. Los vídeos se pueden comprar en inglés, lo que también sirve para que los peques se familiaricen con la pronunciación y aprendan nuevas palabras cotidianas.

  4. Las fichas vienen con el nombre es español y en inglés.

  5. Cuando los niños aprendan a leer, podéis sacar las fichas y dárselas para que lean el texto que traen por detrás.

Las fichas a las que me refiero en esta entrada son las que aparecen en la foto y, para que os hagáis una idea de cómo son los vídeos, aquí os dejo una muestra que he encontrado en Internet.

El siguiente paso al Baby Einstein serían los Little Einsteins, una serie de dibujos que sigue la misma línea. Son cuatro amigos (dos niños y dos niñas) que viajan con Nave (obviamente, una nave) por el mundo solucionando problemas siempre relacionados con alguna pieza de música clásica y algún cuadro de un pintor conocido.

¿Conocíais la marca Baby Einstein? ¿Tenéis en casa algún juego de fichas o algún vídeo? Si tenéis algún vídeo, ¿cuál es el que más le gusta a vuestro peque? A ver si es el mismo que les gusta a mis Trastos 😉

Y, si estáis buscando más juguetes para estas Navidades o para regalar, sólo tienes que pinchar en este enlace para ver mi opinión (basada en nuestra experiencia personal en casa) sobre algunos de ellos.

Y para acabar, os recuerdo que estamos de sorteo con un fantástico gnomo navideño hecho a mano por Faly, del blog Yupi-pupi y que termina el próximo domingo por la noche. Más información sobre cómo participar, al final de esta entrada.

27Nov/13

… de hacer un árbol con lunares

Árbol de lunares

Hoy vengo con una manualidad muy curiosa. Saqué la idea de aquí a través de Pinterest y el domingo pasado la llevamos a cabo en casa. Es una actividad para los niños. Lo que duren haciéndola dependerá de cómo sean vuestros hijos. Los míos duraron quince o veinte minutos. Con lo culo inquietos que son, me doy por satisfecha.

Hay que reconocer que ahora que ha llegado el otoño en todo su esplendor (frío, aire, lluvia…), lo que más apetece es quedarse en casa. Además, acabamos de pasar en casa una buena racha de enfermedades con todos los niños (laringitis, gastroenteritis, bronquitis… y demás -itis) y salir a la calle, aunque les abrigue, dispara todas mis alarmas. Así que prefiero hacer cosas con ellos. Así, de paso, se sientan un rato, que no les viene mal, dicho sea de paso.

El pistoletazo de salida lo dio el Mediano cuando el domingo a las ocho y media de la mañana preguntó si podíamos pintar… con pinceles. El Peque aún no se había levantado, así que dije que sí. Ahora que el Peque anda más por casa y está menos en el parque, hay que tener mucho ojo con qué se saca y qué no. A su año y medio creo que aún no está preparado para este tipo de pinturas. Este verano lo intenté y a la tercera vez que intentó comerse la pintura de dedos con las manos, tuve que dar por acabada su manualidad. Así que ya sólo saco los pinceles y demás cuando duerme. Así los Mayores pueden pintar a gusto y yo puedo ayudarles si me lo piden, sin temer por el estómago del retoño menor.

La entrada de hoy viene con un vídeo un poco breve donde explico qué se necesita y cómo hacerlo, pero ya os digo que la estrella de esta manualidad son los bastoncillos para los oídos. La pintura que nosotros usamos fueron témperas, pero se puede usar otro tipo (como la pintura de dedos). El resto es fácil con un poquito de imaginación. Al fin y al cabo, todos sabemos qué pinta tiene un árbol.

CONTRAS:

  1. Las pinturas manchan. Siempre lo digo, pero cuando se sacan pinturas, del tipo que sea, lo mejor es usar ropa vieja o de andar por casa y forrar la mesa con hule o páginas de periódico. Y, por supuesto, tener toallitas a mano.

  2. Una vez terminado el árbol, hay que dejarlo secar. Cuidado con los vuelcos del papel porque mancha.

  3. Si no tenéis bastoncillos para los oídos o no queréis usarlos, también se puede hacer sólo con los dedos. En este caso, yo os recomendaría usar pintura para dedos.

PROS:

  1. Estamos en otoño. Aprovechad para pintar las hojas de otro color que no sea sólo verde. Dad un paseo por el parque, decidles a vuestros hijos que miren cuánto color tienen las ramas y luego en casa, que lo plasmen sobre el papel. Ni siquiera en primavera los árboles tienen tantos colores.

  2. Como siempre, se pueden mezclar colores y sacar otros nuevos. Innovad.

  3. Como las hojas se pintan con bastoncillos (o los mismos dedos), luego no hay que andar limpiando pinceles. Cuando se acabe con el árbol, el bastoncillo va directo a la basura.

  4. Nosotros pintamos un árbol, pero se puede hacer cualquier otro dibujo. Es más, se puede coger uno de esos dibujos para colorear y, en vez de usar ceras de colores, pintarlo de esta manera, con puntitos. Creo recordar que el neoimpresionismo usaba esta técnica ;-).

Bueno, pues os dejo ya con el vídeo que también está en el canal del blog en YouTube. ¿Qué os parece? ¿Os animáis a hacerlo en casa?

18Nov/13

… de las manualidades rápidas

Manualidades rápidas

Que en esta casa nos encantan las manualidades a todos (salvo al Tripadre) ya no es ningún secreto. Pero a veces nos da pereza sacar pinturas, pinceles, preparar la mesa… Hay días en los que, simplemente, nos apetece hacer algo… creativo (por llamarlo de alguna manera), pero fácil y rápido y, sobre todo, que no nos exija un gran despliegue. ¿Os suena?

Pues hace poco di con un par de manualidades rápidas, de ésas de hacer en el momento sin más preparación que tener ganas de hacer algo divertido. Y como vi que, efectivamente, los niños estuvieron entretenidos un rato y que eran bastante resultonas, pues aquí que vengo a contároslas.

La primera es un recortable en tres piezas. Para hacerlo, sólo hace falta dibujar dos o más dibujos con idénticas proporciones en tantos rectángulos como muñecos vayamos a hacer. Nosotros dibujamos tres personas. Se divide el muñeco en tres partes: cabeza, tronco con brazos y piernas. Todos los dibujos tienen que tener en el mismo sitio estas tres partes. Para orientarse mejor, se pueden dibujar dos líneas horizontales en el rectángulo inicial, que será por donde se recortarán al final todos los dibujos menos uno, que será el que nos sirva de guía. Al final nos quedan cuadraditos con varias partes de varios muñecos.

Ahora sólo nos queda pegar por un lado (derecho o izquierdo) el cuadradito. Todos deben ir pegados por el mismo lado. Todas las cabezas irán pegadas encima de la cabeza del muñeco que nos hace de guía y que será el que se queda debajo sin cortar. Haremos lo mismo con los troncos y piernas.

Una vez secadas las piezas de papel (o cartulina) ya se puede jugar con el recortable. Nuestros tres muñecos iniciales dieron pie a muchos otros. Por ejemplo, el Mayor dibujó un rey, un súper héroe y a él mismo. Al final, salieron muñecos tan divertidos como un súper héroe con cabeza de rey y pies del Mayor. Pero también se puede hacer con animales, siempre que estén en la misma postura. ¿Qué tal un caballo con cabeza de conejo y cola de cerdito?

La otra manualidad rápida es una mano en 3D. Es algo muy fácil y sólo hace falta un folio, un lápiz y unas pinturas, aunque si son rotuladores (lavables, ya sabéis) mejor que mejor. Se pone la mano encima del folio y, con el lápiz, se traza el relieve. Eso seguro que lo habéis hecho todos. Bien, pues ahora la vuelta de tuerca que tanto me gusta. Desde un lado del folio se traza una línea horizontal hasta el otro extremo pero, al llegar a la silueta de la mano, la línea recta se hace curva hacia arriba y, al llegar de nuevo a la línea de la mano, vuelve a tornarse en línea recta hasta el final del folio. Cuanto más juntéis las líneas, mayor será el efecto en 3D. Como podéis ver en la foto, es mejor trazar el relieve en lápiz. La mano de la izquierda es del Mayor y la de la derecha del Mediano, ¿se nota? 😉

CONTRAS:

  1. Con lo fáciles que son estas manualidades, creo que quedan un poco liosas al explicarlas. Pero como dicen que una imagen valen más que mil palabras, ahí os dejo la foto de ambas para que os hagáis una idea de lo que he intentado explicar con palabras.

  2. Si vuestros hijos aún no manejan bien las tijeras, podéis cortar vosotras el recortable.

PROS:

  1. No se necesitan materiales especiales. Estoy segura de que, teniendo niños en casa, tenéis todo lo que necesitáis en un cajón.

  2. Entretienen un buen rato. Ya sabéis que mis hijos mayores son de culo inquieto y que “pruebo” con ellos las manualidades que aquí os cuento. Si ellos estuvieron un rato entretenidos, imaginad si los vuestros son más tranquilos o se concentran más.

  3. Las he llamado “rápidas” porque no se tarda nada en ponerse a hacerlas. Cuando en casa sacamos los pinceles, por ejemplo, hay veces que tardo yo más en preparar todo lo necesario para ponernos a pintar que el rato que luego echan mis hijos pintando.

  4. Una vez terminada cualquiera de las dos actividades, apenas hay que recoger nada.

¿Qué os han parecido estas manualidades rápidas? ¿Os vais a animar a hacerlas? Yo os recomiendo especialmente la de la mano en 3D, os va a sorprender ;-).

Y ya para terminar, os recuerdo que el sorteo del primer gnomo hecho a mano por Faly acabó ayer a medianoche (el ganador lo podéis consultar en Facebook), pero que hoy ha comenzado el sorteo del segundo gnomo. Para participar en este segundo sorteo, mirar en este enlace lo que tenéis que hacer (básicamente, los pasos a seguir son los mismos, pero hay otro enlace de Rafflecopter).

15Nov/13

… de la rana cantarina para la bañera

Tortuga musical

Bien, con esta entrada sigo en la línea de hablaros de juguetes para niños con vista a las Navidades. Hoy voy a hablaros de nuestra amiga la rana cantarina y es un juguete musical para el baño. Creo recordar que se lo regalaron al Mediano en su primer cumpleaños. Así que podría catalogarse como juguete para niños a partir de 1 año hasta que se aburran de jugar con él ;). El precio lo desconozco, pues ya os digo que fue un regalo. Pero lo que sí os puedo decir es que, costara lo que costara, ha sido amortizado con creces, pues es uno de los juguetes para el baño que más éxito ha tenido (y tiene) en nuestra casa.

Todos y cada uno de mis hijos ha jugado, y juega aún, con esta rana. Para mí, tiene cuatro cosas fantásticas. La primera es que cada una de sus patitas tiene una forma geométrica simple (círculo, cuadrado, triángulo y estrella), un color (morado, rojo, azul y amarillo) y un animalito ( pulpo, tortuga, cangrejo y estrella de mar). Además, su fondo tiene agujeritos, así que funciona a la perfección como regadera. Otra cosa que me gusta es que, aunque no salen en la foto, traía tres piezas con los dibujos de los animales de las patas para meterlos dentro.

Pero lo mejor de toda la tortuga es que tiene música. Sí, y obviamente se puede meter bajo el agua y sigue sonando. Canta un par de canciones y dice frases como “¡sácame del agua y verás lo que pasa!” para jugar con ella a modo de regadera. Cada vez que se aprieta una pata, dice el animal, la forma o el color que tiene.

Investigando un poco, porque yo ya ni me acordaba, resulta que este juguete musical es de la marca Vtech y se llama Tortugagua. La ficha técnica del producto la podéis encontrar aquí. Yo no me voy a repetir y aquí en el blog, como ya os dije, me limito a contar nuestra experiencia con este juguete.

CONTRAS:

  1. Es un juguete pesado. No me refiero a que sea cansino (eso dependerá de lo mucho o poco que se le aprieten las patas o se le saque y meta en el agua). Me refiero a que pesa y a veces al Peque se le caía de las manos. Ahora ya es más fuerte y puede con él. Pero hay que tener cuidado de todas formas porque si cae en un pie o una mano hace daño.

PROS:

  1. Es un juguete musical para el agua. Se puede mojar e introducir sin problema en la bañera. No se estropea ni se le mojan las pilas.

  2. Es didáctico con sus formas, colores y animales en las patitas.

  3. Interactúa con los niños con sus frases. Otra que dice es, por ejemplo: “¡vamos a buscar al pulpo!” y, si se aprieta la pata correcta, el muñeco felicita al niño. Si no, le insiste a que lo intente de nuevo: “¡inténtalo otra vez!”.

  4. Es fácil de manejar y muy intuitivo. Tiene un botón de encendido y apagado. Y luego las patas. El resto funciona por sensores.

Ahora os toca a vosotros. ¿Conocíais este juguete o alguno similar que hable o cante y se pueda meter en la bañera? ¿Qué os ha parecido nuestra amiga la rana cantarina?

13Nov/13

… de juntar lentejas con una piña

Piña y lentejas

Hoy no voy a hablaros de ninguna manualidad, aunque seguro que por el título más de uno lo haya pensado. Pues no, no es ninguna manualidad, aunque a los niños (al menos a los míos) les encanta. Es algo aún más fácil. Y muy curioso. Las lentejas seguro que ya las tenéis. Y la piña... bueno, si no tenéis una ya rondando por casa, es fácil de conseguir si hay pinos en vuestros alrededores.

Yo no tengo pinos cerca de casa, así que, para hacer la manualidad de las piñas pintadas, le pedí a mi madre que me cogiera algunas. Donde ella vive hay pinos a porrón. Me trajo una bolsa llena hasta arriba de piñas. Y una semana más tarde me trajo otra más. También llena hasta arriba. ¿Para qué tanta piña? Eso os lo cuento otro día, jejeje…

Bueno, pues resulta que el año pasado andaba mi madre recogiendo piñas para sus nietos y se encontró con otro abuelo haciendo exactamente lo mismo que ella. Y entonces le contó a mi madre lo que yo hoy voy a contaros a vosotros.

Tenéis que coger una piña y ponerla al sol o al calor del radiador (cuidado con los piñones que va a soltar) para que se abra si no está ya abierta. En cada hueco donde antes estaban los piñones, se colocan lentejas. Se pone la piña con las lentejas en un recipiente (cuenco o bote pequeño o similar) con un poco de agua, que sólo le cubra la base. Y a esperar. En unos días, veréis cómo la piña vuelve a cerrarse. En una semana y media aproximadamente, empezaréis a ver brotes de lentejas a través de la piña. ¿A que no os lo esperabais? Ya os dije que era algo muy curioso.

CONTRAS:

  1. Si tenéis que abrir la piña, sin duda el contra más grande son los piñones que va a soltar. Lo mejor es ponerla en la terraza o en la ventana. Pero si optáis por ponerla en un radiador, meterla antes en un tupper o algo parecido pero sin cerrarlo para recoger los piñones según se vayan cayendo de la piña. Si no, vais a tener piñones hasta en la sopa. Os lo digo por experiencia propia.

  2. Como para que crezcan las lentejas sólo es necesario poner un poco de agua en la base, hay que estar pendiente de que la piña no se quede seca. Vigiladla y regadla un poco en cuanto vaya a quedarse sin agua. Si no, no crecerán las lentejas.

  3. Una vez que las lentejas han crecido como en la foto, no puedo deciros qué más pasará. El año pasado nosotros mantuvimos la piña de la foto casi dos meses y no hubo más cambios. Se me olvidó regarla y la perdimos. Si este año hacemos otra igual y nos dura más, editaré esta entrada para contaros más, pero de momento, sólo puedo contaros hasta ahí.

PROS:

  1. El brote de las lentejas no salen de un día para otro. Esto les enseña a los niños a ser pacientes y a comprobar que, a veces, hay que esperar para ver resultados.

  2. Si dejáis a los niños que sean ellos quienes se ocupen de regarla, les estáis inculcando responsabilidad con esta tarea.

  3. La piña es lo único más difícil de conseguir, por deciros algo. El resto lo tenéis en casa seguro.

  4. Dado que la piña se recoge del parque, para hacer esto no os vais a gastar ni un céntimo. Más barato imposible.

  5. Con unas pocas lentejas es suficiente. Casi no tocaréis el paquete.

  6. Para que salgan los brotes, a parte del agua, no es necesario ningún cuidado especial. La de la foto, apenas recibía luz. La tenía en la cocina sobre la campana, alejada de la ventana. Y mirad cómo se puso.

  7. Una vez que salen los brotes, puesta en un recipiente bonito, la piña sirve para decorar.

Os animo a hacer el experimento de la piña y las lentejas y luego a pasaros por aquí para contarme si os ha gustado a vosotros y vuestros hijos tanto como les gustó a los míos.

08Nov/13

… de romper un marco de fotos

Marco roto

Normalmente soy yo quien está sola con los niños, pero de vez en cuando es el Tripadre. Cuando esto ocurre, suele ser un viernes por la tarde o durante el fin de semana. Hace poco, se dio esta situación. Yo estaba en la cocina haciendo la comida para el Peque y el Tripadre se quedó en el salón con los tres Trastos. Desafortunadamente, tenía que estar trabajando. Suerte que tiene un portátil y, aunque esté a sus cosas, puede echarles un ojo.

Pero lo que ocurrió a continuación pudo ocurrirle a cualquiera, con o sin ordenador y trabajo de por medio. Mientras yo pelaba patatas y troceaba el pollo, oí un golpe seco seguido de un crash... algo se había roto… Pero como estaba mi marido con los niños, hice un esfuerzo por no salir corriendo al lugar de los hechos. Oí al Tripadre regañarles y después silencio, señal de que algo habían hecho mal y lo sabían, pues no habían replicado a la regañina. Me quedé tranquila y seguí a lo mío.

Al poco, se presenta el Mediano en la cocina y me dice: “mami, ¿a que no sabes qué ha pasado en el salón…?”. Miedo. Terror. Eso es lo que me recorrió desde los pies a la cabeza. Estando su padre con ellos, prefería no saberlo, la verdad. Pero no tuve tiempo para responder. Mi hijo ya me estaba dando la respuesta: “hemos roto una foto”.

Analicemos morfológicamente la oración. Hemos, segunda persona del plural del presente de indicativo del verbo haber. Lo que indica que fueron dos o más los sujetos que llevaron a cabo la acción del verbo principal. Roto, verbo principal de la oración en modo participio. De ahí el crash oído antes por mí. Una, adjetivo de orden cardinal. Indica el número de objetos rotos. Afortunadamente, está en singular. Foto, nombre o sustantivo que nos indica sobre qué recae la acción del verbo. Se puede entender como un trozo de papel con una fotografía impresa o bien como un marco de fotos. Dado el crash anterior, me incliné por esta última opción.

Todo esto pasó por mi cabeza en un segundo. Soy de letras. No tengo otra excusa. El caso es que cogí aire y le pregunté directamente: “¿lo sabe papá?”, a lo que el Mediano me contestó con un contundente sí. Tras ver tanta seguridad en sus palabras, seguí a lo mío, confiando en que el Tripadre de las criaturas ya habría tomado cartas en el asunto (recordemos la regañina) y solucionado el estropicio. Al fin y al cabo, lo que se había roto no podía ser otra cosa que cristales.

Terminada de hacer la comida, me dispuse a darle de comer al Peque, que siempre es el primero en comer para acostarse pronto la siesta. Entré al salón con el plato en la mano y, ¿qué creéis que me encontré? Pues el marco de fotos tirado en el suelo. Sin recoger. Mirándolo más detenidamente, me di cuenta de que el cristal estaba roto, aunque afortunadamente no había cristales esparcidos por el suelo. Estaban todos dentro del marco de madera. En realidad, el cristal se había rajado por varias partes. Los Mayores, digo yo que al ver mi cara, me dijeron casi al unísono: “¡¡¡ha sido sin querer!!!”.

Levanté la vista y miré al Tripadre tecleando. Él también levantó la vista y me miró. Le pregunté que cómo es que no lo había recogido ya, que eran cristales. Entonces me respondió: “para que lo vieras tú. Además, no se ha salido ningún cristal…”. ¿¿¿Cómo??? ¿¿¿Perdona??? ¿¿¿Para que lo viera yo??? Vamos, he aquí las palabras que salieron de la boca de mi marido. Pero lo que en realidad quiso decir fue mira, sí, lo han roto, pero como sólo se ha rajado y no hay cristales por el suelo con los que se puedan cortar, ya, si eso, lo recoges tú, así ves cómo ha quedado el marco de fotos. A buen entendedor…

Así que ahí me veis, dejando aparcada por un momento la comida que le llevaba al Peque y recogiendo el marco de foto. Tiré los cristales a la basura y barrí un poco el suelo, por si acaso. Aunque, la verdad, no se había salido ni una lasca de cristal. Volví a poner el marco en su sitio a la espera de poder comprar otro. Hasta la fecha, ninguna visita se ha dado cuenta de que le falta el cristal. Y yo no lo pienso decir.

CONTRAS:

  1. A veces creo que todo lo relacionado con los niños tiene que pasar por mí. Sé que no es cierto. El Tripadre se encarga de muchas cosas (como de levantarles por las mañanas los días que hay cole, vestirles, prepararles el desayuno y las mochilas). Sin embargo, en ocasiones siento que tengo que supervisarlo todo y, cosas como las que hoy os cuento, no me ayudan a cambiar mi parecer.

  2. Entiendo que él estuviera muy ocupado con sus cosas, pero yo tampoco estaba en el sofá mirando musarañas.

  3. ¿Recordáis el incidente que os conté de la pelota en la lámpara? Bueno, pues lo de hoy es otro ejemplo más de por qué no hay que jugar dentro de casa con la pelota.

PROS:

  1. He requisado las pelotas. Todas. Hasta las del Peque de tela que ni botan ni nada. Cada día tengo más claro que es mejor prevenir que curar.

  2. En defensa del Tripadre diré que normalmente está a la altura de mis expectativas y, si los trastos rompen o manchan algo en su presencia, suele recoger él el estropicio. Lo que no entiendo es cómo esta vez no lo hizo.

  3. Los marcos de fotos de esta casa, a partir de ahora, se compran de los baratitos. Ahora son sólo dos y ya nos hemos llevado más de un susto como éste. No creo que cuando el Peque se convierta en compañero de travesuras la cosa vaya a mejor. Y la economía familiar no está para excesos.

Ahora bien, lo del Tripadre es otra historia. Se me ocurren otras maneras de hacer las cosas. Por ejemplo, traer la prueba del delito a la cocina y enseñármela. Tirar los cristales a la basura y barrer un poco la zona cero tampoco lleva tanto tiempo. La regañina fue tarea suya y creo que es lo más difícil. Así que, en definitiva, no sé a quién atribuirle la mayor trastada, si a mi hijos o a su padre… ¿Vosotras qué pensáis?

06Nov/13

… del aburrimiento (maternidad de la A a la Z)

AZ de la maternidad

Cuando la gente me ve con tres niños, suele decirme las mismas cosas. Lo primero es un asombro por ser tres, a lo que sigue aún más asombro cuando confirman que los tres son niños. Tras este descubrimiento, suelen hacer mención a “la niña”: que si tengo tres por buscarla (como ya dije por Twitter, parece que ir a por la niña es la única razón para tener tres hijos), que si será la cuarta (que me dan ganas de decir ¿y tú para cuándo el siguiente, que ya te toca, maja?), que si los niños son más apegados a las madres que las niñas o que me veré sola en mi vejez porque a las madres las cuidan las hijas y un largo etcétera. Vaya por donde vaya la conversación, ésta suele acaba con un “¡tú no te aburres!”.

Bueno, pues de eso, del aburrimiento, vengo a hablar hoy dentro del Diccionario de la maternidad de la A a la Z. Cuando estaba embarazada del Mayor, recuerdo haber pasado tardes enteras aburrida en casa esperando que el futuro Tripadre llegara de trabajar. Recuerdo también haber pensado que ya faltaba poco para que naciera mi bebé y, con él, seguramente ya no volvería a aburrirme jamás. Lo que yo no sabía era cuán ciertos eran mis pensamientos.

Da igual el número de hijos. No creo que haya en el mundo una madre con niños pequeños que se aburra. Cuando no es un cambio de pañal, es la hora de comer o la hora del baño. Y, si no, es la hora de jugar. Con ellos, el tiempo pasa volando. Ahora que lo pienso, yo siempre llevaba un reloj en la muñeca… hasta que nació el Mayor. Entonces me lo quité y no me lo he vuelto a poner. No me hace falta. Tenemos un reloj en el salón y otro en la cocina. No necesito ninguno más. Además, recordemos que todos los niños vienen con un reloj interno que me río yo de mi reloj biológico.

Y cuando están dormidos es cuando aprovechamos para adelantar cosas (fregar los cacharros de la comida, doblar la ropita…) o, por qué no reconocerlo, simplemente descansar y coger fuerzas para lo que vendrá después. Yo ya no me aburro. No me aburría con uno ni me da tiempo a aburrirme con tres.

CONTRAS:

  1. He dejado aparcadas varias aficiones (como leer porque es coger un libro y quedarme frita al final de la primera página) que espero retomar en un futuro no muy lejano.

  2. Los días se me pasan volando, igual que los meses. Ayer caí en la cuenta de que faltan sólo dos meses para que acabe el año. Ya hay quien está pensando en los Reyes Magos. Y yo que prácticamente acabo de guardar los bañadores…

PROS:

  1. Aunque pueda parecer que todos mis días son iguales, la verdad es que no lo son en absoluto. Que no tenga tiempo para aburrirme no tiene por qué ser algo malo. Siempre hay risas, siempre hay algo nuevo que da color a los días y, aunque tienda a ir con prisas, intento pararme a disfrutar cada momento. Como he dicho antes, el tiempo pasa muy deprisa y no quiero despertarme un día con Trastos de 15 años y darme cuenta de que no disfruté lo suficiente sus chapoteos en la bañera mientras les bañaba con prisas.

  2. Muchas veces nos amparamos en el tan manido “con los niños es que no puedo, no me da tiempo” y nos olvidamos de que ellos también son nuestro trampolín. Quizás no nos da tiempo a darnos una buena ducha y tenemos que hacerlo a todo correr, pero luego tenemos momentos con nuestros hijos que valen más que todo eso que hemos pospuesto. Hace años que no me doy un buen baño relajante, pero intento disfrutar como una niña mientras veo a mis hijos jugar en el agua y me cuentan (si es que les apetece ese día) lo que han hecho en el colegio.

No, no me aburro. Y si queréis que os diga la verdad, ni quiero. Que una cosa es tener un ratito para mí (cosa que considero muy necesario para mantener mi cordura) y otra muy distinta sería ver pasar los días sin tener nada que hacer, ningún objetivo cumplido al final del día. Os iba a preguntar si vosotras os aburrís… pero creo que ya sé la respuesta ;-).

Entrada dedicada a Pao, cuya entrada «Hielo» fue mi inspiración para escribir ésta.

“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.
Síguelo en Twitter #AZdelamaternidad.
Si estás interesada en participar, tienes toda la información a tu disposición aquí.

02Oct/13

… del vaso antigoteo

Vaso antigoteo

Un vaso anti… ¿qué? Goteo. Antigoteo. Vamos, un vaso que puedes poner boca abajo y que no derrama ni gota. Para mí, es otro de los imprescindibles cuando los niños dejan el biberón para tomar agua. Quizás el nombre no os suene, pero si lo veis, seguro que lo reconocéis.

Se supone que es un utensilio de transición entre el biberón y un vaso normal. Algunos traen hasta asas para que al bebé-ya-no-tan-bebé le resulte más fácil y cómodo cogerlo y llevárselo a la boca. Se supone también que, una vez que aprenden a beber en vaso normal, ya no les hace falta. Y se guarda en un cajón.

Bueno, pues ¿qué me diríais si os dijera que mis tres Trastos, a día de hoy, siguen usando el vaso antigoteo? Probablemente, lo primero que pensaríais es que aún no han aprendido a beber en vasos normales. Y, en este caso, os equivocaríais. Los Trastos mayores beben perfectamente en vasos “de mayores”, sin mancharse ni derramar líquidos. Obviamente, el Peque aún es chico y no sabe usar vasos normales (aunque lo intenta cada día en la bañera ;-)) y usa el vaso antigoteo como sus hermanos los otros vasos.

Mis Trastos mayores usan el vaso antigoteo para dormir. ¿Para dormir… como si fuera un chupete? No, erráis de nuevo. Todo empezó una noche en la que el Mayor aún era nuestro único descendiente, aunque en mi tripa ya se hallaba el segundo. Me llamó y pidió agua. Se la di. Bebió. Y ambos nos volvimos a dormir. A la noche siguiente, mismo ritual. La tercera noche, más de lo mismo. Un pensamiento fugaz cruzó mi mente mientras me encontraba de pie, al lado de su cuna, esperando a que terminara de beber para coger el vaso. Me vi a mí misma noche sí y noche también allí plantada a la voz de “¡mamá, agua!” o cualquiera de sus variantes.

Decidí probar una cosa. Le dejé el vaso en una esquinita de la cuna, no se fuera a dar un golpe al darse la vuelta. Le dije que si tenía sed sólo tenía que alargar el brazo hasta dar con el vaso, beber y volverse a dormir. Y, adivinad qué paso… pues que mi idea tuvo éxito. Sí, es más, es una de mis ideas “maternales” de las que más orgullosa me siento.

Se acabaron los llamamientos a media noche en pos de un poco agua para calmar la sed. Lo que estando embarazada agradecí infinito. Al poco tiempo, el Mayor empezó a intentar trepar por la cuna y, ante el miedo de que tuviera éxito en su empeño, el Tripadre y yo fuimos raudos y veloces a comprar una cama. Y volvimos con una litera. Lo que significaba que las mesillas de noche estaban descartadas. Yo pensé en una baldita que hiciera las veces de ésta para poner, por ejemplo, el vaso normal de agua. Pero pronto nos dimos cuenta de que no hacía falta. Nuestro hijo se había acostumbrado a dormir con su vaso antigoteo a mano. Y como la litera va pegada a la pared, pronto el sitio entre ésta y el colchón se convirtió en el lugar idóneo para colocar su vaso. Como podéis imaginar, ante esta perspectiva, hicimos lo propio con el Mediano obteniendo idénticos resultados.

CONTRAS:

  1. Hay que limpiar bien la válvula que evita que el agua se escape cuando el vaso no está de pie.

  2. No os mentiré. Existe el riesgo de que se den un coscorrón con el vaso en plena noche al darse una vuelta en la cama. Pero por eso es importante buscarle un sitio al vaso y que los niños se acostumbren a dejarlo siempre ahí. Os aseguro que cuento con los dedos de una mano los golpes que se han dado a causa del vaso. Es más, os diré que los que se han dado con el cabecero de la cama los superan con creces.

  3. Si duermen fuera de casa, hay que acordarse de echarlo en la maleta. Porque se acostumbran a él, ¡vaya que si se acostumbran!

  4. Hay que asegurarse de cerrarlo bien porque, si no, el agua se saldrá y mojará la cama.

PROS:

  1. Podréis decirme que lo mismo valdría una botella. Pues no. La botella hay que abrirla y cerrarla bien para que no salga el agua. Con el vaso antigoteo, este problema no existe.

  2. No se despiertan para beber. Sucede lo mismo que con un bebé lactante que busca la teta y come sin abrir los ojos.

  3. Su uso prolongado no retarda para nada el saber usar los vasos normales. Cuando los niños empiezan a beber en vasos de mayores, el vaso antigoteo se relega a la cama. Y los niños continúan su aprendizaje normal. Yo lo he comprobado con el Mayor y el Mediano. Y pienso comprobarlo también con el Peque.

  4. Hay distintos modelos con distintos tamaños, formas, colores, dibujos, con asas, sin asas… sólo tenéis que eligir el que mejor le vaya al niño.

A menos que se beban el vaso entero, no llaman por la noche a causa de la sed. Beben casi sin darse cuenta. Y lo vuelven a dejar en su sitio. Salvo enfermedades, pesadillas o vaciado del vaso, mis hijos duermen toda la noche del tirón. Que por el día no pararán quietos, pero al menos nos dan una tregua por la noche :-).

21Sep/13

… de las bolsitas de Annabel

Bolsas1

Bolsas2

El otro día llegó a mi casa un paquete muy especial. Venía dentro de un sobre blandito. Cuando me lo entregó la cartera a poco la beso. Es lo que tiene estar esperando esa entrega como agua de mayo. Al tacto ya me imaginaba lo que era… y resultó que no me equivocaba. Nada más abrirlo, me encuentro con otro paquetito tan bonito, tan naranja y tan bien envuelto que dudé si abrirlo o no. Me di cuenta de que además venía una tarjeta, preciosa también. Por un lado estaba el nombre de mi blog y, por el otro, la tarjeta tenía un dibujo: un bebé dentro de una nave. Ya no había lugar a dudas, si es que alguna vez las hubo, claro, jeje… El paquete venía directamente de parte del blog La nave del bebé, que seguro que os suena porque lo he mencionado aquí varias veces por distintos temas. Y si no os suena, es que no me leéis lo suficiente, jejeje… 😉

Bolsas3El paquetito me lo enviaba mi querida V. Digo “querida” porque esa niña me ha robado el corazón y hay veces en que la veo casi hasta como futura nuera. Porque, vamos, con tres tiarrones en casa, tiene donde elegir… si quiere. Ahí lo dejo. ¡Ay va! ¿Yo he dicho eso? ♫♪ Tu-tu-rú-tu-rúuuuu.. ♫♪

En fin, que me despisto… Dentro había un par de bolsitas de tela, hechas a mano con mucho cariño (me consta). Dos tamaños. Perfecto. A los pocos días ya las estaba probando. Lo primero que metí dentro de la grande fueron las botellas de agua de los mayores y el vaso del Peque. Aguantaban. Pero yo, trimadre, quise rizar más el rizo… metí dentro un par de mudas para el Peque, por si las moscas. Y seguían aguantando. No podía pedir más. La pequeña se queda reservada para cosas más pequeñas, como un cuaderno y algunos lápices de colores, que nunca vienen mal si voy a pasar un rato largo fuera de casa en algún sitio como una sala de espera, por decir uno.

Llegaba la prueba de fuego. Salir fuera de casa. La bolsa cargada aguantó estoicamente todo un día en Faunia, con sus idas y venidas y sus carreras para no perdernos ningún espectáculo. A los pocos días, volvía a darle una vuelta de tuerca más. Nos vamos al parque. Yo y mis Trastos. Y para rematar, meto en la bolsa grande la mini pelota del Peque. Y cabe. Y aguanta. No quepo en mí de gozo.

Resulta que la bolsa, a parte de preciosa, es resistente. Una trimadre como yo no puede pedir más. Así que si leyendo esto habéis sentido unas ganas imperiosas de tener vuestra propia bolsita, os recomiendo que os paséis por el Facebook de Annabel o contactéis con ella a través de Twitter (pinchad en los enlaces y os llevaré directamente). Pero, aviso: Annabel no sólo hace bolsas. Hace un montón de cosas más. Pasaos a echar un vistazo y seguro que también querréis tener a V como nuera :-D.

CONTRAS:

  1. Es difícil elegir entre tanta cosa bonita que hace Annabel. Al menos, a mí me costó.

  2. Annabel te da a elegir entre varias telas y elegir entre todas las que tiene, tan bonitas, también me resultó difícil.

  3. El paquete tarda en llegar. En cuanto Annabel me dijo que ya lo había enviado, lo quería tener ya. Al momento siguiente en mis manos. Todo lo que superara ese momento, para mí, es mucho tiempo. Aunque sólo tardara un par de días. Yo quería mi paquete ya… ¿Dónde quedó mi paciencia de madre?

PROS:

  1. Como he dicho, Annabel me dio a elegir las telas. Vamos, que salvo coser y alguna cosilla más, la bolsa está hecha como si la hubiera hecho yo misma. Pero más bonita, que yo no sé coser con máquina, jeje…

  2. La bolsa es preciosa, pero resistente también. Yo metí botellas, ropa y la pelota; pero podéis meter pañales, toallitas, mudas, algún juguete…

  3. Es más bonita que las bolsas del carro. Y si usáis mochilas portabebés, se lleva perfectamente al hombro.

  4. A mis hijos les encantó. Se pusieron locos de contento cuando les dije que eran para ellos. Pero había que compartirla, eso sí.

  5. El Tripadre, que no andaba muy convencido de la utilidad de la bolsa, no tuvo más remedio que darme la razón al ver todo lo que podía transportar en ella. Se alegró de que cupiera todo en un solo sitio y no tener que llevar varias bolsas (de plástico y feas, todo sea dicho) para llevar lo mismo.

  6. A pesar de todo lo que metí dentro, aún sobraba sitio para más.

  7. Para mí, ya es un imprescindible que llevo siempre que salgo de casa con alguno de mis hijos o con los tres a la vez.

No me enrollo más. Sólo deciros de que, a pesar de que pueda parecer lo contrario, nadie me ha pagado por esta entrada. Bueno, en realidad aún no me ha pagado nadie por ninguna de las entradas que he escrito, jejeje. Os lo cuento porque quería compartir con vosotros el detalle que tuvo conmigo V y, por supuesto, su madre, Annabel.