Estoy hasta el cogote de comilonas. En serio. Digo “hasta el cogote” no como frase hecha, sino como medida de llenado. Esto no va a haber carrera mañanera que lo baje. Y, si no, al tiempo. Entonces te preguntarás que a cuento de qué vengo aquí con la receta de los besos de merengue suizo.