Escribo esto mientras el Mayor ha salido para ver a sus amigos. No se ven desde que cerraron los colegios y los mandaron a todos a casa. Cuatro meses sin verse llevan esta panda de amigos. Así que era casi obligado dejarle ir a la quedada. Sin embargo, a mí esto de empezar a salir en la adolescencia me crea una ansiedad que no veas. Se me pasan por la cabeza toda clase de peligros (algunos más imposibles que otros) y me da auténtico pavor no estar ahí con mi hijo para poder protegerle.
Archivos de la etiqueta: maternidad
… de no estar preparada para la adolescencia
Llevo ya un tiempo que me siento como un pulpo en un garaje. No doy pie con bola y no me gusta esta sensación de estar tan perdida. La culpa la tiene la adolescencia y es que cada vez tengo más claro que la adolescencia no es para mí. Como madre, no me siento cómoda en esta nueva etapa de mis hijos. Tanto es así que estoy totalmente convencida de que lo que me pasa es que no estoy preparada para la adolescencia de mis hijos.
… de la tarde en la que el peque se durmió
La vuelta al cole nos cuesta a todos. Siempre oigo historias en las que otras madres me cuentan que sus peques se quedan fritos antes de cenar en el sofá porque llegan agotados del cole. Reconozco que, como mis hijos no paran quietos ni un momento, siempre he tenido cierta envidia. Pero el otro día se alinearon los planetas y hubo una tarde en la que al Peque le dio por dormirse en el sofá.
… de estar sin niños
Este verano solo nos hemos ido una semana a la playa, el resto lo hemos pasado en casa. Salvo unos pocos días en los que mis hijos se fueron al pueblo de sus primos y Papá³ y yo nos encontramos con un par de días en los que pudimos estar sin niños. A mis hijos les vino bien cambiar de aires y a nosotros dos también, pues fueron días sin gritos, ni peleas ni discusiones.
… de enfadarse e irse
El Peque tiene una mala manía que, además de ser un incordio, es bastante peligrosa. Es el famoso «me enfado y no respiro» solo que, en su caso, es «me enfado y me voy de aquí». Como imaginarás, cuando lo hace en casa, no hay peligro, pues sale de la habitación para irse a otra (a la suya, a la cocina, al salón…). El caso es alejarse del resto (de sus hermanos casi siempre). Pero claro, cuando esto sucede en la calle o en algún otro sitio público (como un centro comercial, por poner un ejemplo), la cosa cambia porque, sin pretenderlo, se pone en riesgo. Entenderás por qué me asusta tanto esta manía suya de enfadarse e irse.
Carta abierta a mi Peque (7 años)
Queridísimo Peque:
El mes pasado cumpliste 7 años y, semanas después, aún me cuesta creer lo mayor que te estás haciendo. Tienes un desparpajo tan grande como tu corazón. Tus risas son la banda sonora de esta casa y tu voz el sonido sin el que ya no podría vivir.
… de dejar a los niños solos en casa
Pensar en el día en el que llegara a dejar a los niños solos en casa, aunque fuera para salir media hora, siempre me ha puesto nerviosa. Y siempre, muy risueña yo, decía que hasta los 12 años no dejaría a mis hijos solos en casa ni para acercarme a comprar el pan a la panadería de la esquina. Pero, para mi sorpresa, quien está a la vuelta de la esquina son los 12 años del Mayor. Y yo ya no tengo nervios, ahora me dan sudores fríos al comprobar que mi fecha límite se acerca sin piedad.
… de mis tardes
Espero que me perdones por el título de esta entrada, es malísimo, lo sé. Pero quería contarte cómo son mis tardes ahora que mis Trastos son mayores. Verás, cuando eran bebés, todas mis tardes (y todo mi día y toda mi noche) giraba en torno a ellos. Ciertamente, no tenía un momento para aburrirme. Entre pañales, meriendas, baños, juegos… Las tardes se me pasaban en un suspiro. Pero han ido creciendo y siendo más independientes de mí. Y ahora mis tardes son completamente distintas en muchos aspectos.
… de tener peluches a cierta edad
Una de las cosas que más hay en mi casa son los peluches. Mis Trastos han tenido peluches desde que nacieron. Y es algo muy tierno ver a un bebé o a un niño pequeño con su muñeco. Verle dormir con él y achucharle despierta ternura, ¿cierto? Pero parece que tener peluches a cierta edad ya no se acepta tan bien por parte de los demás. Que un niño de tres años tenga un peluche del que no se separa es aceptable; pero no lo es si el niño tiene diez años o más.
… de quedarse a dormir en casa de los amigos
Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo, sobre todo cuando tienes hijos. Un día te despiertas en mitad de la noche porque tu bebé quiere pecho, al día siguiente vas en medio de la oscuridad chocándote con todo hacia su habitación porque ha tenido una pesadilla y, un buen día, así sin más, le dejas en casa extraña porque ha decidido quedarse a dormir en casa de los amigos.