Dos años, dos, llevamos en esta casa. Dos años ya que llevo esperando que Papá³ saque la taladradora. En el sentido más literal del término, se entiende (golosonas… :D). Al principio, yo estaba embarazada del Peque, así que poco podía hacer, no por falta de ganas, sino por tener una tripa inmensa que, junto a las náuseas constantes, dejaba poco margen de maniobra a este cuerpo serrano. Así que Papá³ empezó su etapa de manitas con muchas ganas.