Ya te contaba hace poco que estoy haciendo un curso de fotografía. Y como últimamente no salgo mucho de casa, voy practicando con lo que tengo a mano dentro de casa: flores, objetos, muñecos y, por supuesto, mis Trastos. Y me he dado cuenta de que muchas veces me puede la pereza de hacer la foto y luego me arrepiento cuando busco imágenes de ellos porque no tengo muchas y en la mayoría están haciendo el tonto. Ahora voy teniendo más y se me ocurrió hacer un proyecto fotográfico con niños.
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… de que mis hijos no quieran hacerse fotos
Cuando nace tu bebé, estoy segura de que todos son fotos. Que si esa manita, ese piececito, qué preciosidad cuando duerme y cuando come… y si ya consigues una foto mirando a cámara y sonriendo, eso ya es lo más. Pero luego tu bebé crece, pero tú sigues con las fotos. Hasta cuando hace payasadas es adorable. Pero llegan los 5 o 6 años y las caras graciosas se transforman en caras haciendo el payaso pero de verdad. No hay foto en la que salga bien. Y, cuando se plantan en los 8 o los 9, directamente te dicen aquello de «fotos no». Me ha pasado. Me está pasando. Mis hijos no quieren hacerse fotos.
… del truco³ para hacer fotos profesionales en casa
La fotografía es mi pasión frustrada. Creo que tengo una buena cámara pero no le saco todo el partido. Tengo que remediarlo. Me falta tiempo para hacer cursos y ¡dinero para pagarlos! Por eso siempre estoy buscando ideas para hacer fotos profesionales en casa. ¡O que al menos lo parezcan!
… de las fichas y vídeos de Baby Einstein
¿Qué os puedo decir de Baby Einstein además de que en casa nos encantan? Pues que hoy voy a hablaros de dos cosas que vienen a ser la misma y que son genial para hacer un regalo a un bebé o a un niño pequeño.
Nosotros conocimos primero en casa los vídeos de Baby Einstein porque una prima del Tripadre nos habló de ellos. Básicamente son imágenes y marionetas con música clásica. Hay un montón de vídeos donde elegir. Así, está Baby MacDonald que trata sobre animales de la granja; Baby Newton, sobre el universo, las estrellas y los planetas; Baby Noah, sobre animales del mundo; Baby Neptuno, sobre el agua; Baby Van Gogh, sobre colores; Baby Shakespeare, sobre poesías cortas; Baby Monet, sobre las estaciones del año; Baby Bach, Baby Mozart, Baby Beethoven con sinfonías del compositor en cuestión… y luego hay otros Baby Einstein sobre las primeras palabras del bebé, los medios de transporte, los instrumentos de la orquesta, los animales del vecindario… Vamos, que entre tantos seguro que alguno os gusta. Estos son DVDs que se pueden comprar en la página web de Baby Einstein o en tiendas como El Corte Inglés.
Pero además de estos vídeos, hay también fichas o bits de inteligencia o llamadlos como queráis, pero que están muy bien. En la primera Navidad del Mayor, los Reyes Magos le trajeron dos juegos de tarjetas. Uno era sobre animales con texturas (perro, oso, delfín, vaca…) y el otro algo más genérico que abarca cosas como piedras, atardecer, hojas, animales (cangrejo, pez…), planetas, playa… Para asombro de todos, no hemos perdido ni una sola ficha. Estas tarjetas traen una fotografía por una cara y por el reverso una pequeña descripción de lo que muestra la foto.
CONTRAS:
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No pretendáis comprar todos los vídeos porque os vais a arruinar. Probad con uno o dos que creáis que le pueda gustar al peque. Y el resto, que lo traigan los Reyes Magos o algún familiar en su próximo cumpleaños.
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Las fichas, especialmente las de los animales con texturas, tienden a romperse con el uso aunque están hechas en cartón duro. Nosotros lo hemos solucionado a base de celo ancho.
PROS:
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El paquete de fichas trae una donde explica cómo se puede usar y unas cuantas más en blanco, por si vosotros queréis añadir algo que no venga en la colección.
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Los vídeos abarcan un amplio abanico de edad. Están catalogados desde los cero meses (aunque yo creo que esto es un poco exagerado) hasta más de año y medio. Yo os puedo decir que en casa le gustan tanto al Peque (año y medio) como al Mediano (4 años) y al Mayor (6 años). Aunque bien es cierto que al Mayor ya le van llamando menos la atención, pero le sirve para adquirir vocabulario, lo que me lleva al siguiente pro.
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Los vídeos se pueden comprar en inglés, lo que también sirve para que los peques se familiaricen con la pronunciación y aprendan nuevas palabras cotidianas.
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Las fichas vienen con el nombre es español y en inglés.
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Cuando los niños aprendan a leer, podéis sacar las fichas y dárselas para que lean el texto que traen por detrás.
Las fichas a las que me refiero en esta entrada son las que aparecen en la foto y, para que os hagáis una idea de cómo son los vídeos, aquí os dejo una muestra que he encontrado en Internet.
El siguiente paso al Baby Einstein serían los Little Einsteins, una serie de dibujos que sigue la misma línea. Son cuatro amigos (dos niños y dos niñas) que viajan con Nave (obviamente, una nave) por el mundo solucionando problemas siempre relacionados con alguna pieza de música clásica y algún cuadro de un pintor conocido.
¿Conocíais la marca Baby Einstein? ¿Tenéis en casa algún juego de fichas o algún vídeo? Si tenéis algún vídeo, ¿cuál es el que más le gusta a vuestro peque? A ver si es el mismo que les gusta a mis Trastos 😉
Y, si estáis buscando más juguetes para estas Navidades o para regalar, sólo tienes que pinchar en este enlace para ver mi opinión (basada en nuestra experiencia personal en casa) sobre algunos de ellos.
Y para acabar, os recuerdo que estamos de sorteo con un fantástico gnomo navideño hecho a mano por Faly, del blog Yupi-pupi y que termina el próximo domingo por la noche. Más información sobre cómo participar, al final de esta entrada.
… de hacer un marco con conchas
Durante nuestros días en la playa, hay una cosa que pude hacer a ratitos con los Trastos (juntos unos días, por separado otros): recoger conchas. Hemos traído una bolsa llena de ellas. Las hay grandes, muy grandes, normales, pequeñas, minúsculas… Vamos, que hay de todo tipo y, por supuesto, color. Es una actividad que a los niños les encanta, al menos a los míos.
Tuve la precaución de llevarme una malla o red que venía con no sé qué juguete y que tenía guardada (sí, lo sé, creo que tengo un leve síndrome de Diógenes ;-)). De esta manera, la arena, una vez seca, cae al suelo y no a la bolsa donde vamos guardando las conchas. Esto no quita para, una vez de vuelta al nido, las lavemos un poco para quitarles posibles restos de arena. Yo esto lo hice en mi pueblo, así que, al volver a casa, ya las tenía listas para usar :-).
¿Y qué se me ocurrió esta vez? Pues como me encantan las fotografías, decidí no irme de la playa sin una foto de mis tres Trastos en la orilla del mar. Y, una vez conseguida tamaña empresa (hicieron falta unas 20 fotos para obtener una decente, ¡benditas cámaras digitales!), imprimirla y ponerla en un marco bonito. Y ahí entran las conchas. Se me ocurrió comprar un marco de madera, de los que venden sin tratar para que tú los barnices o los pintes, y en vez de hacer esto, pegarle las conchas. Bueno, la verdad es que esto se me ocurrió después del primer día recogiendo conchas, de ahí que las buscara de varios tamaños.
Al llegar aquí, no hubo manera de encontrar el marco que quería. Todos estaban listos para ponerles foto. Lo más que llegué a encontrar sin tratar fueron cajitas de madera. Sí, ya sé que a las cajitas también se les podrían haber puesto las conchas (mira, para hacer una cajita de recuerdos, por ejemplo ;-)), pero yo quería un marco para mi foto. Así que compré uno que no tuviera mucho relieve.
Mi primer impulso fue darles con un pincel un poco de cola blanca a la parte de la concha que fuera a pegar en el marco. Pero fue un desastre total que, lejos de terminar con la concha pegada, acabó con mis dedos embadurnados de cola. Como digo, un desastre. Así que lo hice de otra manera. Eché un poco de la cola en un recipiente y, con un pincel, la extendí por todo el marco y después fui colocando las conchas una a una cubriendo como mejor pude la superficie. Para aprovechar alguna de las conchas más pequeñas, las pegué sobre otras más grandes, como se puede apreciar en la fotografía principal de esta entrada.
Luego sólo quedó imprimir la foto elegida en papel y colocarla en un sitio bien visible, en mi caso, del salón. Y ahí sigue, para gozo de los Trastos y mío propio. No ha nada que mejor le venga a un marco con conchas que una foto en la playa.
CONTRAS:
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Encontrar el marco adecuado es, sin duda para mí, lo peor de esta manualidad. Quizás tengáis suerte y deis con el marco que iba buscando yo. Pero si no, no desesperéis. Ya habéis visto que con otro de madera se puede igualmente. Si es de plástico, no estoy yo muy segura de que las conchas se peguen bien con la cola blanca. Pero todo es cuestión de probar.
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He usado cola blanca en lugar de silicona por dos razones básicamente. Una es que no soy muy mañosa aún con la pistola. Y la segunda es que, debido a la primera, aún se me quedan hilos de silicona cuando trabajo con ella. Como no quería guarrear el marco, decidí optar con la cola blanca y he de decir que me fue muy bien.
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Recoger las conchas. Ya he dicho que a los niños les encanta, pero yo acabé un poco harte de agacharme tanto. Claro que, bien pensado, puede ser que me trajera demasiadas conchas, jejeje…
PROS:
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Yo compré un marco de madera, pero mi cuñada optó por coger la tapa de una caja de zapatos, recortar un rectángulo en el medio (con lo que quedaría una especie de ventana), pegarle las conchas por delante y la foto por detrás. Le ha quedado genial. Aunque no sé si aguantaría mucho tiempo colgado en la pared…
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Si vuestros hijos son pacientes o algo más mayores, podéis hacer esta actividad con ellos. Les va a encantar. Yo hubiera podido hacerla con el Mayor (al Mediano aún le quedan un par de años para centrarse en una actividad así).
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Las fotos que tengo en los portarretratos de casa están impresas en papel. No hay que gastarse más dinero para imprimirlas en papel de fotografía. Como va a ir detrás de un cristal, si no se os descuelga la impresora aclarando u oscureciendo la foto original, os puedo asegurar que no se nota la diferencia.
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Como la foto se puede imprimir en casa y las conchas se recogen en la playa, lo único que tenéis que comprar es el marco. Si optáis por la tapa de la caja de zapatos, ni eso. Así que conseguís por poco esfuerzo un DIY (como se dice ahora ;-)) muy barato, o gratis, con poco esfuerzo.
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Si no vais a pegar las conchas con vuestros hijos, sino que preferís hacerlo solas, entonces podéis hacerlo hasta viendo la tele.
Así que si vais este verano a la playa, no dejéis pasar la oportunidad. Buscad conchas y haced el marco. Es fácil y divertido. Y la foto queda genial.
… de una sesión de fotos en casa
Quienes conozcáis Madresfera (que digo yo si hay alguien por ahí que no la conozca…) sabréis que hace unas semanas hicieron un sorteo con motivo del Día del padre entre todos los blogs que se apuntaran al Tema de la semana. Yo escribí una entrada dedicada a los regalos que me gusta hacerle al Tripadre y, con ella, participé. ¿Qué sorteaban? Una sesión de fotos a cargo de Fotodetalle. ¿Qué blog fue el afortunado? Educando a mis hijos. Quiso la fortuna que su autora no pudiera canjear el premio. Quiso la fortuna que Madresfera volviera a repetir el sorteo. Quiso la fortuna que me tocara a mí. Sí, sí, sí, a mí, que no me ha tocado un sorteo en la vida.
Aquella misma tarde de viernes, llamé a Fotodetalle. No es que tuviera prisa, es que quería cerciorarme de que, efectivamente, la segunda ganadora había sido yo. Y así era. Hablé con Eva, la fotográfa encargada de realizar la sesión de fotos y quedamos para el domingo por la mañana. ¿Un domingo? Pues sí, un domingo. Eva entendía perfectamente que, con el horario del Tripadre era difícil quedar de lunes a jueves y que el viernes, que, en teoría, llega antes a casa, los niños iban a estar muy cansados para realizar la sesión. El sábado a nosotros nos era imposible quedar. Era el domingo o ya se vería… Pues Eva se presentó el domingo en casa. Genial.
Eva es una persona encantadora. En menos de cinco minutos ya tenía a mis tres Trastos comiendo de su mano. A mí me ganó en ese instante. Se notaba que se le daban bien los niños y mis hijos estaban encantados con ella. Al Tripadre le costó un poco más. Normal, era el centro de atención 😉 . Hablamos y nos conocimos un poco. Y el resto de la mañana, ¡a hacer fotos! Fotos del Tripadre jugando con los niños, fotos con los niños jugando solos, fotos con globos, fotos en la cama, fotos conmigo (que yo también salí en alguna por muy regalo del Día de padre que fuera, jejeje), fotos con animalitos… Porque ésa es otra, Eva tuvo el detallazo de traerse unos globos súper resistentes (mis Trastos dan fe) y unos animalitos de ésos que se ponen en los dedos y, además, regalárselos a mis hijos. Y todo esto, amenizado con juegos, risas y mucha alegría y diversión.
Hubo un momento en que el Mayor decidió que ya estaba harto de tanta foto y que no quería unirse al resto. Eva supo respetarle ese momento difícil, sin presiones ni agobios, y, después de un rato, volvió para unirse a la jarana. Es más, ella misma se ofreció a volver otro día para terminar la sesión en vista de la actitud que había tomado el Mayor. Pero, como os digo, volvió por su propio pie y no hizo falta que Eva volviera otro día. A ver, qué fotógrafo hace esto, sobre todo, habiéndome tocado la sesión en un sorteo. Pues eso. Ésta es la clase de persona que es Eva.
A los pocos días, ya tenía disponible todas las fotos en la galería de su web. Entonces llegó lo peor, elegir entre todas ellas. ¿Elegir? Yo, por mí, me las hubiera quedado todas. Eva hizo unas fotos fantásticas y el resultado era sensacional. Además, trató algunas fotos pasándolas a blanco y negro y dándoles un toque de color. Y a mí que me pirran las fotos así, pues para qué queremos más. Dos días tardé en hacer mi selección. No digo más.
CONTRAS:
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Yo siempre me apuntaba a los sorteos pensando que alguna vez habría de tocarme a mí. Ahora que me ha tocado uno, creo que no me van a tocar más… Aunque no por ello voy a dejar de intentarlo, jeje 😉
PROS:
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Que haya empezado el blog hace poco más de un mes y que me haya tocado un sorteo en Madresfera es casi increíble.
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Que vengan a casa a realizarte una sesión de fotos es todo un lujazo.
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El otro día hablé de las fotos que les hacemos a nuestros hijos. Se me olvidó comentar que es muy probable que os pase como a mí, que tenéis fotos de los retoños a patadas pero fotos en las que salgáis vosotras con ellos es más difícil. Normalmente, en cada casa hay alguien que se encarga de hacer las fotos familiares. Y ese alguien rara vez está al otro lado del objetivo. Si algún día mis hijos, viendo sus fotos de pequeños, me preguntaran que dónde estaba yo, no me extrañaría en absoluto. En nuestra casa, la fotógrafa oficial soy yo. Por eso, cuando alguien te hace fotos con tus hijos o tu marido se agradece enormemente. Si, además, el resultado son unas fotos profesionales y preciosas, no se puede pedir más.
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Eva hace las típicas fotos de estudio, pero también fotografía momentos, es decir, cuando no se está posando para la foto. Y cuando ves estas fotos, parece que algo se te remueve por dentro, ¿no os pasa?
El resultado final nos tiene que llegar a casa en forma de CD con las imágenes en alta calidad. Sin embargo, Eva me ha pasado un par de fotos para que pueda usarlas mientras tanto. Como veis, está en todo. Así que, como os podéis imaginar, yo recomiendo Fotodetalle encarecidamente. ¡Gracias, Eva, por una mañana tan genial!
… de las fotografías
No es un secreto que, cuando nace el primer retoño, unas de las cosas que más hacemos los padres primerizos es hacer fotos. Fotos durmiendo, fotos comiendo, fotos cambiándole el pañal, fotos del primer paseo, más fotos durmiendo… fotos de todos los meses, de todos los eventos familiares, fotos de todos los logros del pequeñín. Fotos y fotos hasta la saciedad. Quien inventó la cámara digital no sabía lo peligrosa que puede llegar a ser en manos de padres, tíos y abuelos primerizos. Yo me junté con miles de fotos del Mayor.
Luego llega el segundo y el número de fotos decrece considerablemente. Ahora, para hacerle una foto, tenemos que proponérnoslo. Con el primero, yo tenía la cámara siempre a mano, no se me fuera a escapar ese amago de sonrisa. Pero con el segundo, tenía que esconderla, no fuera a ser que al primero se le ocurriera hacer de fotógrafo en prácticas y se le cayera el artefacto de sus pequeñas manitas. Así que, muchas veces, entre que el segundo hacía algo digno de retratar y yo buscaba la cámara, ya había pasado el momento. Y esto si la foto es sólo al nuevo bebé. Hacerles una foto a los dos hermanos juntos me costaba amenazas, sudor y lágrimas. Y, a veces, ni por ésas.
Con el tercero, la cosa empeoró. Tengo que proponerme firmemente hacerle una sesión de fotos al mes. Elijo un día al azar y esa mañana le hago 50 fotos. Así me aseguro de que él también tiene imágenes de su primer año de vida. Es triste, pero es lo que a mí me funciona. Cuando crezcan, tendré que oír quejas sobre el número de fotografías tomadas a cada uno (discusión en la que el Pequeño gana de goleada, pues será el que menos fotos tenga). Estoy concienciada de que va a pasar y estoy empezando a prepararme para ello. Ahora bien, por lo que no estoy dispuesta a pasar es por saltarme un mes de mis bebés sin fotografiarles. Así que, como decía, una sesión de fotos al mes. Toda para él.
En cualquier caso, siempre llega un momento en que te preguntas qué hacer con tal cantidad de documentación gráfica. Porque, claro, las fotos las hemos hecho para algo más que para guardarlas en una carpeta del ordenador. Yo hago varias cosas para preservarlas. Las guardo en un disco duro, las copio a un CD (o dos o cuatro…) y, además, hago un álbum digital del primer año de cada uno. Habrá quien piense que me paso. Y quizás tenga razón. Pero es que se oyen tantas cosas de virus que te escacharran el ordenador y lo pierdes todo (fotos incluidas), CDs que se rallan y no se pueden leer… En fin, esas bromas de las nuevas tecnologías y la informática. Como decía el refrán, ande yo caliente, ríase la gente.
CONTRAS:
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La organización. Es un rollo. A veces me armo de paciencia y ordeno todas las fotos. Pero al poco tiempo me junto con otras tantas fotos que hay que ordenar. Qué pereza empezar de nuevo…
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Hacer las copias de seguridad. Otro rollo. El ordenador me ordena las carpetas cronológicamente, pero cuando las paso al CD, aparecen en orden alfabético. Ya no sé cuál está copiada y cuál no. Doy mil vueltas, no vaya a ser que borre una carpeta y me quede sin ella… para siempre…
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Cuando haces fotos, parece que nunca habrá bastante. Le hago una, pero ahora le hago otra porque ese gesto en la otra no lo tenía. Y ahora otra por si acaso. Cuando pasa el tiempo y las veo, me doy cuenta de que son tres fotos prácticamente iguales del mismo momento.
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Con el primero, le haces una foto y ya está. Cuando tiene hermanos, siempre buscas una de todos juntos. Con dos hijos, esto es difícil, pues cuando uno no está llorando, el otro sale con los ojos cerrados. Pero cuando tienes tres, al menos en mi caso, es misión imposible… y eso que el Pequeño ya se sienta solo y no hay que sujetarle. Pero está empezando a gatear. Así que cuando consigo que el Mayor no ponga caras raras y que el Mediano levante la cabeza (fotos de su coronilla tengo a patadas), me encuentro con que el Pequeño ha decidido explorar mundo y en la foto sólo se aprecia su culo escaqueándose.
PROS:
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Por muchas fotos que haga, por muy parecidas que sean, siempre pienso que eso es mejor que no haber hecho ninguna.
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A veces, cuando echo de menos a los bebés que fueron mis Trastos, vuelvo a por los álbumes de su primer año. Puedo verlos una y otra vez. No me canso nunca. Me entra la nostalgia. Ya me avisaron de que los niños crecen rápido, pero nunca me imaginé cuánto.
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Me encanta hacer fotos. Si son fotos de mis hijos más. Tengo mucho que aprender, pero sigo intentando hacer mejores encuadres. Quizás algún día consiga hacer fotos perfectas. Otra cosa más que me ha traído la maternidad y que le tengo que agradecer a mis hijos.
Conclusión: voy a seguir haciendo fotos. No importa cuántos CDs más tenga que comprar. No importa el tiempo que pase intentando hacer una buena foto. No importa que me pase horas ordenándolas en carpetas por orden cronológico. Nada de eso importa. Lo importante es retratar los momentos que pasamos juntos. Aunque más importante es no perderme cómo crecen, ya sea con una cámara al lado o sin ella.