Cuando tenía unos veinte años, tuve un episodio muy fuerte de migrañas. Casi no podía abrir los ojos, tenía un dolor muy fuerte de cabeza que no se me pasaba y, cuando fui al médico, vomité en el ambulatorio nada más llegar. Nunca más he vuelto a tener migrañas así. Por lo que, cualquier episodio de dolor de cabeza, para mí era solo eso: dolor de cabeza, más o menos fuerte.