Qué bonito es ir a la playa y dar un agradable paseo recogiendo conchas con los más peques. Yo acabo con la espalda destrozada de agacharme, pero ellos se lo pasan estupendamente buscando y recogiendo sus tesoros. Además del ratito juntos hablando de nuestras cosas. Muy bonito todo, sí. Pero luego llegas a casa y te encuentras con un montón de conchas que acabas guardando (en el mejor de los casos) sin saber qué hacer con ellas. Pues si es tu caso, vete sacándolas porque hoy te voy a mostrar cómo hacer un cuadro de letras con conchas.
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… de hacer un cuadro con botones DIY
Creo que voy a ser la única bloguera que este viernes de Carnaval no va a publicar nada carnavalesco. La verdad es que hoy tenía que publicar otra entrada, pero al final no ha sido posible. Y me ha pillado sin nada preparado para hoy. Pero no quería dejar sin acudir a mi cita de los viernes contigo. Así que hoy, aunque más tarde de lo habitual (espero que sepas disculparme), te traigo una manualidad que me ha encantado: un cuadro con botones DIY.
… de hacer cuadros abstractos con nombres
A veces me da pereza hacer cosas con mis Trastos. Muchas veces tardo yo más en preparar las cosas que después ellos en disfrutarlas. Aún les falta concentración. A veces pienso que no merece la pena. Especialmente, si hay pinturas de por medio.
Afortunadamente para ellos, me puede la niña que llevo dentro y, al final, acabo haciendo caso omiso a la voz de mi interior que me dice que montar todo el tinglado para apenas diez minutos es una tontería. Y acabo sacando las pinturas y los pinceles.
La culpa de todo la tienen a partes iguales la artista frustrada que llevo dentro y Pinterest. Pero como digo, los grandes beneficiados de todo esto son mis hijos. Bueno, y la niña-artista-frustrada de mi interior también.
Es cierto que muchas veces estas cosas las acabamos terminando los padres, pero a mí personalmente no me importa. Me gusta pensar que, cuando crezcan y echen la vista atrás, tendrán recuerdos con su madre y las manos manchadas de pintura. Y confío en que serán recuerdos felices.
Yo no tengo recuerdos haciendo manualidades con mis padres. No sé si harían cosas así con mi hermana y conmigo, pero si es así, yo no me acuerdo. Por eso siempre estoy pensando cosas para hacer con mis hijos. No importa que no se acuerden de que hicimos tal o cual cosa, lo que quiero es que recuerden que hicimos cosas.
Bueno, pues esta manualidad de hoy da mucho juego. Se pueden hacer infinidad de cosas. Se trata de cuadros abstractos, hechos con témperas, cinta de carrocero y lienzos o cartulina. ¿Y qué se hace con todo eso? Pues podéis optar por hacer cuadros abstractos como los de la foto, pero también podéis poner el nombre del niño o, si el tamaño del lienzo lo permite, frases que os gusten.
CONTRAS:
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He dicho pinturas y pinceles. Así que a menos que vuestros peques sean muy cuidadosos, esto implica que se van a manchar. Se mancharán ellos y todo lo que tengan en un radio de medio metro. Elegid bien el sitio y poner un hule o papeles de periódico. Ropa que no sea nueva también sería buena idea.
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Si lo hacéis en exterior (patio o terraza), cuidado también con los días de aire. Obviamente, si lo hacéis en lienzos, éstos no se van a volar. No puedo aseguraros lo mismo si lo hacéis con cartulinas.
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Los cuadros de la foto están hechos en folios normales y corrientes. No os lo aconsejo. Al despegar la cinta de carrocero, aunque no es lo mismo que un celo, nada más que por lo húmedo que queda el folio con la pintura se corre el riesgo de que se rompa un poco. Es lo que nos pasó a nosotros. Es mejor usar lienzos o cartulinas.
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Como se usa pintura, antes de poder usar la obra de arte (ya sea colgarla en la pared, enmarcarla o pegarla en el armario) hay que dejar pasar un tiempo hasta que la pintura esté completamente seca.
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La cinta de carrocero es muy importante. Como he dicho antes, no vale el celo. Éste se pega más al papel, por lo que tiende a romper la superficie al despegarlo. Escoged una cinta de carrocero estrecha porque si no, a menos que donde lo vayáis a poner sea una superficie grande, me temo que vais a tener que andar cortándola a la mitad.
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Cuando pongáis la cinta de carrocero, no dejéis pasar mucho tiempo hasta que os pongáis a pintar o se empezará a despegar.
PROS:
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Desarrolla la creatividad y la destreza óculo-manual.
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Es divertido.
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El resultado final sirve para decorar. Y además es súper vistoso y alegre.
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Se pueden utilizar tantos colores como queráis o simplemente uno solo. ¡Imaginación al poder!
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Nosotros usamos témperas con sus pinceles, pero también podéis usar pintura de dedos. Eso sí, en ambos casos, cuidado con levantar la cinta de carrocero al pintar.
Para explicaros mejor cómo se hace esta manualidad, os dejo el vídeo que ya está en el canal de YouTube del blog. Es un vídeo cortito, pero creo que ilustra bien los pasos a seguir. O también podéis entrar aquí que es de donde yo saqué la idea.
Si te ha gustado esta manualidad, pincha aquí y descubre más.
… de hacer un marco con conchas
Durante nuestros días en la playa, hay una cosa que pude hacer a ratitos con los Trastos (juntos unos días, por separado otros): recoger conchas. Hemos traído una bolsa llena de ellas. Las hay grandes, muy grandes, normales, pequeñas, minúsculas… Vamos, que hay de todo tipo y, por supuesto, color. Es una actividad que a los niños les encanta, al menos a los míos.
Tuve la precaución de llevarme una malla o red que venía con no sé qué juguete y que tenía guardada (sí, lo sé, creo que tengo un leve síndrome de Diógenes ;-)). De esta manera, la arena, una vez seca, cae al suelo y no a la bolsa donde vamos guardando las conchas. Esto no quita para, una vez de vuelta al nido, las lavemos un poco para quitarles posibles restos de arena. Yo esto lo hice en mi pueblo, así que, al volver a casa, ya las tenía listas para usar :-).
¿Y qué se me ocurrió esta vez? Pues como me encantan las fotografías, decidí no irme de la playa sin una foto de mis tres Trastos en la orilla del mar. Y, una vez conseguida tamaña empresa (hicieron falta unas 20 fotos para obtener una decente, ¡benditas cámaras digitales!), imprimirla y ponerla en un marco bonito. Y ahí entran las conchas. Se me ocurrió comprar un marco de madera, de los que venden sin tratar para que tú los barnices o los pintes, y en vez de hacer esto, pegarle las conchas. Bueno, la verdad es que esto se me ocurrió después del primer día recogiendo conchas, de ahí que las buscara de varios tamaños.
Al llegar aquí, no hubo manera de encontrar el marco que quería. Todos estaban listos para ponerles foto. Lo más que llegué a encontrar sin tratar fueron cajitas de madera. Sí, ya sé que a las cajitas también se les podrían haber puesto las conchas (mira, para hacer una cajita de recuerdos, por ejemplo ;-)), pero yo quería un marco para mi foto. Así que compré uno que no tuviera mucho relieve.
Mi primer impulso fue darles con un pincel un poco de cola blanca a la parte de la concha que fuera a pegar en el marco. Pero fue un desastre total que, lejos de terminar con la concha pegada, acabó con mis dedos embadurnados de cola. Como digo, un desastre. Así que lo hice de otra manera. Eché un poco de la cola en un recipiente y, con un pincel, la extendí por todo el marco y después fui colocando las conchas una a una cubriendo como mejor pude la superficie. Para aprovechar alguna de las conchas más pequeñas, las pegué sobre otras más grandes, como se puede apreciar en la fotografía principal de esta entrada.
Luego sólo quedó imprimir la foto elegida en papel y colocarla en un sitio bien visible, en mi caso, del salón. Y ahí sigue, para gozo de los Trastos y mío propio. No ha nada que mejor le venga a un marco con conchas que una foto en la playa.
CONTRAS:
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Encontrar el marco adecuado es, sin duda para mí, lo peor de esta manualidad. Quizás tengáis suerte y deis con el marco que iba buscando yo. Pero si no, no desesperéis. Ya habéis visto que con otro de madera se puede igualmente. Si es de plástico, no estoy yo muy segura de que las conchas se peguen bien con la cola blanca. Pero todo es cuestión de probar.
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He usado cola blanca en lugar de silicona por dos razones básicamente. Una es que no soy muy mañosa aún con la pistola. Y la segunda es que, debido a la primera, aún se me quedan hilos de silicona cuando trabajo con ella. Como no quería guarrear el marco, decidí optar con la cola blanca y he de decir que me fue muy bien.
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Recoger las conchas. Ya he dicho que a los niños les encanta, pero yo acabé un poco harte de agacharme tanto. Claro que, bien pensado, puede ser que me trajera demasiadas conchas, jejeje…
PROS:
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Yo compré un marco de madera, pero mi cuñada optó por coger la tapa de una caja de zapatos, recortar un rectángulo en el medio (con lo que quedaría una especie de ventana), pegarle las conchas por delante y la foto por detrás. Le ha quedado genial. Aunque no sé si aguantaría mucho tiempo colgado en la pared…
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Si vuestros hijos son pacientes o algo más mayores, podéis hacer esta actividad con ellos. Les va a encantar. Yo hubiera podido hacerla con el Mayor (al Mediano aún le quedan un par de años para centrarse en una actividad así).
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Las fotos que tengo en los portarretratos de casa están impresas en papel. No hay que gastarse más dinero para imprimirlas en papel de fotografía. Como va a ir detrás de un cristal, si no se os descuelga la impresora aclarando u oscureciendo la foto original, os puedo asegurar que no se nota la diferencia.
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Como la foto se puede imprimir en casa y las conchas se recogen en la playa, lo único que tenéis que comprar es el marco. Si optáis por la tapa de la caja de zapatos, ni eso. Así que conseguís por poco esfuerzo un DIY (como se dice ahora ;-)) muy barato, o gratis, con poco esfuerzo.
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Si no vais a pegar las conchas con vuestros hijos, sino que preferís hacerlo solas, entonces podéis hacerlo hasta viendo la tele.
Así que si vais este verano a la playa, no dejéis pasar la oportunidad. Buscad conchas y haced el marco. Es fácil y divertido. Y la foto queda genial.
… de hacer cuadros con huellas
Estos días en que los peques andan por la casa, si no tenéis pensado salir a algún lado, son geniales para jugar con ellos. Podéis jugar al balón o a las princesas. O también podéis hacer otras actividades, como jugar con plastilina, recortar figuras o pintar. Hay infinidad de posibilidades. En casa tenemos una caja con todo lo necesario para hacer manualidades. Dentro hay pinceles, témperas, tijeras, pegatinas, papeles de varias texturas, brillantina… Es, casi, casi, una caja mágica.
Lo malo de las manualidades es qué hacer luego con ellas. Nos las quedamos todas, pero llega un momento en que ya no sabemos dónde guardarlas. Ese momento depende de cada familia, de lo artístico que sea tu hijo y de los hijos que tengas.
Bueno, pues a mí me gusta hacer cosas con mis hijos que luego se puedan poner en casa (como os conté en el caso de las piñas). Así que hoy os voy a hablar de la pintura de dedos. Y, como su nombre indica, es una pintura para pintar con los dedos, es decir, con las manos. Para esta manualidad también se necesitan lienzos, uno por niño, tamaño folio (A4). Como los niños se van a pringar, os aseguro que van a disfrutar de lo lindo. Se trata, ni más ni menos, de que “se ensucien” las palmas de las manos y pies con la pintura y plasmen las huellas en el lienzo. Probablemente, un niño de 5 años lo haga bien a la primera. Pero si los vuestros son más pequeños, os recomendaría que primero lo hicierais en un folio normal y, cuando el niño sepa cómo hay que hacerlo, os paséis al lienzo.
Los lienzos no son muy caros. Los míos los compré en un pack de 3 en el Lidl (atentos a las ofertas que sacan de vez en cuando porque están muy bien de precio) y me salieron baratos. La pintura de dedos es fácil de encontrar en una tienda de manualidades o en una papelería, incluso en un Alcampo o Carrefour. Se va fácilmente con agua caliente de la piel y también sale muy bien en la lavadora. Cómo veis, yo tengo los tres colores primarios, por lo que es divertido mezclarlos para obtener los secundarios.
Una vez terminados y secos los lienzos, se busca un buen lugar en la casa y se cuelgan. Arte infantil a tope. Yo les puse el nombre del artista a cada uno y, además, los feché, así sabrán qué tamaños tenían sus manos y pies a esta edad. Mis hijos están súper orgullosos de sus obras de arte y se las enseñan a todo aquél que viene a casa.
CONTRAS:
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Perímetro de seguridad. Os pongáis donde os pongáis, y por muy fácil que se lave la pintura, buscad un sitio que no importe si se escapa alguna mancha. La mesa de la cocina, del patio o de la terraza con un hule es muy socorrida para este tipo de manualidades.
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Ropa vieja. Aunque la pintura de dedos sea fácil de lavar, siempre es mejor evitar ponerles a los niños la última camiseta que les hemos comprado o ese pantalón tan chulo que le acaban de regalar por su cumpleaños.
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Por muy cuidadosos que seamos los padres y madres o nuestros hijos, es una manualidad de mancharse. Y aunque se trate de plasmar sólo las huellas de pies y manos, creedme, se mancharán hasta el codo.
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Esta pintura, como todas, hay que dejarla secar. Si lo hacéis directamente sobre el lienzo, lo ponéis en una mesa en horizontal hasta que se seque y luego se cuelga (si lo colgáis directamente, corréis el peligro de que la pintura chorree). Si primero empezáis haciendo las huellas en folios, ojo donde los ponéis porque podéis acabar sentados sobre ellos.
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Tened a mano toallitas para limpiar. No es que haya que estar limpiándolo todo cada cinco minutos, pero quizás se toquen con la mano el ojo porque les pica y para qué queremos más…
PROS:
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En cuanto dejáis a los niños pringarse hasta las orejas, se convierten en los niños más felices del mundo mundial. Disfrutan como niños, jajaja… ¡nunca mejor dicho!
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Esta actividad fomenta la creatividad, ¿alguien lo duda?
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Refuerza la autoestima del niño, sobre todo en cuanto vea colgada su obra de arte en la pared de casa.
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Os proporciona un rato de risas junto a los peques.
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También es una actividad educativa. Podéis enseñarles cómo surgen nuevos colores mezclando los que ya tenéis. De nuevo, os convertiréis en magos y brujas creando colores delante de sus ojos.
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La pintura es perfectamente apta para niños pequeños. Y por muy mayores que sean vuestros hijos, nunca lo son demasiado para pringarse ;-).
Y, para terminar, un consejo. Si realizáis esta actividad al aire libre (patio o terraza), como fue mi caso, evitad los días de viento. De todos los días que tiene el verano, yo fui a elegir el de más aire y ni os cuento dónde llegó la pintura…
¿Os animáis? Contadme cómo os ha ido ;-).