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27Nov/13

… de hacer un árbol con lunares

Árbol de lunares

Hoy vengo con una manualidad muy curiosa. Saqué la idea de aquí a través de Pinterest y el domingo pasado la llevamos a cabo en casa. Es una actividad para los niños. Lo que duren haciéndola dependerá de cómo sean vuestros hijos. Los míos duraron quince o veinte minutos. Con lo culo inquietos que son, me doy por satisfecha.

Hay que reconocer que ahora que ha llegado el otoño en todo su esplendor (frío, aire, lluvia…), lo que más apetece es quedarse en casa. Además, acabamos de pasar en casa una buena racha de enfermedades con todos los niños (laringitis, gastroenteritis, bronquitis… y demás -itis) y salir a la calle, aunque les abrigue, dispara todas mis alarmas. Así que prefiero hacer cosas con ellos. Así, de paso, se sientan un rato, que no les viene mal, dicho sea de paso.

El pistoletazo de salida lo dio el Mediano cuando el domingo a las ocho y media de la mañana preguntó si podíamos pintar… con pinceles. El Peque aún no se había levantado, así que dije que sí. Ahora que el Peque anda más por casa y está menos en el parque, hay que tener mucho ojo con qué se saca y qué no. A su año y medio creo que aún no está preparado para este tipo de pinturas. Este verano lo intenté y a la tercera vez que intentó comerse la pintura de dedos con las manos, tuve que dar por acabada su manualidad. Así que ya sólo saco los pinceles y demás cuando duerme. Así los Mayores pueden pintar a gusto y yo puedo ayudarles si me lo piden, sin temer por el estómago del retoño menor.

La entrada de hoy viene con un vídeo un poco breve donde explico qué se necesita y cómo hacerlo, pero ya os digo que la estrella de esta manualidad son los bastoncillos para los oídos. La pintura que nosotros usamos fueron témperas, pero se puede usar otro tipo (como la pintura de dedos). El resto es fácil con un poquito de imaginación. Al fin y al cabo, todos sabemos qué pinta tiene un árbol.

CONTRAS:

  1. Las pinturas manchan. Siempre lo digo, pero cuando se sacan pinturas, del tipo que sea, lo mejor es usar ropa vieja o de andar por casa y forrar la mesa con hule o páginas de periódico. Y, por supuesto, tener toallitas a mano.

  2. Una vez terminado el árbol, hay que dejarlo secar. Cuidado con los vuelcos del papel porque mancha.

  3. Si no tenéis bastoncillos para los oídos o no queréis usarlos, también se puede hacer sólo con los dedos. En este caso, yo os recomendaría usar pintura para dedos.

PROS:

  1. Estamos en otoño. Aprovechad para pintar las hojas de otro color que no sea sólo verde. Dad un paseo por el parque, decidles a vuestros hijos que miren cuánto color tienen las ramas y luego en casa, que lo plasmen sobre el papel. Ni siquiera en primavera los árboles tienen tantos colores.

  2. Como siempre, se pueden mezclar colores y sacar otros nuevos. Innovad.

  3. Como las hojas se pintan con bastoncillos (o los mismos dedos), luego no hay que andar limpiando pinceles. Cuando se acabe con el árbol, el bastoncillo va directo a la basura.

  4. Nosotros pintamos un árbol, pero se puede hacer cualquier otro dibujo. Es más, se puede coger uno de esos dibujos para colorear y, en vez de usar ceras de colores, pintarlo de esta manera, con puntitos. Creo recordar que el neoimpresionismo usaba esta técnica ;-).

Bueno, pues os dejo ya con el vídeo que también está en el canal del blog en YouTube. ¿Qué os parece? ¿Os animáis a hacerlo en casa?

13Nov/13

… de juntar lentejas con una piña

Piña y lentejas

Hoy no voy a hablaros de ninguna manualidad, aunque seguro que por el título más de uno lo haya pensado. Pues no, no es ninguna manualidad, aunque a los niños (al menos a los míos) les encanta. Es algo aún más fácil. Y muy curioso. Las lentejas seguro que ya las tenéis. Y la piña... bueno, si no tenéis una ya rondando por casa, es fácil de conseguir si hay pinos en vuestros alrededores.

Yo no tengo pinos cerca de casa, así que, para hacer la manualidad de las piñas pintadas, le pedí a mi madre que me cogiera algunas. Donde ella vive hay pinos a porrón. Me trajo una bolsa llena hasta arriba de piñas. Y una semana más tarde me trajo otra más. También llena hasta arriba. ¿Para qué tanta piña? Eso os lo cuento otro día, jejeje…

Bueno, pues resulta que el año pasado andaba mi madre recogiendo piñas para sus nietos y se encontró con otro abuelo haciendo exactamente lo mismo que ella. Y entonces le contó a mi madre lo que yo hoy voy a contaros a vosotros.

Tenéis que coger una piña y ponerla al sol o al calor del radiador (cuidado con los piñones que va a soltar) para que se abra si no está ya abierta. En cada hueco donde antes estaban los piñones, se colocan lentejas. Se pone la piña con las lentejas en un recipiente (cuenco o bote pequeño o similar) con un poco de agua, que sólo le cubra la base. Y a esperar. En unos días, veréis cómo la piña vuelve a cerrarse. En una semana y media aproximadamente, empezaréis a ver brotes de lentejas a través de la piña. ¿A que no os lo esperabais? Ya os dije que era algo muy curioso.

CONTRAS:

  1. Si tenéis que abrir la piña, sin duda el contra más grande son los piñones que va a soltar. Lo mejor es ponerla en la terraza o en la ventana. Pero si optáis por ponerla en un radiador, meterla antes en un tupper o algo parecido pero sin cerrarlo para recoger los piñones según se vayan cayendo de la piña. Si no, vais a tener piñones hasta en la sopa. Os lo digo por experiencia propia.

  2. Como para que crezcan las lentejas sólo es necesario poner un poco de agua en la base, hay que estar pendiente de que la piña no se quede seca. Vigiladla y regadla un poco en cuanto vaya a quedarse sin agua. Si no, no crecerán las lentejas.

  3. Una vez que las lentejas han crecido como en la foto, no puedo deciros qué más pasará. El año pasado nosotros mantuvimos la piña de la foto casi dos meses y no hubo más cambios. Se me olvidó regarla y la perdimos. Si este año hacemos otra igual y nos dura más, editaré esta entrada para contaros más, pero de momento, sólo puedo contaros hasta ahí.

PROS:

  1. El brote de las lentejas no salen de un día para otro. Esto les enseña a los niños a ser pacientes y a comprobar que, a veces, hay que esperar para ver resultados.

  2. Si dejáis a los niños que sean ellos quienes se ocupen de regarla, les estáis inculcando responsabilidad con esta tarea.

  3. La piña es lo único más difícil de conseguir, por deciros algo. El resto lo tenéis en casa seguro.

  4. Dado que la piña se recoge del parque, para hacer esto no os vais a gastar ni un céntimo. Más barato imposible.

  5. Con unas pocas lentejas es suficiente. Casi no tocaréis el paquete.

  6. Para que salgan los brotes, a parte del agua, no es necesario ningún cuidado especial. La de la foto, apenas recibía luz. La tenía en la cocina sobre la campana, alejada de la ventana. Y mirad cómo se puso.

  7. Una vez que salen los brotes, puesta en un recipiente bonito, la piña sirve para decorar.

Os animo a hacer el experimento de la piña y las lentejas y luego a pasaros por aquí para contarme si os ha gustado a vosotros y vuestros hijos tanto como les gustó a los míos.

01Jun/13

… del Safari Madrid

Safari de Madrid

Empieza la época del buen tiempo, (sí, sí, aunque no lo parezca) hay que aprovechar para salir con los niños. Hoy vengo a hablaros del Safari Madrid. Nosotros fuimos el año pasado, a finales de verano, cuando no hacía mucho calor y el frío aún no había llegado.

Safari de Madrid

Es un sitio donde el coche es indispensable. Indispensable para llegar e indispensable para poder ver a los animales. Por lo que hay bastante sitio donde aparcar. Nada más llegar, nosotros nos fuimos a hacer el safari. Los animales están sueltos y se acercan al coche (¡vaya si se acercan!). En el mismo recinto, puedes comprar zanahorias para darles de comer o llevarlas de casa. Nosotros las compramos allí. Para darles las zanahorias a los animales hay que seguir las recomendaciones, a saber: no abrir la ventanilla en exceso, tan sólo el hueco necesario para que pase la zanahoria. Esto es muy importante, ya os daréis cuenta en cuanto veáis los dientes que tienen los “animalitos”.

Safari de Madrid

Darles de comer es muy fácil, pues ya están acostumbrados y se acercan al coche que da gusto. Las zanahorias las empezamos dando el Tripadre y yo, luego se animaron los Trastos. Curiosamente, el más lanzado fue el Mediano, qué habilidad para darles la zanahoria por la ventanilla. Al Mayor le costó un poco más porque se asustó un poco al ver tantos animales rodeando el coche y sus pedazo de dientes… El Peque aún era bebé, así que de poco se enteró.

A parte del itinerario del safari, hay un corralito con cabras que a los más pequeños les entusiasmó. Pueden entrar dentro y acariciarlas. A mí, que me crié entre las cabras que tenía mi abuelo en el pueblo, no me llamó mucho la atención, pero a mis hijos (que no habían visto una cabra de cerca) sí.

Además, hay espectáculos de aves rapaces. Una maravilla si os gustan ese tipo de animales. Algunos bajan volando de las montañas y es una pasada ver cómo se acercan y aterrizan justo en el sitio indicado o ver cómo se elevan en círculos hasta alcanzar alturas casi de avión. Y, por supuesto, exhibiciones de serpientes. Mis hijos se quedaron tan embobados mirando que a punto estuve de traerme una serpiente para sustituir a la tele, a ver si así se quedaban sentados en el sofá más de 10 minutos ;).

Por último, hay una especie de mini zoo con animales que han sido recogidos tras entrar de forma ilegal en el país. Son muy bonitos, sí, pero a mí me dio pena pensar que habían sido rescatados y lo mal que lo habían pasado hasta entonces (contrabando, hacinados en jaulas y cosas parecidas).

Para comer, hay en el mismo recinto un puesto donde picar algo pero, si quieres comer, hay que salir hasta un restaurante cercano que, si no entendí mal, también pertenece al Safari.

CONTRAS:

  1. Es un sitio con mucha tierra y el coche acabará sucio. No obstante, si sois aficionados a hacer fotos, os aconsejaría llevar los cristales bien limpios. De lo contrario, vuestras preciosas fotos del león o la cebra va a salir horrorosas con los lamparones de los cristales. Lo digo por experiencia. Si además hace sol, entre las manchas y el reflejo del sol lo vais a tener crudo para sacar una buena foto.

  2. Para los espectáculos de las rapaces, es mejor no apurar hasta el último momento (como nos pasó a nosotros). De lo contrario, todos los sitios a la sombra estarán ocupados y os tocará aguantar al sol. Ni os cuento lo que pasamos el Peque y yo porque, además, le tuve que dar el pecho en pleno vuelo del halcón.

  3. Llevaos botellas de agua de casa. Si hace calor, echad un par más. Allí venden, claro, pero yo creo que es mejor llevarlas de casa. Podéis pasarlas sin problema.

  4. Algunos animales están bastante alejados del paso de vehículos, así que tienes que hacer un esfuerzo por imaginártelos (nos pasó con los leones y la jirafa). Pero bueno, se supone que están en medio libertad, así que es normal que algunos estén más cerca que otros.

PROS:

  1. Puedes entrar y salir del recinto sin problema. Te vas a comer cuando quieras y vuelves cuando quieras también.

  2. El restaurante está muy bien situado, cerca de un lago y con mucha sombra. Estupendo para descansar después de comer. Además, tiene columpios para que los más peques se desfoguen. Os garantizo que se dormirán en el coche de camino a casa.

  3. Es una experiencia única para los peques. Tened en cuenta que en el zoo (que sería lo más parecido), los animales no se ven tan cerca.

  4. A parte de los animales, se pasa el día en la naturaleza. Y esto es algo que a todos los niños les encanta.

Bueno, pues esta fue nuestra experiencia. ¿Alguno de vosotros habéis ido? ¿Qué os pareció? Si se me ha olvidado algún contra o pro, estaré encantada de que me des el tuyo ;).