Archivos de la categoría: Actividades con niños

20Abr/13

… de plantar semillas

Plantando semillas de calabaza.

Plantando semillas de calabaza.

El pasado fin de semana, aprovechando que hacía buen tiempo, me decidí a plantar algunas semillas. En concreto, semillas de calabazas que he ido guardando. El tiempo acompañaba y mis Trastos mayores parecían estar por la labor.

En las vacaciones de Semana Santa ya les comenté que teníamos semillas para plantar y parecieron ilusionarse con la idea. Especialmente encantado estaba el Mediano, quien había hecho hace poco una excursión a la granja y había traído “de regalo” una bolsita con tierra para plantar. Digo yo que hubiera sido mejor que les dieran semillas, pues no, una bolsita de plástico llena de tierra, que no abono.

Pues el pasado sábado por la mañana empezamos la operación siembra. Lo de hacer agujeros en la tierra pensaba que les iba a encantar. Pero por alguna razón que no llego a entender, prefirieron no mancharse las manos. Bueno, pensé, menos que limpiarles después… Lo de poner unas poquitas de semillas en cada agujero sí quisieron hacerlo ellos. Lo que nos llevó a una discusión absurda sobre quién tenía más semillas en la mano y que se solucionó contando las semillas de cada uno. Ahora entiendo al rey Salomón

De nuevo, fui yo quien tapó las semillas, no vaya a ser que la finura recién estrenada de mis Trastos se ensuciara. Una vez plantadas, tocaba regar, para que la tierra se asentara y todo eso que dicen los que saben de estas cosas. Entonces sí que la finura pasó a ser un vago recuerdo. No sé vuestros hijos, pero los míos es ver una regadera y volverse locos. En un momento ya había agua por todas partes. Agua en la tierra donde habíamos plantado las semillas. Agua de las manos hasta los codos. Agua en las zapatillas. Menos mal que hacía casi calor porque, si no, se hubieran resfriado seguro. Y bueno, ya sabéis qué pasa si se junta agua con tierra. Pues eso, que la finura momentánea de mis hijos se fue a paseo.

CONTRAS:

  1. Plantar es una actividad para realizar, preferiblemente, al aire libre, aunque también se puede hacer dentro de casa, en la cocina, por ejemplo. Si se hace fuera, hay que procurar que no sea un día frío o de viento. Si hace solecito y buena temperatura mejor.

  2. Esta vez no usamos pinturas, pero que no se engañe nadie, se manchan igual. Si no es a la hora de plantar, será a la hora de regar.

  3. Si se usan herramientas de jardinería, aunque sean pequeñitas, hay que tener mucho cuidado con los golpes y los deditos.

  4. Nosotros plantamos semillas, pero también se puede transplantar una planta ya crecida. Sólo hay que tener la precaución de que no sea muy delicada, pues las pequeñas manitas de nuestros retoños podrían doblarlas y echarla a perder.

PROS:

  1. Los trabajos manuales les encantan a mis hijos, seguro que a los vuestros también. Tocar la tierra con sus manos (si no aparece la finura), poner las semillas, taparlas y regalas les va a encantar.

  2. Se puede hacer con plantas o semillas, pero ver salir los brotes y convertirse en un planta hecha y derecha les emociona muchísimo. La primavera es la época ideal porque se pueden plantar hoy unas pocas semillas y ver salir los primeros brotes a las pocas semanas.

  3. Respecto a las semillas, se pueden comprar o podéis hacer como yo, que me he ido guardando semillas de calabaza para esta ocasión. Por supuesto, podéis utilizar semillas de flores o de frutos, supongo que ya os lo habíais imaginado ;-).

  4. Si usáis las macetas pintadas del otro día, tendréis una actividad completa.

  5. Para realizar esta actividad, se necesita poca cosa: tierra, macetas o una parte de jardín, una plantita o unas semillas. También es útil algo para cavar y hacer el agujero, aunque se puede hacer con las manos, y algo para regar, a ser posible, una regadera, que hará felices a vuestros pequeños jardineros. Y, como siempre, ropa que no sea a estrenar y con la que se puedan manchar a gusto.

  6. Simple y llanamente, es divertido.

Brote de calabaza.

Brote de calabaza.

Y aquí os dejo una muestra de los brotes que están empezando a salir, en apenas una semana. Mis hijos andan locos de contento desde que asomaron las primeras hojillas por la tierra. A ver si tenemos suerte y nos sale alguna calabaza ;-).

Os recomiendo que probéis a hacerlo y luego os paséis por aquí y me contéis si les ha gustado a vuestros churumbeles y a vosotros.

12Abr/13

… de pintar macetas

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Vuelvo con una nueva entrada para hacer con los niños. Esta actividad también va de pintura. Qué le vamos a hacer, a mis hijos les encanta pintar y es lo que más hacemos en casa. Esta vez vamos a pintar macetas. Si alguien no tiene plantas en casa, tampoco tiene excusa, pues pueden servir para guardar pequeños juguetes de los peques. En este caso, podéis utilizar témperas o similar. Pero si vais a utilizarlas para plantar plantas, las tendréis que regar, así que necesitaréis pinturas acrílicas. Este tipo de pintura es difícil de quitar, tanto de la piel como de la ropa. Así que precaución al máximo.

Se pueden pintar macetas de cerámica o de plástico (baratitas en los chinos), eso ya depende de cómo sean vuestros hijos. Yo no he querido arriesgarme y en casa hemos optado por las de plástico. Y, bueno, cuando digo macetas también incluyo jardineras, colgantes y demás.

CONTRAS:

  1. Si se usan pinturas, se mancha. Si se usan pinturas acrílicas hay que extremar las precauciones: hules, papel de periódico, etc. Es mejor perder diez minutos tapando la mesa donde realicéis esta actividad que lamentarse después por esa mancha que no sale.

  2. Ropa vieja, delantales… todo está bien para evitar disgustos después.

  3. Si la maceta está vacía, mejor. Cuando la pintura esté seca, ponéis la planta. Pero también se pueden pintar macetas con sus plantas, eso sí, cuidado no vayan a darle la vuelta para pintar y tiren la maceta con su planta y su tierra.

  4. Hay que esperar a que se seque, como todas las pinturas.

PROS:

  1. Aunque los niños se manchen las manos, no hace falta usar aguarrás ni demás productos fuertes para quitarla. Bastará con bañarles. Si no sale el primer día, saldrá al tercero. Creedme, lo he comprobado.

  2. Este tipo de actividad, como la de la piña y los cuadros, fomenta la creatividad de nuestros hijos.

  3. Refuerza su autoestima.

  4. Sirve para pasar un rato divertido lleno de color.

  5. Os permite decorar vuestras plantas de forma original.

  6. Como ya dije, si no hay plantas, las macetas sirven para meter pequeños juguetes (canicas, muñequitos, cintas para el pelo, cromos…). No tenéis excusa, jejeje 😉

Mi hijos pintaron para nosotros, pero en cuanto venga el buen tiempo haremos para las abuelas. Se pueden pintar enteras, como las de mis hijos, o sólo ponerles unos motivos, como flores, corazones, caritas sonrientes… La verdad es que mis Trastos disfrutaron muchísimo con sus macetas y las cuidan que da gusto.

09Abr/13

… de hacer caras y coches con tubos

Tubos papel higiénico.

Hoy os traigo un dos por uno. Manualidades, se entiende, que vender no vendo nada. La semana pasada me tropecé con la bolsa donde voy guardando los tubos de papel higiénico y de rollos de cocina. Había ya unos cuantos y me dije: “es hora de hacer algo con esto”. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue usar las plantillas de Annabel. Pero me encontré que se nos había acabado la tinta en la impresora de casa… Lástima, ya veía a mis Trastos jugando con el Capitán América.

Así que pensé en qué tenía por casa que pudiera utilizar. Había témperas (cómo no), trozos de cartón y de cartulina, cola blanca, tijeras… Y así surgió la idea de hacer caras y coches con los tubos. Se trata de una manualidad para hacer en dos días, pues hay que esperar a que la pintura se seque para continuar.

Para la primera Tubos papel higiénico.parte, se necesitan: tubos de papel higiénico (los de cocina son un poco grandes para esta manualidad, pero también se pueden usar), cuantos más mejor porque se acaban en seguida; témperas o pintura similar, cuantos más colores mejor; pinceles… y, como siempre, toallitas, ropa que no sea nueva y el perímetro de seguridad en la mesa (hule, papel de periódico… lo que mejor os venga).

¿Qué hay que hacer? Pintar los rollos al gusto del pintor. Se pueden mezclar varios colores en un mismo tubo, hacerle rayas, pintarle lunares, dejarlo sólo de un color… y se deja secar, si es hasta el día siguiente mejor. Así os aseguráis de que están totalmente secos y se pueden manipular sin miedo a mancharse de nuevo.

Al día siguiente, para la segunda parte se necesitan: ojos saltones (si no tenéis, no pasa nada, se pintar con rotuladores y listo), cola blanca (u otro tipo de pegamento), tijeras, cartulina, trocitos de cartón no muy grueso (yo usé el de la caja de la leche, leche de beber, no es que la caja sea la leche, jejeje… qué chiste tan malo… perdón, no he podido resistirme…), ceras de colores, rotuladores (si son los que se van al lavarse, mejor) (sí, existen y, sí, se van con agua caliente, los nuestros los compré en una papelería de barrio) y, si queréis, también podéis usar pegatinas.

Retomamos la actividad. Lo primero, hay que separar qué tubos van a ser caras y cuáles coches. A los de las caras, se les pegan los ojos (normalmente dos, pero ya veis en la foto que el número también va a gustos) y se dejan secar. Con los trozos de cartón, se cortan círculos para las ruedas y se pintan (os diría que de negro, pero, como también podéis ver, nosotros tenemos ruedas de colores). Después, se pegan cuatro ruedas por tubo (aquí sí que parece que hubo consenso) y se dejan secar.

Volvemos a las caras. Con suerte, los ojos ya estarán secos, o casi, y podremos cogerlos sin dejarlos tuertos. Con la cartulina se pueden recortar alas, con la forma que queráis (si recortáis con forma de B, podéis hacer mariposas), orejas, pelo, etc. Y después se pegan de nuevo al tubo. Se deja secar.

Ahora nos centramos en los coches. Ya pintados y con las ruedas puestas, sólo nos queda darles los últimos retoques. Les ponéis el número, el nombre del piloto y, para los más atrevidos y diestros dibujantes, podéis pintar también rayos u otra forma divertida. ¡Ya están listos los coches!

Para terminar las caras, sólo hay que coger los rotuladores y pintarles distintas expresiones: contentas, tristes, enfadadas, sorprendidas… cualquiera que se os ocurra o que podáis dibujar porque el Mediano se empeñó en que dibujara una cara de fantasma y, como no supe hacerla, quedó en una cara asustada (o al menos eso pretendí…). El toque final lo podéis dar con pegatinas. ¡Y ya tenemos las caras!

CONTRAS:

  1. Es una manualidad que es mejor hacer en dos días, para darle tiempo a las témperas a secarse bien. Así nos ahorramos mancharnos más de lo necesario, pero también así se puede después pintar encima con rotuladores perfectamente.

  2. Como siempre que usamos pinturas, nos manchamos. Hasta los codos. Aunque he de reconocer que esta última vez mis Trastos se han manchado menos que otras veces. Lo que significa que no se ensuciaran, que conste.

  3. Hacen falta bastantes tubos. Todos los de la foto se pintaron en media hora, para que os hagáis una idea.

PROS:

  1. Los niños pasan un rato divertido, ¿alguien lo duda?

  2. Dan rienda suelta a su creatividad. Lo digo siempre que hacemos manualidades, pero es que es verdad.

  3. Al cortar con tijeras o usar el pincel, potencian la destreza de sus pequeñas manitas.

  4. Una vez terminada la manualidad, pueden jugar con el resultado, tanto con los coches echándose carreras como con las caras.

  5. Con las caras se pueden trabajar las emociones. Esto a los niños les viene fenomenal.

  6. Fomenta la autoestima de los niños. Esto también lo digo siempre, pero no por ello es menos cierto. El Mediano ha estado tan orgulloso de su coche que se lo quería llevar hoy al colegio para enseñárselo a su profe y a sus compañeros de clase.

Bueno, pues ya sabéis otra manera divertida de darle salida a los tubos de papel higiénico que no sea la socorrida trompeta o el apañado catalejo pirata. Y, si os animáis a hacerla, pasaos por aquí y me contáis qué tal se les ha dado a vuestros hijos ;-).

30Mar/13

… de hacer cuadros con huellas

Cuadros de huellas de manos y pies.

Estos días en que los peques andan por la casa, si no tenéis pensado salir a algún lado, son geniales para jugar con ellos. Podéis jugar al balón o a las princesas. O también podéis hacer otras actividades, como jugar con plastilina, recortar figuras o pintar. Hay infinidad de posibilidades. En casa tenemos una caja con todo lo necesario para hacer manualidades. Dentro hay pinceles, témperas, tijeras, pegatinas, papeles de varias texturas, brillantina… Es, casi, casi, una caja mágica.

Lo malo de las manualidades es qué hacer luego con ellas. Nos las quedamos todas, pero llega un momento en que ya no sabemos dónde guardarlas. Ese momento depende de cada familia, de lo artístico que sea tu hijo y de los hijos que tengas.

Bueno, pues a mí me gusta hacer cosas con mis hijos que luego se puedan poner en casa (como os conté en el caso de las piñas). Así que hoy os voy a hablar de la pintura de dedos. Y, como su nombre indica, es una pintura para pintar con los dedos, es decir, con las manos. Para esta manualidad también se necesitan lienzos, uno por niño, tamaño folio (A4). Como los niños se van a pringar, os aseguro que van a disfrutar de lo lindo. Se trata, ni más ni menos, de que “se ensucien” las palmas de las manos y pies con la pintura y plasmen las huellas en el lienzo. Probablemente, un niño de 5 años lo haga bien a la primera. Pero si los vuestros son más pequeños, os recomendaría que primero lo hicierais en un folio normal y, cuando el niño sepa cómo hay que hacerlo, os paséis al lienzo.

Los lienzos no son muy caros. Los míos los compré en un pack de 3 en el Lidl (atentos a las ofertas que sacan de vez en cuando porque están muy bien de precio) y me salieron baratos. La pintura de dedos es fácil de encontrar en una tienda de manualidades o en una papelería, incluso en un Alcampo o Carrefour. Se va fácilmente con agua caliente de la piel y también sale muy bien en la lavadora. Cómo veis, yo tengo los tres colores primarios, por lo que es divertido mezclarlos para obtener los secundarios.

Una vez terminados y secos los lienzos, se busca un buen lugar en la casa y se cuelgan. Arte infantil a tope. Yo les puse el nombre del artista a cada uno y, además, los feché, así sabrán qué tamaños tenían sus manos y pies a esta edad. Mis hijos están súper orgullosos de sus obras de arte y se las enseñan a todo aquél que viene a casa.

CONTRAS:

  1. Perímetro de seguridad. Os pongáis donde os pongáis, y por muy fácil que se lave la pintura, buscad un sitio que no importe si se escapa alguna mancha. La mesa de la cocina, del patio o de la terraza con un hule es muy socorrida para este tipo de manualidades.

  2. Ropa vieja. Aunque la pintura de dedos sea fácil de lavar, siempre es mejor evitar ponerles a los niños la última camiseta que les hemos comprado o ese pantalón tan chulo que le acaban de regalar por su cumpleaños.

  3. Por muy cuidadosos que seamos los padres y madres o nuestros hijos, es una manualidad de mancharse. Y aunque se trate de plasmar sólo las huellas de pies y manos, creedme, se mancharán hasta el codo.

  4. Esta pintura, como todas, hay que dejarla secar. Si lo hacéis directamente sobre el lienzo, lo ponéis en una mesa en horizontal hasta que se seque y luego se cuelga (si lo colgáis directamente, corréis el peligro de que la pintura chorree). Si primero empezáis haciendo las huellas en folios, ojo donde los ponéis porque podéis acabar sentados sobre ellos.

  5. Tened a mano toallitas para limpiar. No es que haya que estar limpiándolo todo cada cinco minutos, pero quizás se toquen con la mano el ojo porque les pica y para qué queremos más…

PROS:

  1. En cuanto dejáis a los niños pringarse hasta las orejas, se convierten en los niños más felices del mundo mundial. Disfrutan como niños, jajaja… ¡nunca mejor dicho!

  2. Esta actividad fomenta la creatividad, ¿alguien lo duda?

  3. Refuerza la autoestima del niño, sobre todo en cuanto vea colgada su obra de arte en la pared de casa.

  4. Os proporciona un rato de risas junto a los peques.

  5. También es una actividad educativa. Podéis enseñarles cómo surgen nuevos colores mezclando los que ya tenéis. De nuevo, os convertiréis en magos y brujas creando colores delante de sus ojos.

  6. La pintura es perfectamente apta para niños pequeños. Y por muy mayores que sean vuestros hijos, nunca lo son demasiado para pringarse ;-).

Y, para terminar, un consejo. Si realizáis esta actividad al aire libre (patio o terraza), como fue mi caso, evitad los días de viento. De todos los días que tiene el verano, yo fui a elegir el de más aire y ni os cuento dónde llegó la pintura…

¿Os animáis? Contadme cómo os ha ido ;-).

22Mar/13

… de pintar piñas

Piñas

Con esta entrada estreno otra nueva sección dentro del blog, actividades con niños. Internet está lleno de manualidades o recetas o juegos que afirman “esto se puede hacer con niños” o “esto a los niños les encantará”. Bueno, pues yo he buscado estas actividades, sobre todo pensando en tener entretenidos a mis Trastos en vacaciones o fines de semana. Y, además, las he puesto en práctica. La idea de esta sección es contaros cómo me ha ido la experiencia. Y luego, si decidís hacerlas con vuestros hijos, me contáis qué tal se os ha dado y, si me dejáis la foto, mucho mejor 😉 .

Bueno, pues la actividad que nos ocupa hoy es la de pintar piñas. Se necesitan, obviamente, piñas de los pinos del parque. Un día de otoño, dando un paseo, os lleváis una bolsita las vais recogiendo. Si les decís a los niños que las cogéis para pintarlas, os ayudarán en seguida. E incluso puede que se emocionen como los míos y recojan piñas para un par de años. No os preocupéis, si os hacéis con muchas, podréis usarlas para otra actividad que os cuento otro día 😉 .

Llega el momento de pintar. Mis hijos me hacen la ola cada vez que me ven sacar los pinceles y las pinturas. Os recomiendo las témperas o parecidas (no las acrílicas) porque son las que mejor salen con agua. Si vuestros hijos se ponen de pinturas hasta las orejas, como los míos, ponerles ropa vieja, por mucho que luego se suponga que la pintura saldrá al lavarse. También os recomiendo proteger la mesa en cuestión. Yo pongo un hule, es decir, un mantel de plástico. Así luego sólo paso la bayeta húmeda y aquí no ha pasado nada. También suelo ponerles cuencos con un poquito de la pintura. Si compráis los colores básicos (rojo, azul y amarillo), podréis hacer de magos y brujas al mezclar los colores primarios para hacer aparecer los secundarios (naranja, morado, verde). Si además os hacéis con el blanco, podréis jugar con las tonalidades.

Y a pintar piñas se ha dicho. Grandes, pequeñas, cerradas, abiertas (para abrir una piña, basta con ponerla al sol o, en su defecto, encima de un radiador, pero cuidado con los piñones que se le caen, pueden hacerse con la habitación entera…). Mis hijos, que son de culo inquieto, pueden pasarse un buen rato pegados a la silla pintando, verlo para creerlo. Para dejarlas secar, nada mejor que papel de horno, como si de galletas se tratara. Y así, entre preparar las cosas, pintar y recoger (importante que impliquéis a los niños en recogerlo todo también) habréis pasado una tarde amena, divertida o, por lo menos, distinta.

CONTRAS:

  1. Os vais a poner hasta las orejas de pintura. Los niños no tienen la misma destreza que los adultos, está claro. Tampoco tienen el mismo cuidado que nosotros. Para ellos lo divertido es ensuciarse. Si eres fanática de la limpieza y odias las manchas, conciénciate de la que vas a montar en casa.

  2. Asegúrate de que hay suficientes piñas. Como te quedes sin ellas en mitad de la chapa y pintura, lo primero, vas a tener entretenido al niño poco tiempo y, lo segundo, puede que se mosquee contigo, y con razón… Mira que haberse dado el paseo y haberte dejado piñas por ahí… ay…

PROS:

  1. Esta actividad refuerza la destreza óculo-manual.

  2. Desarrolla la creatividad.

  3. Saca risas.

  4. Potencia la autoestima de los niños, que se creen picassos en potencia.

  5. Saca tu orgullo de madre o padre al comprobar lo bien que ha pintado el niño esa piña.

  6. Les puedes enseñar mezclas de colores. Ellos alucinan.

  7. Refuerza el vínculo padre/madre-hijo.

¿Tengo que seguir o ya he puesto suficientes pros para convenceros de que las hagáis con vuestros hijos? Pues eso.

Bueno, y una vez que tienes las tropecientas piñas pintadas, ¿qué haces con ellas? Pues yo recomiendo otro paseo por el parque. Pero esta vez en busca de ramitas secas. Y otro paseo al chino de la esquina a comprar un jarrón ancho con un poco de altura y baratito. Lo juntáis todo, decís las palabras mágicas y os puede salir algo parecido a esto:

Jarrón con piñas.

Lo que más les gusta a los niños, después de pintar las piñas, es ver sus obras de arte expuestas en mitad del salón. Y os puedo asegurar que no les da por romperlo 😉 .