Hace tiempo que no vengo con una receta que no sea dulce, así que hoy os voy a contar cómo hago yo el salmón en el microondas. Es cocina fácil para uno o para dos. El salmón se puede sustituir por merluza, dorada, lubina… Y, si no sois muy pescaderos, podéis hacerlo con un muslo de pollo. Lo mejor de la receta: que no mancha, se cocina en el microondas en el mismo plato en el que os lo vais a comer 😉
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… de hacer un gazpacho fácil y rápido
Venga, rápido. Piensa en una receta de verano. ¿Pensaste en el gazpacho? Casi seguro que sí. ¿Y lo compras o lo haces en casa? Pereza, que no te salga bien, que se manchan muchos cacharros… son las excusas que más he oído a la gente que lo compra en vez de hacerlo en casa.
El gazpacho es una bebida refrescante, aunque también se puede tomar como sopa con picatostes y pepino, cebolla, pimiento… troceados. No se tarda mucho en hacer y yo sólo mancho un cuenco y el brazo de la batidora. Nada más. Vamos, para mí no hay excusas que valgan.
El gazpacho se hace con tomates maduros. Es lo que le da ese color tan característico. Pero yo no lo hago así, yo uso los tomates en conserva de mi abuela. Desde bien pequeña, tengo el recuerdo de mi abuela en el patio de su casa en el pueblo, con barreños y barreños de tomates. Ella sentada en una silla en medio de todo ese caos, pelándolos con un cuchillo. Con esos tomates pelados, ella hacía botes y botes de tomates en conserva que usaba el resto del año para sus comidas.
Desde que murió mi abuelo, mi abuela ya no hace tantos botes de tomates en conserva. Pero sigue haciéndolos. Y, desde que me casé, siempre me da unos cuantos botes. Nosotros los usamos para la pasta, las empanadas (nota mental: publicar mi receta de masa y relleno de empanada casera, ¡ñam!) y, ahora en verano, también para el gazpacho. Sale súper rico. ¡Tomates de pueblo! Pero cuando no tengo los tomates en conserva de mi abuela, uso latas de tomates triturados o enteros naturales. Y ése es mi truco del almendruco para hacer un gazpacho rápido. Me evito tener que pelar y trocear los tomates 😉
El paso a paso de esta receta está explicado al final de la entrada en un vídeo (ya disponible también en el canal de YouTube del blog), yo os dejo la receta en sí en esta imagen que podéis descargar si queréis. Como veis, las cantidades no son muy exactas, sobre todo, porque a cada uno le gusta el gazpacho más fuerte o más suave, más ligero o menos, con más sabor a ajo o menos… Además, hay opciones que se pueden añadir si queréis, como por ejemplo, el pepino y el huevo cocido, que le dan más suavidad. En cualquier caso, son sabores que no se notan (al menos no en exceso). A mí este año me ha dado por echarle pepino y nadie ha notado su sabor, aunque yo noto el gazpacho más suave.
CONTRAS:
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El gazpacho sabe mejor frío. Para enfriarlo, no uséis el truco de los cubitos de hielo porque os lo cargáis, lo que vais a conseguir cuando los cubitos se derritan es, efectivamente, enfriar el gazpacho, pero también aguarlo. Imaginaos que os pasáis cinco minutos corrigiendo la sal, el aceite y el vinagre; luego le añadís los cubitos de hielo y en un momento, sólo sabe a agua, todo descompensado. El verdadero truco sería usar agua ya fría. Si tenéis pensado hacer el gazpacho a la noche, por ejemplo, sed previsoras y meted dentro del frigorífico una botella de agua fría. Cuando vayáis a prepararlo, simplemente usad ese agua ya fría en vez de la del grifo.
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Ojo con el ajo. Yo la primera vez que lo hice, usé dos dientes de ajo y salió, para nuestro gusto, excesivamente picante. Es mejor usar uno y, según vuestro paladar, añadirle otro o parar ahí.
PROS:
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Con el truco de la lata de tomate, no hay excusa. Se hace muy rápido.
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Si hacéis como yo y lo batís todo en el mismo cuenco donde hayáis puesto a remojar el pan, apenas se ensucia y después sólo tendréis que fregar la batidora.
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El gazpacho es una inyección de vitaminas que pueden tomar los niños sin apenas enterarse 😉
Y vosotras, ¿hacéis el gazpacho o lo compráis? Y si lo hacéis, ¿qué le echáis que sea marca de la casa? 😀
… del brócoli al horno con ajo y limón y un toque de bacon
Hoy os traigo una receta que no lleva chocolate. Es una receta rica, sana y fácil de preparar. Y se hace sola. Con ella, participo en la promoción de Madresfera y El Corte Inglés. Aunque, siendo sincera, esto sólo es una excusa porque tenía ya ganas de publicarla y compartirla.
El ingrediente principal es el brócoli. Pero antes de que os vayáis porque no os gusta, esperad. Dadle otra oportunidad. Lo bueno de esta receta es que el brócoli no va cocido, que es como solemos verlo en el plato. Así que esos olores nos los ahorramos. Además, lleva limón y ajo, con lo que, si no os gusta mucho el sabor de este vegetal, se puede disimular. Así que nadie diga que no le gusta el brócoli hasta que lo haya hecho según esta receta.
* Ingredientes:
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Un ramo de brócoli (crudo)
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Un limón o medio (según vuestro gusto)
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Ajo (pueden ser un par de dientes de ajo o ajo en polvo; personalmente, prefiero el ajo en polvo)
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Sal para sazonar
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Aceite
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Bacon (yo recomiendo encarecidamente que sea ahumado).
* Preparación:
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Trocear y lavar el brócoli. Dejar escurrir. Reservar.
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En una bandeja apta para el horno, echar un chorrito de aceite para evitar que se pegue el brócoli. Extenderlo bien.
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Poner el brócoli en la bandeja y sazonarlo.
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Echar por encima el ajo en polvo o trocear los dientes de ajo y echarlo también en la bandeja.
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Removerlo todo para que todo el brócoli coja el sabor del ajo y la sal.
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Lavar el limón y partirlo a lo largo. Distribuirlo también por la bandeja.
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Meter en el horno ya precalentado a 200º C y hornearlo entre 20 y 30 minutos, según si el brócoli os gusta más entero o más rendido, según también la cantidad que estéis haciendo y, por supuesto, según también de cada horno.
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Transcurrido el tiempo, sacarlo del horno y, con ayuda de unas pinzas, estrujar el limón caliente por encima del brócoli. Os aviso de que el jugo de limón sabe más que cuando es crudo, así que id probando.
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Mientras se templa, en una sartén saltead unas lonchas de bacon ahumado (enteras o troceadas).
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En el momento de servir, echad el bacon sobre el brócoli.
Tiendo a dar demasiadas explicaciones, pero os aseguro que se tarda menos en hacerlo que en contároslo.
CONTRAS:
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Hay que partir el brócoli en trozos no muy grandes y lo más parecido posible de tamaño para asegurarnos de que todos los trozos se hacen por igual.
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Para el brócoli sólo se usa una fuente de horno. Si os animáis a hacerlo con el bacon para darle ese toque de gracia, hay que lavar también la sartén.
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Cuidado con el limón. Como ya he dicho, el horno aumenta su sabor. Es mejor echar un poco primero y probar el brócoli. Siempre podréis echar más limón, pero si os pasáis de vuestro gusto y os queda muy ácido no os lo comeréis.
PROS:
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Yo suelo hacer esta receta como plato único, pero también viene genial de acompañamiento a un buen trozo de carne o pescado.
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Como todo lo que se hace en el horno, esta comida se hace sola. Sólo tenéis que preocuparos de controlar los tiempos la primera vez.
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Es una comida sana, lo que viene estupendo después de los excesos navideños que seguro todos hemos cometido.
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Es una de esas comidas que funciona tanto para uno como para diez comensales.
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Se puede hacer con o sin el bacon (si es ahumado mucho mejor), pero os aseguro que merece la pena sacar la sartén y churruscar un poquito. Es fantástico meterse un trozo de brócoli en la boca y morder un poquito de bacon ahumado. Le da otra gracia a la comida y alegra el plato.
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Como es tan fácil de preparar, los niños pueden ayudar. Si aún no son muy diestros con el cuchillo, podéis dejarles romper los trozos de brócoli o ponerlos junto con los trozos de limón sobre la bandeja y echarle el ajo. También pueden ayudar a controlar el tiempo del horno. Si son como mis hijos, que les encanta ayudar a hacer de comer, estarán encantados. Y lo mismo hasta se lo comen encantados, como es el caso del Mediano, que lo devora y siempre le sabe a poco.
Bueno, pues ya me diréis si os vais a animar a hacerla o no. Y ya os contaré si con esta receta me seleccionan los señores de El Corte Inglés.
… de hacer pan y pizza en casa
Cuando escribí la entrada contando que estaba en plena operación “perder los kilos de los embarazos sí o casi sí”, os mencioné que prefería hacer pizza en casa que comprarla hecha o pedirla a domicilio. Una de las razones es que me parece que la hecha en casa es más sana y, además, puedo hacerla a nuestro gusto (más o menos como pasa con el puré del Peque).
El caso es que me resistía a publicar la entrada de hoy porque estaba esperando a ver si 1 madre in Italy se animaba a publicarla en sus Recetas apañadas, pero viendo que no, me lanzo yo. Que ya te vale, guapa, que mucha receta italiana y no hayas publicado una de pizza :-P, jajaja…
Pues la receta de la masa de pizza que os traigo hoy la he sacado del genial Jamie Oliver (libro La cocina de Jamie Oliver. Recetas frescas de un joven chef). Como no soy mala y, aunque me consta que todos manejáis el inglés a la perfección, voy a dejaros la receta en español.
Ingredientes:
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25 g de levadura fresca de panadero o 3 sobres de levadura seca de panadero (creo haber hecho bien la proporción, pero generalmente en los sobres pone a cuándo equivalen de la fresca).
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¼ de taza de miel o azúcar (yo prefiero la miel).
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600 ml de agua templada (fría no vale).
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500 g de harina de fuerza.
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500 g de harina blanca (o integral).
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1 cucharada de sal.
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Opcional: hierbas, especias, semillas…
Preparación:
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Disolver la levadura y la miel/azúcar en la mitad del agua (recordad: tiene que estar templada).
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En un cuenco, mezclar las dos harinas con la sal. Hacer un agujero en el medio a modo de volcán.
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Echar poco a poco el agua e ir mezclando con la harina.
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Después, añadir el resto del agua también muy poco a poco (podéis necesitar más agua o menos, por eso hay que ir poco a poco). Si vais a hacer pan de semillas o especias, éste es el momento de añadirlas.
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Amasarlo todo 5 minutos. La masa resultante ha de ser elástica y algo pegajosa (pero no mucho).
Todos los pasos anteriores se pueden hacer con el accesorio triturador de las batidoras eléctricas o en un robot de cocina.
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Enharinaros las manos y la superficie de trabajo . Volcar la masa y darle forma redondeada.
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Dejar reposar la masa. Debe levar y multiplicar su volumen inicial por dos.
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Una vez doblado su volumen, volver a amasarla y darle la forma deseada (panecillos, barra, pizza…).
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Colocar en la bandeja del horno y dejar levar de nuevo. Si es para pizza, con 20 minutos es suficiente. Si es para pan, hay que esperar que suba algo más para que la miga esté esponjosa.
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Hornear a 200-220º C (según vuestro horno) unos 20-30 minutos (los panecillos menos tiempo). Si es pizza, poner los ingredientes y hornear igual.
CONTRAS:
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Hay que esperar. El tiempo de levado es imprescindible. Si no, os quedará una piedra con sabor a pan.
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Si os animáis a hacer el pan, es posible que no os salga bien a la primera. A mí me costó algunos intentos.
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Si os pasa el contra 2, teniendo en cuenta que éste no es un blog de recetas ni yo soy panadera o similar, es posible que no pueda solucionaros las dudas. Sin embargo, como ya digo que me costó varios intentos que me saliera bien, no dudéis en preguntarme si queréis. Intentaré ayudaros en todo lo que pueda.
PROS:
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Se puede hacer con los niños. A los míos les encanta sobre todo la parte de amasar con las manos y el rodillo.
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Para hacerla no es necesario usar masa madre ni nada parecido.
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Sirve tanto para hacer pizza como pan.
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Como la masa la hacéis vosotros, podéis optar por hacer mini pizzas de varios tipos en vez de una más grande de un solo tipo. Además, las mini pizzas son ideales para los niños, que suelen apañarse mal con las raciones de las pizzas grandes. Y, si hacéis pan, también podéis hacer pancecillos variados en vez de un pan grande. ¡A vuestro gusto!
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Podéis añadir a la masa semillas o ajo para hacerla de otra manera. En casa hemos probado a hacer el pan de ajo y está de rechupete. Y a los Trastos les encanta el de semillas.
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Puede hacerse una versión integral sustituyendo la harina blanca normal por una integral.
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Se puede congelar y usar otro día. Si congeláis la masa, os recomiendo que lo hagáis antes del segundo levado, aunque a mí lo que mejor me funciona es seguir todos los pasos y hornear sólo la mitad del tiempo. Una vez fría la masa medio horneada, se congela. Cuando la vayáis a comer, se mete directamente del congelador al horno y termináis de hornearla.
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Aquí os pongo la receta original con las cantidades originales, pero se puede hacer menos. Simplemente dividís todos los ingredientes por el mismo número.
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Sale igual con levadura fresca que con la seca (siempre y cuando ambas sean de panadería). En los sobres de la seca pone a cuánto equivale de la fresca.
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No me digáis que hace calor en verano para encender el horno. Sí, efectivamente es así, pero, por contra, los tiempos de levado se reducen considerablemente. Además, no hace falta que estéis en la cocina mientras se hornea :).
No dejéis de probar esta receta. Luego os pasáis y me decís qué tal os ha salido ;). Para que os entren ganas, aquí os dejo la pizza hecha con esta masa que nos zampamos el otro día.