Archivos de la categoría: Cachivaches

23Ago/13

… del cinturón de seguridad para embarazadas en el coche

Cinturón de embarazadas para el coche

Una de las cosas que me compré cuando estaba embarazada del Mayor fue un cinturón que se amoldaba al cinturón del coche para proteger la tripa y al bebé. Pocas cosas he amortizado más. Lo usé, como digo, con el embarazo del Mayor. Lo usó mi cuñada con el de mi sobrino. Lo volví a usar yo con el del Mediano. De nuevo lo usó mi cuñada con el embarazo de mi sobrina. Otra vez lo usé yo con el embarazo del Peque. Y en breve lo usará una amiga mía para su embarazo.

El aparatejo es el de la fotografía que ilustra esta entrada. Se coloca en el asiento donde vaya a ir la embarazada. Ésta se pone el cinturón de seguridad del coche de forma normal. Una vez que éste está abrochado, se coge la tira que cruza la barriga de lado a lado (no la que viene del hombro) y se engancha entre las dos piernas a los automáticos que tiene el cinturón para embarazadas.

De esta manera, en caso de frenazo brusco, el cinturón de seguridad del coche se tensa y tira, pero no aprieta la tripa, por lo que el bebé permanece a salvo. Lo que es muy importante. A mí me dijeron que hay que usarlo cuando la tripa empieza a sobresalir. Lo que significa que en mi primer embarazo no lo usé hasta el quinto mes aproximadamente; con el segundo sobre el cuarto mes y, con el tercer embarazo, sobre el tercer mes (o quizás un poco antes).

CONTRAS:

  1. Aunque tiene enganches para sujertarlo al asiento, la verdad es que se mueve. Con los dos últimos embarazos, simplemente me lo ponía debajo del culo y abrochaba el cinturón del coche. Entre esto y mi más que considerable peso, no se movía.

  2. Hace ya seis años, el cinturón que yo tengo costó unos 40 €. En su momento me pareció caro para el tiempo de uso que le iba a dar. Afortunadamente, como ya he dicho, está más que amortiguado.

PROS:

  1. Se puede lavar. Yo lo meto en la lavadora y sale limpito.

  2. Con gusto hubiera pagado más dinero teniendo en cuenta que es un accesorio para la seguridad del bebé dentro del coche. Que mucha publicidad con usar la silla del coche adecuada para cada edad, pero antes de nacer también se pueden hacer cosas para viajar seguros con el bebé en la tripa.

  3. Es resistente. Ya digo que este cachivache ha pasado por cinco embarazos y aún está listo para el sexto.

  4. Lo puede usar la embarazada, tanto si conduce como si va de copiloto o en los asientos traseros.

Ahora os toca a vosotras. ¿Conocíais el artilugio en cuestión? ¿Lo habéis usado? Y, si es así, ¿os resultó tan útil como a mí? Contadme vuestra opinión, experiencias o dudas en los comentarios ;).

12Ago/13

… del intercomunicador para bebés

Intercomunicador para bebés

Si eres madre o padre primerizo seguro que tienes uno de estos cachivaches rondando por casa en alguna de sus versiones (audio solo o vídeo y audio). Yo tengo uno. El de la foto, es el tercer intercomunicador para bebés desde que nos convertimos en padres.

Se trata de una aparatejo que bien podría ser un walkytalky moderno. Para quien no lo conozca, dispone de dos partes. Una es la que recoge el audio o imagen y que se coloca cerca del bebé. La otra es la que, en la mayoría de las veces, la madre lleva pegada a su cuerpo para controlar en todo momento que el bebé está bien.

El primero de la serie fue un regalo por el nacimiento del Mayor. Aunque por aquel entonces vivíamos en el mini piso, yo estaba convencida de que necesitábamos uno. Tenía que ver si se daba la vuelta, si le se caía el chupete, oírle si lloraba. Vamos, como si las dos puertas que separaban la habitación donde dormía del salón fueran insonorizadas cual paredes de discoteca. Al poco se nos rompió y compramos otro. Bueno, el Tripadre no lo tenía muy claro, pero yo sí. Y le convencí. Aprovechando las Navidades, nos vino otro de regalo.

Éste segundo lo usaron el Mayor y el Mediano. Pero también acabó rompiéndose. Bueno, más bien lo que se escacharró fue la parte que traía la pantalla, que le dio por no recibir imagen alguna. Al final, otra vez por cabezonería mía, compramos el tercero. Que, se nos estropeó antes de la llegada del Peque. De nuevo, me emperejilé en comprar otro, el que sería el cuarto. Pero esta vez el Tripadre me pidió que esperara. Yo esperé. Y, fíjate tú por dónde, al final no lo compramos ni se lo pedimos a los Reyes Magos. Y eso a pesar de que nos mudamos de casa y ahora la distancia entre el Peque y el salón es un poco más grande que en el mini piso.

Lo tengo bien guardadito en un armario. Por si me da por usarlo… aunque después de casi un año y medio que tiene el Peque, si no lo he usado antes, a estas alturas ya lo dudo.

CONTRAS:

  1. Creo que para lo que valen los de imágenes, duran muy poco.

  2. La cámara que recoge las imágenes. No sé quién lo ha diseñado, pero desde luego no tiene hijos. Da igual donde duerma el bebé, si en vuestra cama o en cuna aparte, es complicada de ajustar para que recoja bien la imagen del niño. Hay que buscarse las vueltas porque, por mucho que vendan que gira y se mueve que da gusto, la verdad es que a nosotros nos resultaba difícil. Incluso pusimos en la pared una balda para poner el cachivache, pero claro, en cuanto el bebé crece y puede ponerse de pie y alargar la manita, va directo a por el cacharro. Si lo pones más lejos, ya no le ves porque no tienen zoom.

  3. Suele coger interferencias. A nosotros siempre nos las cogía con el microondas. A veces con los móviles también.

  4. A nosotros no nos ha pasado nunca jamás, pero una prima de mi marido asegura que a ella se le cruzó la imagen con la de otra casa y a ratos veía al niño del vecino en vez de al suyo.

PROS:

  1. Sea como fuere, es cierto que, sobre todo con el primero, es una tranquilidad poder verle y oírle. Quizá sea algo más psicológico que lógico, pero yo me quedaba mucho más tranquila con el aparatito.

  2. Hay niños que se despiertan de la siesta y lloran. No es el caso de los míos, de ninguno de los tres. Ellos han sido y son bebés de despertarse y quedarse en la cuna (jugando, dando palmas, cantando…). El intercomunicador me ayudaba a saber cuándo se habían despertado de verdad.

  3. Los que nosotros tuvimos no había que dejarlos encendidos todo el tiempo. Tenían una opción en la que la imagen aparecía si registraba un sonido, para que los padres puedan ver qué pasa en la habitación. He de reconocer que yo apenas usaba esta opción. Lo tenía siempre encendido… ahora que lo pienso… quizá ésta sea la razón de por qué se nos estropeaban tan a menudo…

Decidir usarlo o no es cosa de los padres. Habrá quienes no puedan vivir sin el intercomunicador y habrá quien lo considere innecesario. A pesar de no usarlo actualmente, no le voy a quitar valor. Además, es un buen regalo para unos padres primerizos, aunque algo caro, esto tampoco puedo negarlo. Pero los que vienen sin imagen son más asequibles para el bolsillo.

12Jul/13

… del biberón cuchara

Biberón cuchara

El mundo de los bebés tiene cosas que no te esperas. Cuando nace el bebé te suelen regalar un montón de cosas que, si es el primero, es probable que no sepas para qué sirvan. Luego llegan otras que no tenías ni idea de que existían, pero que están ahí. Y hasta puede que, por muy estúpidas que las consideras al principio, resulta que andan por tu casa.

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28May/13

… del parque de juegos

parque de juegos

Odiado por unos y amado por otros, el parque de juegos es otro motivo más de controversia dentro de la maternidad. Vaya, que ya llevamos unos cuantos… El caso es que yo he usado el parque con cada uno de los tres Trastos. Y he tenido que escuchar de todo.

Con el Mayor lo usaba para, entre otras cosas, poder ducharme a gusto o recoger la cocina o prepararle la papilla sabiendo que dejaba a mi bebé en un espacio a salvo de golpes. Con el Mediano y el Pequeño fue más por poder atender al hermano mayor. Si tenía que bañar al Mayor o acompañarle al baño en plena operación pañal, con el Mediano aún empezando a andar, el parque era el lugar ideal para dejarle. Lo mismo le ocurre ahora al Peque, que aún no está para dejarle solo mientras los Mayores acaparan toda mi atención.

Esta utilidad creo que no se la puede quitar nadie a este cachivache. Sin embargo, utilidades a parte, hay quien lo llama “cárcel para niños”. Bueno… a ver… maticemos… Yo no sé qué harán demás padres y madres, pero para mí, el parque de juegos no es un sitio donde soltar al niño cuando se levanta de la cuna y de donde sacarlo para acostarle otra vez. Como he dicho, para mí es un espacio seguro donde poder dejar al bebé jugando mientras yo no puedo atenderle en ese momento. Ojalá no tuviera más obligaciones que estar con él tirada en el suelo todo el día. Pero no es así, hay otras cosas que reclaman mi atención y también otros hijos a los tampoco puedo desatender.

De la misma manera que a mí no se me ocurre crucificar a nadie que decida no usarlo, me gustaría que nadie juzgara la manera en la que educo a mis hijos o el amor que les profeso. Pero volvemos a lo de siempre. Esos comentarios tan bienintencionados que suelta la gente sin medir (o sin importarles) el daño que hacen sus palabras. Más cicatrices para la madre o padre que tiene que escuchar esas críticas constructivas. Quizás algún día aprendamos a medir las palabras. O al menos a no imponer nuestro punto de vista.

CONTRAS:

  1. Según va creciendo el bebé, el parque se les queda pequeño y en cuanto empiezan a andar sólo quieren suelo.

  2. Si tenéis hijas, cuidado con los pendientes. Pueden engancharse fácilmente en la malla. Obviamente, con tres niños, yo esto no lo he vivido, pero conozco a quien sí.

  3. Ojo también a los juguetes que se colocan dentro del parque para que juegue el bebé. Los mejores son los blanditos, sin partes duras, por si el bebé se cae que no se haga daño.

  4. Si hay hermanos mayores, éstos pueden querer meterse dentro del parque para jugar con el hermano pequeño. Esto sí que nos pasa continuamente en casa. Y hay que hacerles comprender a los Mayores que el parque no aguanta el peso de los niños más mayores y que se puede romper. Os deseo suerte, yo aún estoy en ello.

PROS:

  1. Si no hay muñecos duros ni pendientes en las orejas, el parque es un espacio seguro para los bebés. Les gustará más o menos estar dentro, pero a salvo sí están.

  2. Los parques suelen traer anillas, lo que ayuda a los ya no tan bebés a ponerse de pie e ir practicando su equilibrio. Perfecto para cuando decidan andar.

  3. Cuando empiezan a salirle los dientes, suelen tomarla con el borde de arriba, que suele estar blandito. Lo único malo es que empiecen a romperlo con esos dientecitos incipientes.

  4. Pueden dar sus primeros pasitos dentro del parque, de nuevo, sin riesgo de hacerse daño.

  5. El hecho de utilizar el parque no implica que el niño vaya a andar antes ni que no pueda gatear. Como digo, mis tres hijos han usado el parque. Los dos primeros pasaron de gatear y se pusieron a andar directamente. Y es el Peque el que, empezando ya a dar sus primeros pasos, se ha decidido a gatear. Así que puedo decir que, según mi experiencia, el uso o no uso del parque no influye para nada en sus primeros pasos o gateos.

Como decía al principio, el uso del parque es motivo de controversia. Al igual que dar el pecho, dar biberón, usar mochila, usar carrito, usar chupete… En fin, que yo creo que hay que respetar más las decisiones de los padres y no criticar a quienes actúan de forma distinta a nosotros, pues a veces las palabras hacen más daño que las espadas. Y ojo, todo esto partiendo de la base de que creo que nadie puede negar la utilidad del parque. Otra cosa es que decidáis usarlo o no, según sean vuestras preferencias, vuestras circunstancias en casa y, sobre todo, vuestros hijos.

Y vosotros, ¿habéis usado parques?

21May/13

… de las literas

Hoy tocaba cambiar las sábanas de la cama de los Trastos mayores. No sabéis cómo lo detesto. Cuando vivíamos en el minipiso, con dos hijos, la mejor solución fue comprar una litera porque tenían que ir los dos en la misma habitación por falta de espacio y porque si poníamos dos camas había que acostarles saltándolas por encima.

Supimos que el Mayor debía dejar su cuna cuando empezó a echar la pierna por encima de los barrotes para llegar al suelo (a la tierna edad de dos años). Con el consiguiente porrazo inminente de por medio. Pensamos si una cama simple o una litera y, en vista de que no queríamos un hijo único, nos convenció la litera. A él le gustó, pero estuvimos un mes pasando lo que no está escrito para conseguir que no se levantara de la cama. Que ni barrera ni nada para que no se cayera al suelo. El Mayor aprendió pronto que podía levantarse por los pies de la cama. Y antes de dormirse, le gustaba salir al pasillo una media de 6 veces, muy orgullo de sí mismo, eso sí, porque sabía levantarse. Al final, aquella fase pasó y empezó a dormir igual que en la cuna.

El pistoletazo de salida del Mediano nos lo dio el mismo momento en que, siguiendo los pasos de su antecesor, decidió escalar la cuna, aunque en su caso fue a los dos años y medio bien pasados. Éste también se levantaba durante un tiempo. Afortunadamente, la costumbre le duró menos.

Ahora que comparten horario, también comparten habitación y siguen con su litera, aunque en esta nueva casa sí cabrían dos camas en su habitació. Pero ellos ya se han acostumbrado a dormirse así y nosotros no vemos razón para no dejarles. El Mayor se está ganando el cielo, pues tiene que aguantar las canciones de su hermano al irse a dormir (sí, le gusta cantar incluso a esas horas) y los gritos llamándole en cuanto se despierta. Y el Mayor, aún así, quiere dormir en la litera con su hermano, los dos en la misma habitación.

Además, he de decir que, de la misma forma que no paran durante el día, tenemos la suerte de que, en cuanto se meten en la cama (y salvo contadas ocasiones donde entran enfermedades o siestas excesivamente largas), se duermen al poco de rozar la almohada y así hasta la mañana siguiente.

Y todo esto que os cuento, que a priori parece tan bonito, pierde todo su encanto en el momento de cambiar las sábanas. Porque la de arriba acaba con mis brazos, suerte que soy de estatura tirando a alta. Y la de abajo acaba con mi espalda, o con mi cabeza si la levanto antes de tiempo porque el golpe que me doy me deja atontada para el resto del día. Cuando termino de hacer ambas camas, estoy que ni que me hubiera ido al gimansio.

CONTRAS:

  1. Los dos se acuestan a la vez y se levantan a la vez. Da igual quién se duerma o se despierte primero. Si uno quiere terminar la peli antes de acostarse, el otro le espera. Primero porque así lo quieren y segundo porque si no, corremos el riesgo de que el segundo al acostarse despierte al primero. Y a la hora de levantarse pasa igual. El primero en abrir el ojo empieza a llamar al que aún sigue durmiendo y, sólo entonces, cuando ambos están despiertos, empiezan a llamarnos a gritos. Normalmente a mí. Porque ahora que son más mayores ya no quieren levantarse solos de la cama, prefieren despertar a mamá y que yo vaya rauda y veloz a levantarles.

  2. Han cogido la costumbre de que los días que hay cole, va el Tripadre a levantarles. Y si es fin de semana o festivo, voy yo. Y tenemos que respetarlo porque si voy yo un martes, convénceles después de que hay que ir al cole… Menuda nos montan con la frase “hoy ha venido mamá, así que no hay cole” por bandera.

  3. Si uno tiene pesadillas o le duele algo, siempre se corre el riesgo de que, en mitad del llanto nocturno, se despierte el otro. Si se vuelve a dormir, no hay problema. Pero si le da por decir que ya es de día o que ya no quiere dormir más, hay que echar mano de la imaginación para intentar convencerle de que hay que volver a la cama… y todo esto con el menor ruido posible, que aún queda otro durmiendo en la cuna.

  4. La noche que tienen ganas de cachondeo aquí se entera hasta el último mono. Todo son risas, chistes, canciones y demás. El Peque se acuesta primero en la habitación de al lado, muchas veces no sé cómo no se despierta. Lo que más te apetece después de un día agotador es acostarles tranquilamente… pero como pilles una noche de las que tienen ganas de juerga, es difícil no desesperarse.

PROS:

  1. Hacer las camas equivale a una clase de gimnasio (aeróbic por lo menos). Pero cambiar las sábanas vale por unas cuantas más (y de zumba ;-). No sé como no he perdido ya los kilos que me sobran.

  2. Da gusto ver que, por mucho que trasteen durante el día o por mucho que se chinchen el uno al otro, les gusta dormir juntos y se echan de menos si uno no está.

  3. A veces, las noches de juerga pueden sacarme de quicio. Sin embargo, otras es para estar escuchando fuera de la habitación sin que me vean… me parto de risa. Se hacen unas preguntas y se dan unas explicaciones el uno al otro y el otro al uno que son dignas de grabarlas. Engordo don kilos sólo de ver lo bien que se llevan… aunque a veces no lo parezca :-). Ahhhh… a lo mejor es por esto que me cuesta tanto perder peso

No sé si cuando el Peque crezca tendrá cama o litera, si seguirá durmiendo solo o compartirá habitación con sus dos hermanos o sólo con uno. Lo que sí está claro es que tengo muchas ganas de verle en confidencias con los otros dos. Va a ser la repera :-D.

17May/13

… de dejar el pañal

Pañales y calzoncillos logo

Nada más nacer tu bebé, empiezas a oír aquello de que “cada niño tiene su propio ritmo”, “no compares a tu hijo con los de tu vecina” y sucedáneos. Y te lo crees. Si tu hijo tiene año y medio y no anda, no pasa nada, ya andará, no hay por qué preocuparse y, sobre todo, no le fuerces. Que va a la guardería y todos los de su clase hablan por los codos y el tuyo apenas dice “mamá”, no compares que es peor, ya hablará, seguro que cuando empiece no hay quien le calle. ¿Os suena?

Bueno, pues todo esto es válido… hasta los 3 años. ¿Qué pasa entonces? Pues pasa que tiene que empezar el colegio y tiene que ir con los deberes hechos. A saber: se acabaron los purés, el niño tiene que comer sólidos, y se acabó el pañal, debe saber ir al baño solo o, en su defecto, pedirlo a la profesora (con tiempo, a poder ser). Da igual que haya nacido en enero o en diciembre. Bueno, pues hoy vengo a hablar del adiós al pañal.

Con el Mayor tuvimos suerte. En la guardería se dieron cuenta de que podría estar preparado para quitarse el pañal con dos años y poco. Nos lo propusieron y nosotros accedimos a probar. Y no nos fue del todo mal. Fue un verano marcado por la fregona y montones de calzoncillos de la talla mini, pero consiguió no usar pañal durante el día. Su mayor problema era que aguantaba demasiado y, para cuando quería ir al baño, ya era tarde. Algo normal y habitual en esta etapa. Sin embargo, hubo, como siempre, voces que “nos aconsejaban” volver a ponerle el pañal porque era mucho trabajo ir limpiando escapes. Pero nosotros confiamos en nuestro hijo, le dimos tiempo y comprensión. Enfados cero.

En este caso, nos ayudó bastante un orinal que emitía una musiquilla cada vez que caía algo, sólido o líquido. Mi hijo se ponía muy contento y le encantaba hacer sus necesidades allí. También ayudó el que le permitiéramos acompañarnos al baño si quería para ver cómo se hacía aquello.

El Mediano fue otra cosa. Estando a punto de cumplir los 3 años, estuvimos casi obligados a quitarle el pañal porque tras el verano empezaba el colegio. Si hubiera dependido de nosotros, hubiéramos esperado a verle más preparado, pero no pudo ser. Y poco a poco fuimos retirando el pañal, al principio a ratitos cortos y, después, más largos.

Esta vez, el orinal no ayudó mucho. Fue más el hecho de ver a su hermano mayor ir al baño. Es más, como el Mayor ya hacía pis de pie, el Mediano se empeñaba en hacerlo así también, pero aún no llegaba, ¡pobre! A mí me hacía gracia, pero él no entendía por qué no podía y mojaba el suelo. Menos mal que fue cuestión de tiempo y que está en pleno crecimiento :-).

CONTRAS:

  1. Hay que estar muy pendiente para evitar los escapes o minimizarlos al máximo. Después de un tiempo, aprendes a diferenciar la cara que pone cuando se le está escapando algo.

  2. En casa, hay que tener preparada la fregona. Y la paciencia también. Lo que hacía yo era sentarle a esperar que se secara el suelo, para que fuera consciente de lo que había pasado. Y nada de enfados. Están aprendiendo.

  3. En la calle, hay que llevar siempre ropa de cambio suficiente como para varios escapes. Y yo os diría que algún pañal también por si le entran ganas de hacer caca.

  4. Hay que comprar muchos calzoncillos (o bragas). Si son de dibujos que le gusten mucho mejor. Da igual que sea verano y que la ropa se seque más rápido. Ten en cuenta que, después de limpiar los escapes, es probable que no tengas ganas de lavar también la ropa. Yo me esperaba al tercer escape para lavar una tanda de ropa porque, si no, me tenía que pasar el día lavando. Y a mano, porque no vas a poner una lavadora para un calzoncillo y un pantalón.

  5. En cuanto pidan ir al baño, tendrás apenas unos segundos para reaccionar. Entrarás en los sitios y lo primero que buscarán tus ojos será el baño, por si tienes que salir corriendo. Bienvenidas al mundo de los baños públicos.

  6. Los consejos sobre este tema también te llegarán sin pedirlos. Algunos, incluso, te harán dudar. Habla con el padre (o la madre) y decidid qué vais a hacer, cuándo y cómo y haced oídos sordos a todo lo que no os ayude a lograrlo.

  7. Como todo lo relacionado con los niños, vas a poner a prueba tu paciencia. Respira.

PROS:

  1. El pis de un niño de esa edad aún no es como de un niño mayor. No huele tan fuerte ni es mucha cantidad, aunque a veces lo parezca.

  2. Si la operación pañal se realiza en verano, siempre habrá menos ropa que lavar porque puede ir sin pantalones por la casa.

  3. Cuando pases dos días sin escapes, sentirás una alegría inmensa.

  4. Cuando llevéis cuatro escapes en una hora, antes de tirarte de los pelos, piensa en todo el dinero que te vas a ahorrar en pañales. Quizás al principio pienses que el dinero de los pañales lo gastas en agua y detergentes, pero eso es sólo al principio. Antes o después, todos los niños acaban sin pañal.

  5. En cuanto tu hijo consiga controlar sus necesidades, va a coger muchísima confianza en sí mismo. Aplaúdele sus logros. Le va a encantar ir sin pañal.

Para lograr decir adiós al pañal sin traumas, es necesario que el niño esté preparado y que vosotros, los padres, estéis convencidos. No vale echarse atrás al tercer escape. Hay que ser constante, sobre todo, para que el niño no se haga un lío (puede darse el caso de que ya no sepa si lleva o no pañal). Y, como dije antes, todo lo que no os ayude en vuestra decisión, ignorarlo. Nadie mejor que vosotros conocéis a vuestro hijo, sabéis si está o no preparado o si es mejor volver al pañal o perseverar en su retirada. ¡Suerte!

15May/13

… de portear

Boba Air

El otro día, La orquídea dichosa sorteó, gracias a Kangarunga, una mochila Boba Air. Yo no he porteado a ninguno de mis Trastos. Con el Mayor, dejé caer estando embarazada que me gustaría una mochila. Pero no llegó nunca. Con el Mediano no me hice ilusiones. Y con el Peque ni lo mencioné. ¿Por qué no me la compré yo? Pues en parte por desinformación y en parte porque no sabía el uso real que podría darle, ya que teníamos carrito de bebé, y gastarnos el dinero para no aprovecharla mucho nos echaba para atrás.

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08May/13

… del sacaleches

Sacaleches

He tenido tres hijos y un solo sacaleches que he usado apenas una semana (si junto las horas totales que lo usé). No trabajo fuera de casa desde antes del Mayor, así que no había tenido necesidad de uno. Mis razones para usarlo fueron otras. Y, a pesar del poco tiempo que lo usé, le cogí un inmenso cariño.

Ya os conté cómo fue el nacimiento del Pequeño, una cesárea violenta en la que mi bebé tuvo que hacer un esfuerzo para salir al mundo. Como nos dijeron en el hospital, “había nacido cansado”. Al principio no entendía qué repercusiones podría tener esta afirmación, pero no tardé en averiguarlo. Dormía mucho y le costaba mamar y no precisamente porque no supiera. Dormía y al Tripadre y a mí (y también a las enfermeras de noche del hospital) nos costaba horrores despertarlo, horas interminables haciéndole todo tipo de perrerías para que abriera los ojos (quitarle ropa, tocarle los pies, menearle, cogerle, dejarle…). Ya sabéis que, sobre todo durante los primeros quince días, los bebés deben comer más o menos cada 4 horas para evitar la hipoglucemia. Pues nada, mi Peque prefería dormir a comer. Cuando por fin se espabilaba un poco, le ponía corriendo a la teta. Empezaba a comer y ¡otra vez dormido! Apenas habían pasado 5 minutos y ya estábamos igual que hace un par de horas. Era un auténtico suplicio.

A los 10 días fuimos a una revisión con su pediatra y aún no había recuperado su peso al nacer. Yo le dije a la pediatra que quería seguir con la lactancia materna, que con el Mediano la había perdido, pero que estaba decidida a hacer lo que fuera por no recurrir al biberón si no era estrictamente necesario. Y aquella pediatra me entendió a la perfección. Me propuso utilizar un sacaleches para darle mi propia leche con una jeringuilla. Así evitábamos el biberón y nos asegurábamos que comía aunque tuviera un sueño profundo.

Nos hicimos con uno simple, aunque automático. Cuando se quedaba dormido, el Tripadre me traía el aparato y, mientras él intentaba despertar al Peque, yo me sacaba la leche. Después, con la jeringuilla, le dábamos la leche, mi leche. Y así estuvimos una semana. A la siguiente cita con la pediatra, mi bebé había recuperado el peso al nacer e incluso había puesto unos gramos más. ¡Estupendo!

Nunca le agradeceré lo suficiente a aquella pediatra que me echara una mano para salvar la lactancia en vez de tomar el camino fácil y “recetarme” el biberón. Gracias a su comprensión y sus consejos, mi bebé estuvo con lactancia materna exclusiva los seis meses recomendados. Poco a poco, logramos despertarle para comer y él conseguía quedarse más o menos despierto… porque se enganchaba, se dormía, volvía a mamar, otra vez se quedaba frito, ahora lactaba un poco más, otro rato dormido con la teta en la boca… y así hora y media, a veces más.

De manera que, teniendo en cuenta esta particularidad, aquí van mis pros y contras del sacaleches.

CONTRAS:

  1. Tiene muchas partes, casi hay que hacer un máster para entenderlo. Vale, a lo mejor no son tantas y yo exagero un pelín, pero sí son más partes que un biberón normal, que era lo más complejo que había tenido que montar y desmontar hasta la fecha.

  2. Hay que esterilizar todas las pares y todas las veces tras su uso. Esto implica desmontarlo y montarlo varias veces al día, en mi caso, prácticamente en todas las tomas. Si tenemos en cuenta que los bebés maman muy a menudo nada más nacer, para mí eran demasiadas esterilizaciones y se me hacía muy cuesta arriba.

  3. Con la calculadora en la mano, me salió muy caro teniendo en cuenta el poco tiempo que lo usé.

  4. Las primeras veces me molestaba un montón. Era como un vacío en el pecho que me costaba soportar.

  5. Viendo salir la leche, no podía evitar sentirme como una vaca lechera a la que estaban ordeñando. Al Mayor le hacía mucha gracia el aparatejo y, cuando me veía con él, me preguntaba si ya iba a ordeñarme otra vez… muy majo como véis 😛

PROS:

  1. Por mucho que costara el cachivache en cuestión, doy por bien empleado ese dinero pues permitió que mi hijo siguiera alimentándose de leche materna de forma exclusiva, sin tener que recurrir al biberón.

  2. Como era automático, una vez enchufado y establecida la frecuencia de succión, el trabajo lo hacía todo el sacaleches.

  3. Con la práctica, conseguí ajustármelo de manera que ese vacío que me hacía en el pecho no me molestara.

  4. El complejo de vaca lechera ordeñada pasaba con el simple pensamiento de que así ayudaba a mi bebé sin recurrir al biberón.

  5. Viene muy bien para aquellas madres que tienen que separase de sus bebés durante algunas tomas pero quieren seguir dándoles leche materna, pues ésta se puede refrigerar o congelar. ¿Alguien lo duda?

  6. El mío era simple, para sacar leche de los dos pechos, éstos tenían que turnarse. Sin embargo, los hay dobles, de esta manera, se puede sacar leche de los dos pechos a la vez.

Esta entrada está dedicada al sacaleches, pero en realidad es un agradecimiento a aquella pediatra que apostó por la lactancia materna. Una pena que tuviera que irse por motivos personales y no poder contar con ella para otras cosas, pues pensábamos igual en muchos aspectos de la maternidad, los bebés y los niños en general.

Una profesional como la copa de un pino que, cuando le dije evitaba tomar cualquier medicamento durante la lactancia, por muy seguro que se suponiera que era, por el temor a que afectara a mi leche, en lugar de hacerme sentir como una tonta por tal decisión, me dijo que me entendía perfectamente, sin juzgarme. Una pediatra que prácticamente me rogó que no dejara llorar a mi bebé si podía evitarlo (recordemos que mi bebé no era hijo único y que su madre no tiene el don de la ubicuidad, aunque lo intenta). Una pediatra que, además de preguntarme cómo estaba mi bebé, también me preguntaba cómo estaba yo. No todos los pediatras son así. Espero de todo corazón que haya conseguido hacer realidad su sueño.

02May/13

… del cojín de lactancia

Cojin de lactancia

Cuando nació el Mayor, le di el pecho. Para ello, solía ponerme en la cama o el sofá rodeada de cojines. Uno me lo ponía en la espalda, para mantenerla recta, y otros dos iban debajo del brazo que sujetara la cabeza de mi bebé (teta derecha-brazo derecho, teta izquierda-brazo izquierdo, era obvio, ¿verdad?). En casa ya sabía qué cojines debía utilizar, no tenían que ser ni muy blandos, pues entonces no sujetaban nada, ni muy duros, pues no se alineaban bien a mi brazo, la cabeza de mi bebé y el pecho. Y así pasamos los meses que duró su lactancia.

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29Abr/13

… de las pegatinas para el baño

Pegatinas WC

Hace tiempo (no mucho, que el blog tampoco tiene tanto tiempo ;-)), escribí una entrada sobre mear de pie o cómo se ponía el baño teniendo 2 niños en casa (salpicaduras, charquitos, etc.). Para tranquilidad de todo, os diré que el Tripadre se lo tomó con humor, como no podía ser de otra manera (gracias, solete).

El caso es que si vais a la entrada y os leéis los comentarios, hubo quien, bromas a parte, me recomendó probar unas pegatinas para el inodoro. ¿Quién fue? Pues Annabel, de La nave del bebé :-). Me picó tanto la curiosidad por aquello que, harta como estaba ese día de cómo estaba el baño día sí y día también, encargué dos, por 5’95 € cada una, más 4’80 € de los gastos de envío. A los pocos días, tenía las pegatinas en casa. Las probé y me gustaron.

¿Y qué son exactamente? Pues pegatinas que se pegan en la taza, en un lado u otro (según si quien va a hacer pis es un niño o una niña). Cuando la orina roza el dibujo, éste reacciona. La finalidad es que así, jugando a apuntar, no hay escapes no deseados fuera del inodoro. Al menos no tantos como antes.

Después de un mes probándolas, aquí os dejo mi opinión:

CONTRAS:

  1. Según las indicaciones, una vez pegadas, hay que esperar 10 minutos antes de su primer uso para que se adhieran bien. Con una esperé 20 minutos y no fueron suficientes. Empezó a despegarse con la primera tirada de cadena. Creo que es mejor ponerlas por la noche y esperar toda la noche o ponerlas por la mañana y esperar a la tarde. A mí me coincidió con el viaje a Teruel, así que la volví a poner antes de irnos y, al volver, ya se había pegado como debía.

  2. Los dos modelos que yo elegí fue un Rayo McQueen que se vuelve rojo y una nube en la que aparece un sol. El coche sí lo hemos visto rojo, pero el sol sólo se intuye. No es un problema de la pegatina, sino que mis hijos no tienen la cantidad suficiente en sus pequeñas vejigas para que aparezca el sol. Si pensáis en comprarlas para vuestros peques, os aconsejo que escojáis pegatinas que cambien de color.

  3. Cuando dejen de funcionar, no sé si podré despegarlas sin problemas. De momento, si es verdad, lo que pone en la bolsa, duran muchísimo. Ya os contaré.

  4. Como no han sido capaces de hacer salir el sol de debajo de la nube, no se creen que esté ahí. La de cosas que me vienen diciendo que hay debajo de la nube… Supongo que cuando sean más mayores podrán ver el sol.

PROS:

  1. Pegatinas WC guanteLas indicaciones de cómo ponerlas correctamente están muy bien explicadas. Además, junto con la pegatina, viene un guante de látex para cuando se coloque. A mí me pareció un detalle, pues podían haber metido sólo la pegatina con las instrucciones.

  2. Una vez que se ha pegado bien, la pegatina resiste al agua de la cisterna.

  3. Hoy he vuelto a limpiar los baños. Uso un limpiador específico para el baño, como el que cualquiera pueda tener en su casa. Y limpio como si la pegatina no existiera. Después de un mes, las pegatinas siguen en su sitio y funcionando bien.

  4. No os voy a mentir, sigue habiendo escapes en el suelo. Ahora bien, se han reducido considerablemente.

  5. Mis hijos se pusieron súper contentos cuando las vieron, sobre todo la de Rayo. Estuvieron una semana enseñándosela a todos los que se pasaron por casa. También se alegran mucho cuando consiguen que el coche se vuelva rojo.

  6. Desde hace semanas, en mi casa ya no se dice “voy a hacer pis”. Ahora se dice “voy a poner el coche rojo” :-D.

Quiero aclarar que esta entrada no está patrocinada ni nada. Una amiga me recomendó un producto, lo probé y os cuento mi experiencia. Para mí, está cumpliendo su cometido. Por ello, intenté sortear las pegatinas proponiéndoselo a la empresa que las fabrica (Nosalpiques.com), pero me dijeron, muy amablemente, que no hacían sorteos con blogs. Una lástima, pues creo que pueden venir muy bien a todos quienes vais a aprovechar la primavera para empezar la operación pañal de vuestros peques y, además, me hacía ilusión sortearlas. Otra vez será :-).

Para más información, podéis ir directamente a la web de las pegatinas.