Todas las entradas de Arusca

Acerca de Arusca

Mamá³, esposa, bloguera, chocoadicta 🍫 Variando según el día 🤷🏻‍♀️ La vida no es de color rosa y en mi casa menos 😉

22Abr/13

… de viajar con niños

Esta semana en Madresfera, el tema de la semana son los viajes con niños. Y como yo, trimadre, algo del asunto creo que sé, he pensado en compartir aquí mi experiencia. Además, sortean la silla Assure de Graco Baby España. Teniendo en cuenta que el Mediano va a pasar dentro de poco al grupo 2-3, nos vendría de maravilla. Así que aquí vamos.

Cuando era pequeña, irnos al pueblo significaba madrugar. Y mucho. A eso de las 4 o 5 de la mañana ya andábamos levantadas mi hermana y yo. Que no despiertas. Cuando llegábamos a casa de mi abuela, apenas se había levantado ella. Había dos razones para tal madrugón. Una era que así hacíamos el camino durmiendo y no nos mareábamos. Lo que tenía su lógica, pues antes no existían las carreteras de ahora y yo sólo recuerdo curvas y más curvas. Que yo me durmiera o no, era otra historia. La otra razón era que había menos coches. Y eso también era verdad, aunque lo que sí recuerdo son muchos camiones…

El caso es que aquello de madrugar para irnos de viaje fue algo que llegué a odiar profundamente. Suerte que al Tripadre tampoco le convence. Así que nosotros solemos salir después de desayunar. Quien crea que dicha hora es sobre las 9 anda muy errado. Siempre hay un Trasto que se descuelga. Uno que, ese día, por la razón que sea (que le venga bien a él, por ejemplo), decide que el desayuno que se suele tomar en 10 minutos, ese día va a durarle media hora larga.

Después está el tema de las maletas. Que siempre intentamos tirar… digo… meter cuidadosamente en el coche, como si estuviéramos jugando al Tetris. Vamos, que sólo nos falta la música del juego. Pero siempre hay algo que no se puede meter hasta ultimísima hora. La bolsa de la comida, por ejemplo. Teniendo un bebé de un año, todavía andamos con los purés y las rutinas de comida. Cuando llega la hora de comer, tiene que comer. Da igual si estamos en casa o en plena carretera sin un área de servicio a la vista. Porque ésa es otra. Te tiras todo el viaje viendo una tras otra hasta que necesitas una, cuando, misteriosamente, desaparecen hasta después de media hora (si hay suerte).

Tras las maletas, llega la hora de encajar, digo… sentar a los Trastos. Una vez sentados y abrochados, encajamos el resto de bolsos. Y ahí que nos vamos. Rumbo a lo desconocido. A los 10 segundos de salir, el Mayor ya está preguntando cuánto queda para llegar. Da lo mismo que vayamos al centro comercial que está a 5 minutos o a la playa, que se tardan 5 horas.

Para sobrellevar el viaje y que no se haga eterno, nosotros hemos optado por los DVDs portátiles. Hace tiempo, cuando el Mayor sólo era un mico avispado y el Mediano era el pequeño, los compramos. Una selección de películas y series para cubrir el viaje y ya. Pero no todo es de color de rosa… y en mi casa menos ;-).

CONTRAS:

  1. No sé porqué, pero siempre se les antoja ver la película que no está puesta. Así que tengo que sacar mis dotes de contorsionista (cero, para quienes no me conozcan) y cambiar el disco. Teniendo en cuenta que el aparatejo en cuestión va enganchado al reposacabezas y que los cables no da para ponérmelo delante y maniobrarlo a gusto, tengo que retorcerme hacia atrás y siempre acabo mareada. Aunque, ahora que lo pienso, la próxima vez conduzco yo y que se las apañe el Tripadre para cambiar el DVD :-).

  2. De momento, el Peque no opina, pero los otros dos mayores tienen mucho que decir. Por lo general, uno quiere ver justo lo que no quiere ver el otro y viceversa. Es un bucle infinito que creo que podría durar hasta llegar a nuestro destino.

  3. El sonido. Siempre parece estar bajo, aunque a mí me vaya retumbando en los oídos. Será que yo tengo el aparatejo justo detrás de la nuca y ellos no.

PROS:

  1. Las pelis de los viajes son las únicas que mis Trastos ven de principio a fin. Porque van abrochados a la silla, ya lo sé. Pero no por eso me dan menos ganas de meter las sillas del coche en el salón un sábado a eso de las ocho de la mañana.

  2. Entre que no pueden levantarse y el chacachá del coche, a veces, se dice, se comenta, se rumorea… que se quedan dormidos. Nunca más de media hora, que nadie se lleve a engaño.

  3. Una vez solucionado el tema de qué ver y llegados a un consenso (de nuevo me viene a la mente el rey Salomón), parece que, tras 10 minutos de recursos (que ya me río yo del Tribunal Superior de Justicia), los Trastos están dispuestos a ver la película elegida hasta el final… o hasta que se duerma el que se ha salido con la suya, circunstancia que aprovechará el otro para pedir un cambio de película (véase el contra 1).

El caso es que, aún no sé cómo, entre Dora y Lorax, conseguimos llegar a nuestro destino. Además, desde que empecé a coger el coche sola, me he dado cuenta de que, para que no me desconcentren (aún estoy verde en esto de la conducción), me vienen genial. Y como el Mayor ya ha aprendido a encenderlo él solo, ya casi ni tengo que molestarme en cambiar el disco. Espero que los DVDs portátiles no se rompan nunca porque el día que eso pase, me veo corriendo a la tienda a por otro con la misma prisa que si de la lavadora se tratara.

Por cierto, estoy segura de que, si esto lo escribiera el Tripadre, la historia cambiaría bastante… se siente, la que escribe es moi ;-).

20Abr/13

… de plantar semillas

Plantando semillas de calabaza.

Plantando semillas de calabaza.

El pasado fin de semana, aprovechando que hacía buen tiempo, me decidí a plantar algunas semillas. En concreto, semillas de calabazas que he ido guardando. El tiempo acompañaba y mis Trastos mayores parecían estar por la labor.

En las vacaciones de Semana Santa ya les comenté que teníamos semillas para plantar y parecieron ilusionarse con la idea. Especialmente encantado estaba el Mediano, quien había hecho hace poco una excursión a la granja y había traído “de regalo” una bolsita con tierra para plantar. Digo yo que hubiera sido mejor que les dieran semillas, pues no, una bolsita de plástico llena de tierra, que no abono.

Pues el pasado sábado por la mañana empezamos la operación siembra. Lo de hacer agujeros en la tierra pensaba que les iba a encantar. Pero por alguna razón que no llego a entender, prefirieron no mancharse las manos. Bueno, pensé, menos que limpiarles después… Lo de poner unas poquitas de semillas en cada agujero sí quisieron hacerlo ellos. Lo que nos llevó a una discusión absurda sobre quién tenía más semillas en la mano y que se solucionó contando las semillas de cada uno. Ahora entiendo al rey Salomón

De nuevo, fui yo quien tapó las semillas, no vaya a ser que la finura recién estrenada de mis Trastos se ensuciara. Una vez plantadas, tocaba regar, para que la tierra se asentara y todo eso que dicen los que saben de estas cosas. Entonces sí que la finura pasó a ser un vago recuerdo. No sé vuestros hijos, pero los míos es ver una regadera y volverse locos. En un momento ya había agua por todas partes. Agua en la tierra donde habíamos plantado las semillas. Agua de las manos hasta los codos. Agua en las zapatillas. Menos mal que hacía casi calor porque, si no, se hubieran resfriado seguro. Y bueno, ya sabéis qué pasa si se junta agua con tierra. Pues eso, que la finura momentánea de mis hijos se fue a paseo.

CONTRAS:

  1. Plantar es una actividad para realizar, preferiblemente, al aire libre, aunque también se puede hacer dentro de casa, en la cocina, por ejemplo. Si se hace fuera, hay que procurar que no sea un día frío o de viento. Si hace solecito y buena temperatura mejor.

  2. Esta vez no usamos pinturas, pero que no se engañe nadie, se manchan igual. Si no es a la hora de plantar, será a la hora de regar.

  3. Si se usan herramientas de jardinería, aunque sean pequeñitas, hay que tener mucho cuidado con los golpes y los deditos.

  4. Nosotros plantamos semillas, pero también se puede transplantar una planta ya crecida. Sólo hay que tener la precaución de que no sea muy delicada, pues las pequeñas manitas de nuestros retoños podrían doblarlas y echarla a perder.

PROS:

  1. Los trabajos manuales les encantan a mis hijos, seguro que a los vuestros también. Tocar la tierra con sus manos (si no aparece la finura), poner las semillas, taparlas y regalas les va a encantar.

  2. Se puede hacer con plantas o semillas, pero ver salir los brotes y convertirse en un planta hecha y derecha les emociona muchísimo. La primavera es la época ideal porque se pueden plantar hoy unas pocas semillas y ver salir los primeros brotes a las pocas semanas.

  3. Respecto a las semillas, se pueden comprar o podéis hacer como yo, que me he ido guardando semillas de calabaza para esta ocasión. Por supuesto, podéis utilizar semillas de flores o de frutos, supongo que ya os lo habíais imaginado ;-).

  4. Si usáis las macetas pintadas del otro día, tendréis una actividad completa.

  5. Para realizar esta actividad, se necesita poca cosa: tierra, macetas o una parte de jardín, una plantita o unas semillas. También es útil algo para cavar y hacer el agujero, aunque se puede hacer con las manos, y algo para regar, a ser posible, una regadera, que hará felices a vuestros pequeños jardineros. Y, como siempre, ropa que no sea a estrenar y con la que se puedan manchar a gusto.

  6. Simple y llanamente, es divertido.

Brote de calabaza.

Brote de calabaza.

Y aquí os dejo una muestra de los brotes que están empezando a salir, en apenas una semana. Mis hijos andan locos de contento desde que asomaron las primeras hojillas por la tierra. A ver si tenemos suerte y nos sale alguna calabaza ;-).

Os recomiendo que probéis a hacerlo y luego os paséis por aquí y me contéis si les ha gustado a vuestros churumbeles y a vosotros.

19Abr/13

… del Viernes dando la nota: Feliz en tu día

Viernes dando la nota

Esta semana mi Peque cumple un añito, el primero. Su nacimiento fue un tanto peculiar, nada que ver con el de sus hermanos. Así que, además de que el primer cumpleaños siempre es especial, me apetece aún más celebrarlo por todo lo alto. Hace más o menos un año, el miedo se apoderó del Tripadre y de mí. Que al final todo saliera bien, que no hubiera consecuencias que arrastrar, que mi bebé sea un niño sano… todo esto me parece digno de celebración.

Los primeros cumpleaños de los Trastos mayores también fueron especiales, no me malentendáis. Pero es que el día en que mi Peque cumple su primer año es también el día en que salimos airosos, él y yo, de algo que podría haber acabado muy mal. Y si creéis que exagero, preguntadle al Tripadre cómo vivió él aquel día.

Pero ya ha pasado un año desde entonces. Volando, diría yo. Súper rápido. Apenas he tenido tiempo de reaccionar. Pasamos los primero meses, pasamos el verano (que parecía eterno y luego se nos hizo corto), el Mediano comenzó el colegio, llegó la Navidad, pasamos la Semana Santa y aquí estamos otra vez. El primer año de mi Peque es también nuestro primer año siendo cinco. Y aunque algunas veces me he desesperado y he deseado tener cuatro manos o el don de la ubicuidad, el resultado final es mucho mejor de lo que yo me había imaginado hace un año.

Así que la canción para este viernes no podría ser otra que la de Feliz en tu día, de Miliki. Dedicada con mucho amor a mi Peque.

CONTRAS:

  1. Me hubiera gustado ponerle la del Cumpleaños feliz, pero no he encontrado ningún vídeo sólo con ella. Los hay, sí, pero son un popurrí de varias canciones más.

  2. Voy a intentar pasarme por el mayor número de blogs posibles para escuchar sus canciones. La semana pasada me faltaron sólo unos poquitos. Ésta espero tener más suerte.

PROS:

  1. Desde la Carta abierta a mi bebé, muchos habéis felicitado ya a mi Peque. Desde aquí os vuelvo a dar las gracias.

  2. Va a ser un fin de semana de celebraciones y no se me ocurre ninguna canción mejor para comenzar.

  3. Voy a intentar hacerle a mi Peque una súper tarta. Ya sé que él no se va a enterar mucho, pero para eso están las fotos. Y, además, sus hermanos sí se enteran y están deseando ver qué tarta tengo preparada.

Supongo que todos conocéis a Miliki, el payaso por excelencia, así que no voy a decir nada sobre él. Si le conocéis, seguro que también os suena la canción. Y si no, esperaros a que suenen las primeras notas, veréis como al poco estáis cantándola.

¡Feliz viernes!

Viernes dando la nota es un carnaval de blogs en el que todos los blogs participantes dejamos una canción y entre todos hacemos del viernes un día lleno de música.
Si quieres participar, sólo tienes que subir a tu blog una entrada con una canción que te guste, que signifique algo especial para ti, que no puedas quitarte de la cabeza… y enlazarlo al Viernes dando la nota.
Recuerda viejas canciones, rememora momentos, conoce nuevos artistas… y sobre todo ¡Baila, canta y diviértete!
Si quieres saber más, las reglas y participar puedes verlo todo aquí.

18Abr/13

… de conducir yo sola

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Si me leéis con cierta asiduidad, sabréis mi batalla personal contra el coche. Hace un par de meses, era pensar en sentarme (ojo, que no conducir) delante de un volante y ya estaba nerviosita perdida. Temblores, escalofríos, rigidez, sudores fríos, nervios, pánico… vamos, lo que se conoce como amaxofobia.

En Navidad me dije: “de este año no pasa”. Con tres trastos a cuestas el coche se hace indispensable y el tener que depender siempre de alguien cada vez me gustaba menos. Bien, localizado el problema, ¿dónde podrían ayudarme a superarlo? Pues en la autoescuela. Y ahí que me fui. Y ahí empecé mi camino al volante. Varias semanas después, este pasado fin de semana, por fin, me senté a conducir mi coche. Y no sólo eso, no. Es que lo arranqué. Y lo moví. Y conduje. Y lo aparqué. Y no se me caló. Y no me puse nerviosa. Me di una vuelta, fui a un centro comercial, volví. Y todo fue bien. Ningún golpe, ningún rasguño, ninguna abolladura.

Tampoco os creáis que me lié la manta a la cabeza y me fui en plan aventura, no. Me fui con mis tíos y mi prima a la hora de la siesta mientras el Tripadre se quedaba en casa con los Trastos. Pero algo es algo y volví súper contenta.

Ahora sólo me falta practicar y practicar y practicar. Ayer lo volví a coger con mis padres. Se me caló una vez y me pitaron (uno al que se le estaba quemando la casa, supongo, porque lo arranqué inmediatamente y seguí para adelante). Y por la tarde, me fui con mis trastos a celebrar el cumpleaños de mi cuñado, que vive cerca de casa, no os voy a engañar. Pero nos fuimos en coche mis trastos y yo. Y lo traje de vuelta. Con mis Trastos también. Y era de noche. ¿Y mis nervios? No sé, creo que los tiré por la ventana en alguna de las clases prácticas ;-).

CONTRAS:

  1. Aunque por fin conduzco, aún estoy verde. Sigo yendo bastante pendiente del cambio de marcha.

  2. No he salido a la autovía porque me da reparo ir tan rápido. Pero sé que tengo que hacerlo. Si no, nada de esto tendría sentido.

  3. Me temo que voy a tener que ir a comprar muchas veces sola. A ver ahora qué me invento para hacer que el Tripadre me acompañe, con la alergia que le dan las compras…

PROS:

  1. Me siento súper poderosa, capaz de cualquier cosa. Es una sensación genial.

  2. He vencido un miedo que arrastraba desde hacía años y que me ha hecho sentir bastante inútil.

  3. Soy el ejemplo perfecto de que todo es cuestión de proponérselo y practicar hasta que salga. Que vayan aprendiendo mis hijos. No admito excusas.

¿Sabéis eso de que, cuando una persona se acaba de sacar el carné de conducir, se autoconvierte en el chófer de todo el mundo? Pues así estoy yo desde hace unos días. ¿Dónde queréis que os lleve? 😉

17Abr/13

… de un parto natural

Ayer contaba las particularidades de mi cesárea (de urgencia, no programada). Hoy os cuento un poco cómo fueron mis dos parto anteriores de manera natural. Recuerdo perfectamente cada uno… a grandes rasgos, que ya sabemos el baile que se traen las hormonas tras el parto.

Mis embarazos no se los deseo ni a mi peor enemigo. Náuseas constantes mañana, tarde ¡y noche! Creedme, es horrible despertarse a las 4 de la mañana con ganas de vomitar. Y dar vueltas en la cama sin poder dormir por las dichosas náuseas. Y así hasta bien entrado en el quinto mes. Luego no desaparecen, no. Luego se queda en un malestar, pero como cualquier cosa es mejor que las náuseas y los vómitos, pues yo lo agradezco y ya casi puedo hacer vida de persona normal. Y también están los vómitos. Con cada embarazo, vomito más. En el tercero, era levantarme de la cama y vomitar. Mis hijos aseguraban que “mamá, le está dando los buenos días al wáter”. Más majos ellos…

Así que, digo que para compensar, mis partos (naturales) son casi dignos de envidia. Nada de horas interminables dilatando. Nada de empujar y empujar y nada. Todo lo contrario. En unas cuatro horas tengo a mis bebés en brazos. No es que no me duelan, que las contracciones duelen siempre. No es que no me entere, que vaya si me entero. Pero todo ocurre en una mañana. Y después ya tengo a mi bebé en brazos.

Para que os hagáis una idea, os cuento cómo fue con el primero. Aunque con el segundo fue bastante parecido… La fecha probable de parto del Mayor era un día como hoy (por ejemplo) y, como mi hijo tuvo a bien no nacer cuando me dijeron, tuve consulta con mi ginecóloga. Después de hacerme la revisión pertinente, la conversación fue más o menos así:

– ¿Te has notado algo raro estos últimos días?

– No, nada… ¿Debería?

– ¿Ni una contracción o el estómago algo pesado ni nada?

– No, nada de nada… ¿Por…?

– No, es que veo que ya estás de 3 centímetros…

– ¿¿De dilatación!!

– Sí, estás dilatada 3 centímetros.

– ¿Y qué hago?

– Nada, vida normal. Pero mañana a primera hora vete al hospital… a menos que tengas que salir corriendo esta noche para allá…

Bueno, pues con cara de cómo es que estoy de 3 cm y no me he dado cuenta me fui para casa… a esperar… Y esperé. Y pasó el resto del día y nada. Y me fui a dormir y nada. Y me desperté por la mañana y nada de nada. Así que me fui para el hospital. Otra vez revisión. Otra vez las mismas preguntas. Otra vez “que no, que no me noto nada raro”.

– Pues hoy estás de 4 centímetros. Así que espero que te hayas traído las cosas porque ya no te dejamos irte a casa. Tu bebé nacerá hoy.

Y así fue. Un rato en la sala de dilatación y después al paritoro. Tres pujos y mi bebé estaba fuera. El Mayor vino con una vuelta de cordón. Y totalmente morado. Tardó en llorar, pero luego se arrancó que daba gusto. Episotomía al canto. El bebé podría haberse ahogado con el cordón, así que me doy por satisfecha. En el caso del Mediano, la epidural dejó de hacerme efecto poco antes de que entrara en paritorio. Así que lo parí con dolor. Mucho dolor. Las palabras de mi ginecóloga fueron: “¿te duele? Pues empuja, que esto sólo se cura empujando”. Y empujé. Y al tercer pujo salió mi bebé.

Y para quienes dicen que el alumbramiento de la placenta es igual o peor que el mismo parto, he de decir que, en mi caso, ni me enteré. Cuando quise darme cuenta, mi placenta ya estaba fuera. Esta vez, completamente entera ;-).

En los dos casos, entré en el hospital por la mañana y a la hora de comer mis bebés ya estaban en este mundo. Así que, comparando mis partos naturales con mi cesárea, he aquí mis pros y mis contras.

CONTRAS:

  1. Duele. Las contracciones duelen. Si te ponen oxitocina, más. En la cesárea, a pesar de la sangre, yo no sentía dolor, sino miedo.

  2. La episotomía es peor que la cesárea. Entre otras cosas por el sitio en el que está. Cada vez que vas al baño duele. La cesárea también, pero no tanto.

  3. Mis puerperios fueron bastante molestos y, sobre todo el primero, duró más de la cuarentena. Con la cesárea manché bastante menos, quizá fuera porque, al abrirme, los mismo médico sacaron parte de lo que luego se va expulsando…

PROS:

  1. La epidural. Si me tomo paracetamol cuando me duele la cabeza… ¿por qué habría de renunciar a la epidural si el dolor es mayor? Si se administra bien, no se pierde sensibilidad.

  2. La cama del hospital. Adoro esa cama con la que, con sólo darle a un botón, ya estás incorporada. Cuando regresé a mi casa, no echaba de menos a la enfermera, yo echaba de menos la cama… qué dolor al incorporarme, tanto con la episotomía como con la cesárea…

Como veis, estoy bastante contenta con mis partos naturales. Por eso sigo sin entender lo de las cesáreas programadas por cuestiones de agenda…

16Abr/13

… de una cesárea violenta

Después de escribir la Carta abierta a mi bebé, el tercero de mis Trastos, creo que debo explicaros las particularidades de su nacimiento. Para empezar, aclarar que fue una cesárea de urgencia, no programada y que, en principio, iba a ser un parto natural. Es una entrada un poco más larga de lo habitual, espero me disculpéis. He intentado resumir al máximo todo lo que pasó.

Ya en la semana 20 de gestación, me dijeron que la placenta estaba mal colocada, pero que, a medida que mi bebé fuera creciendo iría desplazándola hasta su lugar habitual. Y no le dimos más importancia. Entrando en el último trimestre de embarazo, mi ginecóloga me dijo que la placenta seguía mal colocada y, si no conseguía moverla el bebé, no habría más remedio que programarme una cesárea. Yo no quería cesárea. Lloré. Lloré mucho, pero pensar que sería lo mejor para mi bebé hizo que cogiera fuerzas y me senté a esperar.

Sobre la semana 37, fui a una revisión. Estaba muy nerviosa pues era la última oportunidad de librarme de la cesárea. Si la placenta seguía sin moverse, mi bebé corría un riesgo real, pues ya tenía un tamaño considerable, y habría que programarme una cesárea. Me hicieron la ecografía y allí estaba, más o menos colocadita en su sitio. Respiré aliviada. Iba a tener un parto natural.

Esto fue un miércoles. No había razón para preocuparse. Mi bebé nacería normalmente. Seguí haciendo vida normal. El viernes por la noche me desperté mojada. Eran las 3 de la mañana y pensé que había roto aguas. Lo primero que se me vino a la cabeza fue que no podía ser. Aún me quedaban 15 días para salir de cuentas y no había preparado ni la bolsa para el hospital. Me levanté y encendí la luz, para comprobar el color del líquido. Recordemos: agua clara, ir tranquilamente al hospital, sin prisa pero sin pausa; agua oscura, acudir rápidamente. Bien, pues encendí la luz y aquello no era agua de parto, ni clara ni oscura. Era sangre. Sangre roja. Sangre saliendo a chorros, literalmente. La cama llena de sangre, el suelo lleno de sangre… y no paraba de salir.

Aterrada, desperté al Tripadre. Imaginaos la escena. No sabíamos qué pasaba y yo sólo podía pensar en mi bebé. Llamamos al 112 y nos recomendaron ir pitando al hospital. Llamamos a los abuelos para que se quedaran en casa con los Trastos. Los 10 minutos que tardaron en llegar se me hicieron horas. El tiempo que tardamos en llegar al hospital se me hizo eterno pues yo seguía perdiendo mucha sangre. Primer diagnóstico: un problema con la placenta. No parecía nada grave, quizá se abría roto un vaso sanguíneo. ¿Un vaso? ¡Ya sería una jarra entera! En cualquier caso, me monitorizaron y mi bebé estaba bien.

Por primera vez en toda la noche, respiré aliviada. Todo parecía estar bien, pero decidieron ingresarme para mantenerme en observación. Parecía que yo iba sangrando menos, así que me dijeron que, si paraba la hemorragia, por la mañana podría irme a mi casa a esperar que me pusiera de parto.

Llegó la mañana y la ginecóloga de urgencias me dijo que tenía un parto que atender, que iban a contarle lo que había pasado a mi ginecóloga y que, como ya apenas sangraba, seguramente me iría a casa al cabo de unas horas, guardando reposo, eso sí. Así que esperamos. Al rato entró de nuevo la ginecóloga de urgencias. Su cara ya me hizo sospechar. Le habían contado a mi ginecóloga lo ocurrido durante la noche y había decidido que mi bebé nacería hoy. ¿Por qué? Pues porque podría volverse a repetir el episodio de la sangre y que, si la próxima vez pasaba durante el día, podría desangrarme en el camino hacia el hospital y no contarlo. Un panorama desolador, como os podréis imaginar. Así que, en cuanto llegara al hospital mi ginecóloga, yo entraría en quirófano.

Llamamos a los abuelos para explicarles la situación. Le pedí a mi madre que me prepara la bolsa y me la trajera al hospital. Menos mal que, aunque no la había preparado yo, ya tenía la ropita lista en los cajones. Lo peor es que, en España, no dejan entrar a los padres a las cesáreas y yo iba muerta de miedo, sola, camino del quirófano. Desde aquí, mil gracias al anestesista y a mi ginecóloga, que estuvieron conmigo en todo momento y me dieron ánimo cuando yo ya no podía más.

Me abrieron, pero mi bebé aún no estaba listo para nacer. Estaba muy arriba. Respecto a la placenta, resulta que no había sido un vaso roto, yo sangraba porque mi placenta estaba desgarrada. Hecha pedacitos. De ahí esa inmensa cantidad de sangre. Sangre que seguí perdiendo durante la cesárea y tuvieron que dormirme. Tener la placenta destrozada no ayudó a que tuviera una cesárea normal. Recuerdo haber abierto los ojos un momento y ver cómo limpiaban a mi bebé, oírle llorar y respirar aliviada antes de dormirme de nuevo. Después abrí los ojos otra vez, cuando una enfermera me acercó a mi nuevo bebé, pero yo no tenía fuerzas ni para tocarle ni para besarle. Volví a dormirme. Empezaba a despertarme cuando me sacaban del quirófano. Acerté a ver un cubo lleno de gasas, guantes y mucha, mucha sangre. Me llevaron a REA y allí estuve varias horas. Hasta que recuperé mi nivel de glóbulos rojos y me llevaron a la habitación, a conocer a mi bebé.

Y mientras tanto, ¿qué fue de mi bebé? Pues el pobre había tardado en nacer, de lo arriba que estaba aún en mi tripa. Y había cogido frío durante la operación. Lo normal en estos casos es acercarlo a la madre para que le dé calor corporal. Pero yo no podía hacerlo. Así que se lo dieron al Tripadre. Método canguro a tope. Pero tampoco sirvió. Le tuvieron que llevar a una incubadora, a neonatos. Estuvo una media hora hasta que cogió calor y entonces le llevaron a la habitación. Pero yo aún no estaba. Tuvieron que darle un biberón. Y yo, en la REA, sólo pensaba que mi bebé estaba lejos de mí, que tenía que arrimármelo al pecho cuanto antes, que yo sólo quería estar con él.

Por fin nos encontramos. Cogí a mi bebé y me lo arrimé, se enganchó bastante bien teniendo en cuenta cómo había sido su llegada al mundo. Me dijeron que había sido una experiencia muy cansada para él. Se notaba. Se dormía al pecho antes de terminar la toma, apenas tenía fuerza para sacar el calostro. Aquella primera noche fue horrible porque tuvimos que despertarle para comer, pero a mi bebé le costaba mucho despertarse para comer.

Al final, todo pasó. Y salió bien. Mi bebé está sano, aunque siente más el frío y hay que tener cuidado para que no coja frío y se ponga malito. Yo recuperé mis niveles sin necesidad de transfusión. Como me dijo mi ginecóloga, el cuerpo de la mujer se recupera de manera prodigiosa de un parto. Sólo hay que darle tiempo y dejarle hacer. Nunca se lo agradeceré bastante. Más tarde, me enteré de que el anestesista había calificado mi cesárea como violenta y, en palabras de mi ginecóloga, la mía había sido una de las más difíciles de toda su carrera profesional. Ahí es nada.

CONTRAS:

  1. No estaba preparada. Mi bebé tampoco. Por eso todo fue aún más difícil.

  2. En mis otros embarazos, había preparado la bolsa del hospital en la semana 36. En el último, no sé por qué, estaba en la 37 y pensaba que aún me quedaba tiempo.

  3. Tardé en recuperarme, pues la pérdida de sangre fue brutal.

  4. No pude darle la bienvenida a mi bebé. Pasó por demasiados brazos antes que los míos. Al menos, uno de los primeros fue el de su padre. Algo es algo.

  5. El miedo. Yo estaba aterrada por mi bebé. El Tripadre estaba aterrado por los dos. Si hubiera sido a las 3 de la tarde, entre atascos y demás, quizá yo no hubiera llegado al hospital.

  6. La cicatriz. Aunque ya no se hagan como antes y apenas se noten, el caso es que está ahí, en mi tripa, recordándome todo lo que pasamos aquella noche.

PROS:

  1. En las cesáreas, te limpian por dentro. Así que en el puerperio se mancha menos, al menos en mi caso. No sé si que fuera el tercer parto tuvo algo que ver, pero efectivamente, manché menos que con los anteriores..

  2. A la hora de ir al baño, hay menos molestias que con una episotomía. No es que no la haya, sino que hay menos.

  3. Se puede amamantar igual que con un parto natural.

  4. Entiendo que la madre realiza menos esfuerzo para alumbrar al bebé, pues son otros quienes sacan al bebé de dentro.

He pasado por dos partos naturales y una cesárea. Y, personalmente, no entiendo cómo hay gente que sigue programándose cesáreas. Las cesáreas son necesarias cuando hay un problema, un riesgo real. Si no es así, prefiero el parto natural. Por poco glamuroso que sea, aunque haya que empujar como si no hubiera mañana, a pesar de todo, ojalá mi bebé hubiera nacido cuando él así lo hubiera decidido. Sin embargo, en mi caso, la cesárea supuso salvarnos la vida a mí y a mi bebé, así que no puedo estar más agradecida a los profesionales que me atendieron.

15Abr/13

Carta abierta a mi bebé

Carta abierta a mi bebé

Queridísimo Peque:

Esta semana hace ya un año que tú y yo dejamos de ser uno para ser cinco. Una familia. Un año de sonrisas y risas, de olor a leche y a purés, de lágrimas y besos y, sobre todo, de mucho amor.

En estos días, hace un año ya que tuviste que nacer para salvarnos a los dos. No era tu momento. Yo aún no estaba preparada. Recuerdo la cena de aquella noche. Recuerdo la bolsa a medio preparar. Recuerdo la sangre y el miedo. No miedo por mí, sino por ti. Aquellos minutos que parecían horas. Aquella carrera al hospital temiéndome lo peor. Y papá pensando que nos perdía a los dos.

Recuerdo las horas separados, sin saber qué habría sido de ti. Sin saber qué iba a ser de mí. La soledad, el frío y el reloj de la pared del fondo. Todo parece un mal sueño. Una pesadilla que volvería a repetir, sin duda, por volver a vivir el momento de tenerte entre mis brazos, al fin.

Te costó nacer, arrancado de mis entrañas. Me costó mantenerme consciente, presa del terror a no saber. No saber si estarías bien, si serías un bebé sano, si sería capaz de cuidarte. Temores que desaparecieron nada más verte, nada más abrazarte, nada más olerte, nada más besarte. Por fin juntos. Todo había salido bien.

Has crecido. Tus dientes ya asoman cuando sonríes. Empiezas a jugar con tus hermanos, dentro de poco serás uno más. Tu curiosidad no deja de asombrarme. Otra vez, miro el mundo con nuevos ojos. Intentas andar pero te caes. Ahí estamos papá y yo para ayudarte a levantarte, y tú listo para intentarlo de nuevo. Así ha de ser. Te miro embobada. Aún no me creo que hayas estado dentro de mí. No me creo que sea la madre de un bebé tan hermoso, tan lleno de vida, tan feliz. Se te alegra el alma cuando me ves aparecer. Tú y yo nos debemos la vida.

Desde aquí, en tu primer año de vida, en nuestro primer año juntos, quiero darte las gracias por estos meses a tu lado. Todo, absolutamente todo, ha merecido la pena. Merece la pena. No me arrepiento de nada. ¿Cómo podría si mirándote me pierdo en tu mirada? ¿Cómo podría si al besarte siento que no hay amor en el mundo más grande ni más puro? ¿Cómo podría si en cada abrazo te doy mi vida?

Feliz, muy feliz cumpleaños, Peque.

12Abr/13

… de pintar macetas

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Vuelvo con una nueva entrada para hacer con los niños. Esta actividad también va de pintura. Qué le vamos a hacer, a mis hijos les encanta pintar y es lo que más hacemos en casa. Esta vez vamos a pintar macetas. Si alguien no tiene plantas en casa, tampoco tiene excusa, pues pueden servir para guardar pequeños juguetes de los peques. En este caso, podéis utilizar témperas o similar. Pero si vais a utilizarlas para plantar plantas, las tendréis que regar, así que necesitaréis pinturas acrílicas. Este tipo de pintura es difícil de quitar, tanto de la piel como de la ropa. Así que precaución al máximo.

Se pueden pintar macetas de cerámica o de plástico (baratitas en los chinos), eso ya depende de cómo sean vuestros hijos. Yo no he querido arriesgarme y en casa hemos optado por las de plástico. Y, bueno, cuando digo macetas también incluyo jardineras, colgantes y demás.

CONTRAS:

  1. Si se usan pinturas, se mancha. Si se usan pinturas acrílicas hay que extremar las precauciones: hules, papel de periódico, etc. Es mejor perder diez minutos tapando la mesa donde realicéis esta actividad que lamentarse después por esa mancha que no sale.

  2. Ropa vieja, delantales… todo está bien para evitar disgustos después.

  3. Si la maceta está vacía, mejor. Cuando la pintura esté seca, ponéis la planta. Pero también se pueden pintar macetas con sus plantas, eso sí, cuidado no vayan a darle la vuelta para pintar y tiren la maceta con su planta y su tierra.

  4. Hay que esperar a que se seque, como todas las pinturas.

PROS:

  1. Aunque los niños se manchen las manos, no hace falta usar aguarrás ni demás productos fuertes para quitarla. Bastará con bañarles. Si no sale el primer día, saldrá al tercero. Creedme, lo he comprobado.

  2. Este tipo de actividad, como la de la piña y los cuadros, fomenta la creatividad de nuestros hijos.

  3. Refuerza su autoestima.

  4. Sirve para pasar un rato divertido lleno de color.

  5. Os permite decorar vuestras plantas de forma original.

  6. Como ya dije, si no hay plantas, las macetas sirven para meter pequeños juguetes (canicas, muñequitos, cintas para el pelo, cromos…). No tenéis excusa, jejeje 😉

Mi hijos pintaron para nosotros, pero en cuanto venga el buen tiempo haremos para las abuelas. Se pueden pintar enteras, como las de mis hijos, o sólo ponerles unos motivos, como flores, corazones, caritas sonrientes… La verdad es que mis Trastos disfrutaron muchísimo con sus macetas y las cuidan que da gusto.

12Abr/13

… del Viernes dando la nota: Tu calorro

Viernes dando la notaAquí estoy un viernes más dándolo todo. Hoy os traigo una canción más conocida, creo. Se trata de Tu calorro, de Estopa. Otros a los que me encanta escuchar porque me alegran el día, sobre todo, sus primeros discos. La canción tiene ya unos añitos, pero no por eso me gusta menos. Es empezar a oírla y se me mete el ritmo en el cuerpo.

Además, esta canción tiene historia, pues fue el comienzo de algo muy bonito. Pero no os lo cuento ahora. Vais a tener que seguir leyendo hasta el final…

CONTRAS:

  1. Da igual lo que esté haciendo. Al escucharla, el cuerpo me pide baile. Dejo lo que esté haciendo y me pongo a bailar. A veces no lo dejo y bailo mientras sigo haciendo mis cosas.

  2. Podría estar escuchándola todo el día. Con el consiguiente riesgo de resultar cansina. Yo, no la canción.

  3. El vídeo que he encontrado es un directo, espero que se escuche bien.

  4. La semana pasada hubo quien no pudo ver el vídeo, espero que esta vez no pase porque no tengo ni idea de cómo solucionarlo.

  5. De nuevo, me falta tiempo para pasarme por todos los blogs. Y creedme que lo intento…

PROS:

  1. Esta canción me trae muy buenos recuerdos. El Tripadre y yo, antes de ser pareja, fuimos amigos. Podría decirse que con esta canción saltaron las chispas que me hicieron pensar que quizás podríamos ser algo más. Él ya lo venía pensando de antes, jejeje… Para no extenderme, diré que en un determinado momento de la canción, el Tripade me miró de cierta manera y ahí empezó todo. Concretamente desde el minuto dos hasta el 2:23… ainsss… ya estoy sonriendo como una tonta otra vez…

Como veis, un pro muy muy muy importante. ¿Quién me iba a decir a mí que aquella Nochevieja en que la bailamos juntos iba a saltar la chispa de lo que luego se convertiría en una familia con tres Trastos?

Y ahora ¡a disfrutarla! Yo ya estoy bailando… 😀

Viernes dando la nota es un carnaval de blogs en el que todos los blogs participantes dejamos una canción y entre todos hacemos del viernes un día lleno de música.
Si quieres participar, sólo tienes que subir a tu blog una entrada con una canción que te guste, que signifique algo especial para ti, que no puedas quitarte de la cabeza… y enlazarlo al Viernes dando la nota.
Recuerda viejas canciones, rememora momentos, conoce nuevos artistas… y sobre todo ¡Baila, canta y diviértete!
Si quieres saber más, las reglas y participar puedes verlo todo aquí.

11Abr/13

… de recibir 3 premios

Premios 1

Hace casi un mes, Annabel de La nave del bebé, me sorprendió con esto. No uno, ni dos, sino tres premios. Tres, ¡como mis Trastos! A saber: One Lovely Blog Award, Liebster Award y Best Blog. Apenas hacía un mes que me había decidido a abrir este blog. Aún andaba peleándome con Twitter y Facebook, aprendiendo esto de los widgets de WordPress, intentando entender las estadísticas de Madresfera

Si os cuento la ilusión que me hacía, la sonrisilla en la cara que tuve el resto del día, me diréis que exagero, así que mejor no os lo cuento. Pero os lo imagináis, ¿verdad? Annabel es encantadora, sólo hay que leer un poquito su blog para darse cuenta. Ya la he enlazado desde aquí un par de veces. Seguro que os suena.

Recibir estos premios implica contar algunas cosas sobre mí. Que no haya contado ya por aquí, se entiende. Así que ahí voy.

  • Me gustan los días de lluvia y los de niebla. Si no tengo que salir de casa, mucho mejor.

  • Aunque mi color favorito es el amarillo, las rosas las prefiero rojas.

  • Lo mío con el chocolate no es adicción ni obsesión. Es algo que va mucho más allá.

  • Tengo un tatuaje.

  • Me apasiona cocinar. Si es algo dulce, mejor que mejor.

  • Me pirra la fotografía. Pero no soy buena fotógrafa.

  • Un buen puzzle me ayuda a relajarme y a pensar.

Ahora ya sabéis algo más sobre mí. Lo que no sabéis es por qué he tardado casi un mes en otorgar estos premios. Pues por qué va a ser, porque antes he hecho mi lista de contras y pros ;-).

CONTRAS:

  1. Recién aterrizada en este mundo 2.0, aún no conocía muchos blogs. Seguía unos 5, muy conocidos, pero ninguno más. Quería conocer algunos más para poder escoger a cuáles pasarles el testigo.

  2. No tenía mucha idea de cómo funcionaba esto de los premios. Sí, vale, te los dan y te hace un montón de ilusión, pero luego ¿qué haces con ellos? ¿Hay reglas no escritas? ¿Hay que ponerlos en la página principal? ¿Hay que crear una página exprofeso para ellos? Miles de preguntas me asaltaron. Algunas tontas, lo sé.

  3. Se corre el riesgo que dar el premio a un blog al que ya se lo había dado previamente. Esto al principio casi me quitaba el sueño. Pero luego pensé que si los actores que ya tienen un Óscar o un Goya no renuncian al segundo y sucesivos por tener ya uno, ¿por qué no iba yo a darle estos premios a un blog aunque ya lo hubiera recibido antes?

  4. Como poca gente sabe que escribo este blog, no he podido compartir mi alegría con mucha gente. Me lo he tenido que callar y morderme la lengua. En varias ocasiones además.

PROS:

  1. Que te den un premio siempre gusta. Alimenta tu ego y el resto del día vas por la casa que ríete tú de Katharine Hepburn o Carmen Maura. Quienes, para quien no lo sepa, tienen 4 estatuillas, cada una en lo suyo.

  2. ¿Se pueden dedicar? Espero que sí… yo se los dedico a mis 55 magníficos seguidores. Y a mi marido y a mis Trastos, por supuesto ;-).

  3. Doy los premios con la misma ilusión con la que los recibí.

Bueno, que no me enrollo más. ¿Queréis saber para qué fantásticos blogs van estos premios? Pues aquí están:

  • Niños felices, niños buenos. Porque también tiene tres hijos, porque también son todos niños y porque me encanta su blog.
  • En paro biológico. Porque su blog es un claro ejemplo de que, en esto de tener hijos, no existe el momento ideal. Y por nuestras charlas nocturnas en Twitter.
  • ¡Mamá qué sabe! Porque se pueden decir las cosas más altas, pero no más claras. Y encima te hace pasar un buen rato.
  • Mami a tope. Porque, aunque lo he descubierto hace poco, no puedo dejar de leerlo. Y porque su proyecto La princesa que besa es genial.
  • La mamá imperfecta. Porque me río mucho con sus historias y, como ahora está en EE.UU., así voy pillando nota de lo que se cuece por ahí, no vaya a ser que al Tripadre lo manden para allá.

¡Enhorabuena!