Hace unos años escribía por aquí sobre la idea de dejar a los niños solos en casa. En aquel momento (años 2019), era una idea que estaba a punto de hacerse realidad. Contaba, para recordar un poco, que el Mayor estaba a punto de cumplir 12 años, edad en la que siempre le habíamos dicho que empezarían a quedarse solos en casa a (pequeños) ratos. Hoy, unos años después, efectivamente ya se quedan solos mientras Papá³ y yo salimos a hacer otras cosas.
Tenía la intención de, después de compartir contigo mis pensamientos sobre aquello, contarte cómo había sido dejarles solos llegado el momento. Pero pasaron cosas (la pandemia, entre otras) y nunca llegué a escribir aquella entrada. Ya ha pasado bastante tiempo desde aquel 2019 y, actualmente, como te imaginarás, ya se quedan solos en casa (a ratos). Así que hoy vengo a contarte cómo fueron aquellas primeras veces y cómo lo llevamos a fecha de hoy. Porque no veas cómo han cambiado las cosas en (para mí) tan poco tiempo.
Mentiría si no dijera que al principio, salir de casa sin los niños fue duro para mí porque estaba todo el rato preocupada y muy nerviosa. Todo mi afán era terminar lo antes posible y volver a casa cuanto antes. Papá³ es mucho más tranquilo que yo para esto, no sé cómo lo hace. Así que era él que tiraba de mí un poco para intentar que me relajara mientras estábamos fuera. Pero lo que realmente me funcionó para llevarlo mejor fue repetir y repetir.
También te digo, al principio no nos íbamos ni mucho tiempo ni muy lejos. Y siempre dejábamos al Mayor a cargo de la situación. Por ejemplo: salíamos a llevar a alguno a un cumpleaños y el Mayor se quedaba en casa con el otro. Pero si al que acercábamos al cumple era al Mayor, los otros dos se venían con nosotros. Ahora el Mediano tiene 13 años, así que el único que evitamos que se quede solo en casa es el Peque (quien solo tiene 10 años). Y aún así, alguna vez, si no ha sido mucho tiempo (sacar a la perra un momento a la vuelta de la esquina, por ejemplo), también él se ha quedado solo en alguna que otra ocasión. Ventajas de ser el tercero, supongo, que muchas cosas te llegan antes que a tus hermanos.
Al principio, salíamos Papá³ y yo poco tiempo y al momento ya teníamos a alguno llamándonos al móvil para ver por dónde íbamos y cuánto íbamos a tardar en volver. Ahora hay ocasiones en las que el Mayor o el Mediano nos dicen que salgamos y que les dejemos solos. O, simplemente, tenemos que salir a hacer algo y ellos prefieren quedarse en casa en vez de venir con nosotros.
Ahora ya es más habitual que Papá³ salgamos de vez en cuando los dos solos o acompañados solamente por el Peque. Parecemos una familia de tres en vez de una de cinco. Lo que es especialmente raro, sobre todo si nos paramos a tomarnos un café o a merendar con el único de nuestros hijos que ha querido venirse con nosotros. ¡Es muy diferente pedir una mesa para cinco que una para tres! Nos sientan antes y pasamos de estar apretujados (normalmente nos sientan a los cinco en una mesa de cuatro) a tener espacio de sobra (porque siendo tres también nos suelen dar una mesa para cuatro).
Y con esta nueva experiencia, creo que he desbloqueado un nuevo nivel maternal. En cuanto el Peque empiece a no querer venirse con nosotros y prefiera quedarse en casa, como les suele pasar a sus hermanos, se me va a hacer de lo más extraño. Y me va a dar pena, también te lo digo.
CONTRAS:
La mayoría de las veces, los mayores prefieren quedarse en casa, adivina, para jugar a videojuegos. Y eso no me hace gracia, ya te imaginarás. Otras veces es porque tienen que estudiar o hacer algún trabajo, y ahí ya no les puedo decir nada.
Los mayores están en un punto en el que, si les obligamos a venir con nosotros, están todo el rato que estamos fuera de morros y preguntando cada dos por tres que cuánto nos queda para volver a casa. Maravillas de la adolescencia, me temo.
PROS:
Para poder dejarles solos, tienen que aceptar una serie de normas (no decirle a nadie que están solos en casa, no abrir la puerta a desconocidos, llamarnos inmediatamente si pasa cualquier cosa fuera de lo común y cosas así, ya me entiendes). Así nosotros podemos salir tranquilos de casa.
No te lo voy a negar. Papá³ y yo hemos ganado en libertad. Podemos salir un momento a hacer un recado sin tener que llevarles con nosotros. Y todo lo que eso conlleva: lo decidimos y salimos, nada de esperar a que uno termine lo que esté haciendo o que se vista o lo que sea. Qué te voy a contar de lo que se puede tardar en salir de casa con niños.
A fuerza de salir y dejarles solos en casa, yo ya no me pongo nerviosa (aunque he de reconocer que algo intranquila siempre estoy) y ellos ganan en confianza y autonomía. Al fin y al cabo, estamos hablando de adolescentes y creo que dejarles solos en casa también forma parte de la adolescencia.
Yo de momento dejo solo al mayor, a punto de cumplir 13. Con total tranquilidad aunque es verdad que no me alejo de casa. El mediano a punto de los 11 veces contadas con recados rápidos. El peque aún no tiene edad que acaba de cumplir los 5.
Como bien dices, cuánto más lo haces, más fácil es. Espero que me pase lo mismo a la hora de salir con los amigos porque es un tema que ahora mismo le aterra.
Es ley de vida, tienen que crecer, pero que difícil es verles volar.
Un saludo
Claro, en mi caso es que el Peque tiene la edad de tu mediano, así que muy poquísimas veces se ha quedado en casa totalmente solo (y yendo a la vuelta de la esquina como muy lejos). A mí me ha costado mucho, aún hoy me cuesta, la verdad. Pero es cierto que es cuestión de práctica, tanto para los hijos como para nosotras…
Con lo de salir con amigos me has llegado al alma porque es mi asignatura pendiente. Lo paso fatal… sí que es difícil verles volar, pero habrá que acostumbrarse…
¡Un abrazo!