Desde el año pasado, en casa ya todos mis hijos conocen el secreto de los Reyes Magos y el del Ratoncito Pérez. Papá³ y yo, tras darle muchas vueltas, decidimos que los 10 años era el mejor momento para contarles a nuestros hijos toda la verdad. Yo digo que esta sea la edad ideal para todas las familias; sino que fue la que nosotros elegimos. Y, debido a esto, estas han sido nuestras primeras Navidades conociendo el secreto todos en nuestra familia.
El año pasado, con el Peque a punto de cumplir sus diez años, yo sabía que esa Navidad sería la última manteniendo toda la ilusión de la que hemos sido capaces todos estos años. Y me daba pena. Una pena inmensa. Pero esto es como quitarte una tirita: sabes que va a doler al principio, pero también que debes hacerlo en algún momento; y ningún momento te parece adecuado para hacerlo. Así que yo puse todo mi empeño en hacer de aquellas Navidades una Navidades fantásticas.
Y, tal com te he dicho, después (aunque no inmediatamente después) sentamos al Peque y se lo contamos todo. Al principio no nos creía. Ahí intervinieron sus hermanos para ayudarnos. Al final, lo entendió todo. Es curioso como cada uno de nuestros hijos ha tenido una reacción completamente diferente. El Mayor no se lo tomó muy bien, pero acabó aceptándolo. Además, él tenía la misión super importante de ayudarnos a Papá³ y a mí con sus hermanos. Y vaya que si nos ayudó. Nos salvó el culo más de una vez. ¡Bravo por él!
El Mediano, sin embargo, comenzó a llorar como alma en pena. Pensamos que era porque no le gustaba lo que oía, pero no podíamos estar más equivocados. Él lloraba porque se había dado cuenta de todo el esfuerzo (y el dinero si me apuras) que habíamos invertido todos para mantener la ilusión. Entre lágrimas nos agradeció a Papá³ y a mí todo lo que habíamos hecho. Mira, se me cayó el alma a los pies más que si nos hubiera dicho cualquier otra cosa.
El Peque, por su parte, lo aceptó no sin antes negarse a creerlo por un buen tiempo. Tanto es así que este año ha hecho como si nuestra conversación nunca hubiera tenido lugar. Nosotros no le hemos ocultado nada estas Navidades, pero yo siempre he hablado de los Reyes. A mí personalmente es una fiesta que siempre me ha gustado, incluso ya siendo mayor. La Noche de Reyes sigue siendo, para mí, la más mágica del año, y así lo vivo. El Peque, a pesar de haber hecho oídos sordos, sabía muy bien lo que había detrás. Y él también ha sabido agradecernos a todos los regalos recibidos.
Yo le he dicho que puede seguir dejando a Sus Majestades un vaso de leche y algunas galletas antes de irse a la cama la noche del 5 de enero. Que luego la noche es muy larga y hay que recuperar fuerzas, ja, ja, ja… Él ya sabe a qué me refiero sin necesidad de decirle nada más. Porque él, a diferencia del Mayor y el Mediano, este año sí quería dejarles algo a los Reyes, a los camellos y hasta a los pajes reales. Papá³ no estaba muy convencido del paripé de la leche y las galletas, la verdad. Pero, mira, qué quieres que te diga, si al Peque le hace ilusión hacerlo, no veo por qué no deberíamos dejarle. Llegará un año en el que ya no le apetecerá hacerlo (o sí, quién sabe).
CONTRAS:
Este año, el Peque ha hecho muchas preguntas al respecto (más que otros años, diría yo). Creo que buscaba una fisura en nuestra explicación, pero no la encontró.
Para mucha gente, esto es sinónimo del fin de la magia, pero yo creo que es solo otra manera de verlo. ¿Los Reyes existen? ¡Claro que sí! Solo que no son los que los niños piensan…
PROS:
Aunque mis hijos se han puesto muy nerviosos y pesados cada vez que llegaba un paquete a casa, la verdad es que no han ido a la búsqueda del tesoro. ¡Menos mal!
Como ya sabían lo que pasaba la Noche de Reyes, a pesar que los tres se acostaron nerviosos por descubrir a la mañana siguiente sus regalos, ninguno se levantó de la cama. Y eso a pesar de que a las doce y media de la noche seguían los tres despiertos.
La magia de la mañana de Reyes no se ha perdido. Los tres siguen escribiendo la carta a los Reyes Magos pidiéndoles sus regalos. Pero hasta el mismo día 6 no tienen ni idea de lo que Sus Majestades les van a traer.
Tras la locura de la Navidad, le pregunté al Peque cómo habían sido estas Navidades. Me dijo que pensaba que serían peores, más tristes, pero que resulta que no. A pesar de saber el secreto, han seguido siendo unas Navidades mágicas para él y las ha disfrutado mucho más de lo que él mismo pensaba.
La Magia no se pierde por saber el secreto. En casa de mi madre quedamos todos. Se abren los regalos de uno en uno. Se prueba, se grita, se aplaude. Nadie sabe lo que tiene el otro. Todo es secreto y Magia. Y mi madre que vive ya sola con mi padre sigue dejando la leche y las galletas a los magos. La noche de reyes siempre es mágica. Si hay peques más aún pero la Magia, la ilusión y la alegría no se pierde nunca.
Preciosa la reacción de tú mediano. Valorar las cosas es algo que se ha perdido en esta sociedad del consumismo y la inmediatez. Enhorabuena porque eso dice mucho de vosotros !
Y a por muchas más noches de reyes!!!
¡Qué fantástica tradición tenéis para el día de Reyes! Nosotros les insistimos en que hagan la carta a los Reyes, pero eso no significa que les vayan a traer todo lo que hayan pedido. Así que siempre hay sorpresas y nervios. Para mí sigue siendo una noche mágica (y mira qué hace años que conozco el secreto, ja, ja, ja…) y espero que para mis hijos también, aunque se hagan mayores.
La reacción del Mediano nos pilló por sorpresa y acabé llorando hasta yo. De todas las reacciones que se me pasaron por la cabeza, jamás me hubiera imaginado esa. Supongo que va en la manera de ser de cada uno… no sé…
Muchas gracias, Marrod.