El fin de semana pasado nos fuimos toda la familia a ver la exposición de Klimt, una experiencia inmersiva. Y creo que merece la pena dejar aquí nuestra impresión porque no es una «exposición» al uso. Así, para empezar, allí no se va a ver ningún cuadro de Klimt (al menos no los originales que se exponen en museos), bueno, sí, bueno… mejor sigue leyendo y te lo cuento mejor.
Klimt, una experiencia inmersiva se asemeja más a una puesta en escena que a una exposición del autor. Cuando entras, hay textos expuestos que te ponen en contexto de la época en la que vivió el autor. Y después, ocurre la magia, te dejas llevar y, de repente, estás en una sala con paredes de ocho metros donde se proyectan (suelo incluido) las obras del autor, escenarios de la ciudad de Viena, efectos visuales… y todo ello acompañado de una música espectacular.
A lo largo del recorrido, también te encontrarás uno de sus cuadros más famosos, El beso, deconstruido y hasta proyectado. Por otro lado, no todo van a ser cuadros famosos del pintor austríaco. Si te animas, hay una especie de fotomatón en la que el resultado será tu cara tal como la hubiera pintado Klimt. Nosotros cinco probamos a ver y nos encantó. Además, la foto te la puedes descargar y llevártela contigo (código QR mediante).
Para los más peques (y no tan peques), hay a disposición rotuladores para darle vida a unos dibujos de zepelines y casetas de noria que luego puedes ver proyectados dentro de un cuadro de Klimt. Aquí, de nuevo, nos animamos los cinco a dejar nuestra obra y allá que nos pusimos a colorear. Te aseguro que esto entretiene un buen rato.
Genial, ¿verdad? Pues aún no has llegado a la parte final: la sala de la realidad virtual. Así, para empezar, te sientas en una butaca giratoria, te pones tus gafas y los auriculares y… bueno, lo que viene a continuación es maravilloso. Mires donde mires, estarás dentro de la obra de Klimt, viendo cada detalle y participando de todo ello.
La verdad es que me encantó la experiencia. Hacía bastante que no iba a algo así y mucho más tiempo que no disfrutaba de esa manera en un evento cultural. Y eso que la obra de Klimt la conozco poco. Mis hijos no estaban muy entusiasmados con el plan, el Mayor especialmente, pero al final lo disfrutaron un montón.
Por si te animas, aquí tienes más información. Klimt, una experiencia inmersiva estará en Matadero Madrid hasta junio de este año. La visita dura unos 90 minutos que a nosotros nos pareció apenas media hora. Si te lo estás pensando, yo te animaría a ir porque merece mucho la pena por lo original que es. A continuación te dejo un breve vídeo publicado en mi cuenta de Instagram y que hice de nuestra visita por si te ayuda a ilustrar todo lo que te he contado aquí.
CONTRAS
A ver, sí, se puede ir con niños, pero si son pequeños es posible que se aburran un poco. En la primera sala, la de las paredes de ocho metros de alto, nosotros vimos niños un tanto aburridos tirados por el suelo y pidiendo salir. Para que te hagas una idea, el Peque va a cumplir 10 años pronto y no se aburrió en absoluto, al contrario, estaba disfrutando porque nunca antes había visto nada igual.
En la sala de la realidad virtual, el Peque sí se asustó un poco con las imágenes que se mostraban. Pero solo fue un susto, no salió de allí llorando ni quiso quitarse las gafas en ningún momento.
También he de advertir que yo me mareé un poco con las gafas de realidad virtual. A ver, que no salí de allí vomitando ni con nauseas, pero el mareo me duró un poco y se me fue antes de terminar de usar las gafas.
PROS:
En un mundo en el que para ver un cuadro famoso solo hace falta conectarse a Internet, entiendo que no todo el mundo disfrute con ir a un museo a ver la obra de un artista. Así que este tipo de exposiciones en las que se va un poco más allá, me parecen, en cierta manera, un futuro para dar a conocer obras y artistas desde una perspectiva bastante novedosa y original.
Aunque la mayoría de personas que estábamos allí seguimos más o menos el mismo recorrido, no hay un orden para visitar las salas.
Si no conoces a Klimt, lo mismo hayas decidido que esta exposición no es para ti. Bueno, déjame decirte que el autor tampoco es de mis favoritos, pero la experiencia se disfruta igualmente. Como dijeron mis hijos: «la exposición nos ha encantado, aunque menos de lo que trataba». Vamos, que a Klimt ni lo conocían, pero les encantó la visita.