Madrid ha entrado esta semana en la fase 1 y, como si mis hijos entendieran de fases, han pedido salir a la calle. No lo han hecho en todo el confinamiento, pero llevan toda esta semana como locos por salir fuera con las bicis, patinete y patines. Podíamos haber salido con ellos desde que pusieron los horarios por edades, sin embargo, a ellos no les llamaba salir de casa. Con el paso de fase, nada que les afecte a ellos directamente ha cambiado en realidad, aunque, por alguna razón, ahora ya sí les apetece. Y a mí esto de salir con los niños en la fase 1, cuando no había salido con ellos antes, me ha pillado un poco de sorpresa.
Para empezar, no quieren salir a dar un paseo. No, qué va. Ellos quieren salir con la bici o el patinete o los patines o la pelota. Esta última la he descartado porque conozco a mis hijos y también porque sé que, de encontrarnos con otros niños, el balón es algo muy tentador como para no darle un chute si pasa por el lado, aunque solo sea con la mejor intención de devolverla. Pero claro, la fase 1 en Madrid ha llegado con todo el calor (temperaturas de más de 30º C que nos hacían pensar que ya estábamos en julio por lo menos). Eso implica que mis hijos tienen que salir con casco y con mascarilla. Y no veas cómo sudan los pobres.
Si optamos por ir a zonas poco transitadas, no hay sombra que nos ampare pero pueden quitarse la mascarilla porque estamos prácticamente solos y podemos guardar la distancia de seguridad si pasa alguien. Pero si vamos al parque buscando algo de frescor, no queda otra que la mascarilla porque está lleno de gente. Que sí, que intentamos guardar también la distancia de seguridad, pero es más complicado. Por otro lado, algo que tampoco podemos olvidar si salimos de casa es la botella de agua. Un horror cada vez que quieren beber y tienen que quitarse la mascarilla.
Además, cada vez que se caen al suelo yo sufro. Me dan ganas de llegar a casa y meterles a ellos junto con la ropa que llevan puesta en la lavadora. Y, a pesar de que saben que no deben tocar muros, farolas o bancos (por poner algunos ejemplos), a mí me dan los siete males cada vez que han tenido que frenar agarrándose a una farola. Suerte que estas han sido pocas veces, pero aun así… En mi cabeza empieza el runrún del virus y veo miles de formas de que se contagien.
Sin embargo, está claro que todo esto es por protección. Así lo han asumido ellos y, aunque les moleste la mascarilla con el caso y empiecen a sudar sin parar, la verdad es que me ha sorprendido lo poco que se quejan y la manera tan responsable en la que se comportan. Y, si lo pienso, creo que en estos pocos días que hemos salido aún no he visto a ningún niño hacer algo que no debiera. Mini punto para los peques.
La anécdota de hoy ha sido que el Peque ha vuelto algo asustado a casa. Nos hemos cruzado con una madre justo cuando el Peque se caía al suelo del patinete. Me ha dicho que lo malo de esta situación es que no podemos ayudarles a levantarse. Bueno, no sé hasta qué punto porque yo sí ayudo a mis hijos a levantarse del suelo si se han caído.
Pero no es esta la anécdota. Es que la mujer ha seguido hablando (a rigurosa distancia, eso sí) y ha dicho que ella está convencida de que, de alguna forma, todos vamos a contagiarnos con el virus, solo que algunos casos serán peores que otros. Y el Peque lo ha escuchado. De manera que ha venido todo el camino de regreso a casa preocupado porque no quería ni contagiarse él ni ninguno de nosotros. Menos mal que hemos llegado a casa justo para la hora de comer y, como las penas con pan son menos, parece que se le ha olvidado el asunto.
CONTRAS:
-
Todo esto es nuevo para todos y en ocasiones mis hijos me preguntan si pueden hacer tal cosa o tal otra cuando salimos a la calle y, a veces, no sé qué responderles.
-
Dicen que las altas temperaturas no benefician al virus, lo que está claro es que acostumbrarse a llevar mascarilla con tanto calor, sudando a chorro, no es nada cómodo ni invita a los niños a querer usarla.
PROS:
-
No obstante, tanto a pequeños como a mayores no nos queda otra que empezar a acostumbrarnos a no tocar determinadas cosas en la calle y a salir de casa con la mascarilla puesta igual que salimos con los zapatos puestos.
-
De verdad que estos días estoy volviendo a casa muy contenta al ver que mis hijos cumplen con las medidas que se espera de ellos. Han entendido que los columpios estuvieran cerrados, y que es mejor no tocar nada (y eso que mis hijos con muy dados a tocarlo todo y subirse a cualquier alto que vean en el camino). Y, sobre todo, que entienden que, aunque hace calor y la mascarilla les agobia un poco, no se enfadan porque quieran quitársela ni nada parecido.
-
Además, mis hijos no son los únicos que cumplen las nuevas normas. De momento, puedo contar con los dedos de una mano los peques que no las cumplían. La inmensa mayoría de niños que nos hemos encontrado también parecía haber entendido estas normas y las cumplían. ¡Olé por los peques!
-
Hoy entra en vigor en Madrid el cambio de horario para salir con los peques en la fase 1. Espero que sirva para algo y los peques puedan salir sin pasar tanto calor y tanto agobio.
¿En qué fase estás? ¿Qué tal lo lleva tu peque?
Foto: S&B Vonlanthen on Unsplash.