… de la tarde en la que el peque se durmió

Dormirse por la tarde

Leo Rivas

La vuelta al cole nos cuesta a todos. Siempre oigo historias en las que otras madres me cuentan que sus peques se quedan fritos antes de cenar en el sofá porque llegan agotados del cole. Reconozco que, como mis hijos no paran quietos ni un momento, siempre he tenido cierta envidia. Pero el otro día se alinearon los planetas y hubo una tarde en la que al Peque le dio por dormirse en el sofá.

La tarde empezó como de costumbre, recogiendo a los niños del cole, llegando a casa en medio de discusiones por algún cromo o algún juego. Meriendas, duchas y tareas. Y es que el Mayor, con aquello de que ya está en la ESO, ha empezado fuerte y la segunda semana de cole ya tenía cosas que estudiar. El Mediano tenía también algo que hacer. Así que el Peque y yo nos pusimos a ver un poco la tele juntos mientras terminaban sus hermanos para poder jugar.

Y ahí se obró el milagro. El Peque se tumbó en el sofá, que era prácticamente todo para él, y puso sus pies sobre mis piernas. «Mamá, hazme cosquillitas en los pies», me dijo y yo le di el gusto. Ese fue el remate. Recién duchado, tranquilo y con caricias en los pies. No hizo falta más que un poco de tranquilidad y cinco segundos. Cayó rendido. Sin sus hermanos alrededor alborotando, consiguió relajarse y se durmió.

Con lo que le cuesta al Peque levantarse por las mañanas, pensé que recuperar un poco de sueño no le vendría mal. Mi idea era dejarle dormir una media hora, pero es tan raro verle así de tranquilo y aún más que se me duerma medio encima, que los treinta minutos se convirtieron en una hora. Pero el Peque cuando duerme, duerme profundamente. Así que me costó otra hora despertarle del todo. Suma. Durmió dos horas aquella tarde de otoño.

Como he dicho, el Peque es, con diferencia, el más dormilón de los tres. Por ello pensé que quizá no le costaría mucho dormir por la noche. Pero me equivoqué. Le mandé a la cama a la hora de siempre. Los tres se acostaron y parecía que no habían tardado mucho en dormirse. Sin embargo, mis peores sospechas aún estaban por confirmarse. Una hora después de haberles acostado, con Papá³ y yo ya acomodados en el sofá viendo una peli, el Peque hizo acto de presencia en el salón. «Es que no me puedo dormir», nos contó.

Papá³ le acompañó a la cama y le dijo que contara desde el 0 hasta el 100, para atrás y despacito. Si lograba hacerlo, que fuera desde el 100 hasta el 0. Es algo que les suele funcionar. Pero esa vez no. Así que a la media hora teníamos de nuevo al Peque de visitante. Esta vez decidimos que se quedara con nosotros a ver la peli. Total, no había problema en que la viera, pues no había escenas comprometidas y, como no era para niños, pensamos que quizá se aburriera y terminara durmiéndose. Error. El Peque aguantó despierto (y atento) todo lo que quedaba de película. Así que se terminó acostando al mismo tiempo que Papá³ y yo.

Él estaba convencido de que no iba a poder dormirse y yo estaba convencida de que, si se acostaba pensando así, efectivamente no podría dormir. Probé otra cosa que me había funcionado unas semanas antes con el Mediano. Le dije que no pensara en dormirse, sino en lo agustito que estaba en su cama. Y así le dejé, inmerso en sus pensamientos, mientras yo me acostaba, eso sí, sin tenerlas todas conmigo. Sin embargo, a la tercera va la vencida, que dicen, y esta vez sí funcionó. Pero claro, de nuevo, le costó levantarse al día siguiente por la mañana cuando sonó la alarma.

CONTRAS:

  1. Lección aprendida. Da igual lo que les cueste levantarse por la mañana, dejarles dormir por la tarde no es una buena opción si al día siguiente hay que ir al cole.

PROS:

  1. Como decía, mis hijos son muy movidos. Por lo que dudo que vuelva a verme en la situación de que se queden dormidos por alguna tarde después del cole y yo tenga que despertarles.

  2. Aunque fue una faena por la noche, reconozco que ver al Peque dormido y tranquilo por la tarde, como hacía tiempo que no lo hacía y cuando lo normal es que no pare ni un segundo, fue toda una experiencia maravillosa.

¿A tu peque le ha dado por dormirse por la tarde alguna vez después del cole?

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