… de discutir por todo

Discutir por todo

Robert Collins

Menudo verano llevamos. Esto de irse solo una semana de vacaciones al principio del verano, hace que el resto del tiempo hasta septiembre se haga especialmente largo. Pero es que a mí se me está haciendo el verano aún más largo porque este año a mis hijos les ha dado por discutir por todo. Y cuando digo «todo» es realmente todo.

Otros años no ha sido así, al menos, no tan intenso. A ver, son hermanos, ya se sabe que las discusiones y las peleas siempre están a la orden del día. Pero de verdad que otros veranos estas discrepancias o se me han hecho más llevaderas o realmente no han sido tan constantes. Para que te hagas una idea, creo que solo les queda pelearse por el aire que respiran.

Vamos a hacer un breve recuento. Se han peleado por jugar a la consola, por no jugar a la consola, por el sitio del sofá, por los cojines del sofá, por los muñecos, porque se han esperado para hacer algo, porque no se han esperado, por jugar con la perra, por la merienda, por la ropa (no por compartirla, que cada uno tiene su talla, sino porque parece ser que alguno se ha copiado de otro al ponerse una camiseta). Coge aire, que sigo. Los roces también han venido por los juegos en la piscina, por el balón en el parque, por la bici y el patinete cuando hemos salido a dar un paseo, porque el pie de uno rozaba la pierna de otro cuando vamos en coche, por lo que hay de comer o cenar ese día (si gusta, porque otro tiene más en el plato; si no gusta, porque tiene menos)… ay, omá…

Y no voy a seguir más (aunque podría) porque ya me canso hasta yo. Pero creo que con esta breve muestra te haces una idea de lo que quiero decir. El caso es que para mí y para Papá³ es realmente agotador. Ya no oírles discutir, que también, sino porque siempre vienen a nosotros para que mediemos. Y eso de hacer de juez siempre es mala idea porque siempre hay uno que acaba aún más cabreado que antes. Así que estamos intentando que arreglen sus cosas ellos solos, pero esto a veces termina llegando ellos a las manos y ahí sí que hay que intervenir sí o sí.

De verdad que ya no sé si soy yo, que estoy más irascible (gracias calor asfixiante de verano) o es que ellos realmente discuten más que otros años. Que el Mayor esté entrando en la adolescencia no ayuda mucho; que el Mediano esté empezando la preadolescencia, tampoco; y que el Peque quiera hacer todo lo que hacen sus hermanos mayores y a la misma vez que ellos, también complica un poco las cosas. Y la verdad es que yo estoy llegando a un punto en el que no sé cómo manejar la situación porque esto es desde que se levantan hasta que se acuestan y, como están en casa todo el día, pues todo el día está lleno de estas discusiones entre ellos.

Tampoco voy a ponerme melodramática, para ser sincera también hay ratos a lo largo del día donde juegan y se ríen juntos. Pero lo de las peleas continuas la verdad es que me puede. Además, creo que se turnan para que siempre haya uno descansado y otros dos a la gresca. O espera, lo mismo son paranoias mías. Verás que al final me vuelvo loca del todo…

CONTRAS:

  1. Esto de las discusiones horarias (sí, porque son a todas horas del día) es realmente agotador. Como estar con una persona que anda quejándose siempre por todo. Que pones todo de tu parte para ser optimista y hacerle ver que no todo va tan mal, pero al final te cansas y acabas quejándote tú también. Pues con mis Trastos me pasa igual. Intento que no se peleen, ser una madre que no se queja de sus hijos y que intenta que resuelvan sus conflictos ellos mismos; pero al cabo de unas horas, mi lado más Mary Poppins deja paso al T-rex que hay en mí y acabo gritando, enfadada y, sobre todo, frustrada conmigo misma por no saber manejar mejor la situación.

PROS:

  1. Como decía antes, realmente hay ratos a lo largo del día en los que se llevan bien. No hay gritos, no hay discusiones, incluso ríen y juegan juntos. Pero estos buenos momentos quedan empañados por las otras discusiones.

  2. Sé que sus discusiones, para mí por cosas sin importancia, para ellos son de prioridad máxima. Así que yo intento no menospreciar sus razones, pero es que a veces me es muy complicado (¿en serio hay que pelearse por coger un cojín del sofá cuando hay otro exactamente igual justo al lado?).

¿Tus peques también están este verano más peleones que otros años?

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