Como todos los 14 de febrero, ¡feliz cumpleblog a mí misma! Menudo día elegí para abrir esta bitácora, ¿verdad? La bueno de que este día tan señalado es que así no se me olvida qué día empecé. Quizá, de manera inconsciente, lo hice por eso… Pero hoy no vengo a auto-analizarme, sino a compartir contigo lo que implica para mí mi sexto cumpleblog.
Para empezar, me alegra y me enorgullece haber cumplido seis años en este proyecto. Dicen que la mayoría de los blogs no llegan al primer año. Y entiendo por qué: hay que dedicarle mucho tiempo. Aunque pases del SEO o de darle visibilidad en las redes sociales o de conseguir que la gente lea lo que escribes, al fin y al cabo, si tienes un blog es porque quieres escribir (ya sea para compartir vivencias, para enseñar a los demás, para contar historias…). Y escribir no es solo teclear y darle a publicar. Hay que pensar el contenido, organizarlo, hacerse entender y luego ponerlo bonito (con una foto a ser posible) y publicarlo.
Una vez que se publica el artículo, si no quieres esperar sentada a que la gente a la que se dirige tu blog venga a leerte (cosa que, por otra parte, no funciona si no eres famosa de alguna manera), lo habitual es abrirte alguna cuenta en las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram…) y, por supuesto, estar activa en ellas. Con esto me refiero no solo a compartir el contenido de tu blog, sino también a entablar relaciones con otras cuentas, compartir otros contenidos, a generar conversaciones…
Y, de todo eso que va más allá del simple acto de escribir y publicar, la gente acaba harta. Detrás de cualquier blog, independientemente de si es pequeño o grande, hay mucho trabajo detrás que no se suele valorar. Y, para más inri, cuando este trabajo no da los resultados esperados (en general, visitas al blog para leer lo que has escrito), la mayoría de los blogs se apagan.
Por eso te decía al principio que estoy muy orgullosa de mí misma por poder celebrar el sexto cumpleblog. Porque, a pesar de todo, sigo aquí. Es cierto que con menos tiempo que antes, con menos publicaciones que al principio y con otros intereses; pero aquí estoy. Tecleando.
Hace unas semanas, escribí una entrada en la que compartía contigo un pensamiento que me vino en mitad de la noche: cerrar el blog. Mis hijos han crecido y no sabía si le interesaría a alguien esta nueva etapa de nuestras vidas: la inminente adolescencia. El Mayor está en plena pre-adolescencia y al Mediano le queda muy poco para unirse a él. La evolución natural del blog sería hablar de adolescentes, pero me aterraba la idea de volverme monotemática. Así que lancé la pregunta y mis dudas al ciberuniverso sin mucha esperanza de obtener respuestas más allá de una o dos. Pero para mi sorpresa, me contestó más gente de la que pensaba y el mensaje era unánime: el tema de la adolescencia interesa.
Confieso que me he emocionado muchísimo con estas muestras de cariño, personas a las que el blog les importaba (al menos lo suficiente como para echarlo de menos si lo cerraba) y a las que les gustaba la manera en la que cuento las cosas. Y aunque la frecuencia de publicación es importante para un blog, todos los mensajes me decían que no me agobiara por eso, que publicara cuando pudiera, pero que siguiera haciéndolo.
Desde el fondo de mi corazón, muchísimas gracias a todas las personas que invirtieron un momento de su tiempo para responder a mis dudas.
Como puedes comprobar, llevo un par de semanas sin publicar. Por una parte, ha sido un descanso no pensar en si hoy es día de publicación o no, entrar solo en las redes sociales para mirar publicaciones ajenas, leer a otras cuentas y pensar si me merece la pena publicar también en las redes. Pero, por otro lado, se me iban ocurriendo temas de los que hablar en el blog que he seguido apuntándome para que no se olvidaran. Y, la verdad es que, cuando sé sobre qué quiero escribir y encuentro un ratito para hacerlo, lo disfruto.
Así que esta es mi decisión: voy a seguir con el blog. Hablaré de esta nueva etapa preadolescente que se nos ha instalado en casa, pero también seguiré compartiendo imprimibles y haciendo reseñas de algún que otro libro. Respecto a las manualidades, como mis hijos ya apenas hacen, puede que comparta algunas que vea en otros blogs o en Pinterest. También hay quien me pidió que siguiera compartiendo recetas de cocina, así que tampoco descarto publicar alguna de vez en cuando (aunque no sé si por el blog o por alguna red social como Facebook o Instagram).
En parte esta pérdida de entusiasmo por el blog que arrastro desde hace unos años se debe a haber sufrido ansiedad y depresión. Reconozco que esto me ha afectado, en lo referente al blog, haciendo que perdiera seguridad en mí misma y lo que antes compartía por aquí por si podía interesar a alguien se fue convirtiendo en un «a quién le va a importar que yo hable de esto». Así que, de nuevo, gracias por ayudarme a tomar esta decisión y a darme una inyección de confianza en lo que escribo.
CONTRAS:
-
Aunque seguiré intentando publicar dos veces a la semana, no puedo prometer nada. Ahora, además de seguir pasando tiempo con mis hijos, estoy cumpliendo un propósito que tenía desde hace tiempo: la fotografía. Y no me refiero solo a aprender a manejar una cámara réflex, sino también a aprender a editar las fotos que hago con ella (puedes ver un ejemplo en la publicación de hoy en mi cuenta de Instagram).
-
Sé que a veces me será difícil encontrar temas de los que hablar (a todo el mundo que tiene un blog le pasa en algún momento), así que te animo a que, si tienes un tema del que te gustaría que hablara por aquí o una idea para un imprimible o una historia que contar, me mandes un mensaje para decírmelo. ¡Me ayudaría muchísimo!
PROS:
-
Sin duda, el mayor pro de hoy es cumplir seis años con este blog.
-
Pero el mayor pro que me ha regalado el blog han sido todos los mensajes que he recibido animándome a continuar con él. Voy ir contestando a todos los que me han llegado (con una dirección de correo, claro, como ya les expliqué a las suscriptoras en el último boletín mensual del blog) para darles las gracias por los ánimos, el cariño y las ideas.
-
Ahora mismo tengo una especie de subidón blogueril que espero saber aprovechar para escribir y volver a retomar la ilusión bloguera.