Ayer tuvimos unas de las reuniones de principio de curso de uno de los Trastos. Y he empezado a tener sentimientos encontrados sobre la vuelta al cole, que ya es inminente. Siempre he dicho que mis hijos en casa no me molestaban, de hecho, nunca me he sentido feliz al llevarles al colegio el primer día. Más bien al contrario, me ha dado siempre mucha pena. Después de pasar unos meses juntos, sin horarios ni rutinas estrictas, volver a poner alarmas y vivir pendiente del reloj no era para mí algo ideal. Estar sin la compañía de mis Trastos, menos aún.

Sin embargo, este año siento además de lo anterior, tengo ganas de tener un rato donde no oiga sus discusiones ni «mamá» cada dos por tres. Este año tengo ganas de ponerme a hacer algo que sé que me lleva veinte minutos y que realmente tarde veinte minutos y no una hora (con suerte) porque mis Trastos me andan interrumpiendo todo el tiempo. Necesito volver a la organización de siempre. Un poco caótica, sí, porque no soy perfecta, pero también que me da a qué atenerme.

Pero, como decía, ya no es solo para hacer cosas sin interrupciones, es también porque este verano he acabado un poco harta de sus discusiones: de sus «me está rozando», de sus «ahora me toca a mí», de sus «este no me lo deja», de sus «me está molestando», de sus «yo no he sido, ha sido él»… Vamos, que necesito un poco de paz en general.

Y por eso mis sentimientos encontrados: a pesar de todo esto, me sigue dando pena que vuelvan de nuevo al cole, el no podernos quedar a ver una peli después de cenar un martes, de comer a la hora que nos venga bien a todos, de las #pelisCyP que vemos juntos después de comer, de improvisar sobre la marcha según lo que nos apetezca hacer a todos, de las tardes largas, los días sin prisas, te tenerles todo el día pululando contándome cosas… ¿Verdad que no tiene ningún sentido?

A ratos estoy deseando que comiencen las clases y al rato siguiente me da una pena enorme separarme de ellos. Ellos, que ya son tan mayores que van a ir los tres a Primaria… ay, qué lejos quedan ya los días de Infantil…

CONTRAS:

1. A ver, que ya he pasado por esto antes y sé que ellos van a estar bien y, además, se van tan contentos porque el cole les gusta y ver a sus amigos, más. Aún así, qué quieres que te diga, el nudo en mi garganta de todos los años ya está aquí.

2. Aunque mis Trastos vayan contentos al colegio, lo de madrugar lo siguen llevando bastante mal y los primeros días va a ser muy duro para ellos en este aspecto. Y, siendo sincera, para Papá³ y para mí también.

PROS:

1. Dejándome a mí a un lado, llevo notando desde hace unas semanas que necesitan nuevas compañías. Y es que eso de estar todo el día con sus hermanos creo que les está pasando factura porque me da la impresión de que necesitan un poco de espacio personal.

2. Respecto a mí, pues lo dicho: seré más rápida porque iré a lo mío y, durante unas horas, no tendré que preocuparme de mediar en ninguna discusión o de repetirle cien veces a uno de mis Trastos que recoja.

Quien me entienda que me compre. ¿Tú también tienes sentimientos encontrados sobre la vuelta al cole?