… de irse a vivir a otro país

Irse a vivir a otro país

Lo primero, voy a despejar la duda: no, no nos vamos a vivir a otro país. Pero hemos estado dos años pensando que, en cualquier momento, trasladaría a Papá³ a Estados Unidos. Y, con ese no saber nada, hemos estado viviendo el año pasado y el anterior. Y, al final, resulta que nos quedamos.

Esperar no es nunca divertido. Dos años son mucho tiempo para no saber nada, pero es que al principio se suponía que nos dirían algo a lo largo de un mes. Obviamente, no nos dijeron nada. Bueno sí, que aquello se decidiría en los tres meses siguientes. Pero pasó ese trimestre y nos pidieron que siguiéramos esperando.

Las fechas se iban prorrogando. Pero recuerdo que aquel primer mes era toda nervios. La verdad es que me apetecía irme y vivir esa experiencia, pero por otro lado me daba una pena enorme dejar aquí a la familia y amigos. Así que estaba pletórica y lloraba todo el mismo día. Pensaba que irse a vivir a otro país era algo que no se podía hacer tan precipitadamente, así que, cuando empezaron a alarganos las fechas de la respuesta, hasta me alegré de tener más tiempo para hacernos todos a la idea (sobre todo mis Trastos, que no querían irse) y prepararlo todo.

Pero fueron pasando los meses y no le decían nada a Papá³ salvo que aquello iba más despacio de lo que pensaban. Y el destino también variaba. Las ciudades que más oíamos eran Philadelphia y Denver. Te puedes imaginar cómo me ponía cada vez que veía un anuncio de esta famosa marca de queso, o alguna serie o película ambientada en alguna de estas ciudades.

Y, al fin, llegó un momento en que la cuestión no era si no iríamos o no, sino cuándo sería el traslado. Los Trastos ya estaban hasta convencidos y yo me había hecho a la idea. Hasta me dio por ver todos los programas esos de reformas y decoraciones pensando en que pronto viviríamos en una casa como esas que salían por la tele y que eran tan monas y tenían un gran jardín. Yo ya me veía desayunando en el patio mientras los niños jugaban fuera, en un gran espacio abierto, o con ellos en la habitación de juegos o desayunando todos juntos en una de esas cocinas con isla.

Pero lo que más me atraía de todo, casas y jardines a parte, era poder pasar un verano suave, sin temperaturas que rondaran los 40º C, e inviernos nevados. Es una tontería, lo sé, pero creo que pensar en ello me ayudaba a hacer el cambio más fácil. Y así, mirando las casas que salían por la tele y pensando en un clima más a mi gusto, pasé dos años.

Y, al final, Papá³ y yo nos llevamos la decepción. Él porque era una gran oportunidad profesional y yo porque me quedaba sin la casa de mis sueños y tendría que volver a pasar calorazo en verano. Como te puedes imaginar, mis Trastos dieron saltos de alegría al saber que definitivamente nos quedábamos en nuestra casa.

Siendo sincera, te confesaré que soñaba con el día de pasarme por aquí a contarte que íbamos a ser una familia de expatriados más, tenía ganas de contarte cómo eran las cosas por allí y hasta me apetecía hacer una especie de borrón y cuenta nueva. Pero qué le vamos a hacer. Papá³ sigue abierto a ofertas que le permitan trasladarse, pero ya no lo vemos tan posible como antes.

CONTRAS:

  1. Descuidamos un poco nuestra casa. Si hacía falta algo, ya no era una prioridad comprarlo. Total, para qué gastarnos el dinero si en unos meses nos íbamos a ir.

  2. Todo lo que había que preparar para irnos (lo de aquí y lo de allí) se nos hacía un mundo. Afortunadamente, decidimos no mover un dedo hasta que el traslado estuviera firmado.

PROS:

  1. Mis padres han aprendido a usar Skype. La idea era hacer videollamadas para no perder el contacto.

  2. Todo esto ha sido una lección de vida: la espera, la decepción, el no adelantar acontecimientos…

¿Te gustaría irte a vivir a otro país?


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2 comentarios en «… de irse a vivir a otro país»

  1. Bufff. Una gran experiencia pero que se puede hacer muy dura con el paso de los años. La gente que yo conozco fuera han sido muy felices al principio, conocer sitios nuevos y alucinantes, nuevas experiencias y visitas. Pero con el tiempo, las experiencias y las vivencias dejaban de ser nuevos, las visitas se espaciaban y se echa de menos la familia, y hasta el calor. Así que a disfrutar del verano, si llega algún día, y de tener a la familia cerca!!!!!

  2. Me ha sorprendido mucho este post! Yo a veces me planteo el marchar…tal y como están las cosas aquí…pero no domino el inglés y eso limita mucho y hace que lo vea todo muy improbable y que ni me lo plantee.
    Me hubiera encantado leer tus aventuras en Denver o Philadelphia. Bueno…nunca se sabe!
    Un abrazo

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