No sé en tu casa, pero en la mía, lavarse los dientes es una juerga. Mis Trastos suelen ir juntos a realizar esta tarea a pesar de que el baño se les queda pequeño. Y, entre risas y empujones, no sé cómo lo hacen pero el lavabo siempre acaba lleno de pasta de dientes. Hasta que me enteré de que existían cosas como un dispensador de dentífrico para niños.
El riesgo de que se metan los tres juntos a lavarse los dientes es que salgan con pasta hasta en el carné de identidad #WTFamilia pic.twitter.com/jtPn9qPDkG
— Madres Cabreadas (@madrescabreadas) February 14, 2018
Todo empezó en Twitter con Madres Cabreadas y su cabreo por lo mismo que te acabo de contar yo. Nos desahogamos juntas hasta que Una madre en el dentista se metió en la conversación con este inocente tuit:
😂😂😂 necesitáis un dispensador de pasta de dientes.
— Una madre en el dentista (@madreendentista) February 14, 2018
A ver, a ver, que se pare el mundo, ¿eso existe? Pues vaya que si existe, Una madre en el dentista ya había escrito sobre ellos y Amazon tiene un montón de modelos distintos (ya sean para niños o no). Creo que los vi todos. La mayoría venían también con un portacepillos, pero yo solo buscaba el dispensador.
Buscando me encontré con varios que no estaban mal de precios y elegí el que me pareció más gracioso: un diente verde. Tardó poco en llegar y, cuando lo saqué de la caja, vi que era un producto chino o japonés por las letras. Menos mal que los dibujos lo explicaban claramente: había que limpiar la zona en la que se fuera a poner el dispensador, pegar una pegatina que venía en la caja y acoplar después el dispensador.
El tubo de la pasta de dientes encaja perfectamente en el agujero una vez que le quitas el tapón de rosca que suelen traer. Después solo hay que poner el cepillo dentro y empujar para que salga un poco de pasta de dientes. ¡Súper fácil! Mis Trastos llevan ya 10 días usándolo y la diferencia es espectacular. En el lavabo apenas hay ya restos de pasta de dientes (solo si se les cae del cepillo, lo que, empujones mediante, no suele ocurrir) y el dentífrico les dura más.
CONTRAS:
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Alguna vez la pasta de dientes ha manchado el interior del dispensador, pero he podido limpiarlo fácilmente. Desde luego, prefiero eso mil veces antes que limpiar el lavabo.
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Hay que asegurarse de quitarle al tubo de dentífrico el aire que pueda tener en el interior. Si el tubo es nuevo, se pone directamente; pero si ya está usado, hay que ir empujando la pasta de dientes hacia el tapón para que funcione correctamente.
PROS:
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Contrariamente a lo pensé al principio, el dispensador sigue pegado a la pared del baño. No se ha despegado ni un poquito.
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De tamaño no es más grande que mi mano, así que no es otro cachivache más en el baño.
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Está realmente bien de precio. Pero ya no es solo eso, es lo que estamos ahorrando en pasta de dientes porque ahora el tubo les dura mucho más.
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Además de que mis Trastos ya no desperdician el dentífrico, con el dispensador no se pasan al echar la pasta de dientes en el cepillo. Siempre les decía que tenía que ser del tamaño de un guisante, pero ellos apretaban el tubo y acababan llenándolo tanto que la mayoría de las veces manchaban el lavabo.
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Gracias al dispensador, el Peque también es capaz de echarse la pasta de dientes en el cepillo solo. Antes, salvo cuando el tubo estaba recién abierto, solía necesitar ayuda.
¿Sabías que existía el dispensador de dentífrico para niños?
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pues justo lo veía hoy en el stories de @7paresdekatiuskas y me parece que para los niños está muy bien, sí 🙂
Sí, yo también lo vi 🙂 Este que tenemos nosotros es más «para niños» que el que tiene ella