… de hacer una mudanza sin mudarse

Hacer una mudanza

Pues más o menos algo así es lo que nos ha pasado en casa. Ya comenté hace unas semanas que el Mayor quería dormir solo y que el Peque quería dormir acompañado. El Mediano no quería cambiarse ni de habitación ni de cama. Todo ello vaticinaba un cambio de habitación. O, como me ha dado por llamarlo: hacer una mudanza sin mudarse.

Las personas somos de acumular cosas. Desde bien pequeñas. Doy fe. El Mayor y el Peque, con su corta edad, ya tienen cosas propias que me ha tocado cambiar de habitación. No me estoy refiriendo solo a la ropa, que es como hacer un cambio de temporada pero a lo grande. Hablo también de cuadros, pósters, libros, manualidades, juguetes, muñecos…

Al principio, como el Mediano no estaba muy convencido del cambio, no moví nada. El Mayor y el Peque se intercambiaron las habitaciones y ya. A los pocos días, cambié la ropa porque era un incordio que tuvieran que ir a la otra habitación para poder vestirse. Y eso, con el trasiego de los días de cole, era impensable.

Pero la ropa estaba dentro del armario, el Mediano no la veía. Así que, para él, poco había cambiado. Unos días después, el Mayor me pidió cambiar los libros y entre los dos y algo de ayuda por parte del Peque, cambiamos libros, juguetes y muñecos.

Este fin de semana, que el Mediano ya tenía asumido el cambio, hemos cambiado todo lo demás. Ahora el Mayor sí puede decir que tiene su propia habitación y el Peque, que comparte la habitación con el Mediano.

Pero, aunque lo he ido haciendo poco a poco, te aseguro que esto ha parecido una mudanza (con sus cajas llenas de libros y todo). Yo he acabado reventada porque las habitaciones no son iguales y la que ahora es la del Mayor es la más pequeña de las dos. Esto significa que no podía simplemente cambiar unas cosas por otras, qué va, he tenido que estrujarme la cabeza para ver cómo encajarlo todo. En momentos así es cuando salen a la luz mis años jugando al Tetris, jajaja…

CONTRAS:

  1. Una de las cosas más «molestas» (por ponerle un adjetivo) han sido las prisas del Mayor. Todos los días, al volver del cole, me preguntaba si ya había cambiado todo lo que faltaba. Este fin de semana le dije que tenía que ayudarme y resultó. Y él tan feliz de ayudarme.

PROS:

  1. Pero ya está hecho. El Mayor ya siente la habitación como suya, el Mediano ha aceptado el cambio sin dramas y el Peque está feliz porque ya no duerme solo.

  2. También he aprovechado para apartar libros que ya no lee ni el Peque. Los he metido en una caja para llevar a alguna biblioteca o incluso al colegio, si los quieren.

¿Te ha pasado algo parecido en casa?


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