La semana pasada he probado las mieles de ser madre de uno, aunque, eso sí, de forma temporal. Para ser sincera, poco he sido yo madre de uno, apenas dos años y medio y hace ya tanto tiempo que ni me acuerdo. Cuando el Mayor empezaba a ser algo autónomo, llegó el Mediano ¡y vuelta a empezar!
Pero la semana pasada, el Mayor y el Mediano se fueron de excursión a la granja tres días. Y este año coincidieron en los días. Así que durante tres días he sido madre de uno, del Peque. Al principio se me llenó la cabeza de ideas para hacer juntos los dos. Nada de «me aburro» o de «mi hermano no me deja». Imaginaba yo que esos días, en los tenía pensado hacer todo lo que el Peque quiera (dentro de unos límites, eso sí), no habría aburrimiento ni malas caras. ¡Ay, qué equivocada estaba!
Para empezar, como el Peque no es hijo único, sino que está acostumbrado a estar acompañado siempre por sus hermanos (o al menos por uno de ellos), resulta que estando solo se aburría. Daba igual que le sacara los rotuladores (que le encantan) y pintara con él lo que él quería o que jugara con él a la consola a su juego preferido. A los diez minutos ya estaba aburrido. Incluso poniéndole Ladybug un capítulo tras otro, el Peque se aburría. Le faltaba algo. Le faltaban sus hermanos.
Además, tampoco me dejaba tranquila. Cuando están los tres, puedo irme a la cocina a fregar lo de la merienda mientras ellos se entretienen un poco. Pero estando el Peque sin sus hermanos, se veía solo y se venía detrás de mí como si fuera mi sombra.
Han sido tres días de estar mohíno, aburridillo… echando en falta a sus hermanos. Incluso una tarde me dijo que ya era hora de ir a buscar a sus hermanos, que tenían que dormir en casa. Y me he dado cuenta de que son un continuo ni contigo ni sin ti.
CONTRAS:
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Quizás cuando se es hijo único, esto no pase porque se está acostumbrado a estar solo. Pero cuando a un hermano le falta otro, aunque sea solo unos días, más que disfrutar de ese tiempo a solas, las horas pesan y echa de menos a sus hermanos. Al menos ha sido así en el caso del Peque.
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A pesar de todo lo que les ha echado de menos, el mismo día en que volvieron a juntarse, volvieron de nuevo las peleas y los enfados entre ellos. Lo dicho, ni contigo ni sin ti.
PROS:
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A pesar de estos rifirrafes que se traen entre manos, cosa por otra parte normal entre hermanos, me alegra ver cuánto les ha echado de menos. Eso significa que se quieren entre ellos.
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También me alegró cuando el Mayor y el Mediano me dijeron que no solo nos habían echado de menos a Papá³ y a mí, sino que también al Peque. Me alegro de que sea algo mutuo entre ellos.
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Personalmente, a pesar del aburrimiento del Peque, me ha encantado poder pasar tiempo con él a solas. Centrándome en lo que más le gusta hacer y pudiendo hablar más con él. ¡Menudas confidencias hemos tenido!
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Obviamente, al ser solo uno, las regañinas y los enfados por mi parte se han reducido al mínimo. Creo que ni he gritado estos días 😉
A los míos les pasa igual. Si un» va a algún sitio y nos quedamos con el/la otr@ se echan muchísimo de menos y no saben hacer nada pero en cuanto se vuelven a reunir… ¡¡¡comienzan la luchas!!! lo que tú dices, ni contigo ni sin ti. Feliz día
Me temo que ese «ni contigo ni sin ti» es algo típico entre hermanos, jajajaja… Yo tenía la esperanza de que, al llevar varios días sin verse, las discusiones tardaran más en llegar, pero estaba equivocada. ¿Será su forma de quererse? Jejeje… ¡Feliz día a ti también!
Ya ves, no me imaginaba los contras de tener solo a 1 en lugar de a 3. Con tanto entrenamiento previo ¡pensaba que uno a solas estaría chupado! Yo de momento sigo sin capacidad para atender mas que a la mía.
Con solo uno a mí también se me hacía cuesta arriba a veces. Supongo que quien tenga cinco pensará que yo con tres me quejo de vicio, jajaja…
Creo que en mi caso es que no están acostumbrados a estar solos y por eso se aburren sin sus hermanos 😉