Pues sí, pues sí. El Peque cumplió la semana pasada cuatro años. Y, como es el tercero en la línea de sucesión al trono de esta casa y no se preven más alumbramientos por mi parte, siguiendo la entrada del año pasado de los ¿terribles? dos años, hoy te voy a contar cuáles son los pros y los contras de los tres años de los niños. En mi opinión, claro, que seguro que tú tienes la tuya que podrá coincidir o no con la mía. Así que si quieres añadir algún contra o algún pro más, te invito a hacerlo en los comentarios 🙂
Para empezar, diré que los primeros tres años de vida de un niño a mí me fascinan. Pasan de ser pequeñas criaturitas a las que hay que hacérselo todo a unas mini personas con las ideas muy claras. Por eso hay quien califica esta etapa como «los terribles tres años». ¿En serio? Está visto que hay a quien los dos años se le quedan cortos para calificarlos de «terribles» y lo extiende hasta los tres.
CONTRAS:
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Siguen las rabietas. Sí, espero que no te hayas creído que los enfados de los dos años desaparecen al cumplir los tres (como es mentira que las náuseas del embarazo desaparecen como por arte de magia al cumplir la semana 12). Lo bueno es que, con tres años, se puede razonar un poco más con los peques.
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Empiezan con el «yo solo». De repente pasan de pedirte ayuda a apartarte con esta frase. Se vuelven cabezotas perseverantes y se empeñan en querer hacerlo todo ellos, sin ayuda.
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Es un constante querer y no poder. De aquí vienen muchas rabietas y muchos «yo solo». Ellos ya se saben más mayores, lo notan, y por eso quieren hacer cosas de mayores. Algunas cosas podrán hacerlas, otras tendrán que practicarlas y otras, por el cuerpecillo que aún tienen, no podrán. Pero ellos creen que sí. Y, claro, cuando ven que es imposible que lleguen a la alcachofa de la ducha que está en la pared en alto por sí solos, pues se frustran.
PROS:
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Ganan autonomía. A raíz del último contra, van aprendiendo a hacer cosas ellos solos y, cuando las consiguen, se hinchan de orgullo. Y tú con ellos.
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Viven los cumpleaños y los grandes eventos (como la Navidad y la visita de los Reyes Magos) de forma consciente y, por tanto, con mucha más ilusión. Porque, seamos sinceras, hasta esta edad, la Noche de Reyes estabas tú más ilusionada que ellos. Tu bebé de unos meses o de año y medio o tu peque de dos años poco se enteraba de qué era eso de que tres hombres que son reyes van a entrar en casa a dejarle unos regalos. Con dos años todavía se emocionaría al ver tanto regalo, pero con 5 meses ya lo dudo… 😉
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Empiezan a expresarse perfectamente. Se acabó la koiné. Ya hablan y todo el mundo les entiende (salvo quizás algunas palabras sueltas). Esto origina conversaciones muy graciosas, las famosas frases de niños, y su lógica infantil es a la vez aplastante y divertidísima.
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Se puede apreciar que su personalidad se va definiendo más. Durante los dos años ya te vas haciendo una idea, pero es que con los tres ya te la haces de verdad. A ver, entiéndeme, hay cosas que aún están por ver, claro (yo no sé si el Peque será aplicado con los estudios o si le va a costar horrores porque aún no ha entrada en esa etapa en el colegio). A lo que me refiero es que ya sabes si tu peque es perseverante, si es tímido, si le pueden las situaciones tensas o si se crece ante ellas.
Lo que tengo claro es que tienes que seguir armándote de paciencia, pero por el otro lado, vas a vivir algunas de las situaciones más graciosas de tu vida.
Coincido completamente contigo. Las frustraciones no son tan fáciles de llevar, pero al menos ya se puede dialogar, y alguna que otra situación ya las entienden. ¿Mi parte favorita de los tres años? Las frases que sueltan tal y como dices, y las conversaciones que inventan cuando juegan solos. Pararía el tiempo en esta etapa.
También es mi parte favorita, esas frases tan graciosas y con su lógica infantil que son imbatibles. Y con lo de los juegos y canciones, cuando creen que nadie les mira, yo me parto con ellos. Sí, definitivamente esta etapa debería durarles un poquito más 😉