He pasado todas las Navidades pensando en que, tal vez, podría estar embarazada. Esperaba a mi amiga una semana antes de Nochebuena y no se presentó. Nada raro porque últimamente se me retrasa más de una semana. Pero el día 5 de enero ya no podía más, la ansiedad se estaba apoderando de mí y me hice en casa el test de embarazo. Dio negativo. Y respiré.
Ni Papá³ ni yo habíamos tenido un descuido, pero todas sabemos que no hay nada seguro al cien por cien. Bueno sí, la abstinencia, pero la cosa no iba por ahí. Así que empecé a pensar en ese dichoso 0’01 por ciento. ¿Y si era yo?
Las Navidades son épocas de estar a mil cosas, así que tampoco es que me pasara todo el día pensando en ello, pero cuando lo hacía, la verdad, me venía abajo. Papá³ y yo tenemos claro que nos plantamos con el Peque, yo estoy feliz de que en nuestro día a día ya no haya pañales y de que podamos salir de casa sin estar pendiente del reloj, de poder posponer la hora del baño (o saltárnosla si surge otro plan mejor) y de que incluso el Peque pueda prescindir de su siesta algún que otro día. Y ya no te digo lo feliz que estoy de que los únicos despertares nocturnos que tienen mis Trastos sean porque están malitos o han tenido alguna pesadilla.
No sé si recordarás aquel episodio de F.R.I.E.N.D.S. en el que Rachel descubre que está embarazada. Se hace la prueba de embarazo y es su amiga Phoebe quien se encarga de decirle si es positiva o negativa. Le dice que es negativa y Rachel llora desconsoladamente porque, en el fondo, sí quería estar embarazada. Entonces Phoebe le da la buena noticia: sí que lo está. Y lo hace así para que Rachel descubriera qué era lo que quería en realidad.
Este capítulo en concreto lo he tenido presente todas las Navidades. Especialmente el día 5 de enero. Tanto es así que pensaba que el día de Reyes tendía que dar la noticia de que en unos meses seríamos uno más en la familia. El caso es que, mientras esperaba a que el test me dijera si había o no embarazo, pensaba que yo lo que realmente quería era no estar embarazada.
Me decía para mí que, por un lado, con la cantidad de parejas que hay buscando un bebé, ojalá yo no lo estuviera y el bebé fuera para ellos. Por otro me decía que mejor encontrarme yo en esta situación que no unos adolescentes que no supieran qué hacer.
Como te imaginarás, yo era un manojo de nervios. Sinceramente, no me veía otra vez con un embarazo y mis tres Trastos (que precisamente no son nada tranquilitos). Además tenía pánico de que se repitiera lo del Peque. Esto en concreto me aterraba. Ahora súmale que mis embarazos han ido cada vez a peor: náuseas con el Mayor y algún que otro vómito, más náuseas y vómitos con el Mediano y náuseas y muchos vómitos con el Peque. Con un cuarto embarazo, temía no salir del baño en todo el día.
El test salió negativo y eso me relajó un rato. Luego pensé en los falsos negativos. A la semana siguiente pedí cita con mi ginecóloga y me dieron para después de 15 días. A la semana me vino la regla. Y ahí sí que respiré y, al fin, me relajé.
CONTRAS:
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Lo de las esperas lo he llevado siempre muy mal. Cuando buscábamos el embarazo, siempre pensaba que no pasaba nada por no estarlo, pero que quería saberlo ya. Esta vez pensé lo mismo, pero como fue más tiempo de espera, mis nervios iban empeorando.
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No me gustaba para nada la idea de encontrarnos con un embarazo no buscado. Mucha gente me pregunta (sí, se toman esa libertad y confianza aunque me acaben de conocer) si el Peque fue de rebote. Y estoy muy orgullosa de poder decir que no, que el del Peque fue un embarazo buscado.
PROS:
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Como a Rachel, pero a la inversa, esto me ha servido para ver que realmente no quiero otro bebé en casa. He cerrado el cupo. Ni siquiera aunque viniera la niña. Entre mis pensamientos de un posible embarazo tenía claro que, de estar embarazada, quería otro niño.
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Esta experiencia también me ha servido para querer aún más si cabe a Papá³. Mientras yo me ponía muy nerviosa, él ha sabido mantener la calma. En concreto me dijo: “si estás embarazada, este no habrá sido un embarazo buscado, pero será un bebé muy deseado”. Y así me sacó una sonrisa, me hizo quererle aún más y consiguió que viera la situación de otra manera.
Luego está todo el tema económico y de logística familiar. Eso también se nos pasó por la cabeza. Pero yo ya tengo muy claro que ni aun con ayuda quiero otro embarazo porque las náuseas y vómitos no me los quitaría nadie. Mi reloj biológico se ha parado a las tres.
¿Alguna vez te has visto en mi misma situación? ¿Qué se te pasó por la cabeza?
jajajajaja yo estoy a la inversa, ojala viniera el cuarto y fuera niña, pero me parece que como no mejoren un poco las cosas x ahora no podrá ser. Espero que en un año todo cambie y nos lo podamos plantear porqué deseo con locura tener un cuarto bebé aunque no salga del baño! jajajaja siempre quise cuatro!!!
Un beso, me encanta leerte!
Pues si lo tienes tan claro, estoy segura de que el cuarto (o cuarta) llegará. En un año pueden pasar muchas cosas, incluido un embarazo 😉
Yo sé que no quiero otro, pero me alegro mucho cuando hay embarazos ajenos y con el tuyo me alegraría aún más porque a base de leernos siento que casi te conozco, jejeje…
¡Besotes, corazón!
Ja ja!! A veces los «sustos» nos hacen reflexionar y nos clarifican las cosas!! Yo por si acasonno diría de este agua no beberé, que nunca se sabe!!e alegro de que estés más tranquila. Un abrazo.
Sí, bueno, esa es otra. Una cosa es que lo tengamos claro y otra que al final acabemos bebiendo de ese agua… Fíjate tú que yo nunca pensé en tener tres y, al final, nos pusimos a buscarlo hasta que llegó 😉
¡Besotes!
Ja ja!! Conozco casos de esos si!! Y también de los que dicen que van a tener tres y se quedan en dos!! Un abrazo!!
Jajjajaja. Yo cada vez echo más de menos un tercer embarazo. Me está pitando el reloj que no veas y sí sí sí quiero una niña. Aún tengo que esperar un poco por el tema económico ( ya se q no son necesarios todos los lujos y q podría apretarme el cinturón ) pero prefiero esperar y a ver si se soluciona la cosa. Aún hay tiempo. Soy joven ?? ( me digo a mí misma jajaja).
Mi segundo monstruito no fue buscado pero le queremos igual tb. cuando lo supe me pasó como a ti. Por un lado no quería y cuando me salió que estaba embarazada me salió una sonrisa de oreja a oreja. En el fondo un niño siempre es una alegría.
La espera es lo peor siempre. Somos impacientes por naturaleza jejej
Desde luego, en mi caso, aunque no fuera buscado, un embarazo siempre sería una alegría. A Papá³ le gustaría tener un cuarto, pero luego está que yo ya no me veo entre pañales otra vez y que, como dices tú, el tema económico no está para muchos sustos. Pero si dependiera solo de él, ya te digo yo que había cuarto sí o sí, jejeje…
Las esperas siempre son una lata, pero cuando se trata de saber si estás o no embarazada, ¡es aún peor!
¡Besotes!