Estoy hasta el cogote de comilonas. En serio. Digo “hasta el cogote” no como frase hecha, sino como medida de llenado. Esto no va a haber carrera mañanera que lo baje. Y, si no, al tiempo. Entonces te preguntarás que a cuento de qué vengo aquí con la receta de los besos de merengue suizo.
Si te haces esa pregunta estoy convencida de que es porque no tienes muy claro qué son los besos de merengue. Pues son un dulce (o postre o caprichito) que se hace a base de merengue. Y el merengue se hace a base de claras de huevo. Y azúcar, sí. Pero también claras, que es la parte más ligera del huevo.
Son como pequeños suspiros que te metes en la boca, que crujen por fuera y son esponjosos por dentro. ¡Una completa delicia! No me vengas con que a ti no te gusta el merengue porque, ay, amiga, a mí tampoco me gustaba. Pero entre la pavlova y los besos de merengue me ha conquistado.
A diferencia de la pavlova (que es más elaborada), estos besos se hacen casi solos. La mayor parte del tiempo están en el horno. Y la mayor parte de ese tiempo, tienes que olvidarte de ellos. Así tal cual.
Yo los hago a partir del merengue suizo porque es el que mejor resultados me ha dado. Pero que no te asuste el nombre, un poco más abajo encontrarás la receta con los ingredientes y las instrucciones para que te salgan perfectos.
CONTRAS:
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El tiempo en el horno es bastante. Pero es a baja temperatura y después es con el horno completamente apagado.
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El merengue debe estar muy bien montado y ser muy firme. Pero como la receta que te traigo aquí tiene solo un par de claras, podrás hacerla con el accesorio de varillas de cualquier batidora.
PROS:
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Hilando con el último contra, no hace falta tener una máquina batidora como la mía. Si usas las dos claras de mi receta, seguramente no te será muy complicado obtener un buen merengue.
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Con dos claras se llena una bandeja de horno. ¡La cantidad perfecta! Así que es mi receta base. Obviamente, puedes doblar las cantidades. Pero si las doblas, no te recomiendo que hornees las dos bandejas a la vez (aunque lo hayas visto por Internet). Yo lo he probado y te aseguro de que la tanda de abajo no sale tan bien como la de arriba.
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Es una fantástica manera de aprovechar las claras de esas recetas donde solo piden yemas de huevo. Y, por si no lo sabías, las claras se pueden congelar.
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Como los besos de merengue son tan ligeros, son el broche final de cualquier comilona porque son dulces pero no empalagan ni pesan en el estómago. Yo los hice para Nochebuena (arbolitos de Navidad nevados) y triunfaron.
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Aguantan perfectamente dos o tres días en un recipiente hermético o bolsa bien cerrada. Así que, si te animas a hacerlos para Nochevieja, te diría que los hicieras el día 30. Y si sobran, ¡congélalos sin problema!
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Admiten multitud de presentaciones, a parte de la básica. Tíñelos en verde para hacer árboles de Navidad o en rosa para hacer besitos. Incluye esencia de menta o fresa, zumo de limón o semillas de una vaina de vainilla. Y después, sumérgelos un poco en chocolate (negro o blanco) o preséntalos con un poco de azúcar glas espolvoreado por encima (ideal si te has decidido por los árboles de Navideños)… ¡Ñam!
¿Qué te parece mi receta de besos de merengue suizo? ¿Los conocías?