El Mediano tiene un recurrente dolor de tripa. Así que, ya extrañada, le llevé al médico. Descartados los gases, decidió hacerle el test del aliento para ver si dicho dolor se debía a la bacteria estomacal helicobacter pyroli. La prueba del aliento en niños es igual que la de los adultos. Solo que los primeros suelen impacientarse más que los segundos…
Prueba del aliento en niños
Lo primero que te dicen es que para hacerse la prueba, el niño debe ir en ayunas. Así que, por si no fuera suficiente tener que levantar y vestir al Mediano intentando hacer el menor ruido posible para no despertar al Mayor, resulta que salimos enfuruñados de casa porque no había podido desayunar.
Una vez en la consulta, esperamos nuestro turno. Y ahí estaba yo, con un niño que decía morirse de sueño. Tendrá morro, ¡solo le había levantado media hora antes de cuando él suele levantarse solito! Cuando nos tocó, le echaron un sobre naranja en un vasito de agua y tuvo que beberse la mitad. Luego nos tocó esperar otros diez minutos. A mí todo aquello me recordaba a la prueba de glucosa de las embarazadas.
Pasados los diez minutos, le disolvieron una pastillita en un poco de agua. Y, una vez bebido aquel nuevo brebaje, pidieron al Mediano que soplara en un tubito con una pajita. Y después del soplido, tuvimos que esperar media hora.
Estos treinta minutos empezaron bien. El Mediano andaba todavía con algo de sueño y se sentó tranquilito junto a mí. Pero según iba pasando el tiempo, él se iba despertando más, con lo que empezó a estar más activo y a trastear más.
Pasada la media hora, nos volvieron a llamar y le volvieron a pedir que soplara en otros tubos. Y tras esto, por fin, le pude llevar a desayunar. Justo al lado hay un bar que tiene una pequeña terracita y, como cuando salimos ya hacía una temperatura agradable al sol, decidimos desayunar fuera.
Ahora nos toca esperar a los resultados. Si la prueba del aliento le diera positiva al Mediano y resultara que tiene la bacteria H. pyroli, le tendrán que mandar antibióticos unos diez días. Y, para saber si han hecho efecto y han acabado con la bacteria, habría que repetirle la prueba del aliento.
CONTRAS:
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El madrugón. Como es una prueba que se tarda un rato, es mejor estar pronto en la consulta. Primero por la gente que haya, que nunca se sabe cuánta va a haber. Y segundo porque, si llegas muy pegada de hora, lo mismo no te la hacen porque, aunque la empiecen en tiempo, la terminarían de hacer después del horario. Así que directamente no la hacen.
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Es una prueba larga, así que echamos media mañana allí. Si vuestro peque también tiene que hacérsela, es mejor llevar algo con lo que entretenerle.
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No sé en otros sitios, pero donde vamos nosotros, esta prueba la hacen junto a los análisis normales de sangre. Así que el Mediano estuvo toda el rato temiéndose que le fueran a pinchar. Y los llantos de otros niños que sí iban a hacerse análisis de sangre no ayudó a tranquilizarle.
PROS:
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La prueba del aliento es una prueba indolora. No duele. Lo que no sé a qué sabrá el sobre que tuvo que beberse el Mediano (aunque se lo pregunté, su respuesta fue un poco ambigua), pero no puso cara de asco ni dijo que aquello estuviera asqueroso.
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Realmente espero que el Mediano tenga la bacteria porque eso explicaría sus dolores de tripa. Si la prueba del aliento saliera negativa, tendríamos que seguir buscando la causa.
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El ratito del desayuno, los dos juntos, tranquilos con el fresquito mañanero fue, sin duda, un gran momento que compartimos juntos los dos. Teniendo tres peques en casa reclamando atención constantemente y al mismo tiempo, es casi imposible sacar estos ratitos. Hay que aprovecharlos tal cual vienen. Por eso quise llevar yo al Mediano a hacerse la prueba, para poder disfrutar de él un tiempo a solas, sin sus hermanos. Y creo que él también lo agradeció.
¿Sabíais en qué consiste la prueba del aliento? Porque yo fui sin saber muy bien qué le iban a hacer al Mediano…