A mí hay moderneces que me superan. Tal como os lo cuento. Lo que antes fue salir a correr (después hacer jooging) ahora es ser runner, el aparcamiento se ha quedado relegado a un triste sitio del diccionario gracias al parking y así hasta llegar a nuestro amigo el batido. Sí, porque antes nos dedicábamos a hacer un batido de frutas y ahora nos preguntamos cómo hacer un smoothie.
Los batidos
Hacer un batido siempre ha sido bien sencillo: leche y fruta. Básicamente. Luego podías añadirle canela, azúcar, miel… Cuando yo estaba embarazada del Mayor, recuerdo que me tomaba muchas tardes para merendar un sabroso batido de fresas. Cogía la leche de la nevera, las fresas, un poco de azúcar y a la batidora de mano. ¡Qué ricos me sabían aquellos batidos!
Ahora hemos dado, como en todo, un paso más. Y, como en muchas cosas de este pelo, Pinterest tiene gran parte de la culpa. A mí se me llena la pantalla de sabrosos smoothies, al quinto o sexto que veo, me entran unas ganas locas de salir para la cocina. Luego recuerdo que mis Trastos están ya durmiendo y que no son horas ni de meterme en la cocina ni de hacer ruido.
Los smoothies
Y yo me he estado tiempo preguntando ¿qué es un smoothie? ¿Es un batido, algo parecido o es totalmente distinto? Pues según todas las recetas que he leído, ni es lo mismo ni deja de serlo. Según mis conclusiones (con énfasis en el “mis”), un smoothie es como un batido más cuidado, más frío y más denso. Y la complejidad varía en función de la hora del día en el que se tome o para qué se tome.
Básicamente, un smoothie tiene que estar súper frío. De ahí que la fruta que se usa normalmente esté congelada. Y, si esto no es suficiente, pues se añaden cubitos de hielo. Lo de la fruta congelada me lleva al siguiente punto: la densidad.
Si trituráis fruta (y sobre todo si está congelada), aquello cogerá consistencia densa. No es lo mismo triturarla que licuarla. Así que si cambiáis las proporciones (más fruta congelada que otra cosa), obtendréis un sabroso helado. Si no está aún lo suficientemente denso, se añade un yogur (desnatado, griego… eso ya a gustos) o incluso avena.
Pero, como decía, para que no obtengamos un helado, se añaden líquidos: leche, leche de avena, leche de soja, agua de coco, té, agua… Aún así, con la fruta congelada (más el yogur y el hielo, si se ha optado por ponerlos), el batido resultante es bastante denso. Pues ese, queridas mías, es el smoothie. Un batido denso.
¿Y sólo se le echa fruta? A parte del hielo, leche, yogur, avena… quiero decir. Pues no, las combinaciones son infinitas, pero también se le suelen añadir verduras u hortalizas: espinacas, zanahorias, apio, remolacha, nabo, brócoli… o semillas.
Si os lo vais a tomar como desayuno, estaría bien añadirle avena para aguantar bien toda la mañana. Si es por la tarde, quizás uno más ligerito. Y los ingredientes, al gusto.
Yo he probado varias combinaciones: uno verde (con kiwi, hojas de espinacas, manzana y leche), otro rojo (leche, frambuesas y yogur, a veces también algún plátano), naranja (avena, leche, puré de calabaza, manzana y canela), otro naranja (leche o zumo de naranja, plátano, melocotón y a veces yogur), sin olvidar los más veraniegos de sandía y melón. Y normalmente añado miel.
Es cuestión de ir probando. A mí, personalmente, el de calabaza y el de frambuesas me pirran. Y al Mediano y, sobre todo al Peque, les encanta el de frambuesas. Y tengo pensado seguir probando más según vaya comprando más verduras y frutas.
Finalmente, ya sólo nos queda decorarlos como mejor nos convenga: con un poco de avena, frutas (enteras si son pequeñas o trocitos si son más grandes), algo de chocolate…
CONTRAS:
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Podéis usar fruta del tiempo o del frigorífico, pero es mucho mejor usarla congelada porque así se obtiene de una sola vez el frío y la densidad. Si no os gusta tan denso, no os compliquéis y usad fruta fría de la nevera.
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Para aligerarlo un poco, sin perder el frío, se puede usar hielo, sí. Pero yo he hecho un experimento: hice una infusión de leche con cardamomo (y tengo pensado hacerla también con canela, limón, naranja…) y después congelé esa leche infusionada en una cubitera. Así puedo echar los cubitos de leche al smoothie obteniendo frío y más sabor. También lo haré con varios tipos de tés.
PROS:
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En Pinterest (donde muchas de las cosas son de EE. UU.) veréis que usan la batidora de jarra. Pero el smoothie se puede hacer igual con el accesorio picador que traen muchas de las batidoras normales que se ven más por aquí.
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Lo llaméis batido o smoothie la verdad es que es una bebida súper sana cargada de vitaminas. El año pasado, les hacía un poco a mis hijos por la mañana a modo de tentempié antes de irnos a la piscina y aguantaban perfectamente hasta la hora de comer.
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No solo se puede congelar la fruta. Podéis meter en una bolsa de congelación todos los ingredientes (salvo la leche y la avena) de vuestro smoothie y congelarlo todo tal cual. Después a la batidora con un poco de leche.
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Sirven como desayuno, merienda y casi os diría que pueden ser una cena para aquellos días que hace mucho calor y hay pocas ganas de meterse en la cocina.
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Las combinaciones son ilimitadas. A mí me encanta ir probando combinaciones (podéis verlas en mi cuenta de Instagram). Pero si queréis más ideas de las que os dado aquí, podéis visitar mi tablero en Pinterest. Allí veréis que no solo los hay de frutas y verduras, sino también de chocolate, vainilla…
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Además de todo esto, una vez hecho el batido, en vez de beberlo, se puede meter en el congelador en unos moldes y obtener así unos polos riquísimos y muy sanos 😉
Este artículo debería llamarse PROS Y PROS de tomarse un Smoothie. Nuestros preferidos eran los de yogur y fresa, aunque también está muy rico con zanahoria, manzana y jengibre (y te quita un resfriado en un plis, frío y todo)
Jejejeje… Creo que debí pensar mejor el nombre del blog 😉 La verdad es que estos batidos tienen muchas ventajas. El que me dices con la zanahoria y el jengibre no lo he probado, pero ¡me lo apunto para el siguiente! 🙂