… de tener un segundo síndrome del nido

limpar el horno, síndrome del nido

Llevo unos días que no me reconozco a mí misma. Me ha entrado una fiebre de limpieza que no me daba desde hacía ya mucho tiempo. Normalmente voy limpiando lo más básico (suelo, polvo, salpicaduras varias…) y dejo la limpieza más a fondo para cuando tenga más tiempo (ventanas, cortinas, horno, sofá…). Pero llega un día en el que dices “hasta aquí” y, en mi caso, me entra una fiebre limpiadora que no se termina hasta que la más mínima partícula de suciedad se ha ido. Bromeando, yo lo llamo mi segundo síndrome del nido.

Y lo catalogo como “segundo” porque no estoy embarazada ni hay embarazo a la vista. Pero, si tuviera un bombo otra vez, todo el mundo diría que es el síndrome del nido seguro. Y esta vez ha empezado por la cocina. Yo, que lo voy dejando por falta de tiempo, la otra noche me descubrí a mí misma encaramada a la campana y limpiándola ¡a fondo! mientras se hacían las empanadillas de mis hijos. Quité todo lo que tiene encima, lo limpié, lo enjuagué, tiré cosas, lo coloqué… limpié hasta las rejillas, pero, como no quedaron como yo quería, al día siguiente las metí en el lavavajillas para que se fuera hasta la mínima pizca de grasa.

A los dos días me descubrí descolgando las cortinas y metiéndolas en la lavadora. ¡Qué limpitas me han quedado! Pero lo peor no ha sido la campana ni las cortinas, que buena falta les hacía. Lo peor es que me propuse limpiar el horno en un ratito por la mañana. ¡Ja! Me río yo del “ratito”. El caso es que se acerca el cumpleaños del Peque y, sí, aunque quede algo más de un mes, yo ya me voy organizando (qué voy a hacer, cómo lo voy a hacer, cuándo tengo que empezar a hacerlo…). Y claro, yo quería hornear su tarta en un horno limpio reluciente.

El horno en concreto me cuesta limpiarlo horrores, sobre todo, porque no me gusta usar productos químicos. Ya sé que si son aptos para horno entiendo que el fabricante ha tenido en cuenta que, después de su uso, ahí dentro va a ir comida. Pero aún así, yo soy algo reacia. Así que encontré en Internet una mezcla para limpiar el horno a base de agua, zumo de limón y bicarbonato sódico. Se trataba de hacer una especie de pasta y darle al horno con ella (cuidado con la reacción del bicarbonato al entrar en contacto con el ácido del limón). Dejar reposar un par de horas y la suciedad saldría casi sin esfuerzo. Con lo sucio que tenía el horno, decidí probarla y ver si era cierta.

El primer chasco me lo llevé nada más hacer la mezcla, pues aquello, más que una pasta, parecía un batido. Nada que ver con el de la foto. Pero como tampoco tuve suficiente para todo el horno con las cantidades que leí, a la segunda mezcla decidí aumentar la cantidad de bicarbonato (un vaso) y reducir la de agua (un tercio). Seguí echando el zumo de un limón.

El segundo chasco llegó porque, a pesar de haber restregado bien y de haber dejado reposar aquello en el horno un par de horas (tal como decían las indicaciones), la suciedad no salió tal como prometían. Aunque he de reconocer que ya me temía yo que la suciedad de mi horno iba a ser complicada de sacar.

Pero, oye, que me puse con ello y vaya si lo conseguí. Bueno, cierto es que no ha quedado como los chorros del oro, pero creo que está mucho mejor que al principio. Se ve que no ha quedado como nuevo, pero ahí le va…

CONTRAS:

  1. La primera intentona la masa me quedó algo líquida, aún así le di bien al horno como si le estuviera dando con detergente. Sin embargo, si se va a dejar reposar (que es lo suyo), yo aconsejo que la mezcla quede algo más compacta.

  2. Tuve que rascar mucho (es más, cogí la rascadora de la vitrocerámica), cierto, pero las partes menos sucias salieron mucho más fácilmente con sólo el estropajo. Supongo que si la próxima vez espero a que no esté tan sucio, me resultará mucho más fácil limpiarlo y tardaré bastante menos usando la misma mezcla. Porque claro, cuando ya me metí en faena, no podía dejarlo a medias. Estuve un buen rato limpiando y frotando.

  3. Aunque lo limpié bastante bien después de rascar, lo malo que tiene esta mezcla es el bicarbonato. Sigo viendo algunos restos del polvo por el horno a pesar de pasarle una bayeta repetidas veces.

  4. Aún no he terminado con la cocina, pero es que sé que después me va a tocar meterme con el salón, las habitaciones y los baños a fondo. Sólo de pensarlo me doy miedo a mí misma. De las ventanas no digo nada porque no pienso ponerme con ellas hasta el verano, cuando la lluvia desaparezca del cielo. Ley de Murphy, ya me entendéis 😉

PROS:

  1. Esto de limpiar a fondo es una de las tareas que pesan sobre los hombros. No se hace todos los días, pero sabes que tienes que hacerlo. Y ese conocimiento pesa. Ahora que tengo la campana, las cortinas y el horno bien limpitos tengo que disfrutar del momento. Cuando quiera darme cuenta seguro que ha pasado el tiempo suficiente para que tenga que limpiarlos otra vez.

  2. Voy a ver si esta fiebre del segundo síndrome del nido me dura lo suficiente para ponerme con las cajas que aún tenemos sin abrir de la mudanza… que ya va para tres años que están aquí y tampoco encuentro nunca el momento de ponerme con ellas.

  3. Por fin la tarta del Peque podré hornearla en un horno limpio, que al final, esta fue la razón por la que empezó todo…

Bromeando, le dije a Papá³ que estaba pasando mi segundo síndrome del nido. Él me contestó que no, que aún seguía en el primero porque la fiebre de la limpieza nunca se me había pasado. Le respondí lo de siempre, que no es que a mí me guste limpiar, lo que pasa es que me gusta ver las cosas limpias y, como no tenemos a nadie que nos venga a limpiar la casa, pues nos va a seguir tocando a nosotros 😉

10 comentarios en «… de tener un segundo síndrome del nido»

  1. Podrías contagiarme un poquito a mí. Yo desde que tuve el síndrome del nido antes del nacimiento de mi bichilla no ha vuelto a darme por el tema de la limpieza. Creo que en mi caso ¡todo serían pros!

    1. ¡Yo contagio a quien haga falta! Jajaja… La verdad es que a mí hacía tiempo que no me daba una de estas… A ver si me dura al menos para terminar todo lo que tengo en mi lista de «pendientes» 😀

    1. Llegará un día en que te entrará de golpe… ¡y será peor! Jajaja… Ahora todo lo veo sucio o limpiable, no sé si cerrar los ojos o coger el paño y empezar a limpiar 😀

    1. No me malinterpretes, que si aquí aparece alguien y dice que va a limpiar algo, no seré yo quien le quite la idea de la cabeza… ¡Lo que pasa es que nunca viene nadie con ganas! Jajaja…

  2. A mi me pasa. Me da un arrechuche y me paso dos días como loca. Luego un mes por encima. Luego otra vez, y así vamos…Anoto lo del horno porque el mio tiene vida propia y tampoco me gustan los productos que venden, que se queda una peste nada sana que no hay nada que la quite…Menuda fuerza de voluntad chica!!!

    1. Eso es justo lo que me pasa a mí: unos días de darme palizas a limpiar y luego un tiempo limpiando por encima…
      Lo del horno, una maravilla. Si te animas (por llamarlo de alguna manera), ya me contarás 😉

¿Tienes algún contra o pro más? ¡Cuéntamelo! :)

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