… de los viajes de Papá³

Maleta de viaje, padres que viajan por negocios

No os lo he contado, pero he estado estas últimas dos semanas prácticamente sola en casa. Papá³ se fue de viaje por negocios a Israel, volvió y a los tres días se fue a México. Y justo esta última semana ha sido en la que los Trastos han ido cayendo malitos cuales fichas de dominó. Lo he pasado realmente mal, muy agobiada y, a ratos, frustrada e impotente.

El viaje a Israel

Cuando se fue a Israel, me organicé muy bien porque los virus aún no habían aparecido por aquí. Me levantaba más temprano que cuando Papá³ está aquí y llevaba a los Mayores al colegio. Después, rumbo a la guarde del Peque. Llegábamos un poco pronto, pero nos quedábamos en el coche, a lo calentito. Y de ahí, rumbo a casa o a comprar. Y eso era lo único diferente que tenía el día porque, como Papá³ llega muy tarde a casa, los baños y las cenas lo hago yo sola aunque él no esté de viaje. La diferencia es que esa semana terminaban de cenar y a la cama, en vez de esperar a su padre para darle las buenas noches y que les acostase él.

Ha sido un poco cansado, no os voy a engañar. No por lo que había hecho, sino por saber que Papá³ no estaba aquí de noche. Y esto no solo me pasaba a mí, los niños, al saber que su padre no estaba, se me revolucionaron los primeros días. Pero más o menos lo tenía controlado. Así que cuando nada más volver me dijo que en un par de días se iba a México, me lo tomé mejor y pensé que sería más o menos igual. Me equivocaba.

El viaje a México

Nada más volver de Israel, el Mayor cayó malo y tuvo que ir al hospital. El mismo día que Papá³ tenía que salir para el aeropuerto, el Mediano cayó malo también. Así que me encontré con los Mayores de vacaciones forzosas en casa todo el día. Intenté ver el lado bueno: madrugaríamos menos porque sólo había que llevar al Peque a la guarde y, después, no tendría que despertarle de la siesta para ir a buscar a sus hermanos. Esto duró un día, pues el Peque también se hizo amigo de los dichosos virus. De vuelta del médico, me encontré con los tres en casa.

Pero lo peor fue una noche en la que el Mediano se despertó dando gritos de dolor porque le dolía muchísimo la tripa. Tanto lloraba y tanto gritaba que se me pasó por la cabeza que pudiera ser el apéndice a punto de explotarle. Tal cual lo pensé os lo cuento. A mí me faltaba un pelo para ponerme a llorar yo también. Os aseguro que no sabía qué hacer. Al final, le di una manzanilla porque decía que le dolía en el medio de la tripa y no a un lado (donde creo que está el apéndice). Eructó un par de veces y aquello pareció que mejoraba. En esas estábamos cuando el Peque apareció por la cocina, llorando también y con fiebre, quejándose de que le dolía mucho la cabeza.

Una hora larga más tarde, estábamos todos acostados. Y a la mañana siguiente, al médico otra vez. Resulta que el Mediano lo que tenía eran gases y el Peque, sinusitis. Las vacaciones forzosas volvieron a alargarse.

A todo esto, tengo que decir que no podía hablar con Papá³ por el cambio horario y por las reuniones que tenía en México. Me sentía sola. Y, aunque mis padres y mis suegros están a 20 minutos en coche de mi casa y solo me hace falta descolgar el teléfono para tenerles aquí dispuestos a ayudar en lo que yo necesite, he de decir que no es lo mismo que tener a Papá³ en casa y hablar las cosas con él en el momento en el que ocurren.

La vuelta a casa

Este sábado, por fin, llegó Papá³ a casa sin más viajes a la vista. Pero para entonces, lo peor ya había pasado y estaban todos los virus controlados. De hecho, el lunes los volvía llevar a los tres al médico y volví con la noticia de que ya podían volver a clase todos. Aunque hoy tengo que volver con el Mediano a revisión.

He de confesar que tanta tensión me pasó factura al poco de que Papá³ entrara por la puerta. Me vine abajo y me dio por llorar por todo. He pasado un fin de semana bastante susceptible. Cosa que no me pasó cuando se fue a Israel.

CONTRAS:

  1. Para mí, lo peor no ha sido estar sola, sino no poder hablar con Papá³ en el momento. Cierto es que puedo llamar a mi madre y hablarlo con ella, pero yo con quien prefiero hablar es con mi marido.

  2. La noche en la que me junté con los dos en la cocina fue también un día horrible porque a Papá³ se le estropeó el cargador del móvil, así que estuvimos más de 24 horas sin hablar.

  3. Con virus o sin ellos, no me gusta que Papá³ viaje, más que nada porque es a otros países (creo que fuera dentro de España estaría más tranquila). Y cuando se fue a Israel estuve especialmente preocupada por él.

PROS:

  1. He de agradecer sobre todo a mi padre que se presentara aquí un par de mañanas para ayudarme con los niños y yo pudiera irme un rato a comprar tranquila y sola.

  2. Estoy feliz de haber podido llevar bien la situación con tanto niño y tanto virus por la casa. Sin embargo, no es una situación que quiera volver a repetir.

  3. Haya o no virus por el medio, siempre es una alegría cuando Papá³ entra por la puerta después de unos días. Es casi una fiesta.

Le he dado un ultimátum a Papá³: o se va de viaje o entran los virus en casa. Las dos cosas a la vez, no. Me ha dicho que él está de acuerdo, pero los virus aún no han contestado. Mucho me temo que estos harán lo que les dé la gana. Así que lo mismo la próxima vez me voy yo y que Papá³ se apañe con los niños y sus virus.

8 comentarios en «… de los viajes de Papá³»

  1. Ole por ti!! Enhorabuena por haber superado estos dias. Y eso q los virus no te lo han puesto facil!!! Espero q los ‘viruses’ firmen la tregua y no vuelvan si tu marido esta fuera.
    Un abrazo y un aplauso!!!

    1. ¡Muchas gracias, Carmen! Ahora que ya pasó todo, me siento orgullosa de mí misma… pero durante esos días yo sólo quería que mi marido volviera ya 😀
      ¡Besotes!

  2. El papá de mi bichilla viaja 2 veces al mes,por España y Europa, no más lejos. Y yo migro esos días a casa de mi madre para dormir. A veces preferiría quedarme sola en casa con la niña, pero mi madre cuida diariamente de mi abuela enferma de alzheimer y creo que le viene bien estas aventuras nocturnas, poder estar con nosotras, hablar conmigo o ver un rato la tele con alguien que la entienda. Y el papá de mi bichilla también se queda más tranquilo si no nos quedamos solas en casa.

    1. Cuando el Mayor y el Mediano eran bebés de apenas unos meses, yo también me fui en algún viaje de mi marido a casa de mi madre. Pero como imaginarás, cada vez era más difícil (más bártulos, más niños). Así que con el Peque decidí quedarme en mi casa. Con el teléfono bien cerca, por si las moscas 😉
      Aunque tu situación es muy distinta. Estoy segura de que tu madre te lo agradece un montón 🙂
      ¡Besotes!

    1. Pues aunque parezca una tontería, me consuela saber que no soy la única que llora en estas situaciones. Si ya es duro estar tú sola con los niños día y noche, cuando además aparecen los virus es horrible.
      Gracias por tu comentario, me ha ayudado a sentirme un poco menos boba 🙂
      ¡Besotes!

¿Tienes algún contra o pro más? ¡Cuéntamelo! :)

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