Vamos a estrenar el año con algo dulce. Por aquello de que se acaba como se empieza. ¿Os parece? Tenéis que probar a hacer esta receta de magdalenas de calabaza. Tenéis que saborear cada mordisco que le deis a las magdalenas. Tenéis que regocijaros con el olor que impregna toda la casa. Tenéis que disfrutar al zampároslas porque sabéis que sólo hay que fregar la batidora. Tenéis que hacerme caso.
¿Cómo es posible que, en casi dos años de blog, aún no haya publicado estas fantásticas magdalenas de calabaza? No me lo perdono (mano en mi frente). Recuerdo perfectamente que el Mediano tenía uno o dos meses como mucho. Vi a Jamie Oliver hacer estas magdalenas (receta original aquí). ¿De calabaza? La verdad, no me atrajo mucho. Pero luego le vi introduciendo los ingredientes uno a uno en la batidora (bueno, él usa robot de cocina, de los de verdad, no algo parecido a una KitchenAid) y, de ahí, echar directamente la masa en los moldes y esperar. La sencillez y el no tener que fregar apenas nada me conquistó.
Las hice y, qué os voy a decir, triunfaron en casa. Quizás siempre diga lo mismo, pero es que volaron en un par de días. El Mayor tendría dos años y medio y se las zampaba que daba gusto verle. Cuando el Mediano creció y pudo comerlas, igual. De hecho, él tiene la culpa de que publique hoy esta receta.
Trajo el libro viajero de la clase. Seguro que si tenéis niños sabéis lo que es. Si no, pues os lo cuento. El libro viajero es un libro (más bien cuaderno grande) que suelen llevarse los niños a casa normalmente durante el fin de semana. En ese tiempo, hay que hacer lo que ha dicho la profesora: continuar un cuento, escribir una poesía, narrar lo que se ha hecho durante el fin de semana (esto último suele ser lo común)… El libro viajero del Mediano era de recetas de cocina.
Él ya sabía lo que quería: un bizcocho de chocolate. Pero ya se nos habían adelantado. Así que estuvo dudando entre un bizcocho de zanahoria y las magdalenas de calabaza. Al final triunfó la calabaza. Las hicimos y, esta vez, también las probó el Peque. Otro que se las ha comido en un abrir y cerrar de ojos. Es más, cuando se acabaron se pilló un mosqueo que no veas…
En fin, como eran para el colegio y había que hacerles foto, les hicimos también la cobertura que propone Jamie. Yo normalmente no suelo hacerla, pero cuando la hago es que ¡me la como a cucharadas! Y, siguiendo la estela de las calabazas, la cobertura se hace mezclando los ingredientes en el mismo bote de la crema agria (nada de batir, aunque se puede hacer también si se le quiere dar consistencia a la cobertura y decorar las calabazas como cupcakes; las de la foto tienen la cobretura sólo un poco montada).
Después de estos años, a base de hacerlas cada otoño, he ido reduciendo la cantidad de aceite. Con la cantidad de la receta original, para mi gusto, quedan muy pringosas y, con la cantidad que le pongo yo, me ahorro esa pringosidad sin renunciar a la esponjosidad que tienen.
Sobre la receta, ya sabéis que podéis descargarla e imprimirla o guardarla en vuestro ordenador, todo totalmente gratis. Lo que no he hecho ha sido el vídeo porque, primero, las fotos se las hice al Mediano poniendo los ingredientes en el vaso de la batidora y no me dio a tiempo a más. Segundo, porque es tan fácil que luego pensé que en realidad no hacía falta vídeo para entender cómo se hacen.
CONTRAS:
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La calabaza hay que cortarla en trozos pequeños si queréis que la batidora la coja bien. Da igual si habéis comprado la que ya viene partida, dedicad un momento a hacer trozos pequeños. Jamie deja la piel de la calabaza, claro que él la acaba de recoger del huerto… Yo también dedico un momento a pelarla.
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Quizás el azúcar moreno os eche un poco para atrás, pero se puede sustituir sin problema por azúcar normal. Yo lo he hecho alguna vez y el resultado es prácticamente el mismo.
- Ya digo que sin cobertura están riquísimas, pero yo os aconsejaría hacerla al menos una vez para que sepáis cómo están de buenas con ella. La crema agria es lo que el Mercadona vende como “nata para cocinar” (junto a la mantequilla) o la creme fraîche que también andará por el mismo sitio. Y, si no la encontráis, siempre podéis usar nata para montar.
PROS:
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La calabaza va cruda, no hay que hervirla ni hornearla previamente.
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Todo se hace en el mismo vaso de la batidora, por lo que luego casi no se friega.
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La masa se puede usar tanto para magdalenas como para un bizcocho. En este último caso, vigilad bien el tiempo de horneado porque no será el mismo que para las magdalenas.
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Si veis que es mucha masa, se puede reducir a la mitad, pero, como se puede congelar, yo prefiero hacer la cantidad completa y congelar lo que me sobre para otra ocasión. Cuando se vaya a usar, sólo hace falta descongelar poniendo la masa en la nevera. Y de ahí al molde.
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Se usan ingredientes baratos y que seguro tenéis la mayoría ya en casa
A riesgo de que me llaméis pesada, os diré que ya estáis tardando en hacerlas. Venga, va, ya pongo la receta, que sé que ya estáis salivando 😀
mmmmmmm! deben de estar riquísimas, y al leer la entrada ya me venía una olorcita a calabaza buenísima! jeje yo voy a imprimirme los ingredientes y la preparación y cuando tenga un ratito, manos a la obra! me voy a animar a hacerlas y te diré qué tal me han salido. Seguro que no con la buena pinta que tienen las tuyas. Si es que con verlas dan unas ganas de darles un mordisco!!! jeje
Gracias por el post! A comenzar el año con un toque dulce!!
Saludos.