Siempre digo que llevo la cabeza sobre los hombros por llevar algo. Soy doña Notas. Antes notas en los post-its, ahora notas en el móvil. Notas por doquier. Papá³ siempre me está probando. En nuestra casa es muy común aquello de yo te dije, no tú no me dijiste. Por supuesto, él siempre cree tener razón y yo siempre le digo que, aunque por mera probabilidad, es imposible que yo siempre esté equivocada o que siempre sea a mí la que se le olvidan las cosas. En este contexto, os imaginaréis cuál fue mi reacción cuando me dijo que se le había pasado llevar el coche a la revisión de la ITV y que ya iba para un año de retraso. Descojone total por mi parte.
Viajar en transporte público está muy bien. Yo lo he hecho y, salvo cuando aquello parecía una lata de sardinas, la verdad es que yo no echaba nada de menos el coche. Con mi abono transportes era feliz. Cada vez que iba a algún sitio, cogía mis planos de metro y de cercanías y así iba y volvía. Viajar en tren un día nublado o justo al atardecer (si no hay demasiada gente en el vagón) para mí es una experiencia genial. Con tu música o tu libro y nada más.
Pero, claro, con los niños es complicado moverse en transporte público (sobre todo si alguno va aún en carrito) y el coche se acaba imponiendo. Yo ahora los trenes y los metros los veo de lejos. Claro, que antes no podía ponerme delante de un volante y ahora sí.
Y, si ya es importante que el coche tenga sus revisiones para ir seguros, parece que cuando también viajan niños es algo que tendría que estar marcado en el calendario. Y con fluorescente amarillo a poder ser. Y ahora los fallos no vienen solo del cambio de aceite, de las ruedas o del motor, con lo modernos y maravillosos que son los coches de ahora, también está la parte electrónica. Son como ordenadores gigantes y con ruedas.
CONTRAS:
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Se acerca Navidad y, como pasa en verano, los desplazamientos largos vuelven a ocupar los telediarios. De nada sirve llevar puesto el cinturón de seguridad o los niños en sus sillas correspondientes si no tenemos nuestro coche a punto.
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De esto se aprovechan muchos talleres y sitios que dicen ser homologados y, al final, resulta que no lo son. Hay que saber muy bien elegir el taller, uno donde nos ofrezcan soluciones adaptadas a nuestras propias necesidades y las de nuestro coche.
PROS:
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Si respetamos los plazos del fabricante para cada vehículo, resulta que iremos en coches más seguros, sí, pero también alargaremos su vida útil. Bien cuidado, un coche puede valer para toda la vida.
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En algunos talleres pueden revisar el coche sin hacernos perder la garantía del fabricante. Lo que es muy importante.
Afortunadamente, existen talleres como Midas donde podemos encontrar tanto la revisión oficial (conservación de la garantía oficial, diagnóstico electrónico para un gran abanico de marcas, garantía jurídica, revisión oficial) como programas de mantenimiento. Si quieres más información entra aquí y descubre lo que pueden hacer por ti y por tu coche al mejor precio.
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Muy buena entrada! creo que es muy importante realizar una revisión en el/los coche/s, una vez al año como mínimo que sea general, y como bien dices, está muy bien que talleres que como el que mencionas «Midas», proporciona esas garantías. Tanto por el bien nuestro, como por el de los demás hay que controlar la mecánica de nuestros coches, (yo siempre digo que el cambio del aceite, de los filtros y el control de los frenos es lo primordial, sin tener menos en cuenta las demás cosas). Y como bien dices, un coche bien cuidado, puede durar muuuuucho tiempo, pero lo importante es eso, cuidarlo: no basta con que llevemos cuidado en las carreteras y llevar los cinturones puestos, si nuestro coche tiene un problema. Ahora con el ordenador a bordo y toda la tecnología que llevan, nos avisan de algunas cosas que las diagnostique el programa informático del vehículo, pero de otras no avisa.
Ay madre que se te pasó la ITV, eso suele pasar más de lo que creemos!!
Gracias por el consejo y por la info!