Nunca me ha gustado poner títulos a lo que escribo. Es, para mí, una de las cosas más difíciles. Ponerle el título a esta entrada no ha sido fácil. Sé de lo que quiero hablar hoy, pero ¿cómo lo llamo? Bueno, si el título no os aclara de qué va la entrada de hoy, espero sacaros de dudas en unos momentos.
Seguro que por casa tenéis dibujos de los niños. Probablemente tantos que no sepáis qué hacer con ellos. Y yo diría que, entre todos ellos, hay alguno que os gusta (a vosotras o a vuestro hijo) especialmente. O también es probable que tengáis por ahí un calendario rondando por la cocina (si es el menú del colegio) o en la habitación (si se trata de los días que deben llevar chándal a clase o los días que tiene alguna actividad extraescolar). ¿Dónde los tenéis puestos? ¿En la pared con chinchetas? ¿En el armario con celo? ¿En el frigorífico con imanes?
Así es como los tenía yo puestos hace unos años, hasta que un día, al ir a recoger al Mayor (entonces era el único) a la guardería me di cuenta que, en el pasillo de la entrada tenían un montón de papeles en la pared (plazos de matrículas, anuncios de cosas para bebés y cosas así) y no habían usado ni celo ni chinchetas. ¿Cómo entonces? Pregunté y me dijeron que con una masilla pensada para el papel.
Me fui a una papelería y le expliqué al buen hombre como pude lo que iba buscando: algo como plastilina para pegar folios en la pared. El papelero (¿se dice así?) no tardó ni 5 segundos en saber lo que yo iba buscando.
Como veis en la foto, es como una masa aplastada. Se coge lo que se necesite, me amasa un poquito con la mano (con los dedos más bien) y se pone en la parte de atrás del papel. Se coloca el papel en el sitio elegido y se aprieta un poco para que la masilla se adhiera bien a la pared o a la superficie elegida.
CONTRAS:
-
Deja manchas en la pared. Aunque se supone que no la mancha, os puedo asegurar que no es así. Cuando nos mudamos de casa, al despegar algunas cosas que había puesto por la habitación de mis hijos, vi que había dejado una mancha. Como nos mudábamos, no pude intentar borrar esas marcas, así que no sé si salen bien o no.
PROS:
-
Aunque seguramente su mayor uso sea el de pegar papel, yo también la usé para pegar cartulinas, folios plastificados (cogí algunas fotos graciosas de mis hijos, les puse un marco chulo con un programa de edición de imágenes, las imprimí y las plastifiqué; quedaron geniales), letras de madera (aparecen en la imagen) y hasta una lámina de plástico más o menos grueso y de gran tamaño (algo más que un A3) de Rayo McQueen en la habitación de los niños y aguantó sin problemas. La despegamos a los dos años por la mudanza, pero la lámina jamás se cayó.
-
Yo la he usado para pegar cosas en la pared (pero ya os digo que aquí deja mancha), en las puertas de maderas de los armarios (sin mancha) y hasta en los azulejos de la cocina (sin mancha también).
-
La masilla que compré hace ya unos tres años aún me dura porque se necesita muy poca cantidad para pegar un folio (que casi no pesa nada). Aún no he llegado a la mitad.
-
No se pone dura ni se reseca. Yo la tengo tal cual la compré, metida en su funda de cartón.
-
Al moldearla se va poniendo más blandita, lo que nos permite darle la forma que necesitemos. Por ejemplo, a la masilla que voy a poner en las esquinas le doy forma redondeada, de pelotita; pero en el lado más largo del folio me gusta poner una tirita no muy larga (hago rulos pequeños con la masilla).
-
No recuerdo ya el precio (hace varios años que la compré), pero sí recuerdo que no era cara. Además, como ya os digo, la que yo tengo cunde mucho (no he llegado a usar ni la mitad).
-
También se puede reutilizar porque se despega sin problemas del papel. Cada nuevo curso, utilizo la masilla del calendario del año anterior para pegar el del año que empieza.
Quizás muchas ya la conocíais, pero recuerdo que para mí fue todo un descubrimiento en su momento y por eso quería compartirlo aquí.
Para terminar, quisiera deciros que ésta de hoy será la última entrada hasta después de las vacaciones escolares de Semana Santa. Voy a tener a los tres Trastos todo el día conmigo y tengo también que preparar el cumple del Peque (2 añazos ya) que será muy pronto. Por lo que no voy a tener tiempo de sentarme tranquilamente a escribir durante estos días. Retomaré el blog cuando ellos retomen las clases. Mientras tantos, os recuerdo que la semana pasada publiqué 10 entradas para terminar a tiempo mi Diccionario de la Maternidad de la A a la Z, con lo que material de lectura os dejo bastante 😉 . Y si no queréis perderos ninguna de mis entradas, sólo tenéis que suscribiros al blog (columna de la derecha 😀 ). ¡Nos vemos a la vuelta!
Sí que deja manchas en la pared, como un cerco aceitoso. ¡Yo también aluciné con el invento cuando lo descubrí!
¡En mi casa ya es un imprescindible! Viene genial para horarios y dibujos de los niños, pero siempre en azulejos o en puertas, que no puedo con esos cercos 😉
¡Besotes!
No deja manchas
A mí en la pared sí me deja manchas. En las puertas y muebles, no.
Yo lo descubrí cuando empecé a trabajar de profesora, lo suelo usar en clase para colocar los posters ó los flashcards en la pizarra, como siempre tengo que ir de clase en clase, pongo los flashcards, los uso en clase y me los llevo conmigo cuando me voy.
Sí, mancha la pared. Lo puse en casa en una habitación blanca, cuando lo quitamos para pintar el cuarto, quedó mancha, pintamos la habitación, de otro color, y yo sigo viéndolo…seguro que quien no lo sepa no lo nota pero…
Lo llamo blu-tack, bueno, entre profes lo llamamos así o «chicle» y en las papelerías pidiéndolo como blu-tack te lo dan sin problemas. También lo he encontrado en alguna tienda de todo a un euro…
Pues ahora que lo dices, es cierto que en la cajita pone Blu-Tack, jajaja, tenía delante el nombre y no me había dado ni cuenta 😉
Yo lo descubrí en la guarde, es que es genial para prescindir de las chinchetas, tan peligrosas para los peques 🙂
¡Besotes!
Yo también le llamo Blue-tac (imagino que es el nombre de la marca que lo comercializó primero), y recuerdo que una vez alguien le llamó Chicle Pitufo :-D. También lo hay de marca Imedio y es de color blanco. Y como ya dijeron en el anterior comentario, en las tiendas de todo a un euro y bazares chinos también los venden (de otras marcas). En la casa lo utilizamos un montón desde hace mucho tiempo, con ellos pegan los pósters de las Tortugas Ninja (o del que toque), los cartelitos de feliz cumpleaños, las letras de madera de la pared, y los dinosaurios que brillan en la oscuridad en el techo de la litera de abajo 😉
Y como bien dices, sí queda cerco!
A disfrutar de las vacaciones 🙂 Un beso!!!
¡Chicle pitufo es genial! Jajajaja… En casa también lo usamos mucho, pero no se me había ocurrido usarlo para pegar algo en el techo de la litera, ¡tomo nota de la idea! 😀
Lo malo es el dichoso cerco, pero evitando pegar cosas en la pared, solucionado… o si pegas algo, hacernos a la idea de que se va a quedar ahí de por vida, jajajaja…
¡Besotes!
Yo lo uso desde pequeña porque en mi casa de mis padres están prohibidas las chinchetas y eso del celo en las puertas… ¡el infierno nos esperaba por solo insinuarlo! Así que un día mi madre trajo de la oficina un paquete de blu-tack (nombre comercial, como decir Kleenex en lugar de pañuelos de papel).
El truco: Las manchas que deja la masilla se van con una goma de borrar.
Mi padre tampoco nos dejaba poner nada en las parecedes de nuestras habitaciones… cuando fui algo mayor lo solucionamos poniendo un corcho. Ahí podía poner fotos, papeles importantes para mí, etc.
¡¡¡Y muchísimas gracias por compartir el truco para quitar las manchas!!! Más de una (yo me incluyo) te estamos muy agradecidas por contárnoslo 🙂
¡Besotes!