Este fin de semana quedé con unas amigas mías y nos fuimos al parque con niños incluidos. Valientes que somos, jejeje… A parte de mis tres Trastos, también estaba el hijo de una de ellas, de casi 2 años. Y otra nos dijo ese mismo día que estaba embarazada. “Alegría desbordada” creo que fue lo que nos inundó a todas en aquel instante. Porque la noticia de un embarazo rara vez no es motivo de alegría.
Mi amiga embarazada acaba de superar el primer trimestre y todo es nuevo para ella. Estuvimos un buen rato hablando de embarazos y bebés mientras los peques jugaban en el césped con la pelota y con cualquier otra cosa que se les pusiera delante ;-).
De vuelta a casa, ya más tranquila con todos los Trastos rendidos y acostados, me puse a pensar. Es cierto que el embarazo, sobre todo si se trata del primero, es una época de ilusión y esperanza. Pero también es la época de dudas por excelencia. ¿Podré ocuparme bien de mi bebé? ¿Cómo sabré qué hacer cuando se ponga malo? ¿Sabré darle el pecho? ¿Sabré preparar un biberón? ¿Podré cambiarle el pañal sin que me dé asco? ¿Parir duele tanto como dicen? Y podría seguir así dos entradas más.
Recuerdo haber pensado durante mi primer embarazo que todas esas dudas, todos mis miedos, desaparecerían cuando naciera mi bebé. Ingenua que es una. Porque cuando nace tu bebé, muchas dudas se disipan, sí, pero surgen otras nuevas. ¿Por qué llora ahora si acaba de comer? ¿Por qué se ha despertado si dormía tan plácidamente? ¿Le pongo body o hará mucho calor en la calle? ¿Qué juguete le estimulará más? Está durmiendo pero es la hora de comer, ¿le dejo dormir más o le despierto ya?
Cuando crecen, la situación no mejora. De nuevo, viejas dudas son reemplazadas por otras nuevas. ¿Cómo hago para que no diga palabrotas? ¿Cómo contesto a sus preguntas sobre la muerte de la abuela? ¿Realmente se lo pasa bien en el colegio? ¿Es el momento de retirarle el pañal? En fin, creo que os hacéis una idea.
La maternidad también es una época de dudas que empiezan durante el embarazo, si no antes, y que ya no acaba nunca. Las madres especialmente (aunque los padres también) nos preocupamos, muchas veces en exceso, es verdad, pero es que no podemos evitarlo.
CONTRAS:
-
Cuando somos hijas, nos agobia que nuestros padres estén todo el día haciéndonos preguntas (¿con quién vas? ¿A que hora vas a volver? ¿Dónde has estado?), pero cuando somos nosotras quienes tenemos hijos, esas mismas preguntas se nos vienen a la boca de forma natural, sin comerlo ni beberlo nos encontramos haciéndoles a nuestros hijos las mismas preguntas con las que nos agobiaban nuestros padres. Supongo que es ley de vida.
-
En relación con el punto anterior, está muy bien preocuparse, pero hay que evitar agobiar a nuestros hijos. El Mayor me lo deja claro con sólo 5 añitos… ya veréis cuando tenga dieciséis.
-
A veces son nuestras propias dudas las que nos agobian e, incluso, pueden quitarnos el sueño. Hay que saber pedir ayuda o preguntar.
-
Una cosa es pedir ayuda o preguntar lo que no se sabe y otra muy distinta, que nos lleguen comentarios magistrales que sólo consiguen liarnos más y añadir más dudas a las que ya teníamos antes.
PROS:
-
Las dudas implican que nos preocupamos por nuestros hijos. Y nos preocupamos porque los queremos con toda el alma.
-
A veces, una vez solucionada la duda en cuestión, ya no vuelve a atormentarnos.
-
Otras veces, si ante una duda hemos tomado la decisión equivocada, siempre podemos aprender de nuestros errores y hacerlo mejor la próxima vez.
A lo largo de esta entrada, os he ido dejando una pequeña muestra de algunas de las dudas que me han surgido (y me siguen surgiendo) a mí. Ahora me encantaría leer alguna de vuestras dudas, a ver en cuántas coincidimos ;-).
“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.
Síguelo en Twitter #AZdelamaternidad.
Si estás interesada en participar, tienes toda la información a tu disposición aquí.
Ufff, con lo indecisa que siempre he sido (hasta el Papi se mete conmigo por eso), desde que tengo a los enanos me he convertido en una especie de Hamlet, debatiéndome en la puerta de la nevera entre ¿Flan o natillas? ¿Ser o no ser? Esa es la cuestión… 😀
Ahora en serio, tienes más razón que un santo! Las dudas nos asaltan porque como bien dices en el primer pro, nos preocupamos por ellos, les queremos con toda el alma, y no queremos meter la pezuña!
Me ha encantado tu entrada, un beso (¿o un abrazo?) 😉
Aquí el Tripadre también me dice que me pienso las cosas demasiado y, cuando le explico por qué dudo, me dice que me complico demasiado… Al principio no le echaba cuentas, pero últimamente estoy pensando que tiene algo de razón… Y la palabra clave es «algo» 😉
Besotes… o abrazos… o las dos cosas 😀
¡Qué razón tienes! Ahora mismo mi duda es si estaré achicharrando al Peque por las noches, porque se pega unas sudadas. No sé si dejarlo que duerma sin sábanas, porque yo si estoy destapada me hielo… En fin, que el pobre amanece chopado. Y si ahora es así, cuando llegue agosto…
Hale, Arusca, ¿qué me aconsejas?
Un besazo!
Jejeje… yo creo que esa es una duda muy común :). Te digo lo que hago yo, por si te sirve. En esta época, empiezo por el pijama (o camiseta de interior, si la usaban), les pongo uno que no abrigue mucho y les dejo la manta y la sábana. Si siguen sudando, voy poniéndoles manga corta. Después retiro la sábana… hasta que en verano duermen prácticamente con una camiseta solo.
De todas formas, también puedes optar por lo contrario. Ponerles un pijama grodito, o incluso camiseta de interior, y dejarle sólo con la sábana.
Prueba y me cuentas 😉
¡Besotes!
Gracias! Ya te contaré si mi niño se convierte en agua o no!
Jajaja… Las dudas! Sabía que me iba a sentir reflejada en esta entrada!
Siempre he sido bastante indecisa. De hecho, en las tiendas siempre lo digo… No me saques nada más o vas a perder a una cliente. Cuando tengo muchas opciones para elegir, no sé si me gusta todo o es que ya no me gusta nada. Por eso casi nunca compro en los mercadillos…
Así que eso llevado al terreno de la maternidad… pues imagínate!!! Dudas por los cuatro costados y decisión siempre «in extremis», jajajaja.
Y estoy totalmente de acuerdo contigo. Esas dudas nos asaltan porque queremos lo mejor de nuestros hijos, porque nos autoexigimos hasta más no poder.
Un besazo!!
Jejeje, es verdad, dudamos hasta el último momento y porque ya hay que decidirse, que si no… No sé si te pasará a ti, pero yo incluso sigo dudando después de decidirme… No tengo remedio, jejeje…
¡Besotes!
Buf madre mia las dudas, en mi caso son continuas dudas… ¿Lo estare haciendo bien? es la que me ronda casi siempre en mi cabeza… cierto que cada vez que me sale una de esas preguntas hacia mis hijos me acuerdo de cuando mis padres me lo decian…
Un abrazo
Ay, nuestros padres… ahora les entendemos un poco mejor, ¿verdad?
Yo tampoco estoy segura de estar haciéndolo bien, pero de vez en cuando mis hijos me demuestran que, al menos, no lo estoy haciendo del todo mal 😉
Besotes.
Absolutamente cierto… Empezando por la primera y la eterna duda: ¿seré una buenamadre, estaré y sobre todo sabré estar a la altura?
Lo pienso cada día, a pesar de que siempre me digo que tanto amor, tanto sacrificio, tanta generosidad, tanta entrega… Son suficientes.
Besos!
Si es que empezamos a dudar de si seremos buenas madres desde antes de que nazcan, desde el momento en que empezamos a plantearnos en serio tener hijos… Con este panorama, ¿cómo no vamos a seguir dudando después? 🙂
¡Besotes!
Las dudas!!! Nunca mejor elegida la palabra. Creo que con la maternidad (ya desde el embarazo) me volví un signo de interrogación con pies y brazos jajaja.
Me siento más que identificada con tu entrada, con tus contras y pros. Es que la duda llegó para quedarse y no tiene intenciones de irse nunca. La maternidad es un gran interrogante desde la etapa cero y al infinitum. Así nuestros hijos tengan más de 50 años. Creo que siempre va a surgir la nueva duda. Mueren (al resolverse) unas y nacen otras. Es un círculo vicioso del que no podemos escapar no?
Me encantó (jajaja creo que me mi por las ramas filosofando)
Un beso grande che
Pao de Muriel y yo
Pues siento decirlo, pero sí, el interrogante de la maternidad se extiende hasta el infinitum… Lo veo en mi abuela, que aún sigue preocupándose por mi madre (y mi otra abuela lo hacía por mi padre)… se ve que los años no consiguen que dudemos menos.
Como dices, esto es un círculo vicioso: dudamos porque les queremos, les queremos y dudamos… Cómo no filosofar 😉
¡Besotes gordos!
Diecisiete? Qué fe tienes… al ritmo que van ahora, ya verás con 13.
Es todo una duda constante, desde las compras por tema tallas, uso, hasta como lo estás haciendo. Si no duerme dudas que lo hagas bien. Si no come también dudas…
Pero bueno, en eso opino como tú, que es porque nos preocupamos y nos importa.
Salu2
Jejeje… tienes toda la razón, hagan lo que hagan siempre vamos a tener dudas. Si hacen porque hacen y, si no hacen, porque no hacen… Y ahora que dices lo de los 13, me he puesto a echar cuentas y al Mayor le quedan 7 añitos… me ha dado un escalofrío… 😉
Besotes.
Todo es un mar de dudas!!!!! En cada etapa, dudas nuevas…. y las que nos quedan!!! Lo importante saber resolverlas sin agobios y aprender de ellas. (estoy en proceso de aplicar este consejo!!! jejejjejej)
Un abrazo!!!
Vaya, yo que te iba a pedir que me contaras cómo logras no agobiarte, jejeje… Habrá que tener paciencia y, como dices, aprender de ellas…
Besotes.
La duda que me trae loca últimamente y más después de esta semana de jetlag es ¿por qué le cuesta tanto trabajo quedarse dormido? Y lo duermo con la teta, que no es que se tenga que dormir el solito en una habitación oscura en su fría cuna. ¿Por qué?!!! Con lo fácil que es dormirse!
Eso mismo pienso yo cada vez que a uno le cuesta dormirse o no quiere echarse siesta… De buena gana me cambiaba yo por él…
Los míos también pasaron por eso, ten paciencia, son fases… Seguro que un día volverá a dormirse como antes 🙂
Besotes.
Mi principal duda, durante el embarazo, era: Lo querré tanto como dicen que se quieren los hijos? Me pasé varias noches en vela pensando en eso, pues todo el mundo a mi alrededor decía que desde que supieron del embarazo amaban sobre todas las cosas a sus fetos… pero yo lo quería, pero no tanto… Mi duda se esfumó en el segundo en que me lo pusieron en el pecho, allí supe cuanto adoraba a esa personita. Ahora que ya soy madre la duda que me persigue todos los días es : estará comiendo suficiente? según su crecimiento si, pero a mi no me convence esa tabla de percentiles….
Besos
Eso que describes durante tu embarazo es más habitual de lo que parece.
Lo de la comida también es tema recurrente. El Mediano ha andado mucho tiempo por debajo de la tabla (estaba en un percentil -3) y te puedo asegurar que lo que importa es cómo ves al niño: si juega, si es feliz, si come con ganas (aunque sea poco)… Lo demás son sólo números…
Besotes.
yo soy un mar de dudas desde que me quedé embarazada… las mismas preguntas que relatas me las he hecho mil y una vez y la duda que persiste es la de saber si estaré siendo una buena madre… me gusta tu entrada.. muy acertada… feliz día
Mis dudas empezaron antes de quedarme embarazada: ¿Seré capaz de criar a un niño? ¿Le querré tanto como dicen que se quiere a un hijo? ¿Será éste el momento de quedarme embarazada? ¿Debería esperar uno o dos años más? En fin, dudas y más dudas…
Muchas gracias.
¡Feliz fin de semana!
Pues eso, las dudas! Lo has dicho la mar de bien. Embarazada yo era una duda con patas, estaba aterrada, pero mis dudas eran puras tonterías en comparación a las que tengo ahora jajajaja.
Es verdad, las dudas de ahora se llevan el premio gordo, jejeje…
Besotes.
Pues ahora que lo preguntas, a veces dudo de si a mis hijas les gustará saber que hablo de ellas en el blog y las cosas que digo. Procuro escribir teniendo eso en cuenta siempre 😉 por supuesto tengo miles de dudas. Ayer sin ir más lejos, dudaba si mi niña iría guapa con el disfraz ochentero que le preparé para el baile de fin de curso y no iba guapa no, iba lo siguiente, jejeje.
Dudar está bien , pero hasta cierto punto. Yo a veces me aburro de las dudas y me lanzo sin más 😉
Me gusta tu reflexión de hoy
Un beso
La primera duda que comentas también la tengo yo. Miedo me da que un día lo lean y no les guste lo que haya contado… Pero bueno, siempre lo hago intentado no ofenderles, por si las moscas 😉
A veces no queda más remedio que lanzarse, como haces tú, porque si no, no podríamos avanzar… hasta la siguiente duda, jejeje…
¡Besotes!
Veo que te has preguntado lo mismo que yo, la segunda semana escribí yo también sobre mis dudas…
Y es que no hay nada como querer hacerlo bien, para que las dudas nos asalten
Ya, lo siento… Me he dado hoy y ya era tarde para despublicarla, si no, hubiera buscado otra palabra…
Buenisima palabra que no podía faltar en el diccionario (aunque esté repetida). Nos asaltan dudas a diario, unas más importantes y otras intrascendentes, pero todas son por el bien común, nuestros hijos.
Uffff… Y que lo digas, todo el día es un constante devaneo, empezando por qué ropa les pongo hoy y acabando por sí habrán cenado lo suficiente… Y eso si no hay enfermedades de por medio…
Besotes.
Cuanta razón, reina!! Creo que, como bien dices, las dudas siendo madre no acaban nunca. Son como la energía, que ni se crea ni se destruye, sólo se transforma… Pero, a pesar de todo, la respuesta más profunda a cualquiera que surja es el amor por nuestros hijos. Con esa base seguro que las demás se van resolviendo porque…nadie tiene todas las respuesta, no?? Un besazo
No había pensado lo de que las dudas son como la energía, que se transforman, pero lo describe a la perfección. Y, como bien dices, nadie tiene todas las respuestas, menos mal que contamos con el amor hacia nuestros hijos 🙂
¡Besotes!