Si os pasáis de vez en cuando por aquí, mi casa 2.0, sabréis que he vuelto a la autoescuela. A dar clases prácticas más bien, para quitarme este miedo que me paralizaba al volante y coger confianza conduciendo. Llevo, con hoy, 8 clases. La última ha sido hace un rato. La anterior, antes de las vacaciones de Semana Santa.
Antes de las vacaciones, yo me veía feliz y contenta yendo a recoger a los Trastos al colegio. Había adquirido cierta confianza que crecía día a día. Pensé en llegar a 10 clases y dejarlo. También pensé en coger mi propio coche estos días de fiesta para practicar y ver qué tal se me daba sin mi profesor al lado. Sin embargo, por unas o por otras, no ha podido ser. No hemos podido dejar a los tres Trastos con nadie y yo, para practicar, paso de llevármelos en el coche. Me parece irresponsable cuando menos. Además, después de volver de Teruel, la casa se ha llenado de visitas y tampoco me parecía bien dejarles a ellas a los niños para irnos el Tripadre y yo a dar vueltas con el coche.
En cualquier caso, éstas son los contras y pros con los que me he encontrado al volver a la autoescuela. ¿Preparados? ¿Listos? ¡Empezamos!
CONTRAS:
-
Tras años de insistirle al Tripadre para que no corra, resulta que ahora a mí me cuesta coger velocidad. En ciudad, muy bien, pero en autovía está fatal. Tengo que correr más, tengo que correr más…
-
El juego de pedales se me sigue atravesando. En la última clase, no se me caló el coche ninguna vez. Hoy se me ha calado 3 veces… al menos no han sido seguidas y he sido capaz de seguir.
-
Cuando en una calle estrecha me encuentro con un autobús que viene hacía mí por el carril de al lado, es para verme y mearse de risa. Me encojo de hombros y empiezo a decir: “ay, ay, ay…” hasta que ha pasado. Mi profesor se parte conmigo.
-
Entre los nervios y ponerme delante de un volante, toda mi concentración está puesta en la carretera. Lo que implica que digo y hago preguntas personales que, en situaciones normales, no haría. Estoy convencida de que mi profe piensa que soy una cotilla bocazas, qué paciencia tiene el pobre conmigo…
-
Confundo derecha e izquierda. Más de una vez me dice que gire a la derecha y yo, no sé por qué, veo la calle a la izquierda y ahí que me lanzo. Mañana me voy al cole con mis hijos, a ver si me enseñan la diferencia entre un lado y otro.
-
Me he dado cuenta de que no sé orientarme en coche. Ya puedo estar al lado de casa que, si no veo el parque, podría bajarme ahí mismo y tardar tres horas en saber por dónde ir.
PROS:
-
Soy capaz de arrancar en una cuesta. ¡Bravo por mí! Si me asustaba que se me calara el coche y no fuera capaz de arrancarlo, ya ni os cuento si esto me pasa en una cuesta.
-
El aparcamiento en línea lo tengo controlado. Me sale increíblemente bien, de verdad…
-
Como no conduzco para sacarme el carné (os recuerdo que lo tengo nuevecito desde hace unos 12 años), mi profesor me dice cosas que normalmente no se dicen a quien tiene que examinarse. De la misma manera, probamos a hacer cosas con el coche para que yo coja confianza, como entrar en una rotonda en tercera ;-).
-
Estoy decidida a que el coche no va a poder conmigo. Mis hijos lo ven como una competición entre el coche y yo, y no pienso perder antes un cacharro por mucho volante que tenga.
-
Si abandono, doy pie a mis hijos a que vean que no pueden hacer determinadas cosas que se propongan. Y eso sí que no. Hay que enfrentarse a los miedos, cada uno el suyo, coger el toro por los cuernos, como suele decirse, plantarle cara y quitarse el miedo. Quiero que vean que miedo tenemos todos, pero lo importante no es asustarse, sino saber sobreponerse y seguir hacia delante.
Resumiendo, no sé cuántas clases más daré. Tampoco sé cuándo podré probar mi coche. Ahora mismo estoy un poco derrotada y tampoco me veo yendo a recoger a los Trastos al cole. Lo mismo dentro de dos clases más vuelvo a coger confianza, puedo practicar con mi coche el fin de semana y en 10 días me veis conduciendo por ahí… Lo que sí tengo claro es que no pienso rendirme. Como siempre les digo a mis hijos cuando algo no les sale, la clave es practicar. Así que mañana más ;-).
Buf, no sabes cuánto te admiro por echarle ovarios y volver a la autoescuela! Yo saqué el carnet de conducir en el 2001, porque se empeñó una de mis tías, y me costó un montón: el teórico a la primera, pero el práctico… ni me acuerdo, a la quinta o sexta. Debo de ser la persona que más prácticas ha hecho en mi ciudad. Y desde que lo saqué está de adorno. No he conducido un solo día. Lo renové por renovar, y alguna vez sí que he pensado (y el papi me lo dice a menudo) que sería genial poder conducir. Después de leer tu post (y el de la amaxofobia, ni idea que existía ese término, siempre pensé que era simplemente negación total para el manejo de vehículos) reconozco que ha vuelto a picarme el gusanillo de volver a intentarlo. Habrá que volver a planteárselo en serio. Te felicito otra vez, de verdad.
Muchas gracias, María Isabel. La verdad es que llevo años pensando en volver a intentarlo y, al final, decidí que de este año no pasaba porque ya con tres críos en casa y el Tripadre viajando cada dos por tres… Yo también lo renové prácticamente sin usar. Fíjate las ganas que tendría en su momento que yo me lo saqué con 19, cuando mi hermana cumplió los 18 y se apuntó a la autoescuela. Y después, como siempre iba en transporte público, pues tampoco me veía obligada a cogerlo.
Al final es un círculo vicioso en el que cada vez le vas cogiendo más miedo al conducir. Así que me busqué una autoescuela especializada en amaxofobia (yo descubrí ese término hace muy poco, no te creas) y ahí estoy. A ver si dentro de poco puedo coger mi propio coche e ir a los sitios yo sola sin depender de nadie.
Y, si te soy sincera, si no tuviera niños, no sé yo si hubiera vuelto a clase… Pero es algo que te recomiendo. Y si te decides a intentarlo de nuevo, no dudes en contármelo, así intercambiamos batallitas ;-).
Muchas gracias por tus palabras. Te las agradezco de verdad :-).
A raiz de qué te empezó a dar tanto miedo? yo no teng carnet… Es que paso del coche vamos
Pues es todo un círculo vicioso, lo cogía poco y al final, me dio miedo conducir. Así que, como tenía miedo, lo cogía menos aún y así… Hasta que me daba terror tan sólo imaginarme conduciendo… Y reconozco que no vería necesidad de coger el coche si no fuera por los Trastos…
Yo debería irme a dar unas clases, que desde que me lo saqué no he conducido demasiado.
Pues yo lo recomiendo al máximo, que luego se le coge respeto y el día que te poner a ello lo pasas realmente mal. Si no le has cogido miedo (como yo) seguro que con poquitas te pones al día 🙂