ACLARACIÓN: esta entrada está basada en hechos reales. Cualquier parecido con la ficción es pura casualidad. Por favor, que no se ría nadie… más de lo necesario.
Me tapo los ojos y digo con voz clara: soy amaxofóbica. Esto es, sufro de amaxofobia. ¿Y esto qué es? Seguro que muchos no la habéis oído en la vida. ¿Y si os digo que es, simple y llanamente, miedo a conducir? Ahora sí, ¿verdad? Pues eso. Que es ponerme delante de un volante, qué digo ponerme, imaginarme, y las piernas empiezan a temblarme, sudores fríos y escalofríos recorren mi cuerpo. Ansiedad al máximo.
Ahora que lo habéis entendido, pensaréis que no tengo carné de conducir porque, claro, teniendo en cuenta todo esto, es imposible que haya podido hacer el examen práctico. Pues bien, sí que lo tengo. Nuevecito. Nuevecito éste y nuevecito el que tuve que renovar. Qué poema el psicopráctico que tuve que hacer para la renovación.
– ¿Cuántos kilómetros se hace usted al año?
– ¿Yo? Uy, muy muy pocos. Ahora mismo no le sabría decir…
– ¿Por carretera o poblado?
– De municipio a municipio, básicamente.
– ¿Y no podría darme una cifra?
– Ufff, yo qué sé… ¿Al año? Ponga cien…
Y todo por no reconocer que desde que me saqué el carné no he conducido más de 5 días juntando todas las horas. No fuera a ser que no me renovaran el carné y tuviera que volver a examinarme. No por tener que repetir trámites y pagarlos, que también. No, más bien porque con el pánico que le he cogido al coche me sería imposible volver a hacer el examen práctico.
Alguno habrá que piense que entonces el miedo me viene de algún accidente, más o menos aparatoso, que haya tenido después de sacarme el carné. Pues no. Tampoco. Yo es que a veces soy así de rara. Esto es un círculo vicioso: estás un tiempo sin coger el coche, lo coges y te pones nerviosa porque hace bastante que no lo coges, así que retrasas todavía más la siguiente vez que te sientas a conducir y, cuando lo haces, estás más nerviosa que la última vez. Así que llega un día en que te das cuenta de que te es físicamente imposible conducir porque eres una estatua temblorosa al volante. Eres un peligro andante… andante si es que consigues que el coche se mueva, claro. Si a esto se le añade que la última vez que conduje se me caló el coche unas 20 veces (y os aseguro que no exagero) en un cruce, con esos pitidos maravillosos de otros conductores animándome, pues ya tenemos el pánico asegurado.
Por si esto no fuera suficiente, quiero recordaros que, con el paso de los años, las personas a mi cargo han ido aumentando y el hecho de tener que llevar a tres niños en el coche tampoco me ayudaba a calmar los nervios.
Así que en este 2013 me he marcado unos propósitos de año nuevo muy concretos. Y muy realistas, creo. Uno de ellos era volver a conducir. Así que tras la vuelta de los mayores al colegio, ni corta ni perezosa me puse a buscar una buena autoescuela como quien busca su primer piso.
– Así que hace mucho que no conduce…
– Sí, así es.
– Entonces quiere clases de reciclaje.
– No. Bueno, eso también, para refrescarme la memoria y volver a coger hábito con las marchas, que buena falta me hace… Pero lo que yo buscaba era más bien clases dirigidas a quitarme el miedo a conducir. Lo del reciclaje vendrá después, ¿no le parece?
– Pero usted tiene miedo porque hace mucho que no conduce…
– Más bien no conduzco porque tengo miedo…
– … entonces necesita clases de reciclaje.
– Ya… bueno, vale… deme precios y el número de teléfono. Ya les llamaré si me decido…
– Muy bien, aquí le apunto el coste de las clases de reciclaje, IVA incluido.
– Grrrr…
Esta conversación se repitió en varias ocasiones. A ver, chicos de autoescuela. Que no es lo mismo clases de reciclaje que clases especiales para quitar el miedo a conducir. Al final di con una que tenía un gabinete de amaxofobia. ¿Y esto qué es? Porque dicho así queda muy de alto copete… Pues bien, consiste en que das una primera clase práctica de evaluación para ver hasta dónde llegas (si eres capaz de arrancar el coche, moverlo, etc.) porque en esto, como en tantas otras cosas, hay grados, amaxofobias leves y otras más profundas. Además, hay un profesor que habla contigo para ver exactamente a qué tienes miedo. Si lo consideran, te pasan a hablar con un psicólogo (yo esto me lo ahorré porque mi miedo no provenía de un accidente y yo sabía exactamente a qué le tenía miedo, tenía las situaciones muy claras en mi cabeza). Después das clases prácticas con otro profesor dirigidas a controlar esas situaciones en las que te sientes insegura para que adquieras seguridad al volante y dejes los nervios a un lado… o los tires por la ventana, directamente.
Yo ya llevo 5 clases prácticas. Soy capaz de arrancarlo y conducir. Tenía pánico a que se me calara el coche. Ahora se me cala y ya ni me pongo nerviosa. Me queda coger soltura con el cambio de marcha. Y coger velocidad, que en autovía me cuesta llegar a los 120 km/h casi tanto como conseguir que los mayores vean una peli de principio a fin. De momento, no he conducido sola, pero sé que ese día está cerca. Ya os avisaré para que no salgáis a la calle. De mis peripecias al volante, os hablo otro día.
CONTRAS:
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La dependencia. Siempre que es necesario ir a un sitio, aunque yo tenga tiempo para ir, siempre tengo que llamar a alguien para que me lleve. Y, por supuesto, acomodarme a los horarios en que esa persona pueda acercarme al sitio en cuestión. Si se trata del Tripadre, la cosa queda en casa. Pero si tengo que recurrir a abuelos o tíos, me angustio.
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Veo el coche en la puerta, sé que tengo carné y que, en teoría, puedo conducirlo. Pero en la práctica me cuesta horrores darle al contacto. Sensación de ser inútil total.
PROS:
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Nunca voy sola a ningún sitio. Ni al médico ni a comprar un regalo.
Por cierto, después de la primera clase, les dije a mis hijos que esa mañana mamá había cogido el coche. El Mediano se levantó, miró por la ventana y dijo: “¿Y dónde lo has puesto, mamá?”. Pa’ comérselo.
uuufff… yo me saqué el carnet y estuve un año y algo sin conducir porque no tenía un duro ni para una cascarria de coche.
Cuando comencé a salir con mi actual pareja, intentó que me acostumbrara de nuevo al coche. Pánico es poco. A parte de porque sentía que no sabía nada de nada, el hecho de coger un coche ajeno y que exista la posibilidad de cargármelo, me agobiaba mucho.
Conduje poco, lo justo. Él insistía pero yo siempre le daba largas. Claro, lógica su insistencia ya que yo tenía en mente comprarme MI coche.
Pues eso, que reaprendí a más o menos controlar ese miedillo y a los pocos meses me compré mi coche. Al principio sólo conducía con él, pero ahora soy algo así como una hacha al volante jajajaja.
Todo es cuestión de paciencia y de confianza en uno mismo. Si crees que puedes, podrás.
¡Ánimo!
Yo llevo concienciándome desde Navidad para controlar el miedo. Todos los días me digo «yo puedo, yo puedo, yo puedo…» Y parece q funciona 🙂 ¡Gracias por los ánimos!
Bueno cuando yo me saqué el carné, pánico era poco, me temblaba todo, y tenía que ir sí o sí a trabajar, porque el transporte público hasta mi trabajo era horrible, super lejos y a unas horas que daban miedo, y por autovía!
Yo lo peor en mi caso es mi NULO sentido de la orientación, me he perdido cien veces, he acabado conduciendo con lágrimas en los ojos pensando que jamás volvería a encontrar el camino a casa xD
Ahora desde el embarazo no cojo el coche, va a hacer casi un año, además que el pobre lo tengo reventado en la calle, que hasta la batería se le ha fastidiado, y me da una pereza enorme, que hasta tengo que comprar sillita para la nena 🙁
Mucha suerte con las clases, ya mismo eres toda una experta! A mi el pánico a conducir se me fue, el de perderme es el que no me he quitado después de 10 años de carné xD
Ay qué angustia me has dado, ya te imagino perdida y llorando y me veo como tú… Por sí las moscas, ya he dejando bien claro que sí consigo coger el coche, lo primero que quiero es un tomtom o algo, que ni me conozco carreteras ni nada y soy capaz de acabar en Málaga… Esta mañana he ido al colegio de los niños, para ver si me aprendo el camino, eso y la casa de las abuelas y ya, no sé ir a ningún sitio más… Me veo estudiando el mapa de carreteras, jejeje…
Mi pareja, a raiz de un accidente lo tiene… Y yo no tengo carnet XD. Estamos apañados. ¿Qué tal el finde? Yo pasado por agua, que ganas de que llegue el solecito
Espero que el accidente no fuera grave… Si me hubiera pasado a mí no sé si hubiera vuelto a intentarlo, ni siquiera con autoescuela…
El finde ha sido un no parar, hemos tenido de todo: visita de mi cuñada y sobrinos, partido de fútbol del mayor, visita de mis tíos y mi prima, cumpleaños de un primo de mi marido, comida con los abuelos por el día del padre, sesión de fotos (vernos para creerlo), ufff… Y todo esto con la lluvia a cuestas, menos mal que hoy hace sol… A ver qué se nos ocurre para esta tarde…
Acabo de leer tu post de hoy, ¡está genial! 😉
Muchas gracias, me encanta que te guste!! no fue nada pero el coche lo dejó siniestro. Mi padre tuvo otro accidente cuando yo tenía 11 años, ahora esa perfectamente pero fue grave. Por todo eso, en mi familia, tenemos muy poca simpatia a los coches.
Me estoy dando cuenta que no te estoy ayudando nada XD, lo siento.
Vaya finde has tenido!! queremos fotos eh?