
Lo sé, lo sé, lo sé… llego tarde… Hace ya siete días (¿siete ya? ¿En serio?) que Madresfera propuso como tema de la semana la elección de colegio. No tengo excusa… bueno, sí la tengo, pero es larga de contar y no viene al caso. En fin, que volviendo al tema del colegio, quería hacer mi humilde aportación. Como os podréis imaginar, las dudas y las indagaciones vienen con el primer hijo. Al segundo sólo hay que apuntarle al cole del mayor y ya. Más allá de hablar del baremos de puntos, de si es mejor un colegio público, concertado o incluso privado; más allá de eso, me gustaría contar lo que me pasó a mí cuando el Mayor tenía que empezar el colegio y por qué casi no lo empieza.
Vaya por delante que un niño de 3 años no está obligado a ir al colegio. Se le escolariza, pero no hay ley que te obligue a ello hasta que el niño cumpla los 6 años, cuando debe empezar Primaria. Dicho esto, comienzo mi historia. El Mayor iba a la guardería y, desde ella, nos informaron de todo lo que había que hacer para conseguir plaza en un colegio público o concertado en la Comunidad de Madrid. Marido y yo hicimos nuestras indagaciones, nos informamos y elegimos colegio. Presentamos la solicitud de plaza y esperamos. Esperamos a que salieran las listas provisionales. En teoría, hay que llamar al colegio elegido en primera opción para ver si han cogido a tu hijo. El Mayor no había entrado. Vale, entonces ¿qué hacemos? ¿Llamamos al de segunda opción? Pues de acuerdo, allí que llamamos. Nada. Tampoco le habían cogido allí. Probamos con el de tercera opción… y con el de cuarta opción. Y nada de nada. Ya no habíamos puesto más colegios. ¿Dónde llamamos? ¿A la Comunidad de Madrid? No, allí no tienen esa información. Tras muchas llamadas pasándose la pelota unos a otros, al final di con el teléfono de la Comisión de escolarización. ¿Me pueden decir qué colegio le han dado a mi hijo? Pues tampoco. Tenía que ir en persona. Y allí que me fui, con el carrito y el Mediano (quien apenas tenía 6 meses).
Llego a la Comisión y después de aguantar borderías varias por parte de la funcionaria de turno me quedan claro un par de cosas: uno, que mi hijo no tiene plaza en ningún colegio; dos, que me dan plaza provisional en uno de los que aún tienen plazas libres. Me dan la documentación a rellenar y me dice la funcionaria de la Comisión de escolarización que tengo hasta el día D del mes M para presentarla en el colegio que acaba de elegir. “¿Día D incluido?” pregunto, “sí, día D incluido” me responde ella muy digna. Diez minutos duró todo aquello. Tres cuartos de hora tardé en llegar. Otros tres cuartos de hora en regresar. Ya en casa, relleno la documentación y la dejo preparada. Por varias cuestiones, resultó que no pudimos entregar la documentación hasta el último día, el día D. Que nadie se piense que el plazo era de un par de semanas, el plazo era de unos 4 días. Total, que el día D a primerísima hora de la mañana, se presenta Marido en el sitio indicado para presentar los papeles. Y había llegado tarde. Resulta que el último día era el D-1. A pesar de que dijo que era lo que la funcionaria de la Comisión nos había dicho, a pesar de que entendían perfectamente que había sido cuestión de unas horas, a pesar de llamar a la Comunidad de Madrid… a pesar de todo, mi hijo se quedó sin plaza. Todo el verano sin saber a qué colegio iría, si es que iba a poder ir a alguno ese año (recordad que os dije que hasta los 6 años los niños no tienen obligación de escolarizarse). La gente me preguntaba que a qué colegio iba a ir el Mayor y yo sólo podía decirles que no tenía ni idea. Al final, todo salió bien y mi hijo fue al colegio. Colegio donde aún sigue y donde va el Mediano. Mis hijos van felices a clase y nosotros estamos muy contentos por ello. ¿Pros y contras del colegio? Empezamos.
CONTRAS:
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Son muchas horas fuera de casa. En mi caso, mi hijo iba a una guardería 4 horas por la mañana, el resto del día lo pasaba en casa. Supuso un gran cambio. Aunque los primeros días yo no daba pie con bola…
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Las horas fuera implican dudas y miedos. No falta quien te empuje a ese abismo. Algunas personas, en cuanto oyen que tu hijo va a empezar el colegio, no tardan ni dos segundos en contarte cómo a la hija de su vecina le dejaban salir al patio sin abrigo o que no le sonaban los mocos por mucho que la niña se lo pidiese a la profesora. Tranquilidad, estas historias para no dormir están más cerca de ser leyendas urbanas que de ser ciertas.
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Tu hijo también tiene miedos. Si no el primer día (porque no se hace a la idea de qué le espera), es posible que sí a la semana siguiente. Hay que tragarse los miedos propios y darle seguridad a tu hijo. Aunque por dentro tengas tú más angustia que él.
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Nace nuestro bebé y nos concienciamos de que cada niño es un mundo. Algunos andan antes que otros, otros dicen “mamá” antes que unos, tu primer hijo comió puré hasta los dos años y el segundo engulle macarrones desde el año y medio… Pero, ay, empieza el colegio y aquí ya todos deben seguir el mismo ritmo: los niños (independientemente de si han nacido en enero o en diciembre) no pueden llevar pañal, deben comer sólido (se acabó el puré) y deben comer e ir al baño solos. Para lograr todo esto, a menudo el verano antes del colegio se convierte en una carrera de obstáculos contra reloj en la que tanto los padres como el niño en cuestión acaban estresados. Aquello de que cada niño tiene su propio ritmo de hacer las cosas se quedó en el olvido.
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Los mocos. Y las toses. Y los constipados. Es empezar el colegio y los niños empiezan a intercambiarse virus como si fueran cromos. Da igual que haya ido antes a una guardería. Los mocos se quedan hasta junio.
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El papeleo. De la noche a la mañana empiezas a sumar puntos. Puntos por domicilio, por hermanos en el centro, por tener alergia alimenticia, por ser familia numerosa… ¿Si el niño ya sabe escribir su nombre, le dan más puntos? Porque si es así, mientras le enseño a ir al baño, puedo aprovechar para hacer el pino puente y enseñarle a escribirlo con el dedo… Y, por favor, no lo dejéis para última hora. Atentos a las fechas y a la documentación a presentar.
PROS:
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Tu hijo adquiere más independencia. Él se siente mayor y está contento. Enorgullécete por ello.
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Las profesoras (suelen ser mujeres) saben tratar a los niños tan pequeños. Son conscientes del gran paso que supone para hijos y padres e intentan que el cambio sea lo más natural posible. Van a ayudaros en todo.
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Tu hijo va a empezar a cultivar sus primeras amistades. No serán como las nuestras, pero no hay que desmerecerlas por ello.
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A menos que tengas que cambiar de colegio, lo normal es que el trámite de elegir cole lo hagas sólo una vez. Da igual los hijos que tengas, como ya he dicho antes, el centro se elige con el primero, los que vengan detrás irán a su mismo colegio.
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Las profesoras les van a sonar los mocos. Olvídate de leyendas urbanas que sólo te pondrán más nerviosa.
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Es un cambio para toda la familia. Sé consciente de ello y vívelo como se merece. No se trata de verlo como algo negativo porque no lo es. Busca el lado bueno. Si trabajas fuera de casa, ya no tendrás que dejar a tu hijo al cuidado de otra persona, aunque sean los abuelos. Si trabajas en casa, puedes centrarte en otras cosas sin ser interrumpida. Aprovecha el tiempo.
Los Trastos mayores ya van a al colegio. El Mediano ha empezado este año. La experiencia ha sido completamente distinta a la que tuvo el Mayor. En parte por él mismo y en parte porque algunos miedos sobre la escolarización los desterró el Mayor. Veremos a ver qué nos depara el Pequeño cuando le toque ir a él…
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